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desabastecer las ciudades y el turismo de productos perecederos. Y ahí sí, debo confesar que me ganó el desconcierto.
Ta raro, ¿no?
Hace más de un mes recibí de mi vieja y querida barra de La Teja una captura de pantalla en la que un joven llamaba a realizar una serie de acciones por parte de los productores agropecuarios. Esto salió luego a la luz pública en nombre de un grupo de 50 productores autoconvocados. Convengamos que este joven tenía pinta de productor... de teatro de revistas o de empresario del fútbol, saludando con sus finos lentes negros y su copa de vino. En su currículum aparecían un montón de referencias a alguna universidad privada, empresas multinacionales o empresas semilleristas y de servicios. Ahora, de productor rural, de los sufridos, de los que conozco por haber trillado toda la campaña, de eso, ni rastro.
Por eso no me asombraron los primeros movimientos y las plataformas y medidas esgrimidas.
Convengamos que el sector agropecuario siempre es problemático, en el sentido de tener que estar resolviendo problemas. La producción agropecuaria es difícil porque hay muchas variables a considerar: las biológicas, los insumos, los temas ambientales, los mercados y las variables financieras.Y podríamos seguir con elementos que hacen que lo agropecuario tenga tantas puntas como dificultades a resolver, y no siempre al alcance de la mano. Con el agregado de ser una producción a cielo abierto, que además es afectada por una cuestionable –desde el punto de vista ético– especulación. Porque en definitiva, la producción de alimentos tiene como objeto uno de los principales derechos humanos a nivel global, que es la alimentación.
Es más, nunca se dejó de tener problemas, ni con el trigo llegando a valores récord, ni cuando la soja superó los 500 dólares la tonelada, ni cuando los quesos se vendían a 5.000 dólares la tonelada. Siempre hubo problemas a solucionar y sectores que no andaban tan bien. Porque el dinamismo del sector es desigual. Este hecho nos debería llamar a la reflexión en términos de si priorizar la hiperespecialización o una sensata y racional diversificación que nos ponga a resguardo de los fluctuantes cambios en los que nuestro pequeño país, tomador de precios y condiciones, no puede influir. Pero eso sería tema para otro análisis, tal vez más profundo, pero no el de actualidad.
El asunto es que hubo precios que cayeron, variables ambientales que afectaron a la producción y otros aspectos que hicieron que cierta parte de sector agropecuario se viera afectado, en particular la agricultura de secano el arroz y el sector lácteo, que se viene reponiendo lentamente de una de la más profundas y largas crisis de precios.
Pero lejos está de plantearse una crisis generalizada del sector agropecuario. La ganadería tuvo récord de exportación: tanto en faenado como en ganado en pie, Uruguay logró ser uno de los mayores vendedores de la cuota 481, la más cara en Europa, aun superando a Estados Unidos.
Aunque el año pasado el cultivo estrella, la soja, tenía precios deprimidos y costos más o menos similares a los actuales, alcanzó una producción récord de tres millones de toneladas. Si bien el éxito se atribuyó a la productividad generada por el tiempo –lluvias adecuadas en el momento adecuado– tenemos que reconocer que a la producción agrícola de soja no le fue mal, en términos genéricos y promediales, con estos valores.
Un invierno sin muchas heladas y con una distribución abundante de lluvias hizo que los pastos tuvieran una respuesta mejor a lo esperable, y por lo tanto fue una buena situación para la ganadería de carne. Al mismo tiempo esto perjudicó a los cultivos de invierno, que tuvieron, por esta misma situación, rendimientos por debajo de lo esperado.
Nuestro agro es así, y esto no es un problema de campo-ciudad. Esto es un problema que conoce el que está. El que no está lo puede usar para sus intereses, sean cuales sean, pero de campo no sabe.
Ahora bien, vayamos a lo que nos convoca: estas manifestaciones de grupos de productores que se vienen dando por el litoral, conocidos como autoconvocados, con buena prensa y portavoces de diputados de la oposición con aspiraciones a ministros de Ganadería.
Considerando que puede haber causas parciales pero lejos se está de una crisis, parecería un poco exagerada la reacción si no tuviéramos en cuenta que ciertos sectores de la política nacional han entrado al ruedo electoral en forma desembozada.
