DOCUMENTOS DESCLASIFICADOS vinculados con la dictadura argentina, y Uruguaya El Cóndor y su vuelo transatlántico

Unos 850 documentos desclasificados por el gobierno de Estados Unidos revelan nuevos detalles sobre la coordinación represiva del Plan Cóndor. Los documentos liberados están vinculados con la dictadura argentina, pero muchos de ellos refieren a Uruguay o fueron elaborados en la oficina de la Embajada de Estados Unidos en Montevideo.

“Lectores deben recordar que todo aquello que en este reporte difiera de la comunicación oficial del GOU (gobierno uruguayo) proviene de fuentes muy sensibles y debe ser tratado de esa forma”. Con estas palabras, el embajador de Estados Unidos en Uruguay, Ernest V. Siracusa, solicitaba al resto de la diplomacia norteamericana reserva sobre la información enviada. Por ese motivo, el informe –fechado en noviembre de 1976– fue catalogado como “secreto”.
El asunto era un tópico habitual en la diplomacia de la época: “Arresto de subversivos uruguayos”. En efecto, el informe refiere a la detención en Argentina y posterior traslado a Uruguay de 22 integrantes del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), en el denominado “Primer vuelo” de Automotores Orletti. En base al testimonio de un informante de los cuerpos de seguridad de Uruguay, Siracusa detalla a sus pares en el Departamento de Estado y en la Embajada de Estados Unidos en Argentina los pormenores de la detención y traslado de este grupo de insurgentes.
En este reftel (reference telegram), Siracusa afirma –según las fuentes de la embajada– que estos insurgentes planeaban asesinatos y otros actos terroristas y que fueron retornados a Uruguay para salvarles la vida. Se dice que todos ellos estaban sentenciados a muerte en Argentina, pero que finalmente fueron entregados a las autoridades uruguayas para su repatriación. Ante esto, las autoridades montaron una escena para hacer creer a la población que estos insurgentes fueron detenidos en Uruguay, al tiempo que los siete “menos involucrados” con los planes terroristas fueron liberados y otros ocho serían retenidos en forma indefinida.

Sin embargo, Siracusa asegura que el comunicado del GOU entremezcla situaciones verdaderas y ficticias. En este marco, el diplomático afirma que la situación de los integrantes del PVP detenidos en Argentina es distinta de la de aquellos efectivamente detenidos en Uruguay (unos 40), pero que el GOU debió presentarlo como una única operación.
“Se puede argumentar que estos 22, incluidos los siete que serán liberados, están mejor desde el punto de vista humanitario a pesar de su repatriación. Al menos están vivos. Una bienvenida diferencia con los temores anteriores y los reportes que habían sido asesinados en forma sumaria, como sucedió con otros, poco después de reportarse su desaparición en Argentina”. “Sin embargo, que estén bajo custodia uruguaya […] constituye una evidencia clara de la cooperación entre las autoridades de GOA (Gobierno de Argentina) y GOU en esta materia”. Eso también implicó un acuerdo para crear la historia sobre la aparición de estas personas en Uruguay luego de que el GOA negara tener conocimiento sobre la desaparición de estos en Argentina.

Este reftel forma parte de los documentos desclasificados entregados por el gobierno de Estados Unidos a su par argentino durante el reciente encuentro bilateral entre los presidentes Mauricio Macri y Donald Trump. Se trata de documentos referidos a las graves violaciones a los derechos humanos cometidas durante la última dictadura Argentina y por el Plan Cóndor (u Operación Cóndor), la concertación represiva de las dictaduras del Cono Sur en los años 1970 y 1980. Entre todos ellos, se pueden encontrar 65 documentos referidos a Uruguay, incluidos varios elaborados en las oficinas de la Embajada de Estados Unidos en Montevideo.
La desclasificación

En el año 2000, la entonces secretaria de Estado, Madeleine Albright, ordenó iniciar un proceso de desclasificación de documentos que permitieran esclarecer las graves violaciones a los derechos humanos cometidas en Argentina durante la última dictadura. Dos años después, el Departamento de Estado procedió a la desclasificación de 4.700 documentos (muchos de los cuales tenían tachaduras con información comprometedora), pero la misma no incluyó aquello referidos a decisiones políticas del gobierno de Estados Unidas ni de ninguna de sus agencias de inteligencia. Sin embargo, esos documentos fueron utilizados en varias causas

En 2016, el entonces presidente Barack Obama ordenó la desclasificación de los documentos de las agencias de inteligencia, entre otros. Así comenzaron a aparecer diversos documentos elaborados en los años del Plan Cóndor. Por ejemplo, en agosto fueron desclasificados 500 documentos referidos a la política exterior de Estados Unidos en materia de derechos humanos durante las presidencias de Gerald Ford, Jimmy Carter y Ronald Reagan. En diciembre, la desclasificación incluyó unos 200 documentos de la Casa Blanca y el Consejo de Seguridad Nacional estadounidense con información de inteligencia.
Ahora la desclasificación incluyó los 857 documentos del Departamento de Estado que fueron revelados con tachaduras en 2002 y otros 120 documentos “de alto nivel” que demuestran las políticas de Estados Unidos en materia de derechos humanos en la región, en particular en Argentina. Asimismo “para antes de fin de año se espera la desclasificación más importante y relevante que incluirá miles de documentos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el Buró Federal de Investigaciones (FBI) y la Agencia de Inteligencia de Defensa del Pentágono (DIA)”, afirmó el investigador Carlos Osorio, integrante de la National Security Archive (NSA) a Caras y Caretas.

Osorio aseguró que estos documentos agregan nuevos matices para el esclarecimiento de diversos casos, entre ellos, la detención en Uruguay y posterior traslado clandestino y desaparición en la República Argentina de Ruben De Gregorio (integrante de Montoneros) en 1978, datos sobre la coordinación represiva entre los servicios de inteligencia de Uruguay y Argentina en el Primer vuelo –en el marco del Plan Cóndor– y la confirmación definitiva de un acuerdo de cooperación entre Argentina, Chile y Uruguay para la eliminación de opositores políticos en países por fuera de las fronteras del Cóndor, incluidos Estados Unidos y Europa. También hay datos que consignan que el Plan Cóndor tenía como “blancos” a miembros de Amnistía internacional (AI) y, en particular, a Wilson Ferrerira Aldunate, uno de los más activos denunciantes de las violaciones a los derechos humanos cometidas en Uruguay.
Más allá de esto, Osorio afirmó que entre los documentos “hay poco que compete a Uruguay”. “Pero en general y por lo poco que ha salido a luz, los diplomáticos de Estados Unidos pasan de ser comprensivos con el régimen militar y sus operaciones en Uruguay durante el período Ford a ser diplomáticos críticos y ejerciendo presión por mejoras en los derechos humanos durante  la administración Carter”, expresó Osorio.
Un cambio de política
La administración de Jimmy Carter tuvo un abordaje distinto a su predecesora en materia de las graves violaciones a los derechos humanos cometidas por las dictaduras del Cono Sur. No sólo se aprobaron normas para restringir el apoyo económico, sino que los diplomáticos estadounidenses tuvieron un rol más activo en cuanto a plantear su rechazo a determinadas prácticas o preguntar sobre personas desaparecidas. Un ejemplo de ello fue el caso del maestro Julio Castro. En octubre de 1977, la Embajada de Estados Unidos en Montevideo envió un cable al Departamento de Estado en el que refería a este asunto. El reftel –divulgado en 2002 por el diario La República– está firmado por el embajador Lawrence Pezzullo. Allí Pezzullo explica que información de prensa publicada esos días refería a que Castro había abandonado Uruguay y detalla las conversaciones que tuvieron varios oficiales de la Embajada estadounidense con el coronel Hugo Camps sobre la situación de Castro. La respuesta de Camps no generó buenas expectativas: “La respuesta es No. Nosotros no lo tenemos, pero lo estamos buscando”. Esto llevó a que Pezzullo no fuera optimista en relación a la situación de Castro: “Lo arriba desarrollado deja entrever que Julio Castro Pérez está envuelto en un misterio que probablemente nunca desenmarañemos. [La información recopilada] nos lleva a creer que Castro no está detenido por las autoridades uruguayas. Tanto si la explicación fuera que murió durante su detención, que desapareció como parte de un plan para avergonzar al GOU o cualquier otra, es poco claro. En cualquier caso, no tenemos otra forma de explorar este caso”, dice Pezzullo.
FUENTES  DE  CARAS  Y  CARETAS

Aquí tenés a El País, Amodio y Urruzola conformando una cooperativa de mala leche que cuenta con tamberos variopintos. Y esto provoca una sensación de tristeza profunda, de náuseas, de asco,


CON MAURICIO ROSENCOF
“Las fuentes de Urruzola están en El Bocón; no es serio”

Las repercusiones del contenido del libro Eleuterio Fernández Huidobro; sin remordimientos, de la periodista y exfuncionaria gubernamental María Urruzola, no se detienen; además de la satisfacción generada en sectores opositores, que incluso ya manejan la posibilidad de enviar sus páginas a la Justicia para continuar manteniendo viva la llama del escándalo, múltiples voces de rechazo se escucharon durante la semana pasada. Incluso el expresidente José Mujica respondió a las acusaciones de ser instigador de una banda de delincuentes que, mediante el asalto a bancos, financió la creación del MPP. Ahora se sumó el exdirigente tupamaro y rehén de la dictadura militar Mauricio Rosencof, quien cuestionó en duros términos el libro; Lo que sigue es un resumen de la entrevista que concedió a Caras y Caretas.

