Hasta siempre compañero, Reinaldo Gargano



Martes, 5 de febrero de 2013

Fuente: http://www.frenteamplio.org.uy
En la mañana de este martes murió Reinaldo Gargano, líder del Partido Socialista, parlamentario y excanciller. Había sufrido un accidente vascular hace más de un año.

Como gremialista, fue secretario General de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEUU); fue también Secretario General y Presidente de la Asociación de Funcionarios Judiciales del Uruguay; entre los años 1968 y 1970, fue integrante de la Mesa Representantiva de la Convención Nacional de Trabajadores del Uruguay (CNT), habiendo sido fundador de la misma en 1966.

Como periodista, fue director de "El Sol", semanario del Partido Socialista, entre 1964 y 1967 Y de "El Oriental", también semanario y vocero socialista, entre 1970 y 1973; fue redactor de los diarios "Epoca" (hasta diciembre de 1967) y de "Ultima Hora" (hasta 1973), en todos los casos, hasta la clausura de los referidos órganos periodísticos, motivadas por razones de índole política.

Como político, ingresó al Partido Socialista en 1956, desempeñándose como Secretario General de la Juventud Socialista en los años 1958 y 1959; entre los años 1959 y 1974, fecha esta última en que tuvo que marchar al exilio, integró el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Socialista. Estuvo exiliado en varios países de América Latina y finalmente en España, ciudad de Barcelona. Integró el Comité Coordinador del Frente Amplio en el exterior. Desde su legalización en el post-franquismo, colaboró activamente con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), rama catalana, durante toda la etapa de su exilio (1976-1984), trabajando a dedicación completa en las áreas de formación política y organización político-electoral.

En setiembre de 1984, a su regreso del exilio, el XIX Congreso Extraordinario del Partido Socialista lo designó Secretario General, siendo confirmado sucesivamente en dicho cargo, en ocasión de realizarse los 38°, 39°, 40°, 41°, 42° y 43° Congresos Ordinarios del Partido Socialista, en los años 1985, 1987, 1991, 1993, 1995 y 1998, respectivamente. En el mes de julio de 2000, presentó renuncia a dicho cargo, luego de 16 años de ejercicio del mismo. En diciembre de 2001 es designado Presidente del Partido Socialista.

Como Legislador se desempeña como Senador de la República, cargo para el que fuera electo en el año 1984, actuando como primer suplente en 1985 y como Senador titular, a partir de 1986. Fue reelecto en 1989, en 1994, en 1999 y nuevamente en octubre de 2004.

Fue Ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay entre el 1 de marzo de 2005 y el 3 de marzo de 2008.


Por Roger Rodríguez
Dos anécdotas de Gargano quiero acercar al fogón de los recuerdos. Creo que ambas dibujan algo de su forma de ser. Una la escuché de sus labios y, realmente, quisiera poder escribirla con ese tono castizo y con ese decir hispano tan particular con el que él y el flaco José Díaz volvieron del exilio. La otra, de la que fui testigo y protagonista, implica una confesión que tarde le hago al propio Reinaldo, quien, estoy seguro, me perdonará desde donde esté.

Luego de la reinstitucionalización del país, Gargano se desempeñó como suplente del viejo José Pedro Cardozo que había ganado una banca en el Senado. Como por su rol de Secretario General del Partido Socialista y su discurso duro la televisión no le daba demasiada cámara, su rostro no era muy conocido, así que nadie sospechaba en el ómnibus en el que diariamente viajaba al Parlamento que ese personaje de lentes cuadrados medio parecido a Woody Allen podía ser un Senador de la República.

Contaba el Polo que un día cuando iba al Palacio Legislativo, quedó sentado en el asiento de los bobos, frente al guarda, que era un prototipo del "gallego" (sin discriminar a nadie) en voz, aspecto y razonamiento. El guarda le hablaba al conductor y criticaba a los legisladores. “Haz visto, hombre, estos culos cagaos se han aumentao el sueldo… total, paga Juan Pueblo. ¿Para esto queríamos la democracia?”, decía el hispanodescendiente, que parecía sentir nostalgias de la propia dictadura.

Gargano escuchó sin intervenir todo el fraserío casi falangista, pero cuando se fue a bajar, no pudo con su propia hispanidad y, ya parado frente a la puerta, le dijo en su tono catalán: “Eso que Ud. dice de que los legisladores se aumentaron el sueldo no es así”. El gallego lo miró de arriba abajo, primero con sorpresa y luego con enojo y dijo “¿Y tu qué sabes”. “Sé, porque soy uno de esos legisladores. Soy Senador”, replicó el Polo… Dice que el gallego lo miró y sonriendo remató: “Senador y en ómnibus. Jaja. Déjate de joder y bajate, giripollas!”.

La confesión personal también tiene que ver con la forma de ser y hacer del Polo... En esos días, junto a otros colegas que hoy ocupan importantes cargos y responsabilidades en distintos medios, integrabamos el Núcleo de Prensa del Partido Socialista. Una de nuestras tareas militantes era asesorar en imagen a nuestros dirigentes y, en el caso de Gargano, el tema no era sencillo. El Polo vivía dentro de un saco verdegrisáseo que junto a aquellos lentes grandes y el “corte americano” en el pelo, no le daban su mejor aspecto…

No hubo forma de convencerlo, así que hubo que propiciar los cambios de imagen... Un día, los lentes se rompieron y hubo que comprar otros. Otra vez, se logró que cambiara de peluquería y de corte. Pero el traje, no había forma. Así que, admito, fui yo quien apoyó un cigarrillo en una de las solapas cuando aquel saco verdegrisáseo descansaba en el respaldo de una silla. Él se enojó mucho, pero estoy convencido que le quedaba mejor el traje azul oscuro con delicadas rayas blancas que uso luego de ser reelecto Senador.

Hasta siempre, Polo!

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