La fractura de Latinoamérica como preámbulo de balcanización regional


 El alineamiento de ciertos gobiernos a la muletilla del “fraude”, para deslegitimar las últimas elecciones en Venezuela, está fracturando seriamente a la región. Las consecuencias de esta nueva conformación de un bloque afín a la geopolítica del dólar, sólo perfila un escenario análogo al que dio lugar al proceso de balcanización de la ex Yugoeslavia que, hasta el día de hoy, hace imposible una convivencia entre quienes una vez convergieron en un Estado federativo.


Fueron razones geopolíticas las que impulsaron una guerra que duró más de una década; allí también, llevar la democracia made in USA sólo significó desatar el caos infinito. Washington y la OTAN se propusieron acabar con la ex URSS, cercándola en sus fronteras inmediatas; esa también es la razón de que ambos impulsen recientemente la guerra en Ucrania, sacrificando toda una nación para producir ventajas estratégicas (sobre la Federación Rusa) que ahora se les presenta como un fracaso rotundo, pero para Ucrania significa sólo pérdidas incalculables.

Del mismo modo, la respuesta inmediata de Washington a la expansión china y rusa en nuestra región, ya lo estuvo manifestando abiertamente la jefa del Comando Sur Laura Richardson. Por eso ya decíamos [1] que se trataba, en realidad, de una amenaza que estuvo acompañada de una serie de medidas “diplomáticas” para disciplinar a los gobiernos, sobre todo los denominados de “izquierda”. Ese contexto debía brindar a Lula (como expresión de los BRICS+ en Latinoamérica) los elementos decisivos para liderar un desmarque paulatino de la geoeconomía del dólar a nivel regional, pero su propio alineamiento a la mitología “democrática” gringa, no sólo le hace perder esa posibilidad, sino que coadyuva a la desestabilización regional, como la escenografía apropiada para quedar enclaustrados, fuera de la economía del siglo XXI, es decir, desconectados del Pacífico y del Asia.

Huelga referirse al oportunista enfoque del travestismo izquierdista del gobierno

chileno; pero en referencia al alineamiento de los demás países cabe destacar que el poder del dólar tiene, hoy en día, secuestrada a nuestra región y que, en mayor o menor medida, actúa por sobre nuestra propia soberanía. En Sudamérica ha logrado constituir un bloque mayoritario, dejando a Bolivia y Venezuela, pender de un aislamiento señalizado maniqueamente (lo que alimenta la renacida rusofobia en nuestros países, expresada en el anticomunismo y la aporofobia). De ese modo se pretendería legitimar una escalada de conflictividad regional, tensionando las propias relaciones diplomáticas.

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