Testimonio Luisa Cuesta, sobre desaparición de Nebio Melo.
Publicado el 18 septiembre, 2011 por Sancho
La detención en Mercedes
Mi vida cambió con la dictadura. (…) Yo vivía en Mercedes, en el interior del país, trabajaba en un taller de chapa y pintura como administrativa y en el año 1973, cuando el golpe de Estado, (…) como muchos uruguayos me llevaron de vacaciones al Cuartel de Mercedes. (…).
(…) Cuando empezó la dictadura tenía 53 años, soy del 20. (…).
Primero me fueron a buscar al trabajo, al escritorio donde estaba trabajando y me llevaron a mi casa a hacer allanamientos (…), revisaron toda la casa, y me dijeron que volvían. (…).
(…) Unos días después, unos cuantos días después. Eso fue en los primeros días de junio (…) me fueron a buscar, me tuvieron tres días en el cuartel (de Mercedes), me dejaron en libertad nuevamente.
Yo seguí la vida normal, yendo a trabajar y si había reuniones gremiales iba a las reuniones gremiales aunque los compañeros no estaban muy de acuerdo que apareciera, porque en ese momento, en una ciudad del interior ya dijeron “quemada” y no tenía mucha relación con quien estaba incendiado, pero bueno. Seguí haciendo la vida de siempre ¿no? Yendo a las reuniones gremiales y yendo al trabajo y a mi casa.
Mi hijo ya no estaba en casa. Mi hijo ya se había casado, vivía acá en Montevideo y todos los meses venía a verme. Había estado en el mes de mayo en casa, para el 1º de mayo de 1973, él estuvo en casa diciéndome que iba a dejar (a) su hija conmigo porque veía la cosa muy fea y que a él ya le habían informado que estaba en una lista secreta como para ser detenido. Y cuando llegó me dijo “te voy a dejar la nena” porque había ido con la hijita que tenía 2 años. Me dice “te voy a dejar a la nena para que vos la cuides”. Antes de irse me dijo “Mamá, cambié de opinión, no te voy a dejar la nena porque a vos te van a venir a buscar”. Para mi eso fue una sorpresa y todavía en tono de chanza digo “¡ay!, a la mamá del nene, la van a venir a buscar. El héroe, van a tomar represalias con mamá”. Porque no creí realmente que conmigo podía pasar nada. Bueno la cuestión (…). Me llevaron al otro día del golpe, el 28 de junio de noche como a la una de la mañana (…). Sentí parar un auto en casa, me asomé por la ventana y vi que estaba allí el del ejército. Cuando golpearon en lugar de decirme que era el ejército el que golpeaba cuando yo pregunté ¿quién es?, me dijeron, “unos peludos”. “Peludos”, se llamaban en Mercedes a los que carpían remolacha ¿no? Y como también iban a mi casa los que carpían remolacha, bueno, me dijeron que eran unos “peludos”. Yo para avisarle a las vecinas de al lado para que vieran que me llevaban al cuartel, porque a esa hora quién se iba a enterar donde estaba yo al otro día, las llamaba y les decía que llamaran a la policía que había unos borrachos en la puerta y que me estaban provocando. La cuestión es que ellas no me oyeron así que no supieron al otro día dónde estaba. Cuando fueron a mi casa yo ya no estaba, yo vivía sola. (…).
(…) Empezaron a golpear fuerte y en una me dijeron “bueno vieja loca, abrí la puerta si no te la echamos abajo”, entonces no tuve más remedio que sacarle la llave a la puerta para que entraran. Revisaron toda la casa y el oficial que venía al mando de las tropas, llamó por el aparato -por el Walkie-Talkie- y dijo “la dueña de casa está sola”, después de haber revisado (el) ropero, debajo de las camas, de todo. Entonces me dice a mi “me dicen que la lleve” y digo: “bué, usted sabe lo que hace, si le dicen que me lleve”, y todavía me dice: -¡abríguese!
-ya estoy abrigada,
-¡póngase más abrigo!,
-le dije que estoy abrigada, bueno me llevó y me dejó a la entrada del cuartel en lo que llamaban la “Sala de Guardia” en el cuartel de la entrada.
