El ex presidente volvió del golpe cívico-militar. Dilma Rousseff encabezó ayer la ceremonia durante la cual fue repuesto simbólicamente en su cargo el ex presidente Joao Goulart, derrocado por la asonada de 1964 y fallecido doce años después en Corrientes, cuando el Plan Cóndor lo tenía entre sus objetivos prioritarios.
Por Darío Pignotti
Desde Brasilia
El 2 de abril de 1964 el Congreso, cómplice de la campaña desestabilizadora en curso, declaró acéfala a la República alegando que el mandatario había abandonado el país, cuando en realidad se encontraba en la sureña Porto Alegre, reunido con algunos correligionarios y los pocos oficiales que aún le eran leales. Luego de la destitución de Joao “Jango” Goulart, fue implantada una de las dictaduras más prolongadas de América del Sur, que gobernaría hasta 1985.
En el movimiento cívico-militar-mediático que precedió al golpe y en las primeras medidas adoptadas por los generales se confirma que la de Brasil fue la dictadura pionera y modélica.
Tras el golpe, el régimen creó un prototipo del Plan Cóndor, pero a la brasileña, bajo supervisión de la Cancillería, el Centro de Informaciones en el Exterior. El CIEX se instaló inicialmente en Uruguay para monitorear a Goulart y otros exiliados, después extendió sus operaciones a la Argentina, donde ya actuaba por lo menos desde 1970, articulándose con informes recibidos de Chile y Bolivia.
“A 49 años de haber depuesto el mandato de Joao Goulart estamos aquí devolviéndoselo, lamentablemente lo estamos haciendo posmortem, le damos nuestras disculpas por lo ocurrido”, dijo, solemne, el presidente de la Cámara de Diputados, Henrique Eduardo Alves.
El senador Pedro Simon recordó que los sediciosos brasileños contaban con el respaldo del embajador norteamericano Lincoln Gordon, grabado en la Casa Blanca cuando concertó la conspiración junto al presidente John Fitzerald Kennedy en 1963.
La resolución parlamentaria de reponer en su cargo a Jango, aprobada por el presidente del Congreso senador Renán Calheiros, fue votada por todos los partidos, repitiendo la unanimidad de 2011 cuando se aprobó la ley que creó la Comisión de la Verdad, resultado de la voluntad política demostrada por Dilma, mayor que la de todos los presidentes civiles que la precedieron.
El mes pasado Rousseff había recibido en Brasilia, junto a su predecesor Luiz Inácio Lula da Silva, a otros ex mandatarios, los restos de Goulart, que fueron enterrados en 1976 en su ciudad natal, la sureña San Borja, cuando la dictadura prohibió que se le brindaran homenajes.
No quedan dudas de que la presidenta escogió a Jango como un caso líder de su política de derechos humanos que mostró avances incontestables, pese a las divisiones observables dentro de la Comisión de la Verdad.
“El golpe no fue contra Jango, sino contra sus propuestas de reformas para (beneficiar a) los sectores marginados”, afirmó su hijo en el discurso pronunciado ayer en el recinto de la Cámara alta.
“Mi padre fue injustamente destituido por el golpe cívico-militar de 1964, y hoy, casi 50 años después (se reconoce) la triste mancha del Congreso al legalizar la dictadura y la instalación del Estado de Excepción”, aseveró el representante de la familia Goulart.
En la ceremonia estuvieron presentes ayer varios ministros, así como los jefes del Ejército, general Enzo Martins Peri, de la Armada, Julio Soares de Moura Neto, y el jefe de la Aeronáutica, brigadier Juniti Saito.
Goulart falleció el 6 de diciembre de 1976 durante su exilio en su estancia de la localidad correntina de Mercedes, a raíz de un paro cardíaco, según el fallo de un médico pediatra fallecido años más tarde que murió en un accidente de tránsito, una muerte no natural como la de más de diez testigos o personas vinculadas con el caso.
Su familia cuestiona esa versión de los hechos y sostiene que habría sido envenenado por el Plan Cóndor.
El mes pasado el cuerpo de Goulart fue exhumado para la extracción de muestras que son analizadas por expertos en centros de estudios del exterior cuyos nombres y país de pertenencia son mantenidos en secreto.
“Vamos a tener que esperar por un plazo indeterminado para conocer el dictamen, no hay que ser impacientes, las muestras retiradas al (ex) presidente ya fueron enviadas al exterior”, dijo ayer la ministra de Derechos Humanos, Maria do Rosario Nunes, en una breve conversación con este diario en el Congreso.
La ministra Nunes no quiso responder si es optimista sobre la posibilidad de que se detecten sustancias tóxicas en los despojos de Goulart, que fueron desenterrados con la presencia de peritos de la Cruz Roja, Cuba, Uruguay y del Equipo de Antropología Forense de Argentina.
Tomado de: http://www.pagina12.com.ar
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