Por Mateo Grille

Corría 1972 y el golpe ya se había desencadenado, aunque aún faltaran varios meses para concretarse. Pero venía de antes, de cuando el Ejército comenzó a tomarse licencias para matar, torturar y violar, sin tiempo, sin apuro, sin el apremio de tener que rendir alguna vez alguna cuenta. Los interrogatorios no tuvieron fecha de vencimiento hasta 1985. Los asesinatos, tampoco.
El Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) venía de integrar un aparato de resistencia desde antes de las elecciones de 1971: se llamó “Contraofensiva”. Lo comandaban el general Líber Seregni, un grupo de militares antigolpistas, el Partido Comunista del Uruguay, el propio MLN-T y algunas fuerzas de autodefensa de otros sectores frenteamplistas y democráticos. Lo cuenta Seregni en el libro Mano a mano, de Fernando Butazzoni. La resistencia armada se desangraba día a día. Con ese telón de fondo nació la posibilidad de una tregua entre militares y guerrilleros, que significara en términos prácticos salvar de una muerte segura a decenas de militantes y restablecer conductos de negociación y diálogo que pacificaran una situación que, de tan extrema, presagiaba el infierno.

Los militares, con la colaboración de traidores como Héctor Amodio Pérez y Alicia Rey Morales, que negociaron su libertad a cambio de “ordenar papeles”, utilizaron sus habilidades para vencer al MLN-T e intentar quebrarlo. “Esos militares son los mismos que hoy festejan cuando la hija de un entrañable militante que también sufrió las penurias de la prisión política se presta para un juego

¿Leíste el libro de María Urruzola?

Dentro de poco se cumplen 70 años de la Comedia Nacional, que se inauguró con una obra de Ernesto Herrera que se llamaba El león ciego. Es un caudillo guerrero. La última frase del león ciego, que son las últimas palabras de la obra, después de las cuales cae el telón, son: “A esos cajetillas, cobardes, los cambiás por mierda y perdés plata”. Ese libro por el que me preguntás no lo leí, pero imagino que tiene la tarifa. Respecto de lo que se publica en ese libro, quiero recordar que, tanto en este caso como en otros que son muy dolorosos, se está rompiendo una regla que va más allá de la ética periodística y que tiene que ver con una ética humana. En el marco de aquellos interrogatorios que hicieron los militares, donde murieron compañeros y compañeras, donde fueron violadas compañeras, donde se vivieron cosas horrorosas, allí existe un respeto, creo que universal, y es la primera vez que se rompe de esta manera. Ese pretendido documento que se publica anda dando vueltas desde hace 20 años. El periodista Álvaro Alfonso vino un día a mi casa y me lo mostró. Me dijo que le había llegado y me preguntó mi opinión. Y cómo será la cosa que no lo publicó, nunca lo mencionó, creyó que era carne podrida y no le dio bola. Nunca más se movió eso, hasta que hace tres años apareció publicado en un periódico muy menor, que se llama El Bocón. Es decir: las fuentes de Urruzola están en El Bocón. No es serio. Incluso en el libro se desliza que este documento tiene algo que ver con el llamado Archivo Castiglioni, y nada que ver. Los archivos de [Elmar] Castiglioni fueron encontrados hace un año, y esto anda dando vueltas desde hace 20. Cuando Amodio Pérez dice que él y su mujer negociaron su libertad, su traslado a España, su cuidado y protección durante todos estos años, a cambio de “ordenar papeles”, está mintiendo.

¿Por qué lo dice?

Porque hizo mucho más que ordenar papeles: delató gente sistemáticamente. Sabía mucho, y si no sabía algo, tenía bien claro quién sabía. Se paseó por todos los cuarteles señalando gente, diciendo que este o aquel sabía tal o cual cosa porque había participado en tal o cual acción. Hubo compañeros que se cortaron las venas por Amodio, porque no había manera de pararse frente a él, porque había entregado a decenas de compañeros. Y entregarlos era entregarlos a la tortura sistemática, si tenías suerte. De lo contrario, era la muerte. Ese es Amodio, el que aparecía y se paraba frente a vos y les decía a los milicos: “Este se llama tanto, atendía en tal lugar, sus horarios son estos, está de novio con tal persona, su alias es tal”. Todo. Entre él y Armando Méndez armaron toda esa basura. Y hay algo que me importa mucho aclarar, porque lo han repetido muchas veces e incluso ahora se suman indios que eran de nuestras tolderías y ahora caen en la violación de una ética de respeto, porque están destruyendo gente que ni de cerca se merece esto. Esto arranca con el diario El País cuando trae a Amodio en el marco de la elaboración de la agenda de lo peor de la oposición. Lo trae, le pone abogados, le paga los gastos, lo mantiene. Y en la historia universal hay algo que genera un desprecio, un asco universal, incluso para los beneficiarios de una traición: son esos individuos, esas basuras que no son respetadas ni siquiera por quienes se benefician de ellos. Aquí tenés a El País, Amodio y Urruzola conformando una cooperativa de mala leche que cuenta con tamberos variopintos. Y esto provoca una sensación de tristeza profunda, de náuseas, de asco, con algunos con quienes vivimos cosas tremendas y no pueden distinguir diferencias políticas de bajezas de este tipo. Da tristeza ver la degradación de un hombre, da pena. Esto marca un hito de indecencia del que no se vuelve.

Mujica dice que es un libro contra la memoria de Fernández Huidobro y que se propone bloquear su eventual candidatura presidencial.

Lo leí, pero Pepe se equivoca. Es un libro político que busca cagar a todo el mundo: a la militancia, al Frente Amplio, a la perspectiva del futuro, a todos. No hay nadie contento con esta basura, salvo lo peor de la oposición. Leí a un columnista en El País que decía que tienen que aparecer otros interrogatorios, que eso es bueno, que aporta. ¡Por favor! Ese hombre tiene la altura de los cívicos de la dictadura cívico-militar, encaja perfectamente. Es exactamente igual que el canje del que te hablé enEl león ciego.

En el libro se habla de las negociaciones en el Batallón Florida. Usted participó en ellas.

Sí, y quiero aclarar algunas cosas, porque se dicen inexactitudes de todo tipo. Incluso hay historiadores que repiten una mentira, y uno se sorprende. Nadie negoció nunca ninguna rendición incondicional. Nunca. Eso es falso. En toda esta historia, además, falta un nombre que no se menciona mucho, sino al pasar y como un actor muy secundario, y en realidad fue un caballo de Troya que nos quisieron meter.

De quién habla?

