La segunda vuelta en Colombia enfrenta, dos visiones opuestas de país. Iván Duque y Gustavo Petro



Un domingo cualquiera. Comercios cerrados, calles vacías o con poco tránsito y miles de colombianos apáticos. Así lucía Bogotá el propio día de las elecciones, el 27 de mayo, cuando apenas un 53% del padrón electoral asistió a las urnas.

Además de las tradicionales escuelas o instituciones públicas, en Bogotá es costumbre la instalación de toldos en las calles en donde funcionan mesas de votación que en todo el país son más de diez mil.

En la ciudad apenas se nota alguna publicidad exterior; el domingo solo al acercarse a los centros de votación se veía la ebullición de una jornada electoral: personas apuradas por ejercer el voto, prensa, testigos electorales de los partidos, autoridades de la Registraduría, departamento del Consejo Nacional Electoral, y, por supuesto, un fuerte operativo policial y militar en los alrededores.



El inicio a las ocho de la mañana transcurrió bajo lluvia. El propio presidente de la República, Juan Manuel Santos fue el primero en votar, en una apertura simbólica de la jornada electoral que se extendería hasta las cuatro de la tarde.

Santos aseguró que estas serían las elecciones “más seguras, las más tranquilas, las más transparentes y, esperemos, que las más concurridas”. Es la primera jornada electoral con la guerrilla desmovilizada y con acuerdos de paz.

Lo que en otros países parece una pírrica asistencia electoral, en Colombia es celebrado. Efectivamente, tal como lo adelantó el presidente, fueron las más concurridas, al menos desde 1974. Casi 20 millones, de las 36 millones de personas habilitadas, concurrieron a las urnas a expresar la voluntad popular.

Un ciudadano que votó temprano en la central Plaza Bolívar dijo a Caras y Caretas que aunque veía floja la votación había más debate. “La gente está más anuente a votar, a expresar su voluntad. Incluso a no votar o votar en blanco, pero hay más discusión pública”, dijo Bautista Rodríguez, a la salida de su encuentro con la urna.

A diferencia con años anteriores, por primera vez en la historia reciente de Colombia, esta vez había un abanico de opciones, muchas con posibilidades reales de acceder a la segunda ronda.

Las encuestas previas daban el pase a segunda ronda a la derecha de Iván Duque (Centro Democrático) y la izquierda de Gustavo Petro (Colombia Humana) y efectivamente así sucedió, pero no registraron el aumento de Sergio Fajardo (Coalición Colombia) que acarició el segundo lugar la noche del domingo. Además, le brindaron excesivo protagonismo a Germán Vargas (Mejor Vargas Lleras) que no llegó a un 10%.

De los consultados en un breve recorrido de Caras y Caretas por Bogotá el día anterior y el propio día de las elecciones, una mayoría indicó que votaría por Fajardo. Eso vaticinaría el final ajustado que se anunció al final de la jornada electoral. Algunos lo expresaban como rechazo al expresidente Álvaro Uribe, fundador del Centro Democrático, otros como voto “antipetro” y otros buscando un “no político” en la presidencia. Coincidían en apoyar a Fajardo.

Miriam Pérez, por ejemplo, una votante del centro de Bogotá dijo que ahora la gente se ha concientizado. “Antes votaban por votar, por tradición, a los partidos tradicionales o sus representantes. Hoy la historia es otra, la gente se entera un poco más que opciones hay”, comentó la señora con más de doce procesos electorales en su memoria.

En la Colombia de los años ochenta la segunda ronda habría sido disputada por los políticos tradicionales: Germán Vargas Lleras (7,28%) y Humberto De la Calle (2,06%). No solo tenían el respaldo de los partidos tradicionales (Conservador y Liberal, respectivamente), sino que cuentan con un currículum con muchos años de altos puestos en la administración pública.

Sin embargo, es 2018, y hoy quienes no tienen un pasado politizado gozan de mayor simpatía. Duque (39,14%) solo ha actuado como Senador, Petro (25,08%) fue alcalde de Bogotá y senador, pero antes revolucionario del M19 y Fajardo (23,73%) un profesor matemático, ex alcalde de Medellín.

La jornada efectivamente fue tranquila. Algunos ciudadanos no recordaban un proceso sin asesinatos, secuestros o movilizaciones públicas (incluso violentas) en el día de las elecciones.

“Es la primera vez que no está el enfrentamiento con la guerrilla y los paramilitares y eso quizás influya”, dijo un votante. Ya lo había resaltado Santos, el presidente Nobel de la Paz por su impulso al proceso de paz, aún inacabado, en Colombia.

La lluvia mojó democráticamente a todo quien quiso salir a votar, aun que suave no cesó en toda la jornada. Como si la ciudadanía necesitara un desincentivo más para no acudir al encuentro electoral.