Ahí los soldados que estaban me empezaron a preguntar:
-¿Ud. es PCR?”,
-digo, no,
-entonces ¿Ud. lleva quiniela?.
Parece que a los que llevaban quiniela también los llevaban presos en esos momentos, porque ahí me enteré. Porque a la pregunta de si era PCR y yo al contestar que “no” me preguntaron “¿lleva quiniela?”, “no”, “¿y por qué la trajeron?”, “bueno, vaya a preguntarle a ellos, yo todavía no se” (…).
La cuestión es que me dejaron en el cuartel y la primer sorpresa mía dentro del cuartel, yo había oído todos los temas de los presos y todo lo demás, que los encapuchaban cuando llegaban pero nunca había oído que les vendaran los ojos, entonces para mí fue una gran sorpresa cuando vino un soldadito, me sacó los lentes y me empezó a envolver la cabeza. Primero no lo entendía, digo: “¿que pasa con esto?”.
Cuando me di cuenta digo: “ah!, no, esto no lo hacían ni en el tiempo de la inquisición”.
Entonces toda esas cosas que yo decía porque me salían en el momento después me las recriminaban en los interrogatorios que era ofensivo para las Fuerzas Armadas, decir lo que yo les había dicho y ni en el tiempo de la inquisición.
Me vendaron los ojos con una venda, después me llevaron al médico. (…). Se que me trajeron a juez a los dos meses. Me trajeron a Montevideo, al 7º turno, el 30 de agosto de1973, alos dos meses de estar detenida me trajeron a juez militar. Yo no había querido firmar ni el acta que ellos le llamaban porque ahí decían cosas que (…) no eran ciertas y no iba a firmar algo con lo que yo no estaba de acuerdo y no la firmé y vine con el acta sin firmar. Igual me trajeron y el Juez no me procesó y me dejó en libertad.
(…) (El) Juez Militar, era hermano del “Goyo” Álvarez y del 7º Turno, todavía cuando salí de Mercedes un compañero que estaba preso me dice “ah, vas al 7º no tenés suerte, te procesan”. Pero no, me dejó en libertad y volví al cuartel pero en lugar de ponerme en el calabozo como ponían a la gente después que pasaba a Juez, me volvieron a vendar los ojos y me llevaron de nuevo a la carpa que estábamos en el medio del patio en una carpa que dicen que era de los soldados en Vietnam. El piso era de madera porque eran los cajones donde guardaban la lona de la carpa que era como una habitación, con ventanas, con puertas, con todo ¿no? Y estábamos ahí en el medio del cuartel (…).
(…) Nosotros nos levantábamos la venda, movíamos la cabeza hasta que podíamos mover la venda y mirábamos aunque fuera a los que teníamos enfrente ¿no? (…). Habíamos hecho un alfabeto con las manos para los mensajes que nos dábamos dentro del cuartel. Y entonces un compañero que hoy está desaparecido, Blanco Valiente, que estaba también en la misma carpa que yo -era un obrero de UTE-. Y me dice: “que yo estaba trancando la ida de todos los demás que quedaban en la carpa a Juez” (…).
Entonces me preguntaron si me animaba a hacerme la loca para que me sacaran de la carpa y yo bué, había que hacerse la loca vamos a ver como salía y empecé a protestar por cosas (…).
(…) Yo creo que (estuve detenida) 7 meses porque después me comunicaron que el Juez me había dejado en libertad pero que el Comando entendía que me tenía que quedar por medidas de seguridad. A eso le pregunté al que estaba a cargo nuestro, Criado se llamaba, no era coronel, era teniente. Y entonces yo le pregunté si era peligrosa, porque me dicen que el Comando entendía que me tenía que quedar por medidas de seguridad, yo digo “soy peligrosa teniente” y me dijo “más de lo que Ud. se supone”. (…).
(…) (Durante los interrogatorios) Me preguntaban más que nada por mi hijo. Y sobre mis actividades también, además me llamaban como para reconocer gente del PCR ¿no? Haber si los conocía o no los conocía (…), porque ellos sabían que el PCR de Mercedes iba a mi casa. (…). El PCR en Mercedes era fuerte (…), sobre todo a nivel estudiantil y de obreros. Había mucho obrero municipal que estaba con el PCR y después dentro de la gente de los carpidores de remolacha.