Sin embargo, más allá de este punto, en definitiva parte de las reglas del juego democrático, lo que se discute es la falta de competitividad. Y se les asigna esa responsabilidad al costo de los factores de producción, las tarifas, los impuestos y hasta (y les debería dar un poquito de vergüencita) los salarios rurales. Es decir, a los costos de producir. Es raro que en la plataforma no haya una sola referencia al costo de renta de la tierra. El mayor costo unitario de todos, que además de tener sus rigideces se comporta como un desmesurado impuesto ciego y privado. Nada, de esto no se dice nada. ¿Será que los que protestan son todos dueños y no hay ni un solo arrendatario? Ese sería un tema que no sé si da para cortar rutas, pero que debería estar en la agenda. Porque además, si las rentas de la tierra no se desplomaron en el medio de esta supuesta crisis, es porque hay una expectativa de ganancia sobre este costo (economía clásica y puramente capitalista).
Por otro lado, se habla sólo de competitividad en función de los costos y no del otro extremo del negocio: el valor del producto. Y es ahí donde, por lo menos en el mundo, la cosa sucede.
Los países desarrollados se esfuerzan por poner el conocimiento al servicio del producto que les permita ganar competitividad. Es así en las tecnologías de la comunicación y la información, y es así en la producción primaria.
Es más, nuestros mayores logros en competitividad, la ya referida cuota 481 y el compartimento ovino, son consecuencia de haber generado conocimiento y trabajo conjunto entre productores y Estado para ganar los mercados de valor.
Lo otro, los pedidos, vuelven sepia el color del papel sobre el que están escritos. Bajando todos los costos (menos el de la renta de la tierra, por supuesto) y subiendo artificialmente el dólar tampoco se va a generar verdadera competitividad en las condiciones actuales a nivel global.
Si se manifestaran por dedicarle más puntos del Producto Interno Bruto a la investigación agropecuaria aplicada, o a la búsqueda agresiva de mercados, serían causas más razonables.
Por último, las medidas. Empezaron con que se comían a los niños crudos y que iban a desabastecer las ciudades y el turismo de productos perecederos. Y ahí sí, debo confesar que me ganó el desconcierto.
Pedimos por competitividad, se logra un mercado interno del doble de los que habitamos permanentemente, y vamos en contra de él. Acá sí que hay gato encerrado. El Mercado Modelo diciendo que los precios de frutas y hortalizas vienen subiendo empujados por el turismo y los productores boicotean... a sus propios colegas.
Y ahí empezaron pa’ delante y pa’ tras, porque se dieron cuenta de que la macanearon. Iban en contra de sus argumentos, pero además de los propios a los que decían representar.
Por último, debo decir que me causa tristeza la desautorización que hacen de las gremiales tradicionales, que, con mis acuerdos y diferencias, reconozco que están en la lucha de sus intereses todo el año. Y son muchas, y de muchos tipos. Estas movidas, a esta altura más políticas que gremiales, terminan dejando en orsai a las gremiales históricas del agro.
Pocas cosas se pueden lograr para el sector agropecuario detrás de esta realidad, y para mí, que quiero y respeto al sector, nada de esto lo fortalecería verdaderamente. La imagen de los hombres y mujeres del campo arriados a puro tuit de unos yuppies urbanos me da, además, una profunda tristeza.
Escribe: Andrés Berterreche, ex ministro de Ganadería
fuentes de la diaria
EL CLIMA POLÍTICO SE CALIENTA EN ENERO
Productores harán un “tractorazo” y quieren “dejar pegado a Vázquez”
El clima político se calentó de golpe en enero. La decisión de los productores y gremiales del agro de realizar un “tractorazo” el próximo lunes 15 hizo estallar las redes sociales y la reacción de los dirigentes frenteamplistas no se hizo esperar. La medida fue decidida por un grupo de productores rurales independientes de Paysandú y se espera que se extienda a todo el país, según dijo a ECOS Fabián Guaviziuk, uno de los organizadores de esta manifestación.
