En medio de la crisis y de duros conflictos, fue creada la CNT
Por Luis Casal Beck
En el próximo congreso de la central
sindical de los trabajadores uruguayos, PIT CNT, que se desarrollará
entre el 15 y el 17 de junio, será especialmente recordado el “Congreso
del Pueblo” (1965), que definió un “programa de soluciones a la crisis”,
adoptado luego por la Convención Nacional de Trabajadores (CNT), que
culminó un proceso de unificación del movimiento sindical en 1966, con
la presidencia de José D´Elia. El PIT CNT tiene, en la actualidad, unos
400 mil afiliados.
“Otro hecho decisivo del año 1965, fue la realización del Congreso
del Pueblo, cuya preocupación por aglutinar al conjunto de los acores
sociales perjudicados por la crisis, lo situó como un eveno concreto en
el movimiento estratégico de aproximación de los trabajadores, con el
conjunto de las capas medias y sectores populares, como fuerzas sociales
capaces de asumir el proceso de transformación profunda del Uruguay
capitalista y dependiente”, decían Yamandú González y Rodolfo Porrini en
el fascículo 17 de las “Bases de la historia uruguaya”, publicada tres
décadas atrás bajo la dirección de Milton Schinca (“Las capas medias y
los sectores populares (segunda parte). Nuestra sociedad y sus
contradicciones”, Las Bases, “A este congreso, -añadían-, asistieron
1378 delegados, representando a 707 organizaciones obreras y populares,
que agrupaban a cerca de 800.000 personas”.En un fascículo de la colección “Nuestro Tiempo”, (número 4, “movimientos sociales”, de 2013), Porrini, recordaba que “entre 1964 y 1966, la CNT pasó de mecanismo de coordinación a ser un organismo unificado, adoptando el programa del Congreso del Pueblo, realizaco en 1965.
Este congreso, había reunido a un conjunto de sectores perjudicados por la crisis, y elaborado un vasto “programa de soluciones”, que incluía la reforma agraria, industrial, del comercio exterior, entre otras transformaciones a realizar”, visualizándose en los documentos “la influencia de las ideas “desarrollistas” de la Comisión Económica para América latina” (CEPAL); creada en 1960”.
Porrini, que obtuvo un doctorado en historia (Universidad de Buenos Aires), es uno de los principales historiadores del sindicalismo local (colabora en el presente con el Instituto Cuesta-Duarte del PIT-CNT).
Un testigo de aquel tiempo tan conflictivo, fue Héctor Rodríguez (líder sindical, periodista, referente de una corriente política que en 1971 impulsó la creación del Frente Amplio).
En la “Enciclopedia Uruguaya” (número 51, “El arraigo de los sindicados”, de octubre de 1969), Rodríguez repasaba los hechos centrales que culminaron en el Congreso del Pueblo (1965), y el final del proceso unitario de los trabajadores sindicalizados (CNT, 1966, con estatuto, programa, autoridades).
“En 1963, -señalaba-, el primer Congreso Ordinario de la CTU, convocó a todas las organizaciones sindicales, para elaborar de común acuerdo, un programa nacional de soluciones a los problemas económicos del país y de reivindicaciones inmediatas de los trabajadores, en lo económico.
También en 1963, se conoció el primer diagnóstico de la CIDE (surgida a instancias del primer gobierno blanco, en 1959); y en el país, se produjo una aparente unanimidad acerca de la “necesidad de cambiar sus estructuras económicas”. Para la mayor parte de los dirigentes políticos, se trató evidentemente de asegurar ”cambios, para que nada cambiara”.
“En 1965, -agrega mas adelante-, el paro general del 6 de abril, al que se plegaron medio millón de obreros, empleados y funcionarios para postular soluciones acordes con el programa (de la CTU de 1963), indicó que ya existía una fuerza social dispuesta a luchar por él.
En el mismo mes, un crack bancario que arrastró a la liquidación a cuatro establecimientos (como el Banco Transatlántico), y sus colaterales, indicó la urgencia de las transformaciones requeridas. El “Congreso del Pueblo”, convocado por la CNT en agosto de 1965, concretó un programa de soluciones que recibió el apoyo de jubilados, cooperativistas, educadores, profesionales, productores agrarios”.
Entonces, “la CNT hizo suyo este programa (…) en el Congreso estatutario que realizó en octubre de 1966, y consolidó un programa nacional, no exclusivamente obrero ni exclusivamente sindical, largamente elaborado y susceptible de cubrir toda una etapa del desarrollo del país.
