Frugoni, primer diputado del Socialismo uruguayo


FrugoniEl 28 de agosto se cumplen 45 años de la muerte de Emilio Frugoni (1880-1969), fundador del primer partido político de la izquierda uruguaya (PS), y su vocero en el Parlamento, a partir de febrero de 1911. Ideario recuerda aspectos de su vida, y su final, cuando a los 89 años, en calidad de “ciudadano proscrito” (El PS fue ilegalizado en diciembre de 1967 por Jorge Pacheco Areco), fue velado en la Casa del Pueblo de la calle Soriano (Montevideo), cerrada por aquel régimen, y después en la Universidad de la República, donde siendo decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (marzo de 1933), supo enfrentar el golpe de estado de Gabriel Terra y debió marchar al destierro.

“En1904, se formó el Centro Socialista “1 de mayo”. A partir de ese momento, la acción y difusión del pensamiento socialista cobraría mayor fuerza (en Montevideo).
En diciembre de dicho año, Emilio Frugoni hizo su “profesión de fe socialista” en conferencia realizada en el Teatro Stella d´Italia. Por su talento y sus virtudes oratorias, Frugoni se constituyó en el eje de aquel movimiento”, recuerdan Germán D´Elía y Armando Miraldi en su “Historia del movimiento obrero en el Uruguay.

Desde sus orígenes hasta 1930” (EBO, 1984). Este ensayo, está dedicado “a los protagonistas anónimos de esta historia”; y a “Emilio Frugoni, abanderado de la justicia social”.
En uno de los “Cuadernos de Marcha” (el 41, de setiembre de 1970), dedicado a estudiar el pensamiento y la acción pública de Frugoni, Eduardo Jaurena -uno de sus colaboradores mas cercanos, que estuvo en la fundación del Frente Amplio (1971) y ocupó una banca de diputado-, señaló que este figura consular de la izquierda uruguaya nació en Montevideo en el seno “de una familia burguesa y católica” el 30 de marzo de 1880. Inicialmente simpatizó con los anarquistas; después acompañó la gestión del gobierno de José Batlle y Ordoñez, hasta que, se convirtió al socialismo.
Poeta (su primer libro, “bajo tu ventana”, fue publicado en 1900), profesor de literatura en Enseñanza Secundaria (1908-1910), abogado (1910), en las elecciones de aquel 1910, en una coyuntura política que parecía muy favorable (abstensión de los blancos), los socialistas y los liberales progresistas (entre los que se encontraba nuestro filosofo Carlos Vaz Ferreira), presentaron una lista a diputados en Montevideo.

