Chávez, el mestizo que vendía caramelos



Esta es la historia de vida de un niño llamado Hugo, quien luego fue primer mandatario de su país. 

Ese muchachito, nacido el 28 de julio de 1954, pobre de solemnidad y de recursos económicos, vendía en los recreos de su escuela y en el pueblo "arañas de lechosa", un dulce que preparaba su abuela Rosa.


CHÁVEZ, EL NIÑO QUE VENDÍA PAPAYA • 

Cuenta el periodista español Bonifacio Cañíbano que en los peores momentos de su cáncer, "Chávez, leyó a Fritjof Capra (un físico de la Universidad de Viena que estudia la interrelación de la física con el misticismo oriental), pero a Hugo lo que le gusta leer es historia. 

Dicen los que lo conocen que es una de esas personas que se llevan prestados libros de las casas de sus amigos y nunca los devuelven. 

Su curiosidad por la historia le viene de pequeño, de cuando se sentaba en la primera fila de la escuela de su pueblo presidida por dos retratos: el del general Zamora, alias cara de cuchillo y el de Simón Bolívar. 

La escuela de Sabaneta (estado de Barinas), el pueblo en el que nació en 1954, no era mucho mejor que el resto de las casas de la aldea, desperdigadas en tres calles polvorientas, con techos de palma y suelo de tierra. 

Allí vivió durante toda su infancia, en la casa de su abuela Rosa Inés, junto con su hermano mayor Adán. Sus padres, maestros de primaria, vivían en otra casa cercana. 

Los 300 bolívares que ganaban al mes no eran suficientes para alimentar a sus hijos. Llegaron a tener seis y Hugo fue el segundo; su madre tenía 19 años cuando nació y recuerda que ese parto no fue difícil en aquella madrugada del 28 de julio.

Pobre de solemnidad, vendía en los recreos de la escuela y en el pueblo "arañas de lechosa", un dulce hecho con papaya que preparaba su abuela. 

Chávez es mestizo, como la mayoría de la gente de Venezuela; su padre es negro, su madre blanca y su abuela Rosa Inés descendiente de los indios del llano. 

Los genes blancos le vienen de su bisabuelo Pedro Pérez Delgado, conocido por "Maisanta", que tuvo una vida de película. A los 16 años mató a un coronel que había dejado embarazada a su hermana y se pasó media vida huyendo hasta que se reenganchó en la guerrilla. Lo llamaban Maisanta porque cuando cargaba contra sus enemigos iba gritando "Madre santa... ¡Ayúdame!". 

El apellido Chávez lo heredó de su bisabuela, con la que Maisanta, que tuvo otros muchos hijos desconocidos, nunca se casó.

La enseñanza media la cursó en la ciudad de Barinas, gracias a que lo acogió en su casa su tío Marcos, el único hermano de su padre.

De allí salió para matricularse en la Academia Militar de Caracas. 

En la Venezuela de aquellos tiempos, a diferencia de lo que ocurría en Argentina o Chile, existía la posibilidad de que las familias pobres enviasen a sus hijos a hacer la carrera militar. Esa puerta había sido aprovechada por el Partido Comunista que infiltró en el Ejército a algunos cuadros que llegaron a ser oficiales de alta graduación. 

• El caracazo y su ingreso en prisión En esa situación se desarrolló en los cuarteles un movimiento conspirativo clandestino que se denominó ARMA (Acción Revolucionaria de Militares Activos) al que pronto Chávez se enganchó con el nombre en clave de José Antonio. 

El caracazo, la rebelión popular contra la política neololiberal de Carlos Andrés Pérez (1989), con sus cientos de muertos, salpicó también a los cuarteles. Allí se aceleraron los preparativos de los militares progresistas para levantarse contra el Gobierno. 

Finalmente, en febrero del 92, se levantaron. Chávez ya era comandante y estaba encargado de tomar el Palacio Presidencial en Caracas, mientras otros oficiales, algunos de mayor graduación, deberían de apoyar la acción desde diversas ciudades. Pero hubo filtraciones y el levantamiento terminó en un rotundo fracaso. 

Chávez apareció en televisión y comunicó a los suyos que los objetivos no se habían cumplido "por ahora" e ingresó en la cárcel. Ese "por ahora", muy celebrado en Venezuela, fue realmente el inicio de su campaña electoral. 

Cuando dos años después salió de prisión, indultado por el presidente Caldera, ya era un hombre notablemente popular.

Ese Chávez de finales de los noventa, buen jugador de béisbol -siempre en primera base-, mal bailador -un serio problema en Venezuela- hábil dibujante, simpático y cercano, recorrió el país de arriba abajo explicando su proyecto político y conectó con la gente.

En 1998 encabezó una coalición de partidos, el Polo Patriótico, y ganó con comodidad las elecciones.