La idea no es bloquear ni cortar las rutas, aseguró Guaviziuk, sino enlentecer el tránsito. En ese departamento, los tractores recorrerán por la ruta 3 la distancia entre Paysandú ciudad y Young, casi 80 kilómetros, y entre la capital departamental y el peaje Queguay, unos 25 kilómetros, rumbo a Salto.
Para colmo, un nuevo audio salió a calentar el clima, esta vez un supuesto productor pide llevar las máquinas a las rutas y sacarles las ruedas para evitar que “el Ejército puedan moverlas”.
Y no se queda allí, pide también “dejar pegado” al presidente Tabaré Vázquez y no concurrir a una posible reunión que cite el gobierno en la segunda quincena de enero.
La voz del productor afirma además que se dejen conformar con poco. “Yo no quiero el chupetín, quiero la tienda de golosinas”, asegura.
“El modelo económico se les rompió y se les fue de las manos porque ya no la frenan más. No tienen plata, no nos pueden sacar más dinero”, agrega el audio y concluye diciendo “Me parece que a la izquierda se le cayó el gobierno, están deseando entregarlo para que se termine todo”.
Las voces frenteamplista saltaron por las redes. LA REPÚBLICA consultó al diputado José Carlos Mahía quien advirtió que a los productores “un poco de memoria no les haría mal. Deberían recordar cómo estaban cuando gobernaban los partidos que ellos añoran, especialmente viendo la situación del precio de la tierra, el endeudamiento del agro, entre otras cosas.
La vida del productor era mucho más precaria en aquellos tiempos. Por ejemplo, recuerdo las movilizaciones en Canelones, cuando el Banco República lo que hacía era prendar la maquinaria de los productores y luego rematarlas. De esa realidad al día hoy hay un abismo y es a favor del trabajo nacional y de la producción”.
Consideró que hay dos tipos de situaciones: por un lado, afirmó que hay un grupo de productores que han tenido dificultades económicas por achicamiento de mercados y por tema costos. Por el otro, mencionó que hay pronunciamientos de “corte político”.
“Nosotros siempre vamos a estar dispuestos a trabajar y conversar juntos para buscar soluciones a la situación real de los productores. Lo que no llevamos son los pronunciamientos que son de corte político partidario y que efectivamente lo que subyace en ellos es una posición contraria a la izquierda y a lo que han sido estos gobiernos del Frente Amplio. Entonces, me parece que cometen un error muy grave que es ingresar casi al terreno político partidario, ya que no valoran la disposición de diálogo y las soluciones que se han encontrado desde el gobierno”, agregó.
Afirmó que muchas veces estas situaciones económicas no tienen que ver con el país sino con los mercados internacionales y la capacidad que tiene Uruguay de insertar nuestros productos.
“Se nota, además, en algunos de estos audios, un profundo desprecio a los sectores populares y una mentalidad ultraconservadora, pero nosotros apostamos al Uruguay productivo, a que el diálogo nos puede llevar a todos a mejores soluciones. Lo que digo es que algunos de esos audios tienen contenido mucho más político que gremial o productivo, y trasladan opiniones partidarias o políticas que realmente lo que soslayan una mentalidad conservadora y contraria al gobierno por ser de izquierda, no en función de sus problemas productivos. Entonces, creo que se confunden los tantos”, agregó.
Afirmó que el gobierno tiene que hacer cumplir las leyes y los decretos que protegen el interés general. “Eso es una decisión firme del gobierno que la vamos a sostener y apoyar”.
“Creo que se mezclaron las cosas. Por un lado hay gente que tiene dificultades objetivas y por otro, hay individuos que quieren promover un cambio político en Uruguay. Una cosa es luchar por soluciones para los productores y para los pares desde el punto de vista gremial, y otra cosa es una movilización cuya finalidad sea generar condiciones para golpear a un gobierno. Es más, en algunos de esos audios lo que se nota es esto último”, agregó.
Por último, afirmó que está preocupado por dos temas: la capacidad que tiene el país de colocar algunos productos en el exterior y la conquista de nuevos mercados.
“Quieren sacar al FA del gobierno”
Álvaro Guigou, presidente de la departamental del Frente Amplio en Paysandú, declaró a LA REPÚBLICA hace unos días, que el poder económico, en concordancia con algunos actores del Partido Nacional, está tratando de implantar la opinión de que el gobierno del Frente Amplio es inestable.
