Un trabajador cayó al vacío mientras reparaba el techo de un supermercado; a través de los medios, la tragedia no tuvo la misma difusión que otras y el motivo es fácil de suponer: el negocio era un Disco, cadena de la cual es copropietario Luis Eduardo Cardoso, el mismo que es dueño del semanario Búsqueda y está vinculado a Canal 12.


En el año 2014, Caras y Caretas, bajo el tituló ‘Los 120 más ricos de Uruguay’, publicaba el nombre de las personas con mayor poder económico en el país. En el lugar 14, aunque eso era aleatorio, se lee: “Luis Eduardo Cardoso. Principal accionista de Supermercados Disco, Devoto y Géant. Es accionista principal de Teledoce y Búsqueda”. Esa lista tuvo mucha repercusión en su momento, pero como suele suceder en estos tiempos con ciertas cosas, pronto pasó a ser algo que una vez se tuvo y a la que se recurre cuando determinados sucesos pueden ameritarlo.



El viernes 20 de julio, una tragedia dejó sin aliento a la sociedad: en el supermercado Disco Natural, ubicado en 8 de Octubre y Garibaldi, una persona había sufrido un accidente; cayó desde el techo del comercio sobre el piso del salón. Los primeros auxilios vinieron de parte de los clientes, luego, de la emergencia móvil. Pero nadie pudo evitar que el hombre muriera, debido a la gravedad de las lesiones.

Como si con ese resultado no fuera suficiente para indignar a todos, la empresa Disco agregó uno nuevo: cercó el lugar de la desgracia, tapó la sangre con pan rallado y siguió facturando, como si no hubiera pasado nada. En este punto es necesario hacer un par de salvedades: primero, que los trabajadores continuaron con su tarea porque se les dijo que Gonzalo González iba camino al centro de salud con vida y se les ocultó la gravedad de las heridas; segundo, la superficie del local comercial es grande y no todos los clientes estuvieron presentes en el lugar donde el hombre cayó, por lo que la mayoría de los compradores se enteró “de oídas”, sin tener una versión firme -y creíble- de lo sucedido. Convengamos que no es fácil creer en un abrir y cerrar de ojos que murió el hombre que acaba de caer por ese agujero que se ve en el cielo raso, a cinco góndolas de donde está usted eligiendo un vino o unos fideos.



El silencio



En un país donde la crónica roja está a la orden del día, llamó la atención que fuera a través de las redes sociales la primera información que salió de esta tragedia. Los grandes medios de comunicación quedaron relegados a un plano secundario, lanzando tímidos titulares de “un accidente” ocurrido en “un supermercado del barrio La Blanqueada” o imprecisiones por el estilo. Recién con el correr de las horas, y siendo ya un hecho incontrastable, se comenzó a divulgar que había sido en un local de Disco. Un comunicado emitido por la empresa rápidamente deslinda responsabilidades en pocas líneas. Allí se deja constancia que el trabajador era “un operario de la empresa Sipra, subcontratada por Supermercados Disco para realizar tareas de mantenimiento”, sin especificar que ese “operario” estaba contratado como administrativo, y agrega que estaba efectuando reparaciones en el techo del local “cuando se precipitó al vacío”. Como para que no queden dudas, los buenos empresarios dan cuenta que “de inmediato personal de la empresa socorrió al joven. Se llamó a una emergencia móvil que llegó con celeridad al lugar, pero el operario falleció cuando era trasladado a un hospital. Concurrieron: emergencias móviles, Policía, Policía Técnica, técnicos prevencionistas y personal de Recursos Humanos de Disco”. Luego, vienen las expresiones de lamento y condolencias de rigor.

En su mundo paralelo, estos compungidos empresarios no escriben lo que la gente vio: que taparon la sangre con pan rallado borrando evidencias para los peritos forenses, que minimizaron el hecho cercando el lugar y que obligaron al personal a continuar con sus tareas sin comunicarles la gravedad de lo sucedido. De cerrar las puertas ni que hablar, que no era cuestión de dejar de facturar.



No lo vieron a Cardoso, que no pisa más el set

Tanta tapadera fue lo que hizo que la gente se preguntara qué más había detrás, descubriendo que el nombre poderoso, como Supermercados Disco, encerraba otro: Luis Eduardo Cardoso, hombre polifacético si los hay, que tanto te atiende los negocios de un supermercado, como los de un semanario o un canal de TV. Cardoso, en su condición de copropietario de Búsqueda, forma parte de su Consejo Editorial. Pero es bueno recordar que Luis Eduardo era el propietario de las acciones de los Cardoso en Canal 12 y se las traspasó a su medio hermano Alfonso. Aparte, también es copropietario con los Scheck de varios canales de TV para abonados (ver recuadro).

Si aún se sigue preguntando por qué Canal 12 fue tan omiso con esta muerte, ahí tiene una respuesta. Si quiere saber qué de todo esto toca al diario El País, bueno, quizá es hora de que sepa que Luis Eduardo comparte su cargo en Búsqueda con Atanasio Aguirre, de los Aguirre de El País.

Si quiere saber por qué no vio a Cardoso contestando las preguntas de los medios vampiros, esos que donde olfatean sangre tienen la cámara pronta, imagine la voz en off: “En supermercados Disco, Devoto y Géant”. Pero, cuidado, porque esa gente no sólo está en ambos lados del mostrador de los medios de comunicación masiva más importantes en tamaño; también son clientes de empresas que les diseñan estrategias para contingencias en situaciones de crisis. En esos lugares reciben lecciones de cómo hablar con la prensa, cuándo es adecuado salir y cuándo quedarse al margen, qué preguntas pueden hacerles y cómo contestarlas. En definitiva: cómo hacer que la sangre no aparezca por más luminol que se utilice en el intento. La mayor parte de las veces, lo logran.



Qué grupo mi grupo
El grupo Cardoso-Scheck es propietario de Canal 12, de la señal para abonados Nuevo Siglo y del semanario Búsqueda. Pero por ahí no termina esta historia de abuso del control de medios de comunicación, porque también tienen participación en Punta Cable, Multiseñal y Equital. Entonces es fácil comprender por qué se le bajó tanto el perfil a la trágica muerte de Gonzalo González, quien en pocos meses sería padre.

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