Por Luis Casal Beck
El martes 10, se cumplieron 30 años de la
muerte en México, donde estaba exiliado, de Carlos Quijano (1910-1984),
director del semanario “Marcha” (1939-1974), y uno de los “maestro”, al
decir de Angel Rama, “de al menos dos generaciones de uruguayos”.
En
aquel tan agitado año 1984, clave en la apertura democrática, en 130
países la muerte de Quijano circuló a través de un despacho de la
agencia Reuters, enviado por su corresponsalía en Montevideo. Ideario,
reseña en una cronología algunos momentos fundamentales en la vida del
gran hombre público, así como los ejes de su pensamiento, en la
perspectiva de Arturo Ardao.En “la conciencia crítica” (1969), Angel Rama decía que Quijano “enseñó a pensar con claridad, dentro de un modelo racionalizado francés; a considerar la totalidad nacional, marcando la cuota importante de la economía, en el funcionamiento cultural; a creer a pies juntillas, en la caducidad fatal del sistema; a enfrentar sin anteojeras, críticamente, la realidad; a defender la nacionalidad y afirmar la segunda comarca nuestra, latinoamericana, en incesante pugna con su enemigo imperial (…) siempre discutido y polemizado, siempre en pugna con el medio y las corrientes ocasionales del exitismo; siempre persistiendo en sus orientaciones, a costa de escisiones y rupturas” (ver Enciclopedia Uruguaya, número 56).
Abogado, doctor en economía en La Sorbona, electo diputado blanco por Paysandú a los 25 años, (banca que declinó ocupar por estar viviendo en Francia), Quijano se sentía continuador de la inmaculada figura de Washington Beltrán, el primero de ellos, que murió en abril de 1920, en un duelo de honor con José Batlle y Ordoñez.
Al regresar a Montevideo (1928), fundó una agrupación socialdemócrata, dentro del Partido Nacional (la ANDS) que lo llevó al Parlamento y editó el primero de sus medios de prensa (diario “El Nacional”). En ese núcleo progresista, que cuatro décadas más tarde, estaría en la génesis del Frente Amplio (FA), se encontraban el filosofo Arturo Ardao, y el maestro Julio Castro.
Después vendría el colapso electoral de 1931, la resistencias a la dictadura de Gabriel Terra (1933), la intentona revolucionaria de 1935, su militancia en el “nacionalismo independiente” (integró dos de sus directorios, hasta 1938). En 1939, fundó “Marcha”, ámbito fermental de la vida nacional, a lo largo de 35 años.
En 1958, rompió todo vínculo con el Partido Nacional. Reivindicó el legado de José Enrique Rodó, el de Carlos Vaz Ferreira, y subrayó su identificación no dogmática con herramientas teóricas concebidas por Karl Marx. Quijano soñaba con el socialismo, con la Patria Grande, y se opuso siempre a los facilismos y las coartadas, que ignoraban el valor supremo de la democracia política, en permanente construcción. .
En 1970, fue uno de los impulsores del FA. En 1971, estuvo en su fundación y agradeció, pero no aceptó, ser su candidato a la vicepresidencia. En un editorial publicado en “Marcha”, poco antes de las elecciones de noviembre de 1971, dijo: “EL Frente Amplio, es un hecho escandalosamente nuevo. Rompe los esquemas enmohecidos. Trastorna las reglas de juego. Es una irrupción vital y fecunda, que le da dado al país con la fe, la esperanza. Sólo él, creemos, puede devolverle por la justicia, la paz”.
En junio de 1973 se produjo el golpe, las largas clausuras de “Marcha”; durante 81 días conoció la prisión, porque su semanario publicó un cuento. Finalmente, se concretó la clausura. En 1975, sabiendo que lo estaban buscando, Quijano cruzó el río Uruguay, y llegó hasta Buenos Aires. En México le ofrecieron ser profesor en la Universidad Autónoma (Unam). Aceptó, y se radicó en ese país hasta su muerte. Vivió con extrema austeridad, inclaudicable en sus convicciones y su esperanza. En 1979 empezó a publicar, en su segunda época, los “Cuadernos de Marcha”.
En 1984, la central regional de la agencia Reuters, -la más importante del mundo en ese momento por la cantidad de corresponsalías que tenia en los cinco continentes (130)-, funcionaba en Buenos Aires. Existía una mesa en castellano y otra en inglés. Varios eran los periodistas uruguayos que trabajaban en ella: Enrique Jara (director de América Latina), Hugo Infantino (editor en español), Julio Villaverde (subjefe de la mesa de noticias).