Les fue muy bien. Conquistaron dos bancas que ocuparon Pedro Díaz, por los liberales; y Frugoni, por los socialistas. De este modo, el doctor Emilio Frugoni se convirtió a partir del 15 de febrero de 1911, en el primer parlamentario de la izquierda El Partido Socialista realizará su primer congreso en agosto de 1912.
En ese momento, estaba organizada en seis seis centros, y tenía 368 afiliados, según la investigación de D´Elía y Miraldi.
Como señaló Carlos Quijano, “Frugoni fue, de la adolescencia a la vejez, socialista” (ver recuadro). Durante 70 años, estuvo en la fragua, en distintos escenarios: liderando a su partido, en el Parlamento durante 16 años como diputado por Montevideo  (1911-1914; 1920-1921; 1929-1932; 1934-1938; 1938-1942), en su condición de Constituyente (1916-1917), ejerciendo la docencia universitaria (fundador de la cátedra de Legislación del Trabajo y Previsión Social, 1916-1933); como decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (1932-1933), dirigiendo periódicos (como “El Socialista”, “El Sol”), escribiendo ensayos de significación (como “Génesis, esencia y fundamentos del socialismo”, de dos tomos y casi 900 paginas, 1945).
En 1921, Frugoni, discrepante con la mayoría del PS, que adhirió a la Tercera Internacional, y pasó a denominarse Partido Comunista-, se alejó y renunció a su banca. Después, refundó el PS, del cual volvió a ser secretario general, como en la primera época.
Retornó al Parlamento en 1929. Cuando la dictadura terrista, de marzo de 1933, Frugoni, que era decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales “acompañado de universitarios y obreros (la enfrentó) en la casa que simbolizaba el culto de la ley”, como señaló Roberto Ibañez “una resistencia ejemplar, pero inútil”, añadió.
Preso, fue conducido al Cuartel de Bomberos, -desde donde Terra condujo la ruptura institucional-, y después vivió en el “destierro”,   en Buenos Aires (1933-1934).  Escribió entonces: “La revolución del machete” (proceso de la dictadura de Terra y el régimen de marzo), publicado por la editorial Claridad de la capital argentina.
En 1934, resultó electo diputado, regresó a Montevideo, y en la sesión de la Asamblea General del 5 de junio de 1934, Frugoni descalificó al dictador. La versión tarigrafica oficial, dice:
“*-(entran a sala de sesiones los doctores Gabriel Terra y Alfredo Navarro. Grandes aplausos y vivas a Terra)
-Señor Frugoni: viva la democracia!
(Murmullos. Interrupciones. Campana de orden)
-Señor presidente: invito al señor presidente electo doctor Gabriel Terra a formular el compromiso constitucional
-Señor Terra: Yo, Gabriel Terra, me comprometo por mi honor a desempeñar lealmente el cargo que se me ha confiado y a guardar y defender la Constitución de la Republica.
(aplausos en sala)
-Señor Frugoni: ese juramento no tiene valor…
(voces de protesta. Murmullos. Campana de orden. Vivas al presidente Terra)
(interrupción del señor representante Frugoni)
(se produce un tumulto y se obliga al señor representante Frugoni a retirarse de sala)”
El Cuaderno de Marcha de setiembre de 1970, recuerda que de esta versión oficial fueron suprimidas estas palabras de Frugoni: “porque el doctor Terra ha demostrado que no cumple con lo que jura. Perjuro!”. En relación al retiro de sala del diputado socialista, añade: “Frugoni, luego de ser brutalmente golpeado, fue sacado por la fuerza de la Asamblea General”.
“Vivió siempre en la mas absoluta austeridad”, recordaba Jaurena en “Marcha”. “Jamás manejó dinero ni tuvo mas sentido de la propiedad que el de la pluma con la que escribía, el de sus papeles y el de sus libros.
A estos últimos (“sus amigos sin falla”), los donó para financiar con su venta, la última campaña electoral en que participó (1966)”. Entre 1944 y 1946, Frugoni fue ministro plenipotenciario en la Unión Soviética, publicando con posterioridad “La Esfinge roja” (1948).
“La explotación de un hombre por otro y de una clase por otra, no puede ser reemplazada por la explotación de todos los trabajadores por un solo patrón, el estado omnipotente, conculcador de los derechos esenciales”, aseveró, reafirmando otra cosmogonía en relación a la construcción del socialismo. .
En 1958, Frugoni encabezó la lista al gobierno colegiado por el PS. En esa elección, su partido tuvo 35.476 votos; un senador (José Pedro Cardoso); tres diputados (Vivian Trías, Arturo J Dubra, German D´Elía).
En 1962, discrepó con una alianza impulsada por la corriente mayoritaria del PS (Trías-Cardoso), que creó la Unión Popular (un gran fracaso electoral, que desató una fuerte crisis).
En Salto, Frugoni creó un grupo afín a su pensamiento (Movimiento Socialista, MS); y en las elecciones siguientes (1966), las dos vertientes (la socialdemócrata, la Izquierda Nacional) midieron sus fuerzas: Cardoso y Trias alcanzaron los 7.892 votos, y el MS de Frugoni, 3.646.
En aquel 1966, Frugoni envió una carta a la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay, FEUU (9/6/1966), reclamando una ley de amnistía para Raúl Sendic, un exdirigente socialista que tras la crisis de 1962, animó otras formas de acción política (los Tupamaros).
“Ignoro, donde se halla a estas horas, Raul Sendic. –señaló-, Sé, eso sí, que allí donde se encuentre, está sufriendo las mayores privaciones; que ha debido interrumpir la lucha por los trabajadores en cuya defensa ha ennoblecido su vida (…) sé, además, que (…) no es un delincuente, sino un luchador social  abnegado, aún en el error”.
En 1967, el PS y otras organizaciones políticas fueron ilegalizadas por Pacheco Areco, y su prensa (El Sol), silenciada. Frugoni, “transformó su propio hogar, en sede clandestina de sus compañeros”, recordaba Jaurena.
El 28 de agosto de 1969, a los 89 años, murió. Sus compañeros querían velarlos en la Casa del Pueblo, que estaba cerrada. Esto no fue autorizado por el gobierno.  El dirigente  socialista, José Pedro Cardoso, solicitó a un juez, la autorización respectiva.
Pero antes que esta llegara, sobre las cuatro de la tarde del día 29, sus compañeros, junto a legisladores como el batllista Luis Hierro Gambardella, ingresaron, en actitud desafiantes, el féretro en la histórica casona de los socialistas uruguayos de la calle Soriano (Montevideo), y le rindieron su homenaje. Después, Frugoni fue velado en la Universidad de la República, y sepultado, al día siguiente, por la mañana, en el cementerio del Buceo.
Como dijo Quijano, en “Marcha”: “maestro de vida y maestro de esperanzas, nos enseñó con su ejemplo a preservar sin triunfar (…) Murió en horas sombrías. Antes del alba. Cuando ésta llegue –y llegará sin duda-, suya será también, como de cuantos vivieron y murieron, para que la patria, fuera de todos”.


