Día Internacional del Detenido Desaparecido. En Uruguay la consigna es: Impunidad. Responsabilidad del Estado. Ayer y hoy.
HOMENAJE
“Impunidad. Responsabilidad del Estado. Ayer y hoy” en el marco del Día Internacional del Detenido Desaparecido
Los integrantes de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH) Mariana Mota y Wilder Tayler, junto a representantes de la organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos participarán del evento: “Impunidad. Responsabilidad del Estado. Ayer y hoy”, que se realizará este miércoles 30 de agosto en el marco del Día Internacional del Detenido Desaparecido.
Este miércoles 30 de agosto se conmemora el Día Internacional del Detenido Desaparecido. En Uruguay la consigna es: Impunidad. Responsabilidad del Estado. Ayer y hoy.
En dicho marco, este miércoles a las 19.00 horas se realizará una charla en la Sala Vaz Ferreira de la Biblioteca Nacional, 18 de Julio y Tristán Narvaja, con la participación de los integrantes de la INDDHH Mariana Mota y Wilder Tayler, y representantes de la organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos.
También habrá una parte artística en la cual actuarán: Grupo de Danza “La Forestal” y Milongas Extremas.
Convocan: Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos y Coordinadora de Apoyo.
Detenidos Desaparecidos
La Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos declaró el 30 de agosto como el Día Internacional del Detenido Desaparecido, iniciativa que pretende establecer “una fecha que recuerde a las víctimas que fueron detenidas en forma ilegal durante la dictadura”.
Tal declaración es un aporte a los esfuerzos para promover la “memoria colectiva” y efectivizar la “reparación integral de las víctimas y sus familiares”.
La Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente de la Presidencia de la República ha asegurado que las personas detenidas desaparecidas en Uruguay, dentro del período comprendido entre los años 1968-1985, es de 192 ciudadanos.
En 2006, durante el primer gobierno de Tabaré Vázquez, fueron hallados en el Batallón de Infantería Nº13, los restos del escribano Fernando Miranda, quien había estado reportado en la lista de detenidos desaparecidos.
También en 2006, pero en una chacra de Pando, aparecieron los restos de Ubagesner Chávez Sosa.
Mientras que los restos del maestro Julio Castro y del comerciante Ricardo Blanco Valiente, fueron encontrados ambos en el Batallón 14, pero en los años 2011 y 2012 respectivamente, durante la administración de José Mujica.
FUENTES DE LA RED 21
SURCADOS POR ARAÑAZOS por Adriana Cabrera Esteve
“En esta ola de recuerdos que refluye la ciudad se embebe como una esponja y se dilata. […] Pero la ciudad no cuenta su pasado, lo contiene como las líneas de una mano, escrito en las esquinas de las calles, en las rejas de las ventanas, en los pasamanos de las escaleras, en las antenas de los pararrayos, en las astas de las banderas, cada segmento surcado a su vez por arañazos, muescas, incisiones, comas”. (Las ciudades invisibles, Ítalo Calvino)
El 29 de junio tomó estado parlamentario el proyecto de Ley de Sitios de la Memoria Histórica. Fue presentado por el senador Marcos Carámbula y discutido y consensuado por la Red Pro Sitios de Memoria, que integran la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH), Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, Crysol, el Museo de la Memoria, la Asociación Ágora, la Fundación Zelmar Michelini, la Comisión de Derechos Humanos de la Junta Departamental de Montevideo, el Área de Derechos Humanos de la Universidad de la República, el Servicio Paz y Justicia, entre otros.
El proyecto de ley es otra iniciativa que se articula con la ya existente 18.596, sobre la actuación ilegítima del Estado en el período comprendido entre el 13 de junio de 1968 y el 28 de febrero de 1985, que reconoce su responsabilidad en cuanto a los crímenes cometidos en el marco del terrorismo de Estado y el derecho de las víctimas a la reparación. En su artículo 8, establece: “En todos los sitios públicos donde notoriamente se identifique que se hayan producido violaciones a los derechos humanos de las referidas en la presente ley, el Estado colocará en su exterior y en lugar visible para la ciudadanía, placas o expresiones materiales simbólicas recordatorias de dichos hechos; podrá definir el destino de memorial para aquellos edificios o instalaciones que recuerden esas violaciones y podrá determinar la celebración de fechas conmemorativas de la verificación de los hechos”.
La creación de instancias, sitios y marcas es una herramienta importante para las políticas públicas de memoria, que aportan a la reparación simbólica de las víctimas del terrorismo de Estado, con el objetivo de devolverles su dignidad y deconstruir el relato dominante durante décadas, así como al conocimiento de la verdad y la realización de la justicia. En Uruguay, la mayoría de las veces, estas iniciativas han recaído en las víctimas o sus familiares. La Marcha del Silencio, al cumplirse los 20 años del asesinato de Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Rosario Barredo y William Whitelaw, fue y es una de las principales manifestaciones de memoria y tuvo como principales protagonistas a los familiares de los desaparecidos y los asesinados. El Memorial de los Desaparecidos se inauguró el 10 de diciembre de 2001 en el Parque Vaz Ferreira, del Cerro; fue promovido por una comisión nacional y auspiciado por la Intendencia de Montevideo (IM), la Sociedad de Arquitectos del Uruguay y la Junta Departamental de Montevideo. El Museo de la Memoria, en lo que fuera la casaquinta del dictador general Máximo Santos, fue también un proyecto de organizaciones sociales en conjunto con la IM. Los cambios en el nomenclátor no sólo respondieron a iniciativas de los diferentes niveles de gobierno, sino también a impulsos locales de vecinos y familiares de las víctimas. Así se incluyó en la memoria colectiva del territorio a Héctor Gutiérrez Ruiz, a Zelmar Michelini, a Walter Medina, a Enrique Erro, a Líber Arce, a Washington Pérez, a Susana Pintos, entre otros. Las marcas de memoria que encontramos en varios lugares, por ejemplo a las puertas del teatro El Galpón o en el Obelisco de los Constituyentes de 1830, son el resultado del proyecto Memorias de la Resistencia, impulsado por referentes de la sociedad civil. El Memorial para los Desaparecidos de Mercedes, inaugurado el año pasado, fue también una iniciativa de las organizaciones de derechos humanos.
La mencionada ley 18.596 habilitó más recientemente a colocar marcas de memoria en los lugares de represión. Diversas iniciativas han sido presentadas ante la Comisión Especial del Ministerio de Educación y Cultura, con resultados positivos, y las marcas fueron instaladas a lo largo y ancho del territorio nacional, por ejemplo, la de la Cárcel de Cabildo o la de la Dirección de Información e Inteligencia Policial.
Crear y educar en un nuevo relato que incorpore la verdad histórica supone estos espacios de homenaje y reconocimiento. Sin embargo, es de anotar la inexistencia en Uruguay de espacios de memoria en los lugares que fueron centros clandestinos y no clandestinos de represión, como la Escuela de Mecánica de la Armada, Automotoras Orletti, en Argentina, y el Memorial de la Resistencia de San Pablo en Brasil, donde antes funcionara el Departamento de Orden Político y Social. La iniciativa del Espacio Memorias para la Paz que pretendía crear un Museo para la Paz en la cárcel de Punta de Rieles y su entorno tuvo que conformarse con la plaza Museo y Memoria de Punta de Rieles.
En estos momentos hay dos iniciativas en curso. Una es el sitio del Servicio de Información de Defensa, que funcionó como centro clandestino de detención durante la dictadura. El edificio perteneció luego al Centro de Altos Estudios Nacionales (Calen) y hoy aloja a la INDDHH. Por allí pasaron los secuestrados en Argentina y trasladados a Uruguay en el marco del Plan Cóndor, en su mayoría aún desaparecidos. El lugar fue adaptado para el funcionamiento del CALEN primero y para la INDDHH después. Del relato de los sobrevivientes surge que casi no quedan huellas de cómo era entonces. La otra iniciativa proviene del Museo de la Memoria, que pretende construir un sitio abierto al público en el galpón 4 del Servicio de Material y Armamento, conocido como 300 Carlos o Infierno Grande, donde fueron torturados y asesinados presos políticos durante la dictadura. En el predio lindero al Batallón 13 fueron encontrados los restos de Fernando Miranda. La Red Pro Sitios de Memoria impulsa otros proyectos similares, cada uno con sus particularidades.
Creemos que la invisibilidad de esos espacios físicos contribuye a ocultar el pasado reciente. Los sitios de memoria son “una herramienta para la materialización de los hechos allí ocurridos”, reza el proyecto; de ahí la importancia de una ley que los resguarde. No sólo a los efectos de encontrar restos de desaparecidos, sino también de visibilizar el modus operandi de los represores y los rastros en muros y pisos que muchas veces subsisten a pesar de la pintura. Los sitios son escenarios de crímenes y como tales deberían haber sido tratados, para permitir a las víctimas su reconocimiento, para hacer estudios periciales y para crear equipos multidisciplinarios que determinasen las medidas necesarias para evitar su deterioro.
La memoria está unida indisolublemente a la búsqueda de la verdad y la justicia. Por eso los espacios físicos donde se cometieron violaciones a los derechos humanos deben ser preservados también como evidencia y se debe garantizar su accesibilidad y su intangibilidad. En Uruguay hay medidas que impiden innovar sobre algunos predios militares. Sin embargo, el transcurso del tiempo, el pacto de silencio de los militares y el ocultamiento de información han tenido como consecuencia su manipulación, transformación y a veces desaparición; es el caso de la casona de la calle Millán (Millán 4269), donde actualmente existe una cooperativa de viviendas.
Al mismo tiempo, la derecha, lejos de establecer una mirada autocrítica sobre el pasado, se ha reafirmado en su discurso, lo ha fortalecido con un equipo de abogados y expertos, y lo difunde a diario en las redes por medio de un grupo de trolls creados para tal fin. La omertá es, a esta altura, una patología con visos de cronicidad de nuestra democracia. Dos testimonios recientes de soldados parecen ser una grieta en esa pared oscura. Disputar ese relato con evidencias, existentes, por cierto, explayarnos y enriquecer la defensa de las libertades democráticas es un imperativo del momento político nacional e internacional.
La reconstrucción de la verdad tiene una dimensión personal y una dimensión colectiva. Es una verdad dinámica que cambia con nuevos aportes, a veces de las víctimas, a veces de los vecinos, a veces de la comunidad. Esa verdad siempre precaria es un derecho de la ciudadanía, derecho a conocer los hechos y a hacerse cargo de su pasado, derecho a construir su identidad con ella. Una identidad difícil de objetivar, por lo dolorosa y traumática, pero necesaria para no repetir errores y estar alerta ante propuestas revisionistas. Estos sitios contribuyen a educar en derechos como garantía de no repetición y, en diálogo con la comunidad, a construir nuevas subjetividades. El cambio de uso de estos lugares crea nuevas relaciones y resignifica el territorio. Estas transformaciones siguen siendo un debe. Por otra parte, no deja de indignar la lentitud pasmosa con la que los gobiernos progresistas han avanzado en el análisis de los archivos, el sometimiento a la justicia de los responsables y la construcción proactiva de la memoria como garantía de un nunca más al terrorismo de Estado. Quizás estemos aún a tiempo de dar un giro a la situación. Nutrirnos de expertise, decisiones políticas y ejecutividad, y volcar los recursos materiales y humanos suficientes para desentrañar nuestro pasado.
