Migraaciones, un asunto para preocuparse


                                                                                     Por Pedro M. Otero Cabañas



Los movimientos migratorios de personas son tan viejos como el mismo mundo que habitamos. Desde que el hombre existe como ser racional ha ido cambiado su hábitat en busca de mejores condiciones para vivir, laborar, comer o simplemente para escapar de las guerras y de cataclismos naturales, como inundaciones, sequías y terremotos.


El tema no ha dejado de estar presente en cada etapa histórica. Pero en los tiempos que corren, las migraciones ilegales adquieren en muchos casos carácter de tragedia. Estas constituyen un asunto de marcada preocupación para gobiernos y organismos internacionales y para todos aquellos que con razón ven en cada caso un asunto humanitario.


El más reciente, que ha conmovido a la opinión pública internacional, es el de los más de 300 eritreos y somalíes ahogados durante el naufragio de una precaria embarcación que los llevaba de Libia a Italia. Como se conoce, la nave naufragó cerca de la isla italiana de Lampedusa el pasado día 3.


El hecho ha generado un diluvio de opiniones de políticos y activistas sociales que consideran necesario un replanteamiento del tema en la ONU u otros foros internacionales, pues el fenómeno de la emigración, legal o ilegal, si no se regula, se torna cada vez más como otro asunto que puede provocar perjuicios económicos y sociales de envergadura y un drama humanitario.


Se estima que entre 30 y 40 millones de personas viven y laboran de manera ilegal en decenas de países. De ese número cerca de 10 millones 300 mil lo hacen en Estados Unidos y entre 7 y 8 millones en países de la Unión Europea.


América Latina registra igualmente un notable aumento de la emigración, en particular africana, cuyos nativos se esconden en embarcaciones que se dirigen a Argentina, Brasil, Centroamérica y México, principalmente.


De acuerdo con datos actualizados, en Brasil los africanos se constituyen ahora como el mayor grupo de refugiados. Representan el 65 por ciento de los que solicitan asilo, según dados del Comité Nacional para los Refugiados. En Argentina viven hoy unos 3 000 inmigrantes africanos, una cifra que aumentó casi en mil por ciento en comparación con 10 años atrás.


Las sucesivas oleadas migratorias que aumentan o disminuyen, pero no dejan de producirse, tienen como causa común la marcada desigualdad económico –social entre Norte y Sur, entre países ricos y pobres.


En el asunto, el Norte industrializado tiene una gran responsabilidad, pues durante más de 500 años ha explotado los recursos naturales de los territorios del sur, en detrimento del desarrollo y la prosperidad del hoy llamado Tercer Mundo, donde viven, por cierto, las ¾ partes de la población del planeta.
Mientras esta situación no se revierta, continuarán registrándose oleadas migratorias cada vez mayores.


El tema tiene mucha similitud con los agudos problemas medioambientales que sufre el planeta. Estos, como los migratorios, solo tendrán una solución cuando los ricos entiendan que para evitar una tragedia en la que todos estaremos involucrados, se requieren cambios profundos en los modos de producción y consumo actuales, así como una distribución de las riquezas que reduzca la enorme brecha existente entre el 5 % de seres humanos colosalmente ricos y un 70 por ciento de la población mundial que hoy vive en condiciones precarias.

Tomado de: http://www.radiohc.cu/especiales/comentarios/1839-migraaciones-un-asunto-para-preocuparse


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