La servidumbre perfeccionada: esclavos del algoritmo, prisioneros del clic


 

Pensábamos que la esclavitud era una página cerrada de la historia. Que las cadenas se habían oxidado, que los grilletes eran piezas de museo. Pero nos equivocamos. Hoy la esclavitud no se impone con látigos, sino con notificaciones. No se firma con sangre, sino con clics. No se perpetra en campos de algodón, sino en oficinas abiertas, en plataformas digitales, en discursos que nos venden libertad mientras nos atan con algoritmos.

Vivimos en una sociedad que ha perfeccionado el régimen de servidumbre. El individuo ya no es ciudadano: es usuario, cliente, dato. El desclasado, el apolítico, el ignorante, el emprendedor ingenuo… todos giran en torno a un sistema que nos devora mientras nos promete éxito, visibilidad, pertenencia. Pero lo que recibimos es ansiedad, precariedad, aislamiento. Somos piezas de una maquinaria que no entendemos, pero que se alimenta cada día con nuestro tiempo, nuestra atención, nuestro deseo. Y buena parte de ello nos llega por nuestro teléfono.

El algoritmo es el nuevo capataz. Decide qué ves, qué sientes, qué crees. Te premia si confrontas (¡dále al like!), te castiga si reflexionas (te censuro y no te viralizo). Te empuja a odiar al pobre, al migrante, al diferente, mientras oculta a los verdaderos amos del cortijo: los fondos de inversión, los complejos militares-industriales, las transnacionales que saquean el planeta. Todo realizado sigilosamente, como una gran maniobra de distracción. Una coreografía de espejismos. Nos enfrentan entre los de abajo para que no miremos hacia arriba.

La sociedad actual es un teatro de sombras. Las redes sociales simulan comunidad, pero son vitrinas de soledad. El trabajo simula dignidad, pero es una carrera sin meta. La política simula representación, pero es un juego de máscaras. Y el individuo, perdido en este laberinto, ya no sabe qué papel cumple. Cree que emprende, pero lo que hace es sobrevivir. Cree que opina, pero lo que hace es repetir. Cree que elige, pero lo que hace es aceptar.

Wilhelm Reich lo vio venir. En Psicología de masas del fascismo, denunció cómo la represión emocional y la estructura autoritaria del carácter hacían posible el ascenso del totalitarismo. Hoy, esa estructura se ha digitalizado. La obediencia se ha convertido en scroll. La represión, en productividad. El miedo a la libertad, en miedo al algoritmo. Y la izquierda, si quiere ser transformadora, debe dejar de jugar en este tablero amañado. Debe enseñar a leer entre líneas, a desconectar, a organizar, a resistir. Porque esta esclavitud no se rompe con clics. Se rompe con conciencia. Con cuerpo. Con calle. Con comunidad.

En Psicología de masas del fascismo (1933), Wilhelm Reich se preguntaba por qué las masas obreras, que deberían luchar por su emancipación, terminaban apoyando regímenes autoritarios que las oprimían. Su respuesta no se limitaba a lo económico: Reich introdujo la dimensión emocional, sexual y cultural como clave para entender el fascismo. La represión del deseo, la obediencia inculcada en la familia patriarcal, el miedo a la libertad y la necesidad de pertenencia eran, para él, los ingredientes psicológicos que explicaban la sumisión de las masas.

En el Estado español, partidos como Vox y el PP han construido su discurso sobre el miedo y la confrontación. Promueven la idea de que el “otro” —el extranjero, el feminismo, el independentismo, la diversidad sexual— amenaza la unidad, la seguridad y la identidad nacional.

Mientras esto ocurre, ¿quiénes se benefician realmente? Muy sencillo: 1) las grandes eléctricas, la banca y los fondos buitre, que siguen acumulando beneficios récord mientras millones de personas sufren pobreza energética, tienen empleos precarios y no pueden acceder a una vivienda digna. 2) Las multinacionales que controlan sectores estratégicos como la alimentación, las medicinas, la sanidad privada o la educación concertada. 3) El complejo militar-industrial que se refuerza con presupuestos crecientes, mientras se recortan servicios públicos. 4) Las corporaciones tecnológicas que, por medio de los algoritmos de las redes sociales, amplifican el discurso del odio y la polarización, generando una falsa sensación de participación mientras manipulan emocionalmente a los usuarios.

Todo esto encaja con lo que Reich denunció: el fascismo no se impone solo desde arriba, sino que se alimenta de estructuras emocionales profundamente arraigadas. La ultraderecha ofrece orden, pertenencia, identidad. Pero lo hace a costa de la libertad, la empatía y la conciencia crítica.

Hoy, esa estructura emocional sigue vigente. La ultraderecha contemporánea no ha inventado nada nuevo: ha perfeccionado el manual. Fija enemigos externos para desviar la atención de los verdaderos beneficiarios del sistema. Así que necesitamos de forma urgente argumentos para luchar contra este sistema de servidumbre perfeccionada porque el enemigo no es el otro, es el sistema que nos enfrenta entre nosotros los explotados.