En la tarde del 10 de junio de aquel año, a Infantino le llegaron versiones sobre un problema de salud grave de resultado incierto que habría afectado al doctor Quijano. Le pidió entonces, por mensaje interno al corresponsal en México, que averiguara la entidad de estos hechos. El encargado de turno en ese momento de la oficina en Montevideo (Luis Casal Beck), que funcionaba en el cuatro piso de un edificio ubicado en Florida 1408 casi Colonia, al ver en el monitor la solicitud, se ofreció, para colaborar en la búsqueda, y llegado el caso, enviar una historia con la vida y el pensamiento de Quijano, en el formato estandar de la entonces Latin-Reuter (tres takes).
Transcurrieron varios minutos, hasta que Infantino, dió el visto bueno, porque en México existían dificultades para despejar las interrogantes abiertas, y avanzar con prontitud en el conocimiento de los hechos. Casal Beck se comunicó con allegados a Quijano, y redactó un Urgente, que empezaba diciendo: “Montevideo, jun 10 (Latin-Reuter). El intelectual uruguayo Carlos Quijano murió hoy a los 84 años en la capital de México, donde se encontraba exiliado desde 1976, dijeron aquí sus familiares” (ver despacho). La noticia llegó a Buenos Aires, y fue transmitida, de inmediato, primero en la mesa en español y luego en la de inglés. De este modo, el hecho se conoció en distintos medios de comunicación social de 130 países (y en una pluralidad de idiomas), a través de la agencia británica fundada en 1851 por Raul Julius Reuter.
Los restos mortales de Quijano fueron repatriados en 1987, velados en la Universidad de la República, conducidos por una multitud por 18 de Julio, Aquiles Lanza, hasta el Cementerio Central, donde hoy reposan en el Panteón Nacional. El Parlamento publico entre 1989 y 1995 siete volúmenes con sus principales escritos. El primero de ellos, prologado por Arturo Ardao, autor del primer editorial de “Accion” y de “Marcha”.
Angel Rama: “el gran maestro americano”
“Aunque no es imposible, daría trabajo, en el caso de Diderot, un examen de su obra que prescindiera por completo de su participación directriz en la publicación de la famosa “Enciclopedia”. Tal distingo creo que es imposible hacerlo en el caso del uruguayo Carlos Quijano. El es el semanario “Marcha”, y éste es Carlos Quijano. El hizo posible esa inusual tribuna de pensamiento libre, manteniéndola durante treinta y cinco años.
(…)
Construir una tribuna de discusión abierta y lúcida, documentada y sin dogmatismos; atender las necesidades intelectuales del país y del continente; desarrollar una crítica independiente; servir de hogar a la cultura nacional; elaborar el proyecto de una nueva sociedad mas justa y evolucionada, fueron algunos puntos de su desmesurada empresa. Y ella lo absorbió de tal modo que prácticamente se disolvió dentro del semanario.
(…).
escribió todos los viernes el editorial del semanario, las seis cuartillas frecuentemente llenas de numeritos en que analizó la vida económica del país y del continente, los grandes debates ideológicos de nuestro tiempo, los problemas políticos y sociales, todo ello con rigor, con conocimiento de causa y sin acidez (…) Esos editoriales nunca llevaron firma, y tampoco durante la mayor parte de esos 35 años figuró al frente del periódico el nombre de su director: era la voz de “Marcha” (…) Me temo que muchos ignoraban que estaban escritos por Carlos Quijano; y pienso que para muchos, él concluyó siendo una especie de raro mito, criatura casi inexistente fuera del semanario.
(…).