(…) A mi me soltaron el 31 de enero de1974. Mihijo se habrá ido parala Argentina15 días antes.
(Mi hijo) estaba clandestino acá en Uruguay y 15 días antes de dejarme a mí en libertad él cruzó, porque ya la señora estaba allá enla Argentina, entonces él cruzó a Argentina (…). Quedé en libertad con las condiciones que daban de presentación. O sea yo tuve que presentarme en el cuartel, no podía salir de Mercedes y me tuve que presentar desde febrero de 1974 los primeros de mes, todo el 74, todo el 75 y me presenté hasta el 1º de febrero de 1976, en Mercedes. (…).
- Contexto represivo, coordinación regional…
La ida a Buenos Aires
(…) Mi hijo desapareció el 8 de febrero de 1976, enla Presidenciade Isabel Perón, y yo me fui a Buenos Aires, porque mi nuera me llamó que estaba enfermo, cosa que no creí pero igual fui. El 15 de febrero de 1976 yo me fui para Argentina.
(Había ido antes) cuando sacaba el permiso para venir a Montevideo, mi hijo me exigía que fuera a Argentina, que tenía que hablar conmigo, que fuera. Y yo decía, al que venía y me decía “dice Emilio que vayas que tiene que hablar contigo” “decile que está loco que yo otra vez al cuartel no quiero ir, que se deje de jorobar”. Y no iba. Venía otro y decía “mire Doña Luisa que la llama Emilio, que vaya ala Argentina”, yo no me animaba a salir del país, porque tenía miedo que me llevaran de vuelta al Cuartel.
Pero bueno, en una de las veces que vine, en junio del 75, la familia mía casi toda vivía en Montevideo y yo venía, pedía permiso en el cuartel y venía y pasaba con ellos varios días acá en Montevideo todos los meses; y en junio, me mandó uno, el último que mandó dijo “decile a la vieja que si no viene que se olvide que acá vive un hijo”, me asusté y fui. Fui en el Vapor dela Carreracon un susto porque además tenía miedo de que mi cédula estuviera identificada por los militares, no sabía si le habían hecho alguna marca, alguna cosa entonces entregar la cédula para mí ya era decir, vine de estar presa y entonces era puro miedo.
Cuando yo fui, (a Buenos Aires) en julio de 1975. (…) mi hijo me contó varias anécdotas de gente que conocía de Mercedes, soldados de Mercedes que él los había visto en Buenos Aires, que había tratado de escabullirse pero que los había visto. Quiere decir que ya estaba recrudeciendo allá en Buenos Aires. (La segunda vez que viajo a Buenos Aires) llegué en febrero del 76, en marzo del 76 fue el golpe.
Yo llegué directo a un hotel que estaba bajo la protección de Naciones Unidas. No servía para mucho porque mi hijo también estaba bajo la protección de Naciones Unidas y desapareció igual.
(…) Hice el primer viaje (a Buenos Aires) en el 75. Volví, me presenté en el cuartel -con miedo y todo pero no pasó nada- y bueno, seguí viviendo acá en Uruguay hasta que me llaman por la desaparición de mi hijo. Después me voy a Argentina, (…), yo dije bueno voy, veo como es la situación, qué es lo que pasa y vuelvo de nuevo, como ya lo había hecho una vez, pensé que lo podía hacer por segunda vez.
Vuelvo, me presento y si es necesario vuelvo a ir ala Argentina. Pero(…) me quedé cuidando a mi nieta en Buenos Aires.
(…) Yo creo que tengo una tranquilidad, que las otras compañeras que tienen los hijos desaparecidos no tienen ¿no? La tranquilidad mía, es que yo pienso que cayó (por lo que) él creía. Y eso a mi me da tranquilidad. Que no tienen otras madres ¿no? Yo sabía lo que él pensaba y esa vez cuando yo fui en julio, cuando yo me venía me dijo: -cuidate mamá.