El homenaje de Carlos Quijano, en “Marcha”
Militó 70 años sin flaquezas  por una sociedad socialista
“La ciudad futura, cuyas características aparecen todavía confusas, será socialista y, nosotros, los subdesarrollados, “el más débil eslabón de la cadena”, tenemos gloriosa misión de ser vanguardia de la revolución inevitable. El imperio, caerá, corroído por sus contradicciones internas pero, sobre todo por los ataques de la insurrección mundial de nuestras patrias proletarias, los “nuevos bárbaros”, que agravarán esas contradicciones, hasta hacerlas estallar.
Si, para comprender a Frugoni, para valorar lo que fue su larga, heroico, sacrificado andar, su limpia y ejemplar vida sin flaquezas, será preciso reconstruir el proceso de esos sesenta años (de vida política), por donde transita su lucha, en un país que pierde sus mitos, ve derrumbarse sus estructuras, en un mundo siempre ajeno y cada vez menos ancho, donde una civilización despótica que niega al hombre, se hunde en la decadencia.
Se débil barca  que atravesó tantas tormentas, tuvo siempre el mismo rumbo. Frugoni fue, de la adolescencia a la vejez, socialista. Y bien poco o nada significan frente a esta verdad fundamental e irrecusable, las discrepancias tácticas y los matices teóricos. Los desencuentros en la praxis, y las oposiciones en la interpretación.
Fue del alba a la noche y de los pies a la cabeza, socialista, y como tal, frente a la anarquía, la alienación, el afán de lucro, la servidumbre y la explotación, vicios congénitos del capitalismo, postuló la propiedad colectiva de los medios de producción, para exigirle a cada uno de acuerdo con su capacidad y retribuirlo primero, de acuerdo con su trabajo y después de acuerdo con sus necesidades. También él, como el Che (Guevara), tenía una imagen esperanzada del “hombre nuevo”, el hombre liberado por el socialismo.
En su inmisericordiosa soledad, cuando la noche se echó sobre él, esta imagen no debió abandonarlo. Fue su compañera. Sí, el afán no había sido en vano; el sueño no había sido sólo sueño, cristal de agua roto por los cascos de corceles desbocados; las gritas y los ecos no acallarían a las voces. A diferencia de nuestro señor don Quijote, no invocó en su lecho de muerte, antes de entrar para siempre en la paz, a la cordura. ¿Cómo invocarla si su cruz había sido ser cuerdo cuando los más enloquecían, cuando los fantoches que le tocó apostrofar y combatir, simulaban cordura para ocultar su vaciedad, disimular su estulticia, decorar sus tristes ambiciones?.
Nadie puede quitarle a Frugoni su honroso puesto en la historia del continente, en la historia del país, en la historia del socialismo.
Maestro de vida y maestro de esperanza, nos enseñó con su ejemplo a preservar sin triunfar; la virtud del orgullo, y el valor de la modestia. Nos enseñó también que el marxismo –materialismo histórico y materialismo dialéctico-, es el único humanismo fecundo y el más alto idealismo. Y nos reveló como el amor a la tierra y a su pueblo, puede ser llaga y alegría.
Murió en horas sombrías. Antes del alba. Cuando ésta llegue –y llegará sin duda-, suya será también, como de cuantos vivieron y murieron, para que la patria fuera de todos”
(“Marcha”, 5 de febrero de 1971. Fuente: Cámara de Representantes, Obras de Carlos Quijano, volumen seis, “Cultura, personalidades, mensajes”, junio de 1992). 

Por: Luis Casal Beck
Tomado de:  republica.com.uy

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