Mujeres en Playa Girón


A la 1:30 de la madrugada del 17 de abril de 1961, y a pocas horas de que Cuba proclamara el carácter socialista de su Revolución, fuerzas mercenarias desembarcaron por diversos puntos de Playa Larga y Playa Girón, al sur de la Península de Zapata. Desde el estallido de los combates, Playa Girón dejó de ser una batalla para convertirse en victoria popular.

BALADA POR LAS MUJERES


Por: Marilys Suárez Moreno

“Saber que Fidel y todos y cada uno de los jefes rebeldes estaba allí, que dirige la operación, es la mejor garantía para el pueblo en armas”, dijo la escritora y periodista Dora Alonso, al reseñar como corresponsal de guerra la invasión mercenaria y la hazaña del pueblo vencedor.

En menos de 72 horas, la extensa planicie de la Bahía de Cochinos se había llenado de hombres y mujeres del pueblo, que, en cumplimiento de un deber patrio, se movilizaron, tras conocerse el primer Comunicado con la orden de reclutamiento. Caravanas de camiones cruzaron bajo las bombas rumbo al sur de la provincia de Matanzas. El destino era la Cienaga de Zapata, un territorio de 3 000 kilómetros cuadrados, dedicado antes de 1959 a la producción de carbón vegetal, su base económica y sustento de las familias cienagueras.

Como bien dijo entonces un carbonero de la Cienaga, por allí no pasaba ni la historia. Pero Girón se convirtió en victoria y por sus arenas batallaron no solo los hombres. Miles de mujeres, adiestradas como brigadistas sanitarias o en el Cuerpo Auxiliar de los Servicios Médicos de las Fuerzas Armadas, atendieron a nuestros heroicos combatientes heridos, haciéndalo por igual con los mercenarios.

Girón fue el bautismo de fuego de aquellas primeras brigadas sanitarias de ayuda a las FAR de los días iniciales. En sus playas, las federadas participaron en el avituallamiento de los puestos de primeros auxilios instalados próximos a las zonas de combate, cocinaron para los combatientes y atendieron los hospitales de campaña. También sustituyeron a los trabajadores que marcharon al frente y recogieron ropas, medicinas y alimentos para los vecinos de la Cienaga que se quedaron casi sin nada cuando los mercenarios saquearon sus casas.

La producción no se detuvo, ninguna maquinaria quedó inactiva, ningún puesto de trabajo vacío. Las mujeres ocuparon los lugares abandonados por el obrero-miliciano y realizaron toda clase de tareas.

Muchas de ellas, como Fe del Valle, perdieron la vida en este contexto de agresiones terroristas. Fe, murió el 13 de abril, a punto de desencadenarse la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos, en el sabotaje de la céntrica tienda habanera El Encanto, mientras intentaba rescatar de las llamas el dinero recaudado para los círculos infantiles, responsabilidad que le había asignado la Federación de Mujeres Cubanas. Cira María García, murió con su traje de miliciana yendo hacia la primera línea, y Juliana Montano, las dos ultimas, victimas de la invasión mercenaria. Ellas lloraron a sus muertos después, mientras duró la batalla se mantuvieron en sus puestos con más fervor aun.

Los más viejos recuerdan todavía el ejemplo de las mujeres del Central Covadonga. Apenas conocida la invasión, ellas fueron a la tienda y a la farmacia y se abastecieron de machetes y reverberos, jeringuillas y otros materiales necesarios para el hospital de sangre. Luego pusieron a hervir agua en grandes recipientes. Con machetes y agua hirviente salieron a pelear. Ni una sola campesina se alió a los invasores.

El plan ejecutado por la CIA con la anuencia de la Administración Kennedy, la llamada Operación Pluto, fue aplastada en una ofensiva relámpago encabezada por Fidel, que no dio tiempo al enemigo a establecer una cabeza de playa, como pensaba. El día 19, tras unas 65 horas de incesante batallar se tomó por asalto Playa Girón, ultimo punto en poder del enemigo.

A más de 50 años de aquella primera gran victoria y de sucesivos combates, en los que el pueblo cubano en una lucha sin cuartel contra el enemigo tuvo que vestirse muchas veces más de soldado y miliciano, seguimos empinados como eternos combatientes, mientras sea necesario luchar por un mundo sin guerras, mas solidario y humano, teniendo como emblema y trinchera común, el ejemplo de Playa Girón.



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