Yo le dije:
-cuidate vos que no quiero venir a traerte manzanas
Y me dijo: -no, yo no te quiero asustar, pero no me traés manzanas, mamá. A mí si me agarran me matan. No te quiero asustar me dijo, pero a mí no me traés manzanas.
(El seguía militando en Buenos Aires) en (…) el PCR. Con la gente del PCR y después supe a los muchos años que justo él estaba preparando a su hija para venirse al Uruguay clandestino. Él estaba haciendo la preparación de la niña para que no sufriera como que él iba a viajar e iba a estar mucho tiempo lejos pero que iba a volver porque pensaba cruzar a Uruguay.
(…) (Luego de la desaparición) yo empiezo a buscarlo con mi nuera, a presentar habeas en todos los lugares que lo permitían, a donde me decían. Me acuerdo fuimos a ver a Michelini, Michelini dijo que tenía un militar que le daba datos para tratar de averiguar algo pero que cobraba. Nosotros nos comunicamos con los familiares de acá de Uruguay para juntar el dinero como para darle al militar a ver si daba alguna noticia. Cuando fuimos de vuelta a hablar con Michelini, nos dijo que se había echado atrás. Que no le daba ni una referencia, que se había echado atrás el militar y no nos podía decir nada.
Después me dijeron que fuera a ver a un…, creo que era un capellán del ejército, no se si era dela Armadao de dónde o del Ejército, no se de qué era, que esa persona sabía donde llevaban la gente que detenían en Buenos Aires. Yo fui y bueno, hablé con el, me preguntó cuánto tiempo hacía que mi hijo había desaparecido, yo le dije que ya hacía 8 meses, que lo estaba buscando enla Argentina, me contestó: “eso no pasa en mi país, vaya a buscarlo al suyo, en mi país no pasan esas cosas” después supimos todo lo que pasa en Argentina. Pero bueno eso es lo que me contestó el señor “religioso” de ahí, de los militares. Y en un habeas corpus que yo había presentado y cuando me fueron a dar el resultado del habeas corpus negativo de que no estaba preso en Argentina, me dijeron “pero está requerido en Uruguay”. Me dijeron en Argentina no está preso, no tiene ningún problema, pero él está requerido en Uruguay. Esa fue la contestación de uno de los habeas corpus que presenté.
(…) Mi experiencia es diferente a la de las otras madres, porque yo conozco a algunas de las compañeras que pasaron un año esperando cuando iba a salir en libertad su hijo. Y yo mirá, a los tres meses de estar en Argentina, oí que había explotado una bomba en Pilar y que como 60 cuerpos habían volado en pedazos. Después oí por la radio que llamaban a reconocer cuerpos que habían encontrado en la orilla del Paraná. Yo nunca me animé a ir. En eso fui cobarde totalmente, no me animé a ir a ningún lado de esos. Eso no fue lo que me convenció, me convenció que después en la calle yo empecé a encontrar gente del PCR que no conocía, porque era gente de acá de Montevideo y yo nunca la había visto y muchos de ellos me abrazaban en la calle y sobre todo una muchacha que me abrazó y me dijo “que hijo tenés, que hijo tenés” y yo al pobre hijo mío siempre le di con todo porque siempre estaba desconforme con él. Entonces cuando me decían “que hijo tenés” yo decía “pah, que hijo tengo” entonces después recién razoné que él como dirigente conocía las casas de todos los militantes del PCR y que bueno, de la boca de él no salió ni su casa ni la casa de ninguno porque no cayó ni la de él ni del otro compañero que cayó con él, de Winston. Ninguno más del PCR hasta el año 78. Quiere decir que él no nombró a nadie ni dio la dirección de nadie ni nada, por eso los compañeros me decían “qué hijo tenés”.
(…) El 26 de marzo me despierta mi nuera y me dice:
-Luisa, golpe de Estado en Argentina, ¿qué hacemos…?
Habían ido unos chilenos a golpear la puerta y a avisarle del golpe de Estado enla Argentinay ella me dice ¿qué hacemos?
-¡Pah!, ¿me preguntas a mí?, ¡qué sé yo lo que podemos hacer!
