Ecuador, un protectorado yanki en ciernes


 

“La dignidad no tiene precio cuando alguien comienza a dar pequeñas concesiones, al final, la vida pierde su sentido.” –José Saramago

La “modernidad líquida” disuelve contenidos. Varias instituciones desparecen o se difuminan. Inclusive la capacidad de un país de organizar autónomamente su destino, es decir su soberanía, se derrite. Y en este sendero hasta la dignidad desaparece.

Tan es así que, ahora, en palabras alambicadas de un embajador ecuatoriano, el retorno de tropas norteamericanas a Ecuador sintetiza “el empleo legítimo de la soberanía nacional para asegurar el respeto al derecho, a las libertades fundamentales y la paz como garantía para el desarrollo de la sociedad...” El pretexto que esgrimen personajes como este diplomático es la “guerra contra el narco”. Y ahora, a ellos, luego de haber tolerado la depredación neoliberal del Estado, les preocupa que caminemos hacia un Estado fallido.

Lo concreto es que no es la primera vez que un gobernante ecuatoriano busca un apoyo internacional que afecta la dignidad y la soberanía del Estado.

Hacer memoria es fundamental. 

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