En determinado momento, los mandos medios del Ejército, sobre todo del Batallón Florida, empezaron a sentir que mientras los mandos superiores se daban la tal vida, ellos debían salir a la calle y enfrentar a una organización que tenía potencial de fuego. Yo estuve conversando una cantidad de horas con Esteban Cristi y el Goyo [Gregorio Álvarez] en el noveno de Caballería, porque ellos estaban muy preocupados con eso. Nunca fue una propuesta nuestra la búsqueda de una salida con cierta negociación, fue de ellos. Cristi me dijo que nos iban a pedir la rendición incondicional, y yo le respondí que por ese camino no había entendimiento posible. En esa conversación el Goyo me dice que se podría negociar alguna cosa. De pronto me sacan un día de la cana y me llevan al Batallón Florida y me encuentro con el Ñato, el Nepo, el Inge y Mauro, que arregló con ellos que no quería participar en esas reuniones, y canjeó información por estar preso seis años, aunque al final estuvo diez. Salió el día del décimo aniversario del asesinato de Ramón Trabal, asesinato en el que no participamos por ningún lado. Pues bien, en esa reunión estaban [el coronel Carlos] Calcagno y Armando Méndez. Pero aparece alguien más: Alicia Rey Morales. La pusieron como si fuera una dirigente presa, al mismo nivel que al Ñato, al Nepo y a mí. Nosotros escuchamos la propuesta y nos callamos. Al rato le dije a Calcagno:
“Mirá, si esto es un planteo, en serio lo que acaban de hacer es de cuarta, porque todos sabemos quién es Alicia Rey. Y acá la pusieron ustedes”. Era obvio. Nosotros avanzamos en la negociación hasta que llegamos a seis puntos de acuerdo, nada de incondicionalidad. Esos seis puntos están publicados, no son una novedad. Incluso nosotros les dijimos que no éramos dirigentes del MLN, que ya estábamos presos y que el MLN funcionaba sin nosotros, y ellos plantearon la posibilidad de hacer un contacto con alguien que estuviera afuera, para trasladar lo que se había conversado adentro y que resolvieran. El contacto se hizo, se respetó ese lugar, no cayó nadie por ese contacto. Hubo cosas que plantearon y que era imposible aceptar, como que se entregara [Raúl] Sendic. Incluso hubo una propuesta de que Sendic se fuera al exterior, y él se negó. Jamás hubo una negociación en el marco de una rendición incondicional; eso es falso por donde se mire. Un día nos anuncian que iban a venir los comandantes en Jefe, es decir, que el asunto venía avanzando. Estábamos a un paso de terminar con ese baño de sangre, liberarían a los presos salvo a nosotros, se buscaría la forma de institucionalizar el movimiento, etcétera. Porque estábamos perdiendo esa guerra, con muchísimo dolor y sin resistencia posible. A las muchachas de abril, entraron a su casa y las acribillaron. Era una locura. Ese día, cuando vienen los comandantes, nos afeitan y todo. Estaban [el general Florencio] Graviña, el Goyo, Cristi, los hermanos Zubía, Zorrilla, Trabal. Nos reunimos con ellos, querían vernos.

¿Qué pasó después?

Se cortó. Pero se cortó de una manera abrupta, porque en la madrugada fueron Zorrilla, Cristi y Graviña a hablar con [Juan María] Bordaberry para que refrendara el acuerdo, y Bordaberry pidió tiempo para hablar con sus asesores, entre los cuales estaban Julio María Sanguinetti, [Álvaro] Pacheco Seré, Mederos. Y Bordaberry dijo que no había acuerdo. Se vino abajo todo.

 ¿Por qué menciona a Alicia Rey?

Porque nosotros teníamos la opinión de que la más inteligente de esa pareja era Alicia, mientras que Amodio era el más tronco. Fueron los dos los que participaron en esa basura que hicieron, porque los militares no les iban pagar pasajes, estadía y protección sólo porque Amodio marcara a alguna gente mientras la novia dormía plácidamente en un cuartel. Los milicos no son bobos. El peso de esa mujer era muy importante en esa pareja, y por eso nos la quisieron poner. Alicia era más inteligente que Amodio; él ordenó papeles y ahora la ética de una periodista le da un valor de material incuestionable. Lo que se está rompiendo con este libro y con el eco mediático que está teniendo es la dignidad, es la ética, es la moral mínima que se debe tener. Es inadmisible que se esté discutiendo esta canallada. Se han dicho barbaridades terribles, como que negociábamos cosas por pequeños beneficios personales. ¡Por favor! Después de estas reuniones terminamos en un pozo 11 años y medio. No pueden tener el tupé de decir estas barbaridades. Una cosa es tener discrepancias con el Ñato, y otra cosa es caer en este pozo negro.

LOS INTERROGATORIOS QUE OBTUVO ZELMAR
“En los días en que el Parlamento agonizaba, Zelmar Michelini y Guillermo Chifflet se encontraros en los pasillos del Senado. Zelmar tenía una carpeta con interrogatorios que había obtenido de forma clandestina. Chifflet los leyó y escribió sobre ellos. Estos interrogatorios no están hoy sobre la mesa. Desaparecieron con Zelmar o andan por ahí. Pero no son los que publicó el periódico El Bocón hace tres años. Esos son los que incluye y maneja María Urruzola. Los interrogatorios que publica son los ‘papeles ordenados’ que le significaron la libertad a Amodio Pérez y a Alicia Rey Morales, ambos al servicio del entonces teniente de Inteligencia Armando Méndez”.

FUENTES DE CARAS Y CARETAS

Campaña cuyos orígenes y propósitos no están claros acusa –sin aportar elemento alguno– a Fernández Huidobro


Foto: Fragmento de la tapa del libro Eleuterio Fernández Huidobro

"SIN REMORDIMIENTOS...: UNA VACUA DELACIÓN"
Soy tupamaro y robé

Hace pocos días, en el marco de una campaña cuyos orígenes y propósitos no están claros, fue lanzado un libro (Eleuterio Fernández Huidobro. Sin remordimientos…), en el que se acusa –sin aportar elemento alguno– al difunto exministro de Defensa Nacional de estar vinculado –junto al expresidente José Mujica– a grupos de atracadores que en las décadas de 1980 y 1990 se habrían alzado con una suma aproximada a los 25 millones de dólares.

Lo del título es, a un tiempo, confesión de parte y actualización de una modalidad para obtener finanzas que se remonta a los inicios del siglo XX y que fuera naturalizada por los anarquistas expropiadores, cuya peripecia tan bien supo historiar el escritor argentino Osvaldo Bayer. Al mismo tiempo es falaz, ya que quien ejerciera esa modalidad nunca hablaría de latrocinio, robo o atraco, sino meramente de expropiación. En otras palabras, de devolver al pueblo lo que al pueblo pertenecía. Por añadidura, la enorme mayoría de esas transferencias de capital se realizaban en desmedro de entidades financieras y en tiempos pasados y relativamente recientes, se tuvo especial cuidado de no afectar con esos hechos a capitalistas medianos o medios, a los que se consideraba ya neutrales o potenciales aliados contra los concentradores por
excelencia de la riqueza, a saber, por entonces, el sistema financiero y la oligarquía.

Los precursores

En 1928, luego del extemporáneo asalto al cambio Messina, perpetrado por un grupo de anarquistas catalanes que habían encontrado refugio en Montevideo, y que fuera desaprobado con anticipación por su máximo líder, Miguel Arcángel Roscigno, el anarquismo uruguayo y, por consiguiente, las técnicas expropiadoras, entrarían en un largo período de letargo.

La leyenda, vinculada a la desinformación, atribuye al movimiento tupamaro la revitalización de esa técnica para financiar organizaciones políticas y sociales. No es estrictamente así. La primera expropiación de tiempos modernos fue protagonizada por Alberto Pocho Mechoso, trabajador frigorífico anarquista que a mediados de los 50 hizo una expropiación en el Banco la Caja Obrera, del Paso Molino, con el fin de financiar una cooperativa de trabajo. Un año después de esa expropiación exitosa, Mechoso fue detenido y confinado en las cárceles de Miguelete y Punta Carretas durante seis años. Liberado, prosiguió su lucha, fue detenido por la dictadura, se fugó con medios propios y terminó sus días en 1976 en la Argentina, figurando en la condición de desaparecido.

En 1964, la metodología expropiadora se reitera cuando tres dirigentes de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA), Julio Vique, Nelson Santana y Ataliva Castillo (que fuera desaparecido en Argentina en 1977), expropian la sucursal del Banco de Cobranzas situada en Rivera y Arrascaeta. El objetivo era financiar la segunda marcha cañera a Montevideo y el hecho terminaría en fracaso, con la consiguiente prisión durante años de los tres cañeros.

Tiempos modernos

A partir de entonces, con la creación del Movimiento de Liberación Nacional (MLN), entre fines de los 60 y comienzos de los 70, las expropiaciones se masifican, en atención a las crecientes necesidades de financiación que tenía la nueva organización, que por entonces asistía a un desarrollo exponencial.