Las urnas cerraron a las cuatro de la tarde. La ciudad continuaba su tránsito regular de domingo. En ningún momento previo ni del propio día de las elecciones se pudieron observar bocinas de los automóviles, banderas o expresiones partidarias. Eso sí: a las 4.30 ya podían escucharse los primeros avances de resultados.

El primer lugar no obtuvo mayor atención porque entre el segundo y el tercero la diferencia era de menos de dos puntos. Petro tiene el peso de representar a la izquierda: un ex revolucionario que en su coalición integra a la Unión Patriótica, un partido de izquierda, fundado en los ochenta, que era el brazo político de organizaciones guerrilleras de la época, incluidas las FARC.

Fajardo, encabezando un movimiento ciudadano que incluye al izquierdista Polo Democrático, es considerado de centro e incluye al Partido Verde, con Antanas Mockus, que sorprendió pasando a la segunda vuelta de 2010 contra Santos.

Para el imaginario local, Fajardo podría aglutinar más fácilmente al electorado contra Duque, pero los números no le alcanzaron para disputar el balotaje.

En la noche, Fajardo fue le primero en hablar y reconocer la derrota. Con las figuras políticas que lo respaldaron a su alrededor, Fajardo inició pidiendo que cuiden la coalición lograda en su movimiento político, en clara alusión al futuro de la agrupación.

No se refirió la necesaria unidad con Colombia Humana para lograr derrotar las ambiciones de Uribe de modificar los acuerdos de paz, representadas en el candidato Iván Duque. “Tenemos que cuidar nuestra coalición. Hemos avanzado muchísimo, cuatro millones seiscientos mil votos son muchos. Votos que obtuvimos, votos construidos por nuestro entusiasmo. Hay que seguir avanzando, el 2019 comienza ahora”, dijo Fajardo.

El año próximo Colombia vivirá un nuevo proceso electoral, pero esta vez de gobiernos locales.

En ese momento las expectativas estaban puestas en Duque en la zona norte de la capital y Petro en un hotel céntrico.

Gustavo Petro anunció su triunfo definitivo en la segunda ronda. “Pueden estar seguros de que vamos a ganar”, dijo. Para el candidato su movimiento no tiene “techo”, como sí lo mostró su adversario, dijo.  “Matemáticamente hay un hecho, la ventaja que Duque y sus aliados tomaron ante nosotros ha disminuido”, expresó frente a simpatizantes que portaban banderas de sus apoyos políticos.

Por su parte, y el último en dar su discurso en la noche electoral, Iván Duque mostró sus diferencias con Petro y envió saludos a sus antiguos contrincantes Fajardo, Vargas y De la Calle, buscando cercanías y alianzas para la segunda ronda.

Nombró temas en los que podría coincidir con cada uno de ellos y enfatizó que “de cara a la segunda vuelta quiero dejar claro que quiero gobernar con todos y para todas”, dijo.



Visiones antagónicas

Las dos fuerzas políticas que se mantienen en pugna por llegar a la “Casa de Nariño” como se le conoce a la casa de gobierno en Bogotá, tienen visiones muy distintas del país. Colombia recuerda varios procesos de balotaje en su historia reciente, pero ninguno con participación de un candidato de izquierda. Derecha e izquierda se enfrentan pondrán a escrutinio de la ciudadanía sus propuestas. Duque plantea la prioridad en el tema de seguridad, Petro en lucha contra la corrupción. Sus posiciones en otros temas también son antagónicas:

Paz: Duque dijo que reformará el acuerdo de paz, especialmente lo relacionado al futuro de los excomandantes de la guerrilla. Petro afirmó que respetará los acuerdos de paz.

Educación: Duque hace énfasis en la calidad y titulación técnica. Petro plantea una educación pública y gratuita.

Salud: Duque plantea que los usuarios propongan modelos con énfasis en la calidad. Petro propone sistema de salud gratuito y garantizado por el Estado.

Seguridad: Duque propone capacidad de reacción rápida y efectiva de fuerzas policiales y militares. Petro apunta a desligar al campesinado y la juventud de las mafias y justicia efectiva.

Además, Petro ha planteado una reforma rural integral y apoyó la realización de consultas a las comunidades indígenas sobre sus territorios.

La polarización en las visiones de país viene en aumento desde hace varios años. Quizás el resultado de la primera vuelta realizada el pasado domingo 27 de mayo sea la más alta expresión de la división de la ciudadanía entre si continuar por la derecha o cruzar a la acera izquierda para promover un cambio de rumbo en su sociedad.

 Izquierda o derecha
La segunda vuelta electoral en Colombia enfrenta, por primera vez en su historia reciente, dos visiones opuestas de país. Iván Duque y Gustavo Petro tendrán que convencer al electorado a ir a votar el 17 de junio.

fuente caras y caretas

Por Fernando Francia, desde Colombia

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