“Hay una operación política detrás de esta movilización. Nos han llegado algunas versiones de cómo acciona el poder económico tratando de generar condiciones de inestabilidad, con un accionar que pretende generar cierto descreimiento de las instituciones y lo que se busca es implantar la idea de que el Frente Amplio no contempla la realidad de los productores”, agregó.
Afirmó que “cierto sector” del Partido Nacional “siempre” representó al “gran capital” y señaló que en la Asamblea de productores que se realizó en Paysandú el lunes pasado fue “extraño” que hayan aparecido algunos actores políticos vinculados a dicho partido. “Eso preocupa, porque esto parece más bien una movida política partidaria que quiere generar cierta situación y aprovecha una problemática que es sumamente atendible, como son los planteos de los medianos y pequeños productores, para intentar sacar al Frente Amplio del gobierno a como sea”.
Datos sobre los productores movilizados
Los 50 productores están vinculados a la Asociación Rural Exposición Feria de Paysandú y la Sociedad Rural de Río Negro. Entre ellos también están presentes los trabajadores del transporte de carga. Según “El Observador”, la movilización nace a partir de más de nueve grupos de WhatsApp que nuclean a 1.500 personas. Al parecer, en dicho grupo también se estipulan una serie de reuniones con transportistas, lecheros, arroceros y demás integrantes del sector agroexportador.
La movilización nació en Paysandú, según fuentes del Poder Ejecutivo, pero algunas gremiales de Salto, Río Negro, Cerro Largo y San José se estarían sumando a la protesta.
foto y fuentes de la republica
El reclamo de los productores y los “vivos” de siempre
” A río revuelto, ganancia de pescador”, dice la sabiduría popular y no se equivoca. Los últimos acontecimientos del país lo demuestran. La tan publicitada polé- mica entre los productores y el gobierno ha sacudido tanto las aguas que más de un “vivo” se arrimó a “pescar” para sacar provecho de la situación. Total, en el entrevero cabe todo. Los que honestamente esgrimen su preocupación, porque sienten que la actividad se ha resentido. Los que la ven venir mal porque, como ocurre en cualquier negocio, los peces gordos se están comiendo a los más chicos. Los que buscan quedar bien, porque son proveedores del campo y les sirve mostrarse solidarios.
Los que tienen que apoyar porque no les queda otra. Y los “vivos” que nunca faltan. Esos son los que más echan leña al fuego, porque cuanto más alto lleguen las llamas, más ventajas sacarán en su beneficio. Caer en el error de meterlos a todos en la misma bolsa es perder el enfoque de los hechos y no ayuda a resolver el problema. Hay que identificar los reclamos reales, analizarlos y buscarles una salida a través de la negociación. Para ello hay que sentarse con los representantes gremiales, escucharlos y analizar hasta donde se pueden lograr acuerdos. Como ocurre a lo largo del año con cualquier sector sindical que sale a exigir beneficios. Este camino el gobierno lo maneja bien y lo ha demostrado destrabando conflictos mucho más complicados.
Necesita llevar el partido a la cancha donde mejor juega y sacarlo de las redes sociales, que se han convertido en el combustible más peligroso para provocar incendios. Los “vivos” lo saben bien, por eso se vuelven expertos en revolver el avispero virtual para manipular a la opinión pública a su antojo y sembrar caos. También los productores honestos deberían impedir que la política contamine su reclamo, porque le quita seriedad, lo vuelve un acto partidario.
Ver en las fotos de las asambleas a referentes de la oposición en primera fila, hace que se desvirtúen los planteos legítimos y se tiña todo de consigna electoral. No hay dos países, el que tiene las playas llenas de turistas y vende cada día más autos cero kilómetro, y el de los tractores amenazando con cortar las rutas. Es uno solo, aunque a los “vivos” les convenga pintar una crisis terminal que nadie puede ver en las calles vacías de Montevideo. Es cierto, hace calor, mucho calor, pero el gobierno debe pensar con la cabeza fría.
foto y fuentes de la republica
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