Hija de Ary Cabrera Prates, detenido desaparecido el 5 de abril de 1976
Publicado en Dínamo/ La Diaria el 28/8/2017
FUENTES DE Cuadernos del Taller
DÍA INTERNACIONAL DEL DETENIDO DESAPARECIDO
Buscan restos de desaparecidos en el Batallón 1
“Trabajamos para nunca más dictadura, nunca más desaparecidos”, dijo a LA REPÚBLICA el integrante de Madres y Familiares de Desaparecidos, Javier Tassino en el marco del día Internacional del Detenido Desaparecido donde se llevará a cabo un evento en el que se hablará de “impunidad” además de la responsabilidad del “Estado, ayer y hoy”. “Pasados 20 años de la dictadura” no se hizo nada recordó Tassino, quien recordó que se está trabajando con el gobierno hace solo 12 o 13 años.
La Asamblea General de las Naciones Unidas en 2010 decidió declarar el 30 de agosto como el Día Internacional del Detenido Desaparecido, estableciendo una fecha para recordar a las víctimas de las dictaduras latinoamericanas, además de promover la memoria y continuar con la búsqueda de verdad y justicia. Ante esto, en la presente jornada (desde las 19:00 horas en la Biblioteca Nacional) se realizará un evento en el que participarán integrantes del INDDHH, Mariana Mota y Wilder Tayler, además de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
“Este es un día muy importante, no solo para nosotros los familiares, sino para el país”, dijo a LA REPÚBLICA Javier Tassino. “Ante tanta falta de justicia, no solamente es bueno recordar sino que al mismo tiempo trabajar para no suceda más, ni acá ni en ninguna parte del mundo. Eso es lo que hacemos acá, tratamos de trabajar para nunca más dictadura, nunca más desaparecidos”, expresó.
Según contó, Familiares está avanzando “pasito a pasito” en la búsqueda por la verdad, pero recuerda un pobre papel de gobiernos pasados: “Si terminada la dictadura se hubiera hecho algo todo era más fácil y pasados 20 años no se hizo nada. Recién se está trabajando hace 12 o 13 años. Se avanzaron en algunos aspectos, y hay que seguir”.
Actualmente la organización está trabajando en la búsqueda de los restos de desparecidos en algunos establecimientos como el Batallón 1, en la ruta 34. Allí “se habían interrumpido las excavaciones pero se empezó a trabajar nuevamente después de dos años en los que nos dieron mil vueltas y se habían interrumpido”.
Además, debido a la campaña que Familiares realizó donde le solicitaba información a la ciudadanía, “el pueblo se animó tras años de no decir nada” y están dando información para analizar nuevos lugares para continuar con excavaciones. A su vez Tassino informó que se está trabajando con la mayoría de los archivos del ejército, de aviación y marina, además del Archivo Berruti que la exministra encontró, pero la tarea es difícil ya que para su análisis “se necesita gente, medios, tecnología”. De todas formas poco a poco se avanza, partiendo desde la memoria, de la cual tiramos para saber la verdad que al mismo tiempo nos va arrimando a la justicia”, sentenció el Familiar de Desaparecidos.
Concluyendo Tassino reafirmó que el trabajo no es cuestión exclusiva de la organización o de únicamente encontrar desaparecidos, “tiene que ver con la verdad necesaria para el país, buscamos conocer lo que ha pasado, que ha sido trágico pero que a su vez ha sido heroico porque hubo un pueblo que resistió a la dictadura”.
192 desaparecidos
En 2015 la Secretaría de Derechos Humanos confirmó que hay 192 desaparecidos en dictadura. “Es ese número el que hay entre acá y Argentina, el número que hoy se maneja”, dijo Javier Tassino, integrante de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos. Posteriormente, también entre Uruguay y Argentina, según expresó Tassino, se han encontrado 12. En nuestro país cuatro cuerpos además del cráneo de un desaparecido, mientras que los restantes en la vecina orilla, encontrados en “tanques, algunos ríos”, entre otros lugares. Además en Argentina hay varios restos encontrados que no están identificados, de los cuales algunos podría ser uruguayo.
FUENTES DE LA REPÚBLICA
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