En cuatro años, Sebastián Marset logró penetrar el poder político en Paraguay, Uruguay y Bolivia; reunió a varias organizaciones criminales que traficaban por las suyas; exportó cocaína boliviana por unos 500 millones de dólares; creó un equipo, jugó al fútbol profesional, transmitió los partidos por TikTok y dió entrevistas; viajó por el mundo con varias identidades falsas; el sábado pasado logró escapar con su esposa, hijos y su familia; secuestró a dos policías; todavía sigue prófugo. Si no fuera delictivo, sería una epopeya.SEGUIR LEYENDO ACÁ.
NOCHE Y DIA CON VOS PROGRAMACION USTEDES ELIGEN LOS CONTENIDOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario