A principios de los ochenta, la Armada Argentina ordenó el traslado de Jorge "Tigre" Acosta, Alfredo Astiz y otros dos represores de la ESMA a Sudáfrica para esconderlos en medio de las denuncias internacionales por sus crímenes. Durante su estadía en el país del apartheid, las fuerzas armadas sudafricanas implementaron un nuevo método para eliminar a prisioneros de grupos disidentes: los vuelos de la muerte, una mecánica de aniquilamiento idéntica a la que se había usado en la ESMA. Amparados por una alianza militar entre ambos países, los marinos se reciclaron al otro lado del océano hasta que la prensa los descubrió. “En Sudáfrica pasé los días más felices de mi vida”, dijo una vez Astiz. Esta es la historia de la temporada sudafricana de los cuatro represores argentinos, llena de vacíos pero también de imágenes y testimonios inéditos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario