Segunda Parte.
La Calle Llupes raya al medio encuentra a Belvedere.
El tiempo está después
Desde la Estación Agraciada venía un tranvía común, pero al llegar a Carlos Ma. Ramírez se le agregaba un acoplado y todos lo llamaban «el tren de la Barra». Por las noches proletarias del Nuevo París, lleno de fábricas y curtiembres, avanzaba ese largo tranvía haciendo sonar un agudo silbido que se perdía entre las calles y los vecinos noctámbulos que escuchaban en la radio los «bailables Geniol».
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