Me dice: -mirá, no vamos a decir nada que nos vamos de acá del refugio. Yo voy a salir con la nena, vos vas a salir con la valija como que vas a algún lado con la valija y vamos al apartamento. Yo me bajo, vos te quedás con la nena en el taxi y yo me bajo y veo el portero del edificio si sospecha algo o no sospecha nada que pueda haber pasado con nosotros.
Cuando llegó justo el día, mi hijo desapareció un sábado. Ese lunes siguiente, operaban a mi nieta de la vista que la había golpeado una hamaca y había quedado con la vista desviada. Entonces no apareció mi hijo, ya la esposa se puso a resguardo. Entonces el portero lo primero que le pregunta (es) cómo salió la nena de la operación. Y ella ya se dio cuenta que en el edificio no había pasado nada, y vino y me dice bajate vamos (…).
Y entonces nos quedamos en el apartamento donde vivían ellos hasta que salí dela Argentina(…) un año (después).
(…) (Durante ese tiempo en Buenos Aires) íbamos a las oficinas de Naciones Unidas. Yo muchas veces hice las diligencias con los abogados de Naciones Unidas en Buenos Aires, y me acompañaban a presentar los habeas corpus, incluso los abogados de Naciones Unidas lo hacían y yo iba con ellos a presentarlos y nos quedamos ahí en el apartamento haciendo vida normal (…), hasta que Naciones Unidas nos dijo que no nos daba más protección. Entonces al decirnos que no nos daba más protección, teníamos que salir del país. A Uruguay no íbamos a volver en la situación que estaba Uruguay y
empezamos a pedir asilo político. Primero fue en Canadá, en Canadá recibían a mi nuera y a mi nieta, a mi no porque había estado presa. Después pedimos en Suiza porque yo ya tenía un sobrino que estaba asilado en Suiza, a mi nuera y a mi nieta sí les daban, a mí no porque yo ya no estaba en edad de trabajar, yo ya tenía 56 años en ese momento, como no tenía edad para trabajar a mí no me daban asilo político.
Y nos ofreció asilo político a las tres Holanda, entonces salimos en mayo del 77, los primeros días de mayo de 77 salimos para Holanda.
El exilio en Holanda
Naciones Unidas dice que no podían darme seguridad porque los militares no respetaban la seguridad de Naciones Unidas. Tenían un montón que tenían estatus de refugiados y se los llevaban igual.
Entonces por eso no nos podían dar más protección. (Entonces) en el año 77 fuimos las tres para Holanda.
(…) (Al llegar a Holanda) vamos a un refugio, un refugio que era una casa grande que había sido parece hogar de niños, en medio de un bosque, cerca de un pueblo que se llamaba Nespace, bastante lejos de Ámsterdam y ella (mi nuera) se fue para Ámsterdam. A ella le ofrecieron casa en un pueblito muy cerca de Ámsterdam, se fue con la niña y el compañero a ese pueblo, Cojaesan y yo quedé en el refugio así que yo estuve con los refugiados, primero con los uruguayos, después con los argentinos y con los chilenos. Tuve año y medio en el refugio de Holanda hasta que a mí me dieron un apartamento en el mismo pueblo que estaba mi nuera y mi nieta.
(…) (Una vez en el exilio el primer contacto con el tema desaparecido fue a través del Comité Uruguay). (…) El Comité Uruguay eran los uruguayos que estaban en el exilio de los diferentes grupos políticos que habían formado un comité de apoyo a los presos en Uruguay. (…) A nivel de cada país.
Cada país tenía su comité. (…) se reunían los dirigentes de cada comité o los que se elegían de cada comité a nivel europeo una vez por año.
(…) Después (…) fundamos AFUDE. (…) Después conocí a los familiares de desaparecidos de Suecia, de Francia, de Austria, que estaba Liberoff en Austria. En Francia había mucho, en Francia el PVP tenía sus bases. (…) Cuando nosotros formamos AFUDE éramos un grupo bastante grande. (…)
A mi me llamó Tota Quinteros que primero estuvo en Suecia y después fue el PVP que la llevó a París y la señora de Gerardo Gatti, Casal, me llamaron por teléfono a Holanda diciéndome si quería integrar el ejecutivo de AFUDE, que iban a fundar una asociación de desaparecidos en Europa para trabajar por los desaparecidos. (…) Lo que queríamos era hacer algo que denunciara la situación de Uruguay con los desaparecidos. (AFUDE) se lanza enla Simade, en París. (…).