En 1965, cuando el gobierno elegido bajo el lema Partido Nacional convocó a la CNT a un Consejo Nacional de Acuerdo Social, para lograr entendimientos con la Cámara de Industrias, la Cámara de Comercio, la Federación Rural, la Asociación Rural, y la Asociación de Bancos, la CNT presentó su programa de soluciones a la crisis, como base de discusión. El propio gobierno, abandonó la empresa”.
Otra mirada de un contemporáneo de aquellos sucesos, es la de Enrique Méndez Vives, (destituido por la dictadura, pasó a reside en España en 1977), quien, en un ensayo publicado en setiembre de 2014, recordaba que “ (en la convulsa década de 1960), la regresiva distribución del menguado ingreso nacional, rebajó notablemente el salario real.
(Entonces) aumentó la conflictividad social: huelgas, paros, y ocupaciones de lugares de trabajo, se contaron por centenares. Los dos gobiernos blancos (1959-1967), aplicaron Medidas Prontas de Seguridad, para enfrentar las movilizaciones; en 1959, en 1963 (huelga de UTE), y dos veces en 1965.
En algunos casos, participaron las Fuerzas Armadas”. Méndez Vives, abogado e historiador, afirma que entre 1959 y 1961, se formó la Central de Trabajadores del Uruguay (CTU), que reunía al 28 % de los sindicatos locales; la Confederación Sindical del Uruguay, agrupaba a otro 20 %, y los sindicatos autónomos constituían el 52″.
“La CTU y tres gremios (textil, gráficos, Funsa), decidieron en mayo de 1964, convocar a una Convención Nacional de Trabajadores. En setiembre, la Convención se convirtió en órgano coordinador de la Central de Trabajadores del Uruguay, con los no integrados (bancarios, por ejemplo). Convocado el “Congreso del Pueblo” (1965), al que concurrieron unos 1.400 delegados de unas 700 organizaciones sociales.
El Congreso aprobó un plan muy amplio de reformas económicas, financieras, sociales. (En 1966) La Convención Nacional de Trabajadores, pasó de órgano coordinador a central de trabajadores” (ver “500 años. Lo esencial de la historia uruguaya”, EBO).
Germán D´Elia, marca la importancia de esta unificación del sindicalismo uruguayo. En un ensayo divulgado en “Nuestra Tierra”, -el número 4, de marzo de 1969- este historiador, dirigente sindical (AEBU) y político (fue diputado socialista), afirmaba que “la creación de la Central de Trabajadores, y luego de la CNT (1966), constituye un triunfo para la clase trabajadora, cuyas proyecciones serán certificadas por el desarrollo de los acontecimientos.
La unidad por la unidad en sí, tiene escaso valor; pero cuando es la culminación de un ciclo de luchas, y se llega a ella sobre la base de un programa que demuestra una doble superación –ideológica y programática-, entonces constituye un avance trascendente”.
LOS CONGRESOS DE LA CENTRAL SINDICAL
1964/66: Convención Nacional de Trabajadores (CNT)
1969: primero – 120 mil afiliados
1971: segundo – 180 mil (dictadura cívico-militar)
1983: Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT)
1985: tercero – 240 mil
1987: extraordinario – 236.640
1990: cuarto – 222.310
1993: quinto – 173.433
1996: sexto – 126.200
2001: séptimo – 122.057
2003: octavo – 102.000
2006: noveno- 240.000
2008: décimo- 250.000
2011: décimo primero -320.000
2015: décimo primero – 400.000 (estimación)
LA NUEVA CLASE TRABAJADORA
“(sobre finales de la década de 1980) el sindicalismo (uruguayo) ha tenido que actuar en el marco de diversos cambios económico-sociales, así como políticos. La nueva clase trabajadora –feminizada y rejuvenecida en opinión de (Luis) Stolovich-, fue la que nutrió (y tal vez condicionó) al sindicalismo de los ochenta y noventa, que también tuvo entre sus desafíos , repensarse como organización, en un programa y posiciones políticas.
Si bien, según el economista Daniel Olesker, los asalariados no disminuyeron en el conjunto de la población activa, las informaciones de los censos de 1985 y 1996, indicaron una baja de 74 a 69 %. Tal vez, lo más evidente, en el marco de las políticas neoliberales de los 90, sea la precarización, flexibilización y exclusión social. , así como los cambios en los procesos de trabajo que modificaron a la clase trabajadora, y favorecieron la tendencia a la disgregación y atomización.
