1900 (el fascismo y el comunismo)

Los hechos ocurridos en la Italia de los "felices años 20″ son trascendentales para comprender -en la medida de lo posible- la violencia y el autoritarismo que primó en los años treinta. Al fin y al cabo, el fascismo italiano fue el primero, el punto de partida de numerosos regímenes que le siguieron a la zaga: Dolfuss en Austria, Alejandro Tsankov en Bulgaria, Augustinas Voldemaras en Polonia, Vidkun Quisling en Noruega, Oliveira Salazar en Portugal y, por supuesto, la más extensa de todas las que asolaron Europa y que marcó nuestro pasado y nuestro presente, las dictaduras de Primo de Rivera y, sobre todo, Francisco Franco. La película "1900" narra las vidas paralelas, ya desde el nacimiento, de Olmo y Alfredo, uno hijo de campesino-jornalero, otro descendiente de patronos y burgueses. Sus encuentros y desencuentros son el resultado de las diferentes etapas de la vida --una niñez más amable, una edad adulta con roces continuos, pero de cierta empatía- y la consolidación de dos grandes ideologías afines con sendas posiciones sociales: el comunismo y el fascismo. En conclusión, la magna epopeya "1900", de Bertolucci, ofrece un fresco más que ilustrativo sobre la primera mitad del siglo XX. Un monumento a la historia y a las ideas políticas cargado de lecciones muy detallistas, inflamado con decenas de escenas simbólicas que vienen a recoger el sentimiento de una época no menos misteriosa. Las acciones viscerales, la incongruencia, el irracionalismo, la violencia fueron ingredientes propios del régimen fascista y comunista. Bien es cierto que el director pretende hacer al espectador partícipe de las penas y sentimientos de los segundos, pero en esta crítica no viene de más recordar que las atrocidades se cometieron de igual manera en ambos bandos, asunto que no dejaremos caer en saco roto. Al fin y al cabo, la justicia no es cuestión de preferencias.

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