Recordando al Dr. Manuel Liberoff


Corrían los años ´68 - ´69 y la enseñanza, ¡cuando no!, era un sector de fuertes confron­taciones, en un Uruguay  “nervioso, con el abajo que se mueve”. Las luchas por el Boleto Estudiantil y discusiones por las reformas en la educación secundaria y por mejor presupuesto. También contra las acciones terroristas de la JUP (Juventud Uruguaya de Pie), entre cuyas acciones se registraban el ingreso violento a los centros de enseñanza secundaria; golpeaban a los estudiantes, docentes, llegando incluso a asesinar estudiantes, como ocurrió el 11 de agosto de 1972, con  Nelson Rodríguez Muela, en el Liceo Nº 8, que se ubicaba en la Av. 8 de Octubre, junto al Túnel.

Por aquel entonces Manuel comenzó a movilizarse, junto a un buen número de padres, conformando las Asociaciones de Padres de Enseñanza Secundaria (APALES), que luego agrupadas pasaron a ser “LAS CODEPALES”.

Ellas fueron las que estructuraron primero guardias en los propios locales junto a los funcionarios para evitar las “invasiones” y agresiones de las bandas armadas de la JUP y luego, en la huelga de la enseñanza secundaria, organizar los LICEOS POPULARES, que en locales de Comisiones Fomento, Sindicatos, Parroquias durante varias semanas, con la acción solidaria de padres y docentes, estructuraron cursos para que los alumnos no perdieran días de clase. Algo de lo que hoy el presidente señala como “gente que educa a la gente”, y no solo en temas curriculares.

Manuel Liberoff había llegado en el año 1944, cruzando el río Uruguay, en bote, desde Concepción del Uruguay, porque si no “lo tenemos que venir a buscar”, le habían dicho a Don Santiago, su padre. Luego bajó a Fray Bentos, trabajó en el Frigorífico Anglo, y finalmente llegó a Montevideo, donde vivió en una pensión de la calle Médanos, entre Mercedes y Uruguay. En 1953 fue que nos mudamos al nuevo barrio.

Muchos lo conocieron recorriendo las calles del barrio, primero con botas y piloto, luego en su primer auto del 28, con el que llegaba a las porteras de las quintas de la zona. Otros lo visitaban en su consultorio o en los hospitales. También supieron que atenderlos no era un problema de plata, ni de hora. 

Más adelante también atendió a los asociados del Sindicato Médico del Uruguay.

Por ello, muchos de sus pacientes lo acompañaron en algunas quijoteadas, incluso cuando conocieron, allá por 1963, que se había afiliado el Partido Comunista del Uruguay. Así por ejemplo, se materializó el tablado “Alcánzame la Escopeta”, en las “Quinta de los portugueses”, frente a la casa, en Camino Carrasco y que también funcionó en 1964.

Recogía en la calle Justicia los ejemplares de El Popular (llegaron a ser 600) que luego llevab a cada semana, a “encargados de calle”, desde 8 de Octubre y Pan de Azúcar al Ae­ropuerto, y que se cobraban la semana siguiente.

Semana a semana, los lunes a la noche, polemizaba con pasión, en el programa “Conozca su Derecho”, conducido por el Dr. Eduardo Reich Sintas en Canal 12, en el que también participaban, a modo de ejemplo, el Gral. Baliñas, el Padre Spadaccino, el Pastor Castro, el psicólogo Yelatian, quienes por aquel entonces ya debatían temas como el aborto, como las libertades públicas.

Luego fue su querido SMU, del que llegó a ser miembro del Comité Ejecutivo y Tesorero, cargo que  ejercía el 27 de junio cuando el Golpe de Estado y la posterior Huelga General en su contra.

Durante esos días seguía atendiendo a “sus” enfermos, pero no llegaba a casa, donde se había montado una “ratonera”, en la cual “cayó” voluntariamente, cuando mi vieja (Silvia Nemirovsky) le dio a entender de que estaban los efectivos de las FFAA, se llevaban las cosas de la casa y la tenían como rehén, junto a sus dos hijas, su nuera y su nieta Tania. De allí se lo llevaron al cuartel del km. 14 de Camino Maldonado, lo mantuvieron aislado, hasta que el 30 de octubre de 1973 la dictadura decreta su expulsión, haciendo referencia a sus acciones “anti nacionales” y su nacimiento en la República Argentina. Del cuartel pasa al piso 4to. de Jefatura de Policía de Montevideo, que por ese entonces albergaba también a varios miembros del Consejo Directivo Central de la Universidad de la República, que fueran detenidos al decretarse la intervención de la misma por parte de la dictadura. A alguno de ellos recuerdan aún, los caramelos de naranja que siempre lo acompañaban y que distribuía. La expulsión se concretó el 7 de noviembre de 1973.

En Buenos Aires, revalidó su título de médico, las autoridades de la Universidad de Buenos Aires colaboraron con ello, como lo hicieron para posibilitar que muchos uruguayos estudiantes o docentes, pudieran seguir sus estudios, pese a que no siempre se lograban tener los documentos requeridos o integrarse a cuerpos docentes.

Poco después pudo reunir a la familia y en el apartamento de la Av. San Martín 2610 (hoy recordado con una “Baldosa de la Memoria”) vivía e instaló su consultorio. De allí, en la madrugada del 19 al 20 de mayo lo secuestraron y desaparecieron, al tiempo de robar todo lo que pudieron. Eran más de 20 integrantes del operativo (uruguayos – ar­gentinos). Lo encapucharon, con un viejo pocho de vicuña, que le había regalado el abuelo Santiago, y así se lo llevaron… convaleciente de una operación de cáncer, reali­zada unos meses antes.

Días después todos conocemos que aparecen asesinados Héctor Gutiérrez Ruiz, Zelmar Michellini, William Whitelaw, Rosario Barredo. No así Manuel.

Durante su estancia en Buenos Aires, siempre con la “valija hecha detrás de la puerta”, procuró hacer lo mismo que hiciera por años y que le valió tantos amigos y compañeros, capaz de estar para el que lo necesitaba, como médico, como ser humano. Así se integró a las reuniones de uruguayos en la confitería Richmond, en la calle Florida, luego en el Bar Tortoni de Av. de Mayo, entre los que estaban El Toba y Zelmar. Trabajaba en la Policlínica de la Fraternidad Ferroviaria y recorría esa ciudad donde tantos miles de uruguayos buscaron refugio y un nuevo hogar, para estructurar la solidaridad con quienes dentro de fronteras mantenían en alto las banderas de la libertad, la democracia, por el fin de la dictadura.

La Comisión para la Paz de nuestro país, en un documento que nos entregaron a la fa­milia, hace casi 10 años, señala que probablemente estuvo retenido en el centro clandestino “OT 18”  ubicado en la calle  Bacacay. 

El mismo estaba ubicado “a espaldas del Automotora Orletti” (se puede ampliar en http://www.pagina12.com.ar/1999/99-07/99-07-25/contrata.htm), base desde donde operaban los militares tristemente célebres, Anibal Gordon, Otto Carlos Paladino (primer coordi­nador en Argentina del Plan Cóndor), Juan Ramón Nieto Moreno, Nestor Guillamonde­gui, Albano Eduardo Harguindeguy, Calmon, Cabanillas y Visuara.

Su vida estaba identificada con procurar que la gente viviera mejor, sea por la forma en que practicaba la medicina, despojada de una incalificable mercantilización, a una militancia política por una sociedad con igualdad de oportunidades, lo cual también procuraba difundir en sus audiciones radiales, en la por entonces CX 42 Radio Vanguardia, alojada en el edificio del Teatro Stella de Italia.

La Policlínica del MSP en el barrio en que él vivió en Montevideo, la Plaza que lleva su nombre en sus proximidades, así como, el Salón de Actos de la sede del SMU, calles en varios departamentos, son muestras de cariño y reconocimiento de vecinos, profesionales y ciudadanos que convivieron, conocieron o les contaron quien, y cómo era el Dr. Manuel Liberoff.

Como cada 20 de mayo, serán miles los uruguayos que en silencio, clamaran por saber la verdad y justicia sobre los DETENIDOS DESAPARECIDOS. Uno de ellos es él, el médico de Camino Carrasco, Cambay, Veracierto, Pan de Azúcar, el aeropuerto, la 101 y 102, Hospital de Clínicas y la Clínica del Dr. García Otero (en el piso 11), el Pedro Visca, el Maciel, el Pasteur… 

Hace más de dos décadas, recorriendo el país junto al Dr. Diego Terra Carve, Efraín Olivera y tantos otros, promoviendo el Voto Verde contra la impunidad, llegamos a la ciudad de Artigas, un médico se me acercó y me dijo “¿sabés?, yo tengo la camilla del consultorio de tu viejo que dejó al SMU cuando lo expulsaron”. 

Cuando el 22 de setiembre de 1984 retorné al país, luego de estar once años fuera, del aeropuerto me llevaron detenido al 4to. piso de la Jefatura de San José y Yí. Luego de inventariar lo que traía en las maletas me envían al calabozo, el policía que me lleva me dijo “dame ese poncho, está sucio, toma este limpio… tu viejo salvó a mi hija”.

Los cambios, complejos, no sin contradicciones, que hoy vive el Uruguay, no serían posibles sin que miles como Manuel aportaran su inteligencia, su actitud generosa para construir diversas herramientas, que como el Frente Amplio, resumieron sus anhelos.

Recuerdos, gestos, vivencias hacen que Manuel, al igual que muchos otros detenidos–desaparecidos, tal cual El Cid Campeador (es), siguen ganando batallas después de muertos.

Por ellos hay que seguir cambiando el Uruguay, se lo merecen, se lo debemos.

Benjamín Liberoff
Mayo 2012

Fuente: http://fundacionrodneyarismendi.org/liberoff.htm


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Televisión Nacional de Uruguay presenta un programa especial en homenaje al Dr. Manuel Liberoff, desaparecido en Buenos Aires.
Manuel Liberoff nació en Entre Ríos el 31 de marzo de 1921. Perseguido en Argentina, emigró a Uruguay donde se recibió de médico. 
Muy querido por sus pacientes y reconocido por las actividades sociales que realizaba en su barrio de Camino Carrasco, Liberoff fue militante del Partico Comunista, panelista en el programa de televisión "Conozca su derecho", comunicador radial en CX42, donde trataba temas de salud en un lenguaje asequible, y tesorero del Sindicato Médico hasta empezada la dictadura, entre otras muchas actividades.
Luego del golpe de Estado de 1973 fue detenido en Montevideo y permaneció preso en el cuartel del km 14 de Camino Maldonado hasta que la dictadura le quitó la ciudadanía uruguaya y lo expulsó del país. 
Emigró a Buenos Aires donde recibió y ayudó a los uruguayos allí exiliados.
La madrugada del 19 de mayo de 1976 un grupo de veinte hombres armados invadieron su casa de Buenos Aires y lo secuestraron en presencia de su mujer y sus hijas.


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