Tras los grandes maestros que en el primer tercio del siglo (XX) tuvo el Uruguay (José E. Rodó, Carlos Vaz Ferreira), fue Carlos Quijano quien orientó a la juventud, constituyéndose en el maestro de al menos dos generaciones. Maestro del pensamiento lúcido, independiente, desinteresado; maestro de una escuela de exigencia y de rigor; maestro de un estilo moral casi victoriano que explica su renuncia a la riqueza, al poder político, al halago de una fácil fama. (…)
“Marcha”, (fue) una escuela del periodismo intelectual, donde trabajaron decenas de periodistas políticos, sindicales, de notables reporteros (Carlos M. Gutiérrez, (Guillermo) Chifflet, Héctor Rodríguez, María Esther Gilio). Desde el equipo inicial formado por el educador Julio Castro, el filósofo Arturo Ardao, y el novelista Juan Carlos Onetti, hasta los más jóvenes de los últimos años (Eduardo Galeano, Jorge Ruffinelli, Gerardo Fernández), fue en las páginas del semanario, que se tejió la vida cultural del país. (…)
La gran mayoría del equipo de “Marcha”, perteneció a las plurales tendencias del liberalismo, del socialcristianismo, del socialismo democrático. Una parte ha sido encarcelada, torturada salvajemente, calumniada. Una sola acusación puede aceptar Carlos Quijano: haber pensado con claridad, y haberse propuesto como meta, la enseñanza del pueblo”
(“Carlos Quijano, maestro americano”, Angel Rama, diario “El Nacional”, de Caracas, 13 de diciembre de 1976).
ARDAO: LAS CLAVES DE SU PENSAMIENTO
“Quijano-destaca (Arturo) Ardao-sin dejar de profundizar en las décadas posteriores a 1930 (…) el realismo de cuño económico que fue la culminación intelectual de sus años de París, desplegó su magisterio económico y político, social y cultural, conforme a la norma eminente de Próspero: “Que los diarios afanes por la utilidad, cedan transitoriamente su imperio a una mirada noble y serena, tendida de lo alto de la razón sobre las cosas (…), no tratéis, pues, de justificar, por la absorción del trabajo o el combate, la esclavitud de nuestro espíritu”.
En definitiva, en el pensamiento de Quijano, gravitan de manera muy importante: “(José E) Rodó y (Carlos) Vaz Ferreira al fondo, (Karl) Marx, más acá, asumidos todos ellos del modo más libre o menos dogmático, como lo quería el Gorgias de la Parábola, y el psico-lógico de la “Lógica Viva”, para la definición de un pensamiento, tan incitante y original como su acción y su personalidad”. En “La Evolución de la Inteligencia Uruguaya”, , concluye, Quijano es el sucesor del magisterio de Rodó y Vaz Ferreira: “por debajo de los obligados ajustes y reajustes impuestos por las épocas, al par que la vocación y el carácter –incoercible electores en cada caso del propio terreno y de la propia manera-, la gran trilogía de maestros uruguayos del siglo XX se integra y se potencia, sin contradicción ni ruptura” (Escritos de Carlos Quijano, volumen seis, editado por la Cámara de Representantes (1992). Prólogo de Omar Prego Gadea)
Perfil Carlos Quijano (1900-1984)
1900 nace en Montevideo un 21 de marzo.
1918/1923 profesor de Literatura en Enseñanza Secundaria.
1924 abogado (medalla de oro)
1924/1928 estudia economía y ciencia política en La Sorbona
de París. Obtiene su segundo doctorado.
1925 electo diputado blanco por Paysandú. No acepta por
estar viviendo en Francia.
1928 regresa a Montevideo. Funda la Agrupación
Nacionalista Demócrata Social (ANDS). Diputado
blanco por Montevideo.
1930 funda y dirige el diario “El Nacional”.
1931. Colapso electoral de su partido. Pierde su banca.
Cierra “El Nacional”.
1932 funda el semanario “Acción”. Profesor de Finanzas
en la Universidad. (UdelaR).
1933 golpe de estado de Terra. Se suma al nacionalismo
Independiente. Toma distancia en 1938.
1935 participa en un intento de revolución contra Terra.
1936 profesor de Economía Política en la UdelaR.
1939 funda y dirige el semanario “Marcha”.
1946 se postula al Parlamento sin éxito por un nuevo
lema (Partido Demócrata).
1956/1959 dirige el diario “Tribuna Popular”.
1962 dirige el diario “Ëpoca” y apoya a la Unión Popular.
1970 firma un manifiesto de apoyo a la creación de un
Frente Amplio, opositor al pachequismo.
1971 fundador del FA. No acepta ser su candidato a la
vicepresidencia.
1973 golpe de estado.
1975 se refugia en Argentina, y consigue trabajo en
México como profesor de la Unam. En 1979
vuelve a publicar los “Cuadernos de Marcha”.
1984 muere un 10 de junio, a los 84 años.
Fuente: republica.com.uy
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