Mi juventud me impidió participar en algunas de las expropiaciones más resonantes de la época, como la del Casino San Rafael, la de la Caja de Préstamos Pignoraticios o la incautación de la burra repleta de libras esterlinas de los hermanos Mailhos, magnates de la industria del tabaco; o en la que sin duda fue la más importante, la incautación del dinero y los documentos de la Financiera Monty, un símil más desarrollado del reciente Cambio Nelson, en el que se encontraron elementos incriminatorios para enviar a prisión a integrantes de la llamada rosca, que controlaba los destinos del país por entonces. En los dos últimos casos, la Justicia encontró mérito para procesar a los expropiados, que estaban incursos en figuras que incluían, entre otras, la evasión de impuestos, la defraudación y la estafa.

Es decir, el recurso a la expropiación fue un dato común para muchos de los integrantes de la juventud de entonces, y recuerdo con emoción el día en el que un compañero más veterano, antes de penetrar en uno de esos santuarios, me dijo: “Quedate tranquilo que todo va a salir bien. No te regales y tratá de no lastimar a nadie”. Y así fue.

Pisando sobre los muertos

Este exordio puede tener interés para situarnos en los antecedentes de lo que motiva el libro de María Urruzola Eleuterio Fernández Huidobro. Sin remordimientos… Su objetivo último es probar que la ola de atracos que se sucedieron en los 80 y 90 fueron coordinados por el MLN en su versión renovada, y más concretamente por sus dos principales líderes históricos: el expresidente José Pepe Mujica y elÑato Eleuterio Fernández Huidobro, fundador del MLN, del que fuera uno de sus principales ideólogos (si no el más importante), y que falleció el 5 de agosto, cuando ocupaba el cargo de ministro de Defensa Nacional.
De acuerdo con la novelista (o ensayista, o investigadora; el género no queda muy claro), los asaltos tenían como objetivo financiar al semanario Mate Amargo y a la emisora CX 44 (la “Radio de la Gente”), los dos medios más importantes que administraba el MLN y, por extensión, el Movimiento de Participación Popular, emanado de aquel para hacer viable su acción legal y electoral.
Las acusaciones realizadas por la autora carecen de datos concretos que permitan identificar a los autores de los atracos de marras. Sólo esporádicamente se recurre al testimonio de un tal Beto, que asegura haber recibido instrucciones concretas de Mujica para cometer esos ilícitos. Algún notorio exintegrante de la dirección del MLN reafirma lo dicho por Urruzola y por el inescrutable Beto, pero, por lo demás, la investigación de Urruzola incursiona en el área del puro humo.
Si bien esa es una de las debilidades de algo que es presentado como investigación (y que notoriamente no lo es), el libro adolece de otras carencias. La primera se remite a lo cultural. A lo cultural en sentido profundo. No está bien visto –y tal vez eso sea un rezago, pero precisamente de eso se compone la cultura– vituperar sobre las cenizas de los muertos. Y eso es precisamente lo que hace Urruzola. Con el agravante de que en ningún momento entrevista al Ñato, que como bien se sabe, no era amigo de rechazar entrevistas y con su facundia oratoria era un adversario temible para cualquier interpelante. En lugar de hacerlo, la autora se limita a agregar a su reciente sepultura algunas paladas de una materia parecida a la tierra, pero de distinta textura y composición.
El resto de la obra se limita a recopilar materiales ya conocidos, agregándoles la sal y pimienta de su mirada de pesquisa, a buscar todos los flancos mediante los cuales se pueda denigrar al protagonista del libro, incluso la acusación de delator, proveniente de los archivos militares, y a hacer extensiva la invectiva contra su “compañero del alma”, el exguerrillero y expresidente José Mujica.
Sin embargo, no todo es estuco en este libro. Consta de al menos un buen capítulo (el 2), titulado “La Guardia Nacional”, que lleva como epígrafe, enigmáticamente, el título de una novela que gozara de cierta popularidad a comienzos de los 70 (Para leer al Pato Donald), en el que se delinea con claridad los dilemas que se planteará la izquierda luego de la recuperación democrática en relación con el tema de la defensa nacional y la posterior trayectoria de Fernández Huidobro en esa materia. Sobre todo, porque por medio de ella se puede emprender la tarea de comprender la trayectoria de una de las figuras más lúcidas, contradictorias, brillantes y vituperadas de nuestra historia.

La culpa de los sobrevivientes

Por lo demás, se trata de una obra cargada de ironías, sarcasmos y equívocos, que proliferan como si de un campo minado se tratara. Un ejemplo de ello es el uso liberal (licencioso se podría decir) de un concepto de Primo Levi que se incluye en el epígrafe del capítulo 3, titulado significativa y maliciosamente “La colaboración”. Las palabras referidas a Levi están contenidas en un párrafo de autoría del psicoanalista alemán Samuel Gerson y dicen así “cualquiera que sobrevivió tuvo que hacer cosas de las que no se enorgullece. Primo Levi escribió una vez que los mejores hombres no sobrevivieron”.
La frase trae evocaciones. Por ejemplo, la de Bruno Ganz interpretando a Adolf Hitler en La caída, cuando acorralado en su búnker y advertido por uno de sus generales del sacrificio a que estaban expuestos los restos de su ejército de no capitular, el Führer responde: “Los mejores ya murieron”. Más cerca en el tiempo y en la geografía, nos llegan las afirmaciones de integrantes de la Junta Militar argentina que confesaron cínicamente que uno de los motivos que alimentaron el genocidio fue que tras él “todo sobreviviente sería sospechoso”.
De manera aparentemente ingenua, Urruzola extrapola esa cita a un país como Uruguay, que llegó a ocupar el lugar número tres en materia de prisionización (luego de la España franquista y de Vietnam). La metodología que usaron los militares uruguayos no fue la del exterminio sino la de “La guillotina seca” (mayor Farías dixit). La realidad que anatomiza Levi es la de los campos de exterminio de Auschwitz, en los que los sobrevivientes fueron una ínfima minoría y en la que buena parte de ellos llevaría “la culpa del sobreviviente” por el resto de su vida.
Afortunadamente, Urruzola pertenece al selecto grupo de los que están fuera de sospecha. Según reza en la solapa de su libro, vivió la dictadura desde su exilio parisino, donde trabajó para la agencia de noticias AFP, y luego de la reinstitucionalización pudo seguir manteniendo ese distanciamiento como directora de Información y Comunicación del Ministerio de Desarrollo Social, entre 2007 y 2013, y posteriormente como directora de Información y Comunicación de la Intendencia de Montevideo. Obviamente, se trata de una trayectoria enjundiosa y sin duda del todo propicia para observar la realidad desde el panóptico de la objetividad.

Volver a empezar

Habituados a los genocidios ajenos (que stricto sensu no son ajenos), hemos descuidado los nuestros, particularmente en lo que se refiere a las características de la represión en Uruguay durante la dictadura, a la composición etaria de sus víctimas y a su posterior destino luego de más de una década de prisión. Se calcula que algo más de 5.000 uruguayos pasaron por cuarteles y cárceles. Esa masificación de la técnica carcelaria tuvo al menos dos grandes hitos cronológicos y etarios.
El primero ocurre en 1972, cuando es liquidado el grueso de la resistencia tupamara. El segundo se da en 1976, cuando la represión se ceba en los comunistas. Ambas oleadas represivas fueron igualmente cruentas, pero tenían, entre otras, una diferencia, que se percibía desde el perfil etario. Una encuesta improvisada que hicimos en el Penal de Libertad arrojó que al momento de su detención, los presos del MLN eran, en promedio, 20 años menores que los del PCU. Pocas veces se ha establecido un corolario de estos datos. A saber, que los presos comunistas llegaban al Penal con una familia constituida, con un oficio, con un espesor de vida detrás, que posteriormente les facilitaría la reinserción.
En el caso del MLN, el panorama era radicalmente distinto. Se trataba de veinteañeros, y en ocasiones ni siquiera eso. Debe recordarse que de acuerdo con datos de organismos de derechos humanos, el 9% de los procesados era menor de edad al momento de su detención. Para muchos de esos muchachos, a menudo sin oficio, con familias destruidas, con juventudes perdidas, la reinserción resultó más dificultosa. Algunos de ellos (la minoría) tenían cierta familiaridad con las armas.
Al momento de salir de las cárceles, algunos de esos compañeros carecían del menor soporte material y social para reintegrarse en una sociedad que, en muchos aspectos, les resultaba “ancha y ajena”. En esas condiciones, no puede extrañar que entre las décadas del 80 y 90 aparecieran las “polibandas”, o “tupabandas”, calificativos que Urruzola utiliza con profusión en su libro. Ciertamente, algunos militantes del MLN se perdieron en esos fuegos fatuos. También es cierto que, por reglas elementales de compañerismo, más de una vez ayudamos a alguno de esos compañeros a salir de un atolladero, o lo rechazamos cuando lo que nos traía era “arena sucia” o un quebradero de cabeza. La conclusión que extrae Urruzola de las sagaces investigaciones que realiza en la prensa de esa época es que esas bandas (que según ella recaudaron unos 25 millones de dólares) fueron creadas por instigación del MLN o, más concretamente, por el extinto ministro Eleuterio Fernández Huidobro y por el expresidente José Mujica.

