CARLOS MUGICA, EL CURA DE LOS POBRES


Informe Especial de Télam
LOS INICIOS
UNA TEOLOGIA PARA EL TERCER MUNDO
ENTRE CRISTO Y LAS ARMAS
SU MUERTE
Textos: Diego Sanchez
Fotos: Carlos Brigo, José Romero








LOS INICIOS
El hijo

Como una parábola moderna, Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe abandonó el seno de una familia pudiente para entregarse al sacerdocio y el trabajo en favor de los pobres, antes de morir a manos de la violencia paraestatal, a la edad de cuarenta y tres años.
Nacido en Buenos Aires el 7 de de octubre de 1930, Mugica fue uno de los siete hijos de Carmen Echagüe, hija de terratenientes adinerados y descendiente del gobernador Pascual Echagüe -colaborador de Juan Manuel de Rosas en la defensa de la agresión anglofrancesa en el siglo XIX- y Adolfo Mugica, diputado del Partido Conservador y luego ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Arturo Frondizi . Como él mismo afirmaría años después, el de los pobres le era un “mundo totalmente desconocido”. Único entre los siete hermanos que no estudió en una institución religiosa, Mugica hizo la primaria en el colegio “Cinco esquinas”, ubicado en la intersección de Libertad con Quintana, pleno corazón de la alta sociedad porteña.

Tras completar sus estudios primarios, ingresó en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Díscolo y disperso, abandonó el tradicional colegio para cursar tercer y cuarto año en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza(ILSE). Allí, a diferencia de los años previos, se caracterizó por su alto rendimiento académico. Esto le permitió ser aceptado de nuevo en el Nacional Buenos Aires de donde finalmente egresó en 1948.

El padre

En 1949 comenzó la carrera de Derecho en la Universidad de Buenos Aires. Allí entabló contacto con compañeros como Roberto Guevara, hermano del Che. A pesar de su formación laica, Mugica empezó a sentir cada vez con más fuerza un destino religioso que crecía en su interior como un mandato familiar aletargado. En ocasión del Jubileo del año 1950, viajó a Europa con varios sacerdotes amigos, entre ellos Alejandro Mayol, quien luego sería integrante del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Esa travesía sería fundamental para madurar en Mugica su vocación dormida. De regreso en Argentina, abandonó Derecho, tras haber cursado sólo dos años. En marzo de 1952, a los 21 años, ingresó al Seminario Metropolitano de Buenos Aires para iniciar formalmente su carrera sacerdotal.

Esa vocación, sin embargo, vendría de la mano de una reformulación interior que cambiaría profundamente su personalidad y sus perspectivas tanto espirituales como sociales. Según Mugica, cuando ingresó al seminario, lo hizo imbuido de un “catolicismo individual”, fiel al lema “salva tu alma”. “Ir al Cielo, buscar la felicidad, esa que está en Dios”, diría años más tarde. Un sacerdote francés, el abate Pierre , sería quien lo ayudaría a resignificar ese sendero religioso y marcaría la nueva espiritualidad de Mugica.
Antes de hablarle de Dios a una persona que no tiene techo es mejor conseguirle un techo



“Antes de ingresar en el seminario yo tenía una visión maniquea de la existencia. El alma era buena y el cuerpo malo. Eso viene de Platón, y se metió en la Iglesia con San Agustín; aún perdura esa concepción, sobre todo en lo relativo al sexo. Pero estamos viviendo un amplio proceso de liberación para desterrar esa actitud individualista del seno de la Iglesia.” Mugica. 1972

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