(En AFUDE) Había gente del GAU y estaba Liberoff del Partido Comunista, después había una gente de Colonia que no se de que grupo político era, estaba el padre y uno de los hijos. Estaba el otro, uno desaparecido, creo que era Garín de apellido, no me acuerdo del primero. Estaba gente del MLN, estaba el hermano de Oscar Urtazún que trabaja con nosotros. Estaba otro que está trabajando con nosotros, dos más que están trabajando ahora con nosotros. Ignacio Errandonea, que estaba en París y
Adriana. (…) Todos (los integrantes de AFUDE) eran (familiares de) desaparecidos en Argentina. Salvo Tota, los demás todos desaparecidos en Argentina. (…).
(…) (Sobre su vínculo con otras madres) yo conocí a la madre de un PCR que desapareció acá en Montevideo, fue el primero que desapareció en diciembre de 1974, el Chiqui González, hijo de Amalia González. El había ido una vez a Mercedes, había estado en casa en Mercedes, el Chiqui. Y la conocí, yo no la conocí a ella, la conocí de nombre como ella me conocía a mí de nombre, porque mi hijo iba a la casa de ella acá en Montevideo y mi nuera y ella conocía a mi nieta conocía a mi nuera y mi hijo y yo a ella nunca la había visto pero lo había visto a Chiqui, incluso después que a mi me dejaron en libertad, estando en régimen de presentación yo muchas veces me encontré con el hijo de ella. Porque la gente del PCR de Mercedes me decía “si ves a alguno tráenos noticias a ver que pasa, que dicen que no dicen”.
(…) Yo a Amalia la conocí y fue la única que me rompió la coraza de no llorar cuando la conocí en Buenos Aires, cuando el Congreso de FEDEFAM en el año 84. Había ido toda una delegación de acá de Montevideo, a Tribunales de Argentina a hacer algún pedido y Amalia estaba entre la gente que había ido, aunque tenía desaparecidos acá en Montevideo, Amalia estaba ahí y ella, y cuando dijeron es la madre de Melo que viene, ella bajó a saludarme y ahí ¡pum!, se me acabó el mundo.
(…) AFUDE prácticamente se desintegró en el momento que la gente se empezó a venir. (…)
La gente de Argentina reconocía a Luz como el baluarte que había llevado adelante a la organización de todas las demás, junto con otras compañeras, pero Luz era la que hacía los escritos a máquina, la que hablaba, la que en sí representaba y hasta el día de hoy reconocemos como una de las luchadoras grandes de la desaparición ¿no? (…).
El regreso a Uruguay
(…) Yo vuelvo el 16 de junio del 85. Yo estuve en el 84 acá en Montevideo porque vine al congreso de FEDEFAM en Argentina (…). Entonces cuando terminó el Congreso enla Argentina, antes de que terminara yo le dije a una abogada (que estaba en el congreso): “¿Puedo ir contigo a Uruguay?” por ir con alguien y no ir sola, le digo. Y le digo porque yo tengo un hijo desaparecido y quisiera ir a ver a mi familia a Uruguay. Entonces ella me dijo “si, como no” pero después un día me invitó a tomar un café, entonces me empezó a preguntar como era la historia. Cuando yo le conté mi historia me dijo: “mirá, a Uruguay no vas” Digo: no, ahora me voy con vos. Pero sola voy a ir igual. (…).
(Llego a Uruguay) en noviembre del 84 (…). Para la época electoral si, yo vine, yo estuve en las manifestaciones del Frente ahí. (…).
(…) (Al Congreso de FEDEFAM) yo vine como delegada de AFUDE, la primera vez que yo vine, vine en el82 aPerú y vine como delegada de AFUDE porque Tota había pasado a integrar el Ejecutivo de FEDEFAM y como estaba integrando el ejecutivo de FEDEFAM, no podía ser delegada de AFUDE. (…).