Dilemas y profecías

Lo que sigue es mi testimonio personal, como integrante del MLN, luego de la reinstitucionalización, cuando fui durante algunos años integrante del Comité Central (CC) del MLN.
Para ello sólo puedo recurrir a mis recuerdos, ya que no se llevaban registros gráficos ni sonoros. Han pasado ya más de 20 años desde el momento en que el tema fue planteado en un Comité Ejecutivo (CE) ampliado, en lo que llamábamos “área de análisis”, un espacio de discusión muy fecundo, que sobrevivió en tanto la dirección de la organización constituía un colectivo de iguales.
Rememoro particularmente la jornada en que se planteó con carácter perentorio la necesidad de financiar la radio. El peso que esta tenía como herramienta de difusión era creciente, los aportes desde el exterior disminuían, la frecuencia en el pago de salarios (que, por lo demás, se ajustaban estrictamente al laudo) comenzaba a alterarse. En definitiva, un panorama similar al que se da en cada casa de familia cuando los egresos comienzan a superar a los egresos.
La opinión predominante era paradójica, a saber que en las propias dificultades que imponía el crecimiento estaba la solución a la emergencia. Ya el Frente Amplio administraba la Intendencia de Montevideo. Ya un contingente de compañeros revistaba en ese organismo y la solución estribaba en topear su sueldo y favorecer con ello a los más desfavorecidos. En tanto, sólo era preciso resistir y esperar que paulatinamente la situación cambiara. No sólo era una salida viable, sino que además nos solidificaba en la interna, en la medida en que disminuía la distancia entre los compañeros y nos vacunaba contra las tentaciones burocráticas, con su inevitable énfasis en la desigualdad.
Sin embargo, mi recuerdo va más allá. Concretamente, a las palabras de un compañero de perfil bajo y palabra medida, de cuyo nombre no quiero acordarme. No realizó ninguna afirmación, ni siquiera una propuesta. Es obvio aclarar que temas de esa índole no se votaban. Salían por consenso o no salían. Este compañero dijo aproximadamente lo siguiente: “Pero depender del aparato del Estado para crecer, ¿no puede implicar que ese mismo aparato nos traccione? Quiero decir, que lo que hoy estamos considerando un medio termine transformándose en un fin”. No supe comprender entonces la profundidad de lo que estaba planteando. Hoy lo recuerdo como una profecía, día a día.

“Batistines” y “batidores”

Cuando era niño y cometía alguna indiscreción, mi abuelo me miraba, me acariciaba la cabeza y con una sonrisa que oscilaba entre el cariño y la admonición me decía: “No seas batistín”. Nunca supe, hasta hace muy poco, lo que eso significaba, más allá de que era el linde de un rezongo. Se trata de una palabra ya extinguida que proviene del lunfardo. Es el diminutivo ético del “batidor”. En la acepción que le da el diccionario es aquel que es “indiscreto, incapaz de guardar un secreto”. Se trata de un pecadillo en el que difícilmente cualquiera de nosotros no ha incurrido en su vida. Por lo general, sus consecuencias son reversibles. Pero sirven como advertencia.
Luego pensé en la analogía entre el “batistín” y el “batidor”. La pista para encontrar su conexión me la dio Tuñón, cuando habla de las similitudes y diferencias entre el “canillita” y el “ciruja”: “El canillita tiene dos o tres años más que el ciruja y lo lleva de la mano para mostrarle la maravilla de las vidrieras de las jugueterías. Y ambos se confunden en una lágrima fraternal, por el dolor de no haber tenido una madre nunca, de haber nacido guachos, sin saber de dónde viene esa, su cría prontuariada por la miseria y controlada por el hambre. El canillita, sin embargo, no es tan triste como el ciruja, como esa sombría flor de trapo que nació en la quema.
El canillita todavía ríe. El ciruja conoce los trabajos del escruche y es aprendiz de asaltante. Toma ginebra como un grande y el misterio sexual es para él fuente inagotable de dichos obscenos. Su obscenidad es trágica, porque es resultante de la miseria. El canillita todavía es puro. En la primavera, gusta deambular cazando gorriones por los campitos de la calle Darwin. Pero el ciruja prefiere jugarse al monte el producto de su última raspa. El canillita es demasiado deslenguado. El ciruja es cínico. El canillita ha aprendido a sufrir en silencio. El ciruja rubrica sus protestas con una sucia blasfemia. El ciruja es una consecuencia lógica del dolor de la urbe. Hay que aceptarlo y hay que compadecerlo. Pero nuestro corazón se siente hermano del canillita”.

En lo de Alcasotro

La diferencia entre el canillita y el ciruja es la que existe entre el batistín y el batidor. Todo es cuestión de tiempo, y de circunstancias. Pocos conceptos como el que alude al batidor tienen tanta variedad de enunciación: “abanico”, “delator”, “soplón”, “confidente”, “abanico”, “batista”, “campanilla”, “botón”, “buchón”, “alcahuete”, “chivato”, “güey corneta”, “cantor”, “bocina”, “alcaucil”… Y así podríamos seguir. Tan pródigo es el lenguaje popular en torno a este concepto.
Al batidor lo pueden hacer las circunstancias, su debilidad ante los apremios, su ambición, la necesidad de salvar su pellejo, su obsecuencia ante quien tiene mayor poder… Sin embargo, el lunfardo se agota en lo popular. No tiene palabras para designar a aquellos que no pertenecen a su clase. No tiene palabras para aquellos que se transforman en “batidores” por odio, por rencor, por haber sido postergados –real o imaginariamente– de posiciones de estatus, de fama o de poder. Encuentran absurdo que alguien se vuelva batidor por razones tan ajenas a sus urgencias. No hay palabras en el lunfardo para designarlo.
Como dice Charly, “yo nunca fui a París”. Sin embargo, encontré una palabra que lo designa por semejanza en la lengua francesa: rabouilleuse, que en ese idioma que poco manejo es “aquel que bate las aguas para poder atrapar los peces” (celle qui trouble l’eau pour mieux atrapper les poussions”. Es el título, además, de una hermosa novela de Balzac.
Ese tipo de batidor es inalcanzable por el argot, porque surge en esferas medias altas. Si los efectos nefastos del batidor entre las clases bajas son limitados a pequeños círculos, los que puede llegar a tener el rabouilleuse, o el batidor de “paladar negro”, pueden llegar a ser devastadores, en la medida en que pueden operar sobre el cuerpo social.
Este tipo de batidor es, por añadidura ubicuo, aunque los indicios para detectarlo están contenidos en uno de los más célebres temas del inmortal Sabalero, compuesto sobre música de Higinio Mena (‘Bailongo de Alcasotro’), que son rematados con esta estrofa contundente: “Carajo, no hay más ley que la de abajo, sólo la ley del pobre al pobre abriga, que el que anda en malas con los retobados, es que anda en buenas con la policía”. Aunque hoy por hoy, los retobados no sean los de antes y la policía… en fin, siga siendo la misma.


Por José López Mercao
“Pa’ él es el duro recado, el Remington y la lanza,
Y la bala que lo alcanza, pa’ que alguno como usté
Venga a contarme después, historias de degollados”.

FUENTES DE CARAS  Y CARETAS





Mujica responde a acusaciones de financiación del MPP: “Son todos inventos” forman parte del “rubro suciedad de la campaña electoral que ya ha empezado”.



El expresidente consideró absurdas las acusaciones de que el MPP se financió con asalto a bancos durante los 80 y 90. Dijo que forma parte del “rubro suciedad de la campaña electoral que ya ha empezado”.

A inicios de esta semana se disparó una polémica tras las declaraciones de María Urruzola, quien en su libro “Eleuterio Fernández Huidobro, sin remordimientos”, que salió al mercado este miércoles, asegura que el MPP se financió hasta 1994 mediante asaltos a bancos en las décadas de los 80 y 90.