En un contexto de modificaciones en la composición de la clase trabajadora, de fuerte desindustrialización y de crecimiento de la exclusión social, también se produjeron cambios en el sindicalismo, perdiendo peso los sindicatos obreros fabriles, y ganando espacios, los de funcionarios públicos y de los servicios.
Durante los congresos sindicales de 1987, 1990 y 1993, la afiliación sindical fue decreciendo; el punto mas bajo fue en 2003 –coincidente con la gran desocupación producto de la crisis del año previo-, cuando (el PIT CNT), alcanzó los 102. 000 afiliados.
En los años noventa e inicios de la siguiente década, se perdieron empleos en el Estado – que tendió a achicarse-, y en la actividad privada. En el marco de la crisis bancaria de 2002 llegó a haber cerca de un 20 % de desocupados. Por otra parte, se modificaron en sentido regresivo, algunas leyes laborales (tal el caso de la que sostenía la negociación colectiva, la de Consejos de Salarios, expresándose en un descenso de los salarios reales), y el régimen de jubilaciones (…)
Con relación a la “feminización” (de la población económicamente activa, Stolvich) advirtió que si hacia 1973 trabajaban 28 mujeres por cada 100 personas en edad de trabajar; en 1989, lo hacían 49. ( investigaciones de Juan Manuel Rodriguez y de Stolovich), destacan la variación del número de trabajadores, según edad y sexo, entre 1975 y 1985; en total, las mujeres aumentaron en 66.800, mientras que los hombres, sólo en 1.900”
(Nuestro Tiempo Nº 4, “movimientos sociales”, Dr. Rodolfo Porrini, 2013)
EL PROCESO DE UNIDAD SINDICAL
1905: Federación Obrera Regional Uruguaya (FORU)
1923: Unión Sindical Uruguaya (USU)
1929: Confederación General de Trabajadores del Uruguay (CGTU)
1937: Comité de Organización y Unidad Obrera (COUO)
1942: Unión General de Trabajadores del Uruguay (UGT)
1951: Confederación Sindical del Uruguay (CSU)
1951: Comisión de los Gremios Solidarios
1959: Congreso Constituyente de la Central de Trabajadores (Comité Ejecutivo)
1961: Central de Trabajadores del Uruguay (CTU)
1964/1966: Convención Nacional de Trabajadores (CNT)
1983: Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT)
1984: PIT-CNT
(“Guía Sindical”, Centro Uruguay Independiente, CUI, Fundación Friedrich Ebert, 1990; “Enciclopedia Uruguaya Nº 51, “El arraigo de los sindicatos”, Héctor Rodríguez,1969)
PROGRAMA DE SOLUCIONES
“12 (agosto de 1965). Se inicia auspiciado por la CNT, el Congreso del Pueblo. 707 organizaciones de fábrica o barrios; de pueblos o departamentos; sindicatos, cooperativas, estudiantiles, profesionales, docentes, de trabajadores rurales y jubilados, participan, representados por 1.376 delegados.
De esas organizaciones, destacamos, además de los sindicatos integrantes de la CNT, la Confederación General Reivindicativa de las Clases Pasivas; la FEUU (Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay), el Sindicato Médico, la Asociación Odontológica, la Federación de Cooperativas de Producción, la Unidad Cooperaria Nº 1, el Consejo de Iglesias Evangélicas, la Asociación de Empleados Civiles de la Nación, El Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo y el Movimiento Nacional de Inquilinos.
Se crean seis comisiones (…) El programa (incluye): reforma agraria, reforma industrial, que asegure el pleno empleo, y el (fomento de las) inversiones); ;reforma del comercio exterior (de acuerdo al interés nacional), aumento de las inversiones públicas (nacionalizaciones); reforma tributaria (impuesto a la renta personal y al patrimonio); reforma crediticia y bancaria; plan de viviendas; reforma y coordinación del transporte (que sirva al desarrollo agropecuario, industrial y comercial); fomento de las cooperativas de producción y de consumo; (…) soluciones al régimen de seguridad social, a los problemas de la educación; respeto a los derechos y libertades publicas, y, por soberanía nacional (…)”
(“Los años duros. Cronología documentada (1964-1973)”, Martha Machado Ferrer, Carlos Fagúndez Ramos, MonteSexto, 1987)
Tomado de: República.com.uy
Muy buen trabajo de recopilación, de todo lo sucedido en los últimos 70 años.
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