Después de aprobar una nueva Constitución, ganar otras elecciones, promulgar una ley de reforma agraria y cambiar la ley de hidrocarburos, tuvo serios problemas.

La derecha venezolana perdió la paciencia y se atrevió a dar un golpe de estado apoyada por un sector del ejército, los medios de comunicación privados, la cúpula de la Iglesia, la patronal y las embajadas de EEUU y España. 

La derecha tuvo un breve éxito inicial, pero en pocas horas la gente de los barrios bajó en tromba sobre el centro de Caracas. Otra parte de los militares se pusieron de parte del Presidente y lo liberaron de su prisión en la isla de Orchilla.

Mientras en aquella noche de abril del 2002 la multitud rugía, Chávez regresó al Palacio Presidencial y demostró que su abuela tenía razón cuando decía que su principal defecto era su excesiva propensión a perdonar: ordenó soltar a los detenidos. 

"También liberó a ese fascista con cara de asesino que tuvo el coraje de leer en televisión aquel papel que dejó abolida la Asamblea Nacional, le recriminó su hermano Adán.

Los peores momentos de su vida política se concentraron en ese año. 

Semanas después del golpe un grupo de militares se sublevó y tomó la plaza caraqueña de Altamira. Se instalaron en el hotel Palace, de cinco estrellas, y allí permanecieron un año entero.

No había terminado el 2002 cuando los empresarios organizaron un paro en las empresas petroleras, que culminó alcanzando a la estatal Petróleos de Venezuela SA. (PDVSA) y provocó el colapso del suministro en las gasolineras y en el transporte. 

Después de dos meses de manifestaciones y contramanifestaciones, caceroladas y enfrentamientos sociales, la huelga se diluyó y el gobierno consiguió reactivar las petroleras recurriendo a los trabajadores fieles de PDVSA y a técnicos de las universidades y del ejército.

El largo golpe de la derecha venezolana había fracasado, derrota de la que todavía no se recuperó.

• Política social A partir de entonces Chávez lanzó su política social: las llamadas Misiones.

Con apoyo de 20 mil médicos cubanos llevaron la sanidad pública a los barrios, acabaron con el analfabetismo, combatieron la drogadicción, redujeron la pobreza a la mitad, abrieron las universidades a las clases populares y atacaron con menor éxito dos problemas incrustados en la sociedad venezolana desde mediados del siglo pasado: la criminalidad y la falta de viviendas. 

La actividad de Chávez se volvió frenética. Sus colaboradores se quejan de que su agenda está siempre sobrecargada y es poco realista. 

Muy poco inclinado a delegar es muy exigente en el trabajo y tiene "mal pronto", un aspecto poco conocido por la mayoría de los venezolanos.

Todos los grandes medios de comunicación privados, sin excepción, son antichavistas y cada mañana, tarde y noche atacan sin conmiseración al gobierno.

A pesar de ellos, Chávez convocó a 14 consultas electorales y las ganó a todas, con la excepción del referéndum constitucional del 2007.

En el verano del año pasado anunció que tenía un cáncer, cuando ya se vislumbraban en el horizonte las nuevas elecciones presidenciales.

Genio y figura, decidió operarse en Cuba, descartando las ultraespecializadas clínicas de otros países".

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El Comandante Bolivariano llegó a la campaña electoral de 2012 en buenas condiciones físicas. 

Para desesperación de sus opositores -tanto de su patria, como del exterior- obtuvo una amplía victoria en octubre de 2012.

Pocos meses después una recidiva le complicó la salud y regresó a la isla caribeña para una nueva operación. Tiene cáncer pélvico.

Diciembre de 2012, a sólo días para el término de su mandato y para que asuma un nuevo período presidencial, Hugo Chávez Frías muestra un estado complicado y delicado en su salud física. La moral y la espiritual están intactas.

La figura de Chávez, el presidente mestizo, tiene una particularidad difícil de batir: que con él se identifica la gente de las clases populares. El pueblo es el que toma sus banderas.

El niño que vendía el dulce casero que cocinaba su abuela Rosa para poder subsistir en medio de la miseria, no traicionó sus orígenes. Ahí reside la fuerza sembrada que se demuestra en el apoyo popular e incondicional de su gente. 

Porque, como canta Calle 13, los poderes económicos no lo pueden parar todo. No pueden parar la luz del sol, no pueden parar la lluvia, ni pueden parar el viento del pueblo.

Y, como dice, el propio Comandante Chávez: “A los que me desean la muerte yo les deseo mucha vida, para que sigan viendo cómo la Revolución Bolivariana va a seguir avanzando de batalla en batalla, de victoria en victoria”

(Alicia Vicchio)

Fuente: http://www.facebook.com/notes/adela-castro/-el-mestizo-que-vendia-caramelos/

1 comentario:

  1. Gostei de ficar conhecendo a história,desta parte importante da vida do Comandante

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