Según la autora, esta idea surgió de los mandos del MLN, entre los que destacaban el expresidente José Mujica y el propio Fernández Huidobro, ya fallecido.

En el libro Urruzola, que cita a tres fuentes innominadas, afirma que con los asaltos se mantuvieron medios de comunicación de esa fuerza política, como Radio Panamericana y Mate Amargo.

Este jueves en declaraciones al semanario Búsqueda Mujica calificó esas afirmaciones como “inventos”. Para el expresidente este hecho forma parte “del rubro suciedad de la campaña electoral que ya ha empezado. No es más que eso”.

El actual senador señaló que no es la primera vez que acusaciones como esta salen a la luz y mencionó a la supuesta estancia que había comprado junto al vicepresidente Raúl Sendic, su esposa, la también senadora Lucía Topolansky, y el diputado Luis Fratti.

Recordó, además, que en 2009, antes de la segunda vuelta, el expresidente Jorge Batlle lo vinculó con el caso de Saúl Feldman, quien tenía un arsenal en su casa y murió en un tiroteo con la Policía.

“Quedan en evidencia rápidamente como inventos pero el objetivo es tirar basura para intentar manchar”, dijo.

Mujica también se refirió a la supuesta cifra que habrían recaudado con los asaltos: “Hablan de 25 millones de dólares y eso es indisimulable en Uruguay. Con eso nos hubiéramos comprado los tres canales de televisión. Es absurdo”.

En ese sentido, remarcó que él perdió la casa que heredó de su madre cuando debió pagar los despidos de la CX 44 a mediados de los 90. “La perdí toda”, subrayó.

El senador indicó que “se están metiendo con gente que está muerta y no puede defenderse, como Helios Sarthou, Hugo Cores, Guillermo Abelenda o el propio Ñato Fernández Huidobro”.

En referencia a Urruzola afirmó que “hay gente que cambia de cuadro y se ve que ahora se mueve por intereses económicos”.

“El problema es que no los puedo convencer de que no voy a ser candidato. Lamento no tener 10 años menos. Si tuviera 10 años menos, le contesto a todo esto peleando otra vez la candidatura, pero la biología no me da”, concluyó el exmandatario.

ANTES Y DESPUÉS DEL LIBRO DE URRUZOLA
Asaltos a bancos: Las contradicciones de Jorge Zabalza

En 2015, el exdirigente del MLN-T, Jorge Zabalza, afirmó que esa organización no efectuó asaltos a bancos para financiarse; ahora cambió su versión.



Jorge Zabalza afirmó que su excompañero, el expresidente José Mujica, fue uno de los promotores de la decisión del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) de “hacer finanzas” mediante el asalto a bancos. De esta forma, Zabalza avaló la información publicada en el libro “Eleuterio Fernández Huidobro. Sin Remordimientos”, de la periodista María Urruzola, en base a un testimonio anónimo. Sin embargo, hace dos años en una entrevista con el sitio Montevideo Portal, Zabalza brindó una versión totalmente diferente y contradictoria en relación a estos hechos.

El libro de Urruzola generó controversia. En base a una fuente anónima, que se identifica como “Beto”, se afirma que el MLN-T realizó diversos asaltos a bancos en democracia para financiar al sector político y se señala que el botín llegó a los 20 millones de dólares. Varios dirigentes del MLN-T, entre ellos Mujica y Julio Marenales, negaron esta versión y la consideraron disparatada. También negó esa versión el exministro del Interior, Juan Andrés Ramírez.

Días después, la versión de Urruzola fue respaldada por Zabalza. El exdirigente del MLN-T dijo, en entrevista al programa Rompkbzas de Radio El Espectador, que el libro “no dice nada nuevo”. “Todo ese tema de las ‘finanzas alternativas’ ya se sabe desde el 2006 desde que el Fito (Adolfo) Garcé sacó ‘Dónde hubo fuego’; cuando el Pepe salió presidente ya se sabía”, dijo.

Sin embargo, en 2015, cuando el libro de Garcé llevaba varios años publicados, Zabalza tenía una posición distinta. En una entrevista con el periodista Gerardo Tagliaferro, para el sitio Montevideo Portal, Zabalza rechazó la versión que vinculaba al MLN-T con los asaltos a bancos en los que participaron Perdomo y el ex sindicalista Freddy Ardusso (detenido y procesado por participar de una rapiña).

En su biografía (“Cero a la izquierda”, de Federico Leicht) Zabalza dijo que la organización realizó “operaciones de finanzas” en la década del 1990, pero las mismas no tenían ninguna relación con los asaltos. “Lo que dije en el libro de Leicht: nosotros recurrimos a buscar finanzas por vías alternativas que no implicaron cometer delitos. Recurrimos a la solidaridad de movimientos guerrilleros”, expresó Zabalza a Tagliaferro.

En este marco, Zabalza insistió que las acciones atribuidas a Perdomo y Ardusso no tenían relación con la organización política. “Esas no fueron acciones del MLN. Tanto lo de Perdomo como lo del Parque Posadas no fueron asaltos del MLN”, enfatizó Zabalza.

“Cuando a mí me preguntaron si eran compañeros que habían caído en el bandidismo yo dije que no, que eran actitudes políticas, porque ninguno de ellos había hecho esas operaciones pensando en beneficio personal. Pensaban en darle un destino político a lo recaudado. Pero eran proyectos que no implicaban al MLN. […] O, más bien, era que ellos querían formar otras organizaciones… No sé. Eran proyectos políticos, pero no del MLN”, insistió Zabalza.

Ahora, en 2017, Zabalza cambió su versión y dijo que es cierto que el MLN-T asaltó bancos para financiar al naciente sector político, el MPP. “Yo digo que se decidieron hacer finanzas. El ‘Beto’ dice las cosas como fueron. Me llama la atención el monto. Con los 20 millones de dólares comprábamos esta radio. En este país a los asalariados lo roban todo los días, al país lo rapiñan todos los días. Este país está hecho para que lo roben. La expropiación es la revolución. El pueblo expropiando a los dueños de todos”, afirmó Zabalza.

“Yo tuve que decidir que se hiciera, para financiar una revolución. Yo no puedo condenar a Ricardo Perdomo (exintegrante del MLN, cuya cédula de identidad fue encontrada en una rapiña, en la década de 1990). Él tomó una decisión, junto con Mujica, de hacer un asalto que fue donde se le cayó la cédula. Yo no digo que hayan sido delincuenciales. Son delincuenciales para las leyes y el estado de derecho para los que todos los días nos roban”, agregó. Y dijo que la decisión de hacer finanzas mediante el robo de bancos fue de Mujica: “Él llevaba esa área”.

Asimismo, Zabalza vinculó al ministro del Interior, Eduardo Bonomi, con estos asaltos: “Bonomi participó de las decisiones. ¿No te produce un escalofrío cuando vez a Bonomi que tiene helicópteros, el guardián, la guardia republicana? ¿No puede convertirse esa fuerza policial adoctrinada, en el partido que sustituya a las Fuerzas Armadas? A mí me produce escalofríos”.

FUENTES DE CARAS Y CARETAS

José Mujica. Foto: Sandro Pereyra (archivo, febrero de 2015)
José Mujica. Foto: Sandro Pereyra (archivo, febrero de 2015)

Mujica dijo que el libro de Urruzola busca “cortarle las patas” para que no vuelva a ser candidato a presidente
El ex presidente José Mujica cuestionó el reciente libro de la periodista María Urruzola sobre el ex ministro de Defensa Eleuterio Fernández Huidobro, y sostuvo que se trata de una operación política para “denigrar” al difunto ex ministro de Defensa, y evitar que él mismo pueda ser candidato a presidente en las elecciones de 2019.

"El libro tiene una doble puntería: denigrar al 'Ñato' [Fernández Huidobro] y matarme a mí", dijo Mujica a la revista Caras y Caretas. Según el ex mandatario, por un lado, "intenta aprovechar que el 'Ñato' está muerto y no puede defenderse”. Y por otro, “hay una finalidad política que busca enlodarme por si, en una de esas, me da por ser candidato”. De hecho, el ex mandatario interpretó que la finalidad del trabajo “es cortarle las patas a un eventual candidato que es demasiado popular, y que soy yo”.

Mujica también aseguró que las fuentes que usa Urruzola no son “científicas”, sino “trabajos de inteligencia y contrainteligencia". Además, sostuvo que la periodista utiliza los papeles de Héctor Amodio Pérez “como si fuera documentos secretos irrefutables, y hay que saber que los papeles en el marco de una guerra, son parte de los instrumentos de una guerra".

El trabajo periodístico de Urruzola sostiene que el Movimiento de Participación Popular utilizó, ya en democracia, dinero que las “tupabandas” conseguían mediante el asalto a bancos y otras empresas en los años 90 para su financiamiento.

FUENTES DE LA DIARIA

Desde 1985 ha primado “la lógica de la impunidad” y el Estado “no detuvo, ni controló” a militares y policías que hacían espionaje

El diputado del Frente Amplio Gerardo Núñez aseguró que en los denominados archivos Castiglioni, sobre espionaje militar y policial en democracia, existieron servicios extranjeros que colaboraron, remarcó que el dinero para el espionaje salió de las instituciones democráticas uruguayas, y reconoció que hubo informantes de organizaciones populares.

En entrevista con LARED21 el diputado del Frente Amplio Gerardo Núñez, presidente de la Comisión Investigadora sobre el presunto espionaje en democracia, afirmó que los legisladores integrantes de la investigadora, tienen la convicción que hubo “espionaje en democracia”.
Desde 1985 ha  primado “la lógica de la impunidad” y el Estado uruguayo “no detuvo, ni controló” a militares y policías que hacían espionaje en democracia, remarcó.
El legislador indicó que la Comisión convocará a todos los ministros de Defensa e Interior, desde el advenimiento de la democracia hasta la fecha.
-¿Por qué se forma una comisión que buscará investigar el espionaje en democracia?
Esto surge a raíz del descubrimiento de lo que fue el “Archivo Castiglioni” y de varios artículos de prensa, que  nos permitieron tener con precisión, la certeza que en Uruguay a partir de 1985 hasta por lo menos el 2004, hubo un trabajo de inteligencia por parte de Inteligencia del Estado, sobre personalidades, partidos políticos, organizaciones sociales y dirigentes sindicales, en un contexto de ilegalidad y de rompimiento de códigos normativos, legislativos y constitucionales. Dimos un debate importante dentro del Frente Amplio y la fuerza política entendió necesario la formación de la investigadora y así contribuir a la democracia, a la defensa de las instituciones y también contribuir a la verdad y la justicia. Tenemos que romper barreras que existen respecto a la impunidad. Planteamos conformar esta Comisión en Diputados y se aprobó por unanimidad.
-¿Qué es el “Archivo Castiglioni”?
Es un archivo que estamos intentando conocer en su cabalidad. Tiene documentación oficial de como desarrollaban labores los Servicios de Inteligencia de las FFAA, sobre partidos políticos, en su mayoría vinculado a la izquierda principalmente al PCU, al MLN y al PVP, también sobre sindicatos, y los Partidos Nacional y Colorado. Es un abanico muy grande de intervenciones ilegales, que se hicieron en democracia. Estos hechos, son un ataque a la democracia, son muy graves. Al mismo tiempo, comenzamos  a trabajar con otro archivo que tiene una importancia histórica, que es el archivo que encontró Azucena Berrutti  cuando fue Ministra de Defensa (2005 – 2008). Los legisladores de la Investigadora, presumimos que el “Archivo Castiglioni”, es una parte del archivo que encontró Berrutti. Allí no caben dudas que las labores eran institucionales. Este archivo que fue encontrado en dependencias militares, tiene los sellos de las dependencias correspondientes, y las firmas de los responsables de esas dependencias. Los documentos de ese archivo, nos permiten afirmar, que estamos ante documentos institucionales de las FFAA. Recordemos que “Elmar Castiglioni”, estuvo vinculado a secciones de inteligencia militar, fue responsable del Departamento 1 de la Dinacie (Dirección Nacional de Inteligencia de Estado) y por lo tanto, tenía acceso a esta producción de materiales y tal vez, como forma de hacer un estudio pormenorizado él y otras personas, iban sustrayendo estos archivos que ya eran motivo de análisis de los militares. No estamos diciendo que lo recogieron sin saber para qué, los análisis nos gustaría conocerlos y queremos saber por qué se desarrolló esa recolección.
-¿La fecha es 2004 o 2015?
Efectivos principalmente militares hacían seguimientos, escuchas telefónicas.
-Por el momento tenemos hasta 2004 y decimos esta fecha, porque fue la que Azucena encuentra, el archivo fue encontrado en 2007 y ese trabajo es hasta 2004. Lo que sí dicen los peritos que trabajaron con el “Archivo Castiglioni”, es que hay información hasta el año 2015. Lo que sí sabemos aunque no sea parte del trabajo de la Comisión Investigadora, es que los trabajos de inteligencia continuaron durante mucho tiempo. Es una hipótesis muy fuerte que tenemos. Creemos que estas personas se manejaron con autonomía y con poco control político, y esto es algo que tenemos que revisar y discutir en el marco de la propuesta del Ejecutivo, de la conformación de una ley de Inteligencia del Estado.
-Cuando habla de acciones de Inteligencia ¿a qué hace referencia?
-Había seguimientos, escuchas e infiltraciones, distintas formas de acuerdo a situaciones y circunstancias. Los que cumplían estas tareas de inteligencia analizaban mucho los perfiles de las personas que luego se  convertían en informantes. Se buscaban personas con dificultades económicas, o que pasaban por situaciones complejas y las captaban. Los convertían en informantes y cuando eso no era posible, recurrían a infiltraciones directas de policías o militares, hacían escuchas telefónicas incluso allanamientos ilegales.
-¿Cómo eran los allanamientos ilegales?
-Nosotros tenemos un documento, que da cuenta de agentes militares que se hicieron pasar por inspectores de OSE.  Ingresan a una vivienda y hacen una descripción de la misma, no es un allanamiento como los que se hacían antiguamente, pero sí les daba para elaborar un informe donde dicen que en “esa casa vive una persona con un perfil marxista y leninista, por los libros o los cuadros que tenía”. La preocupación por establecer cuantas personas vivían en esa casa. Persiguieron a distintas personas, se trataba tanto de dirigentes políticos como también de militantes de base.
-¿Las personas que vivieron esta situación, tienen idea que sufrieron un allanamiento ilegal?
-Probablemente no lo sepan o quizás se enteren en estas circunstancias. Una vez que esta información sea pública, mucha gente se enterará de estas situaciones. En los documentos hay información muy precisa, dirección, año y otros detalles. Está todo.
-¿Había un sistema represivo paralelo?
Usaron la infraestructura militar para hacer espionaje en democracia
-Estaba dentro de las Instituciones Militares. No creo  que sea paralelo, porque usaron toda la infraestructura militar para poder llevar a cabo estas labores. El archivo que encuentra Berrutti son 4 millones de copias. Esa información no la procesan dos o tres personas aisladas, sino que implica recursos e infraestructura. Lo que nos preguntamos, era si eran autónomos respecto al poder político y al poder civil. Habrá que profundizar si en todo el periodo democrático, tuvieron ese nivel de autonomía o si respondían a órdenes que impartían desde el poder político.
-¿Hubo gente de izquierda que colaboró con el aparato represivo?
Hubo un objetivo de boicotear los procesos de búsqueda de verdad y justicia.
Sí, se prueba en los documentos. Hubo informantes de organizaciones populares, ahí habrá que determinar cómo fue y con qué objetivo. Por algo ciertos partidos políticos, aún recuperada la democracia, seguían representando un peligro para las Fuerzas Armadas. Hubo un objetivo muy fuerte de  boicotear los procesos de verdad y justicia. Somos  cuidadosos, no podemos afirmar que haya información sobre detenidos desparecidos, sí podemos señalar que había un ensañamiento por parte de sectores militares en ocultar lo que había ocurrido en tiempos de dictadura. También  intentaban saber cómo los partidos y las organizaciones se organizaban en estos temas, para ellos también diseñar su propia estrategia de defensa. Querían adelantarse a los movimientos de las organizaciones que denunciaban la violación de los derechos humanos.
-¿Cómo se va a manejar la información que surja de la Investigadora?
La única información que será protegida es la referida a las víctimas.
-La definición es que vamos a proteger toda la información que refiera a las víctimas del espionaje. También es el propósito, que todo lo que no tenga que ver con las víctimas, se dé a conocer. Los diputados frenteamplistas, entendemos que se tiene que saber sobre las personas que desarrollaron las tareas de inteligencia, sobre los organismos que las desarrollaron, y sobre quienes fueron cómplices, tanto en el ámbito gubernamental, de los servicios inteligencia como en el campo popular.
-¿Se contratarán peritos para estudiar la documentación?
-Es una información compleja, es necesario manejarla de forma profesional. Nosotros solicitamos una pericia a la Universidad de la República, y esta verá como aporta a este proceso, con qué Facultades, con qué peritos, y con qué investigadores. Esta dimensión y este volumen, merecen una metodología de estudio puntual para los fines de la Comisión, pero será necesario que se pueda desarrollar una labor más extendida en el tiempo. Queremos conocer los contenidos y tomar las acciones que sea pertinente tomar.
-¿Habrá que legislar?
-Una vez concluidas las labores de la Investigadora y luego de las conclusiones, se verá si tenemos que legislar. Hoy tenemos una Comisión de Seguridad y Convivencia, y un proyecto de ley de Inteligencia del Estado. Para nosotros son insumos fundamentales y no dar un debate de ojos y oídos tapados, sino que queremos tener presente, todos estos antecedentes significativos, para generar las máximas garantías democráticas para todos los ciudadanos, estén o no organizados en partidos políticos o en espacios sociales.
-Ud. ha dicho que el papel de Azucena Berrutti ha sido histórico, al rescatar el Archivo y mandarlo digitalizar. Luego que ella salió de la titularidad de Defensa ¿qué sucedió con los otros ministros que ocuparon el cargo desde que el FA llegó al gobierno?
Azucena Berrutti se preguntaba si en el Archivo había información sobre los detenidos desaparecidos.
-Efectivamente, fue un error no haber continuado esa tarea tan significativa que hizo la “compañera Azucena”. Ella lo encontró, lo mandó digitalizar para que posteriormente se identificaran los contenidos. Azucena se preguntaba si había información sobre detenidos desaparecidos y lo hizo por un compromiso ético, democrático y de compromiso con la verdad y la justicia. Creemos que no debieron detenerse nunca esos procesos de investigación sobre los contenidos de los documentos, más cuando fueron arrojando información que indicaba la gravedad de lo que había en los mismos.
-¿Hubo servicios extranjeros que colaboraron con los servicios uruguayos?
-Creemos que sí. Había interés de la (CIA) de tener una base en Uruguay. Y en esa base la Embajada de EEUU jugaba un papel central. Esto no es nuevo. Nuestras instituciones han estado infiltradas y dirigidas por organismos internacionales, esto ya está dicho. Desde la década de los ´60 y ´70 esto ha sido la tónica permanente y creemos que se confirma en Democracia, lo cual es un atentado a la soberanía del país.
-¿Usted cree que la Comisión parlamentaria se juega su prestigio si de esto no sale nada?
La Comisión parlamentaria tiene la voluntad de investigar pero necesitamos la información
-Sí, nos jugamos el prestigio de la Comisión y del Parlamento y también las instituciones que tienen que colaborar. Nosotros tenemos la voluntad de investigar pero necesitamos la información. El Archivo General de la Nación y el Ministerio de Defensa, han tenido buena disposición, nos respondieron todo lo que le solicitamos. También necesitamos colaboración de la Justicia y de algunas dependencias ministeriales a la que ya enviamos las solicitudes. A pesar de que transcurrió poco tiempo, todos los integrantes de la Investigadora podemos afirmar que existió espionaje militar y policial en Democracia y que ahora estamos buscando sI esto se hizo con autonomía del poder político o con la colaboración de los gobiernos de turno.
-¿De qué sectores del Estado están esperando mayor compromiso?
-A la Suprema Corte de justicia (SCJ) le hicimos un planteo respecto al “Archivo Castiglioni”, le pedimos información a la jueza que hoy tiene la investigación de este archivo. La Justicia no está investigando lo que queremos investigar nosotros, ella está investigando las causas del Terrorismo de Estado y nosotros focalizamos de 1985 en adelante, no descartando que si aparece información que hecha luz sobre esas épocas oscuras, lo vamos a considerar y lo pondremos a disposición de los espacios que se entiendan necesarios.
-¿Le faltó transparencia al Estado?
Todavía hoy prima la lógica de la impunidad
-Le falta transparencia, le faltó más en otros momentos históricos y le falto control. Todavía hoy prima la lógica de la impunidad, la lógica de no dar la información que tienen, tanto de los detenidos desaparecidos, como de otro tipo. Nos consta que hoy día, hay un gran esfuerzo del Ministerio (Defensa) pero no siempre fue así.
-¿Qué es lo que más le ha impactado?
-El volumen del Archivo, la metodología utilizada, la sistematización  durante tanto tiempo, y la fundamentación por las cuales realizaron estas actividades. Hay un documento del año 1985, firmado por el Comandante en Jefe del ejército Hugo Medina, donde es una continuidad de lo que hacían en Dictadura, el mismo lenguaje y las mismas organizaciones investigadas. Llama la atención que ese Comandante, luego fue Ministro de Defensa (1987 – 1990) y esa documentación esperamos que se nos devuelva oficialmente por parte de las FFAA. Los documentos están, también constan  las órdenes del Ejército para realizar  estas investigaciones y lo que hay que determinar, es porque siguieron fundamentando sus laborales de inteligencia, en la Doctrina de la Seguridad Nacional, porque siguieron fomentando la violencia y la violación los Derechos Humanos, atentando contra la intimidad, y la libertad.
-¿De dónde habrá salido el dinero para hacer estas acciones y  cuantos efectivos participaron?
El dinero utilizado para el espionaje salió de las instituciones democráticas.
Todo indica que los recursos fueron institucionales, que todos los uruguayos aportamos y que los distintos ministerios transfieren a estos espacios. Hablamos de cifras muy importantes, solo pensar lo que implican los gastos de locomoción. Había decenas de informantes policiales y militares que se trasladaban en vehículos. Pensemos la infraestructura que hay que montar para vigilar a otro. Los recursos salieron de la institucionalidad.
-¿Cuantos participaron?
-Es un número que hoy no puedo establecer, pero pensemos que los “manipuladores”como ellos los llaman, son identidades cambiadas y superan las 3 o 4 decenas. También hay que tener en cuenta, esa información quién la procesa, quien la analiza cómo se montaron esas estructuras. Entonces, si son cientos las que estuvieron en estas labores en esos tiempos desde 85 hasta por lo menos 2004, es una dimensión más que significativa.

“Archivo Castiglioni”

En octubre de 2015 la jueza Beatriz Larrieu y el fiscal penal Carlos Negro, incautaron del domicilio particular del militar fallecido Elmar Castiglioni, 60 cajas con documentos sobre la dictadura.
El operativo judicial se realizó en el marco de la causa que investiga el homicidio de Fernando Miranda, cuyos restos fueron encontrados en marzo de 2006.

Castiglioni

Elmar Castiglioni, fallecido en 2015, coronel retirado, fue jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia del Estado y líder del Foro Libertad y Concordia. Además, era sobrino de Víctor Castiglioni ex Director de Inteligencia Policial.

Comisión Investigadora

Investigadora sobre posibles actos de inteligencia de Estado, violatorios de la normativa legal y constitucional, llevados a cabo por personal policial o militar desde 1985 hasta la fecha.
Integrantes: Diputados  PCU – FA Gerardo Nuñez (Presidente), Diputado Lista 71 – PN  Jaime Trobo (vicepresidente),  Darcy de los Santos (FA), Luis Gallo (FA), Felipe Carballo (FA), Tabaré Viera (PC), Iván Posada (PI), Carlos Rodríguez (FA), Eduardo Rubio (UP)

Ministros

Ministros de Defensa entre el período 2005 – 2016
Azucena Berrutti-  2005 – 2008.
José Bayardi-  2008 – 2009.
Gonzalo Fernández- 2009 – 2010.
Luis Rosadilla- 2010 -2011.
Eleuterio Fernández Huidobro- 2011 – 2016 (fallecido).
Jorge Menéndez- Está en el cargo desde 2016.

Objetivos

Espionaje sobre personalidades de distintos ámbitos. Sufrieron espionaje militar: Líber Seregni, Tabaré Vázquez, Carlos Julio Pereyra, Germán Araújo, Julio María Sanguinetti, Gustavo Penadés, Azucena Berrutti, Rafael Michelini, Macarena Gelman, Jorge Vázquez, Leonardo Costa y Jorge Batlle, los jueces Alberto Reyes y Rolando Vomero y la ex fiscal Mirtha Guianze, entre otros.