(…) Ya habían estado en Europa con Luz y Esther Gatti. Habían estado en mi casa en Holanda.
Había estado con ellas primero en Suiza porque yo viajaba todos los años cuando se trataba de desaparecidos en Ginebra, iba a Naciones Unidas y había estado con ellas en Ginebra. Ellas habían venido justamente a la reunión de Ginebra y después hicieron un recorrido por Europa por diferentes países y fueron a Holanda y habían estado en mi casa. Más o menos (…) conocía a Violeta y a Milka, ya cuando vine no eran todas desconocidas para mí, conocía a mucha gente ¿no? Y además conocía los nombres de los desaparecidos también. Así que bueno, una era la madre de fulano, la hermana de mengano, más o menos ya estaba ligada a todala Asociación¿no?
(En el 85, viene a Montevideo para quedarse definitivamente). (…) Yo me había jubilado acá en Uruguay en el año 1976. Cuando yo estaba en Argentina me salió la jubilación, pero no había cobrado nunca porque no había vuelto nunca al Uruguay y ni me había presentado nunca a la caja. Entonces yo digo, lo que me van a dar va a ser una porquería, una porque yo sabía que ganaba poco allá en los años aquellos en Mercedes y otra porque yo sabía que Industria y Comercio son siempre menguadas totalmente las jubilaciones y yo digo “bueno va a ser una porquería lo que me van a dar de jubilación”, pero bueno, para algo me va a servir. (…) (Antes de irme a) Uruguay, mi nieta me dijo, primero que nada: “abuela por favor te pido no te vayas a Mercedes” -yo tenía casa en Mercedes-, “no te vuelvas a Mercedes vamos a vivir la vida separadas, quédate en Montevideo, así cuando yo vuelva con mamá estamos juntas”. Nunca volvieron, todavía están en Holanda.
Entonces yo dije bueno, me tengo que quedar en Montevideo. Que hoy pienso que fue lo acertado, si hubiera ido al interior no hubiera podido hacer nada en el interior y entonces yo dije bueno, militar en Familiares sé muy bien que lo voy a hacer, voy directo a eso. Pero bueno, además yo no, en los viajes que había hecho cuando había venido acá a Uruguay, cuando había venido en el 84 yo traje dinero de… para los comedores populares del Cerro y de Progreso y no me acuerdo que más. Después cuando volví traje dinero para los Familiares de los Presos…
(…) Te digo la verdad llega un momento que los familiares son todos tuyos, todos tuyos, no peleás por el tuyo, peleás por todos. Te digo que al principio identificábamos la foto, íbamos a levantar la foto.
Ahora si es posible alguien te la trae porque la levanta y te dice, tomá. Pero que vos vayas a buscar esa foto no, ya es cualquiera. El que esté a mano es el que va…
(El proceso de unificación de las organizaciones en Montevideo) es un proceso muy natural, sin ningún problema (…) Como que éramos todos familiares de Desaparecidos, perteneciéramos al lugar que hubiéramos pertenecido (…). Nos reuníamos acá enla Iglesiadela Aguadaporque nosotros éramos ambulantes. Algunas veces en Conventuales (…), hasta que nos dio cobijo SERPAJ, en el sótano, vivimos reuniéndonos en los lugares que nos dejaban reunir ¿no? Un tiempo en Cardjin, una ONG para los desocupados que hay.
(…) A mi me parecía que el caso nuestro no era político, era humano. Siempre tuve ese concepto.
Es política la desaparición de los compañeros, de todos, ¿no? Pero es humano con respecto a nosotros.
Nosotros, lo que sentimos. Yo a pesar de que puedo tener mi inclinación política, y la quiero tener, cuando hago un pedido por ellos lo hago como ser humano como humanos que no fueron respetados, nada más. (…).
(…) Después del Referéndum (…) movilizaciones como en Familiares no recuerdo de haber hecho muchas. Algunas hicimos igual eh? Pero más que nada recibíamos visitas de estudiantes que querían saber cosas y ver si teníamos materiales como para ellos enterarse (…).
