Aquel 23 de agosto
Por Ramiro Ross
Había que hacerlo, todos sabían que esos obreros no eran culpables, todos sabían que no era a ellos a quienes se estaba juzgando, era a su ideología, y esa farsa era una señal, era una advertencia de que no tolerarían que gente como ellos intentaran cambiar su sistema, ese sistema gracias al cual, los bolsillos de quienes sustentaban el poder se encontraban llenos de dinero, y no les importó que debieran asesinar a algunos para que otros lo entendieran, al fin y al cabo, ya lo habían hecho demasiadas veces como para empezar a tener problemas de conciencia, y ese día el 23 de Agosto de 1927, el verdugo, un oscuro funcionario del Estado de Massachusetts bajó la fría palanca que terminaría de cerrar toda la mentira.
Todo había comenzado cuando cae asesinado un pagador y sereno de una fábrica de zapatos en la Ciudad de South Brantree, no se encuentra a los culpables y entre policías y jueces, ven la oportunidad, arman una parodia de juicio en el que jamás pudieron demostrar la culpabilidad de ninguno de estos dos italianos, pero no les importó, la clase política los aprueba para que dieran el veredicto que ellos necesitan, porque la ‘salud’ del sistema así lo requería.
Las sentencia llegó formalmente, fueron declarados culpables porque era necesario que fueran declarados culpables y el 14 de Julio de 1921 el juez estampó su firma ¡¡¡ Mátenlos !!!.
A partir de ese momento se levantaron millones de voces en todo el mundo exigiendo que no se lleve a cabo esa carnicería humana, las marchas en toda América y Europa eran tumultuosas, centenares de miles de personas en cada una de ellas, denunciaban al mundo la trampa y repudiaban el crimen que se estaba por cometer en nombre del sistema capitalista.
De nada sirvieron las demostraciones de que esos dos hombres libertarios no eran culpables, finalmente, un fatídico 23 de Agosto de 1927, 6 años después de la sentencia, son ejecutados cobardemente.
Pasaron muchos años, 50 exactamente, para que un gobernador de Massachusetts reconociera formalmente la inocencia de esos hombres y declaró que fueron condenados por sus convicciones políticas y por su condición de inmigrantes. Esa declaración no conformó a nadie, el crimen ya se había consumado, los pueblos del mundo siempre supieron que Sacco y Vanzetti eran dos victimas mas de un sistema criminal y asesino.
¡No hay justicia para los pobres en América!
...¡Oh, compañeros míos, continuad vuestra gran batalla! ¡Luchad por la gran causa de la libertad y de la justicia para todos! ¡Este horror debe terminar! Mi muerte ayudará a la gran causa de la humanidad. Muero como mueren todos los anarquistas, altivamente, protestando hasta lo último contra la injusticia...Por eso muero y estoy orgulloso de ello! No palidezco ni me avergüenzo de nada; mi espíritu es todavía fuerte. Voy a la muerte con una canción en los labios y una esperanza en mi corazón, que no será destruida...
Nicola Sacco
“Nunca pensamos en toda nuestra vida haber podido hacer tanto por la tolerancia, por
la justicia, por el entendimiento entre los hombres, como hecho ahora por casualidad
¡¡¡ Nuestras palabras, nuestras vidas, nuestros dolores, no son nada !!!. Las vidas que
Nos quitan, vidas de un buen zapatero y de un pobre vendedor de pescado, eso es
Todo!. El último momento nos pertenece, la agonía es nuestro triunfo “
Declaración de Vanzetti luego de recibir la sentencia.
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