Pepe Mujica, presidente de Uruguay


EL GURÚ DEL LUMPEN
Hace unos años, no recuerdo bien la fecha, leí un editorial del diario "El Observador" titulado "El gurú del lumpen". Se refería en ese entonces al Diputado José Mujica. Lejos en ese entonces de ser lo que es hoy, nuestro

Presidente de la República, por mandato popular y amplísima mayoría en las urnas en ambas vueltas electorales.
Para quien no recuerda, la ciudadanía otorgó mayoría absoluta en el Parlamento en primera vuelta al Frente Amplio y una amplísima mayoría a Mujica en la segunda vuelta o ballotage.
Mujica, ya está viejo, y después de lo vivido, documental de horror, pesadillas y encierro. De tiroteos, y escapes, de estrategia, escondites y sueños. De utopías y de muerte. De ríos de sangre y luto. De calabozo y tortura, de humedad, claustrofobia y secuestro, y de ratas, de locura y oscuridad. De cientos de intentos por volverlo loco, ayuda profesional mediante, Mujica llegó a alimentar una rana, su amiga y compañera de tantas horas, a hablar con las hormigas, a hacerse amigo de las ratas hasta extrañarlas, a vivir seis meses en un aljibe. Y rasquetear una pared donde desarrolló un lenguaje único e inédito hasta el día de hoy para comunicarse con su amigo, hermano y compañero de ruta "El Ñato".


Y la vida y el destino, caprichoso, irónico, travieso y burlón, quiso que después del tormento saliera el sol, para él y su compañera de lucha y de amores. Alcanzaba, vaya si alcanzaba con volver a ver el sol. Pero su pueblo le tenía preparada una jugada mucho más audaz que la del propio y necio destino. Los llevó a ambos juntos, quizá por todo el tiempo que estuvieron separados, al Parlamento. A la Cámara de Diputados primero y al Senado después. Y como si la película ya no hubiera alcanzado para obtener el Oscar, ese mismo pueblo los llevó a él a la Presidencia de la República y a ella a ser la senadora más votada del país. Y a ambos a ser los políticos más votados de nuestra historia de más de 200 años.
Y el Pepe vive en su chacra, con su compañera de toda la vida muchos años presa también e incomunicados por largos años. Y viven en la austeridad, en una casita que limpian ellos. Y tienen una perra sin marca y además con tres patas. Y de alpargatas y despeinados lavan la cocina y barren el piso y se turnan para hacer las tareas. Y viven por allá lejos al oeste por atrás del cerro, a una hora y media del glamour. Hora y media que los ómnibus atraviesan Montevideo para trasladar el servicio domestico a los que domestican servicio.
Y el Pepe tiene un fusca del 62, bastante baqueteado, y en ese vehículo no oficial va a la feria y compran unas verduras para tirar en la olla. Y al acto del 1° de mayo, lleva a Manuela, su perra con capacidades diferentes y paladar claro, atada con una correa, y ella atenta escucha con él la internacional y los justos reclamos obreros.
Y para colmo se viste ahí, con lo justo, con ropa vieja, gastada, curtida por años de guerrilla, cárcel y tractor. Y habla a lo gaucho, sin la s, con el puédamos y váyamos. Y usa el lunfardo y dichos criollos y populares para explicar la realidad pero mucho más para que lo entienda el pobrerío que no es más que el pueblerío.
Y la derecha, altanera, pituca, europeísta, pro yankee y los gobernantes anteriores, y los conservadores y los tradicionalistas, ponen el grito en el cielo imaginando que se acabó una época dorada de lujosos coches oficiales, trajes de alpaca, cenas de honor en honor a narcotraficantes, lavadores de dinero, corruptos de alto vuelo, imperialistas, golpistas, representantes del Vaticano, del FMI, del Banco Mundial, los mismos que luego de fundirnos con sus recetas tuvieron la amabilidad de pedirnos disculpas. Señoras de alto diseño de grandes diseñadores que el Estado gustosamente pagaba, sobreprecios mediante, porque quizá se tardaba el pago por la burocracia estatal creada por ellos mismos. Pintadas ellas, peinadas ellas, en peluquerías y por peluqueros oficialistas, casi tan oficiales como los autos que las esperaban en la puerta.
Pero Mujica de viejo se puso bueno, tolerante, comprensivo, pacífico, tierno, hasta manso y dulce. Habla de amor, de la vida, invita a la reflexión permanente, a la convivencia en paz, a querernos y a la oposición a integrar el gobierno por primera vez en la historia del país.
Y allí va, maduro, madurando al resto, para que lo acompañen con grandeza a no mirar la chacrita, que para chacrita el ya tiene la del donde planta flores, flores que llevaba en su antigua moto vespa de regalo a las mujeres y viejas del barrio. Como por ejemplo a la viuda del gran Hugo Batalla allá a la calle Conciliación muy cerca del Cementerio de La Teja.
Pero sin embargo la oposición es dura, cruel, implacable. No le perdona una, le da golpes bajos, has-ta de borracho lo ha tratado el representante de la tercer generación de golpistas del Partido Colorado, de apellido vasco para más datos y con el debido perdón a los vascos.

