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Las voces del silencio, Entre ellas La nuestra, Volverán a Hacerse oír, Con nosotros o sin nosotros. Quijano.
La rueda de la historia nos encuentra; a 45 años de los sucesos trágicos que vivieron nuestro país y la región. En ancas de un Plan Cóndor que sobrevoló y aterrizó por estas tierras sangrantes de América Latina, y se llevó lo mejor de nuestra gente, nuestra cultura, nuestros sueños de un mundo mejor.
Creemos- siempre creímos que el advenimiento de las fuerzas –embanderadas- de izquierda librarían una batalla ética con ese pasado reciente que no termina de pasar. Porque a 45 años no hubo una política de Estado clara y contundente sobre los crímenes cometidos por los agentes del estado. No hay justicia, hay obedientes debidos y ya está. Solo muy pocos jueces, muy pocos fiscales, muy pocos parlamentarios que en su momento se la jugaron a pesar de los contratiempos, a pesar de las amenazas y muy a pesar de todos los obstáculos del poder.
A 45 años; los familiares de los desaparecidos, sobreviven a duras penas buscando a sus seres queridos, los familiares de los asesinados intentan llevar a los estrados judiciales a los responsables de tales crímenes. Y una sociedad inmersa en una confusión entre el miedo y los dobles discursos.
Nos han obligado a vivir entre los impunes de ayer y de hoy. Ellos andan entre nosotros; van al supermercado, llevan a sus nietos a las mismas guarderías que los nuestros, van al futbol, van de feria, van al cine, leen los diarios todos los días, se ríen de todo, hacen discursos ofensivos, nos roban los archivos, destrozan las placas de la memoria, van de fiesta con sus familias, se ponen los mejores trajes, y… algunos se fugan.
Y en el mejor de los casos; algunos pocos fueron presos, con lo mejor de las comodidades, hicieron vigilancia desde sus guaridas, volvieron a sus casas con domiciliaria, protegidos, vallados… impunes. Siempre impunes.
Ellos han aprendido la “lección” y lo volverán a hacer. Y habrá hombres y mujeres que saldrán a luchar a pesar de todo y de todos, porque la memoria colectiva está en cada esquina, en las calles, en cada rincón de las conciencias.
Editorial- fotografía Martha Passeggi-
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