(…) Estudiantes uruguayos si, que iban y querían saber que era lo que había pasado y que les diéramos los materiales que teníamos nosotros. Más o menos era esta tarea y después la relación con FEDEFAM, que siempre la mantuvimos. (…).
(…) Después lo único que hacíamos era ir ala Plazahasta que lo dejamos por la deserción de los acompañantes, porque ya realmente ni familiares. Cada vez que se planteaba en un plenario: vamos a levantarla Plaza. Nova gente. Ahí eran todas las manos no, la plaza no, la plaza no, pero después llegaba el día de la plaza el viernes y vos veías que los mismos familiares que te insistían no levantar la plaza, no estaban presentes. Llegó un día que estábamos en la plaza dos familiares. Y ya la soledad que sin saber una ni la otra, yo me había comprado un chaquetón y ella un saco largo y eran de la misma tela.
Éramos Milka y yo. (…). Agarramos dos retratos y en una le digo, Milka, los que pasan nos miran y ¿sabés lo que preguntan? ¿De qué Atalaya organización son estas dos que están ahí solas? Yo no vengo más. Levantamosla Plazase oponga quien se oponga. Y así levantamos la plaza (…).
(Sobre la entrevista con Jorge Batlle) La entrevista primero, lo que teníamos en el reconocimiento era que era la primera vez que alguien oficialmente nos recibía. Y bueno, en la primera entrevista estuvo vamos a decir, más o menos tratando el tema. Se nos habló de que iba a nombrar una comisión pero no profundizamos mucho porque el más que nada se dedicó a hablar con Sara. A decirle a Sara que le iba a hacer el examen (…). Se lo dijo así directamente y de mal modo, como hace Batlle cuando quiere tener
mal modo. Con nosotros también en algunas oportunidades lo tuvo, no siempre. Conmigo siempre me tomó el pelo y yo lo tuve que aceptar, mala suerte. Me tocaba y está, yo había elegido ir, así que bueno…
Conmigo cuando estaba la prensa, siempre se encontraba algún dicharacho, hasta que un día dije bueno, vamos a decirlos juntos. Vos decís uno y yo te digo otro, ya está. El día que me dijo: “sabe una cosa señora, voy a invitarla a tomar el te con mi mamá” Yo me di vuelta y dije “por favor señor presidente un cafecito con coñac”. Claro si siempre me tomaba el pelo, alguna vez me iba a tocar a mí. (…).
(…) Yo el otro día le decía a Amalia justamente, Amalia es que yo siento que yo ya por un hijo no hago nada. Porque no tengo nada que hacer por mi hijo, ¿qué hago por mi hijo? Digo, yo hago por tu nieto, por Miguelito, por el otro, por los jóvenes, porque no quiero que les pase lo que nos pasó a nosotras, que se topen con aquello y que no tengan solución. Si esto no es una verdad histórica, si esto no se dice lo que pasó, si no se dice “los criminales tuvieron protección y estuvieron dentro de los cuarteles, pero son fulano y mengano y mengano y mengano”, así estén muertos, no se dicen verdades y hasta que no haya verdades, pero verdades- verdades, esto no tiene solución. Así que yo pienso que el fin nuestro es ese: la verdad de la verdad. Ya al verlo en un caso concreto, yo pienso que por mi hijo ya no puedo hacer nada. Y hace años que lo pienso ¿no? Que por mi hijo no puedo hacer nada. Y no es por política que lo hago. Lo hago porque no quiero que se repita en otra generación lo que le pasó a la generación de mi hijo, que por pensar que iba a cambiar el mundo, y estaba tan convencido como que lo tenía ahí a la altura de la mano (…).
Fuente: Extraído de investigación Histórica Sobre Detenidos Desaparecidos. Tomo I. Página446 a453. Se agrega Copia.
[Fragmentos del testimonio brindado a J. Yaffé, C. Demasi y equipo de investigación para el libro “Vivos los llevaron...” Historia de la lucha de Madres y Familiares de uruguayos Detenidos Desaparecidos”. 09.02.2004. Archivo dela Desaparición Forzadade Personas. Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos]
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Entrevista a Luisa Cuesta (2008)
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