En la ESMA, tuvieron que aceptar que el amor no se puede parar” ni con la tortura, ni con la amenaza de muerte.


 Ana María Soffiantini y Ricardo Héctor Coquet, dos sobrevivientes de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), volvieron una vez más al escenario donde ellos, y miles de compañeros, fueron víctimas de crímenes de lesa humanidad. Cuando los llevaron allí, secuestrados, supieron que “la Gaby”, Norma Arrostito, emblema de Montoneros, todavía estaba viva, retenida como “botín de guerra” por sus verdugos.

“Vos te crees que la Gaby está muerta, ahora te la traemos”, recordó Coquet las palabras de los genocidas, durante la inspección ocular realizada en el marco de la causa ESMA 7, donde el único imputado es Jorge Luis Guarrochena, integrante del Servicio de Inteligencia Naval (SIN).   



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