Lo abandonan, lo dejan sólo, le pegan en cuatro frentes a la vez, se turnan para pegarle, lo traicionan. Y los que vienen atrás de estos dinosaurios jubilados por el pueblo que se niegan a irse, se dejan llevar, y redoblan la apuesta y critican todo lo que ven y escuchan. Y repiten. Y cuando ven su casita, su modo de vida, sus alpargatas, su fusca, su perra sin raza (y de tres patas), comentan en sus redes sociales, facebook, twitter (muchas veces en inglés), mientras sus hijos están en el colegio, privado y del opus y sus sirvientas peruanas y bolivianas se encargan del resto, porque no tienen acceso a chatear un minuto por quincena con sus familiares de lejos porque ni acceso tienen al BPS ni a la seguridad social, ni a las 8 horas, ni al descanso ni a nada porque son nadie. Y ellas se burlan, se ríen, observan, no se pierden un solo detalle, y hablan de vergüenza nacional y de insulto a la Institución Presidencia de la República. Y se manijean y aportan con sarcasmo conjeturas e ideas de lo que debe pasar en su casa y en sus vidas y no vemos ni sabemos.
Insulto eran los presidentes corruptos que gobernaban contra el pueblo mientras se enriquecían a su costa. No insulta un Presidente que vive con la mayor austeridad republicana que se recuerde, que dona el 80 % de su salario para viviendas dignas para aquellos que no tienen dignidad ni vivienda.
Y el Pepe, así le dice su pueblo, recorre el mundo, diarios, revistas, radio, televisión, y se asombran y titulan, "el Presidente más pobre del mundo". Y el titular y el artículo dan la vuelta al mundo. Y en un mundo en crisis, donde en el 80 % de los países pondrían a sus políticos en el paredón y dispararían sin piedad, al Pepe lo admiran. Y lo buscan, y lo leen y preguntan y averiguan y respetan.
Y lo quieren a él y para que sea Presidente de sus países. El Pepe se limitó a contestar "yo no soy pobre, pobres son los que creen que soy pobre. Vivo así porque así soy feliz, no necesito nada más. Con más, perdería libertad".


Y una prestigiosa revista británica, especializada en política y Economía lo elije mejor Presidente del mundo. Pero claro, seguro, con el poder económico de esta potencia mundial llamada Uruguay seguro compramos tal distinción.
Pero acá hay cien años de establishment, de lo establecido, de lo arraigado, del traje, la corbata, el m'hijo el dotor", la Universidad, el vestido, el master en Harvard o en Yale, el coche de lujo, la clase alta, dominante, el estanciero, el empresario, el poderoso, el viaje en primera, el viaticado, el patriarcado.
Y un día se les coló una majuga. Y al principio la subestimaron, porque nuevamente subestimaron a su pueblo. Pensaron que su poder era eterno y sus sillones vitalicios. Y se olvidaron que el pueblo cada 5 años, vota, elije. Y que estaba cansado, agotado, explotado hasta el cansancio. Y que se había colado el Pepe, un tipo como ellos, que hablaba como ellos, que vivía como ellos, que soñaba como ellos, y que les ofrecía algo que les habían robado hace décadas. Futuro, ilusión, ESPERANZA. Y sobretodo credibilidad, honestidad y transparencia. Algo que la dictadura y el neoliberalismo hizo añicos. Y allí fueron, a votarlo masivamente a él y a botarlos masivamente a ellos.

Y los políticos de siempre, los poderosos, los empresarios, los banqueros, los estancieros, los lobbystas, los coimeros y cometeros, los patrones, vieron que se venía la noche en pleno día. Pero ya poco podían hacer. Mujica los sorprendió, con un gobierno moderado, racional, pragmático, con un crecimiento económico histórico, con el desempleo más bajo desde que se tienen registros, con récord de inversiones, exportaciones, turistas, consumo interno (tanto que es lo que más le preocupa) y con la mayor inversión en políticas sociales que se tenga memoria, y con una notable baja en la pobreza y la indigencia. Además por viejo, por sabio y por zorro, hasta se dio el lujo de integrar la oposición en su gobierno, y ésta con "carguitis crónica" no duró 48 horas en aceptar.
Pero todo eso se banca, se tolera y porque no hasta se agradece. Pero hay algo que a los políticos tradicionales, que a la derecha, que a los conservadores y que a los gobernantes de antaño les rechina, les repugna, imposible de aceptar, tolerar y tragar. Y es el tema de clase.
El Pepe anda despeinado, desalineado, con zapatos viejos que hasta llaman la atención en las cumbres internacionales, vive en un "ranchito" en un barrio humilde, que un soñador de aristócrata, rival directo de él en la segunda vuelta osó llamar en un acto público, cueva y tapera. Que ande en un fusca del 62, que trabaje en el tractor del siglo pasado su chacra, que lave la cocina con Lucía, y la perra, que tenga la inmoralidad de tener un cuzco y además sin una pata que el mismo le sacó dando marcha atrás en su tractor una madrugada de invierno y con niebla. Ofensa como pocas a la Institución Presidencia de la República dirían en sus tweets pedristas y lacallistas horrorizadas y horrorizados. Que se coma una milanesa al pan sólo en un boliche del centro, o que se tome una grapa miel de camino al interior en un boliche de paso en campaña junto a sorprendidos parroquianos.

A Mujica se le perdona todo. Hasta que los haya sacado del poder. Hasta haber sido guerrillero.
Pero hay algo que es más fuerte. Contra eso no se puede, Mujica representa al pobre, al indigente, al postergado, al excluido, al explotado, a la escuela pública, al obrero, a la policlínica del barrio, al peón rural, a la empleada doméstica, al negro. Al olor público. Al que conoce punta del este por televisión y jamás salió de su país. Y hasta alguno, que jamás pudo ver el mar. Ya lo avisó el diario de los Peirano y el Opus Dei hace mucho tiempo. Ojo que esta "amenaza" no es cualquier "amenaza". No sólo es de izquierda y guerrillero, es el "Gurú del lúmpen".



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