La ultraderecha señala al migrante, al pobre, al disidente, al queer. Pero el verdadero enemigo está en los consejos de administración, en los algoritmos que moldean el pensamiento, en los tratados comerciales que blindan el expolio. La izquierda debe dejar de jugar a la reacción y volver a la raíz: señalar al poder económico, al extractivismo, a la financiarización de la vida.

La tecnología no es neutral, es ideología codificada. Los algoritmos no solo censuran: moldean deseos, emociones, creencias. La izquierda debe entender que la batalla digital no es estética, sino estructural. No basta con tener presencia en redes: hay que construir soberanía tecnológica, medios digitales propios, plataformas descentralizadas.

La democracia representativa está agotada. Los parlamentos se han convertido en escenarios de marketing político. Las decisiones reales se toman en despachos opacos, en consejos de administración, en cumbres blindadas, en lobbies transnacionales. La izquierda debe apostar por formas de democracia directa, deliberativa, comunitaria. Hay que volver a la asamblea, al barrio, al contacto personal.

Y es que hay propuestas reales y prácticas para un nuevo rumbo basadas en pedagogía crítica digital, como pueden ser la creación de escuelas populares de alfabetización algorítmica, enseñar cómo funcionan las redes, cómo manipulan y cómo resistir a este marea de fakes que nos inunda, formando militantes en comunicación no dependientes de plataformas corporativas.

Hay que crear, y esto es urgente, infraestructuras propias, impulsar medios alternativos, cooperativas tecnológicas, redes federadas (como Mastodon o Peertube) y recuperar el control sobre los canales de comunicación.

Hay que repolitizar el deseo. La izquierda debe hablar de placer, de cuerpo, de afectos. Reich lo dijo: sin liberar el deseo, no hay revolución.

Hay que crear espacios donde la política no sea solo discurso, sino experiencia compartida, vínculo, comunidad.

Hay que impulsar redes de ayuda mutua. Frente al “sálvese quien pueda”, construir redes de cuidados, bancos de tiempo, cooperativas de consumo, espacios de resistencia cotidiana, porque la solidaridad no es un valor abstracto: es una práctica concreta que puede desmontar el individualismo neoliberal.

La desobediencia institucional debiera ser otro pilar fundamental del tránsito hacia una más sociedad más justa, sin esperar a que un gobierno nos salve de la catástrofe. La izquierda debe desobedecer cuando las leyes protegen el expolio.

Si queremos transformar esta sociedad, este sistema, hay que apoyar la insumisión, la ocupación, la autogestión. Crear flotillas de libertad que naveguen fuera del mapa oficial.

Vivimos en un mundo en el que el algoritmo es el nuevo inquisidor: decide qué es verdad, y que merece ser visto. El clic es el nuevo voto sin poder: se contabiliza, pero no transforma. La red social es el nuevo confesionario donde se expone la intimidad, pero no se recibe consuelo. La izquierda institucional es un barco varado, necesita astilleros nuevos, velas nuevas, rutas nuevas.

Txema García, periodista y escritor

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Entrevista a Héctor Florit,


 El exconsejero de Primaria, Héctor Florit, dijo que la desafiliación de Pablo Caggiani en Ademu “es extemporánea” y expresó “toda su solidaridad con él”. Entrevistado por Nada que perder, indicó que “la mejor manera de evitar el riesgo es blindando las escuelas con comunidad”.

20 de Marzo de 2023 Entrevista a Diego Sanjurjo


 

El gobierno de Trump acumula derrotas económicas, políticas y diplomáticas


 Donald Trump ha tenido una pésima semana. El martes 5 su partido sufrió una aplastante derrota en las elecciones estatales y locales en seis estados, lo que revela la pérdida de respaldo al trumpismo; el número de días de cierre del gobierno (shutdown) ha superado el récord histórico por la falta de acuerdo en el Senado para definir el límite del Presupuesto Federal, lo que está generando serios problemas con el financiamiento de programas de ayuda alimentaria y salarios de empleados; la deuda superó los 38 billones de dólares y prevalece un enorme déficit fiscal financiado con emisión de bonos del Tesoro que no encuentran compradores; y, el miércoles 6, la Corte Suprema de Estados Unidos celebró la primera sesión sobre la legalidad de los aranceles instrumentados por Trump desde enero, considerados por el Presidente como “una cuestión de vida o muerte”.

En su patio delantero, como recategorizó nuestra región el ex Presidente Joe Biden, no le ha ido mejor. A pesar de que el gobierno estadounidense ha incrementado su injerencia de manera abierta y descarada, no ha podido llevar a todos los países a su redil. Hay varios que se le rebelan y, por ello, el lunes 3 ha debido suspender la Cumbre de las Américas prevista para los primeros días de diciembre en República Dominicana bajo el lema “Construyendo un Hemisferio Seguro, Sostenible y de Prosperidad Compartida”.

La tensión por la presencia militar que ha asesinado a más de 69 personas en 18 bombardeos a pequeñas embarcaciones que supuestamente llevaban drogas a Estados Unidos; la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela de la Cumbre, que motivaron las ausencias de Gustavo Petro y Claudia Sheinbaum; las dudas de otros líderes de participar y la confirmación de otros que utilizarían el evento para exigir el retiro de la presencia militar y naval estadounidense fueron los factores determinantes para suspenderla.
Al principio

Durante su primer mandato, Trump no le prestó mucha atención a la región. La excepción fue Venezuela, donde impuso a un presidente ad interim, Juan Guaidó, con más de 50 representaciones diplomáticas y asiento en el BID; creó en 2017 el Grupo de Lima, desde donde alentaban a las Fuerzas Armadas venezolanas a reconocer a Guaidó como presidente; se confiscaron las refinerías y estaciones de servicio en Estados Unidos de la empresa CITGO, filial de PdVSA, la petrolera estatal de ese país; se confiscaron 31 toneladas de oro en el Banco de Inglaterra; y se encargó al trío Elliot Abrahams, Mauricio Claver Carone y Marco Rubio desestabilizar al gobierno de Maduro, sin éxito. Tampoco prosperó la Operación Gedeón, un intento fallido de incursión armada en Venezuela en mayo de 2020, liderada por ex militares venezolanos y mercenarios de Estados Unidos y Colombia, con el objetivo de derrocar a Nicolás Maduro.

Trump no participó en la Cumbre de las Américas que tuvo lugar en Lima, en 2018, convirtiéndose en el único Presidente estadounidense ausente en este evento, que reúne cada tres años a los líderes de la región desde 1994, creado por iniciativa del ex Presidente Clinton en el escenario del fin de la Guerra Fría. Hoy las cosas son distintas y esta región se ha convertido en un escenario de pugna por el poder hegemónico entre China y Estados Unidos. En efecto, 22 de los 33 países de América Latina y el Caribe han firmado su adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), a través de la cual China ha invertido desde 2013 en proyectos de infraestructura muy importantes en varios continentes. Por esta razón, Trump se ha mostrado decidido a tomar control de nuestra región.
Después

Durante su segundo mandato, el Presidente ha pisado fuerte el acelerador de la injerencia en América Latina y el Caribe para desplazar a China a como dé lugar. Tan pronto asumió el gobierno, en un acto simbólico, le cambio el nombre al Golfo de México por Golfo de América. En Panamá obligó al gobierno a retirarse de la BRI y a expulsar a empresas chinas de la administración del canal. Dos meses después, la firma estadounidense BlackRock compró los puertos de Balboa y Cristóbal, en ambos extremos del canal, a CK Hutchison, una empresa de Hong Kong.

Trump interifirió en la justicia brasileña al gravar con aranceles de hasta 50% a las exportaciones de ese país a Estados Unidos por el juicio contra Jair Bolsonaro –finalmente fue condenado a 27 años de prisión–, al que calificó como una “caza de brujas que debe terminar inmediatamente”, porque constituye una “vergüenza internacional”.

Dos semanas después, el ex Presidente colombiano Álvaro Uribe (2002-2010) fue hallado culpable, en primera instancia, de los delitos de fraude procesal y soborno en actuación penal, y condenado a doce años de prisión domiciliaria. Inmediatamente el secretario de Estado, Marco Rubio, dijo que “el único delito del ex Presidente colombiano Uribe ha sido luchar incansablemente y defender su patria. La instrumentalización del poder judicial colombiano por parte de jueces radicales ha sentado un precedente preocupante”.

En cuanto a México, el primer día de su mandato Trump declaró a carteles del narcotráfico de ese país como organizaciones terroristas, lo cual facilita la intervención militar aludiendo a la seguridad nacional de Estados Unidos. Trump tiene intenciones de que México autorice el ingreso de tropas del Ejército y de inteligencia estadounidenses para combatir el narcotráfico. Es una de las mayores presiones que tiene la Presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum. En esa oportunidad no incluyó al Cartel de los Soles, de Venezuela. Lo hizo recién a fines de agosto, y el 2 de septiembre desplegó buques de guerra en el Mar Caribe frente a las costas de Venezuela, que ha dejado el saldo ya mencionado de 69 fallecidos.

A pesar de las reiteradas denuncias del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos de que dichos ataques representan crímenes extrajudiciales y que a partir de la escasa información que proporciona Estados Unidos ninguna de las víctimas de los barcos atacados representaba una amenaza inminente, el secretario de Guerra, Pete Hegseth, dice que “los ataques navales contra los narcoterroristas continuarán hasta que cesen sus actividades de envenenamiento del pueblo estadounidense (…) A todos los narcoterroristas que amenazan nuestra patria: si quieren seguir con vida, dejen de traficar con drogas. Si siguen traficando con drogas mortales, los mataremos”.

El gobierno ha desplegado en el mar Caribe, frente a las costas de Venezuela, una docena de barcos de guerra, un submarino, más de diez mil soldados que también están estacionados en Puerto Rico y Trinidad y Tobago y, próximamente, se estacionará el portaaviones USS Gerald R. Ford, el buque de guerra más grande del mundo, con capacidad para transportar 90 aviones. Cuando llegue, el 20% de los buques de guerra estadounidenses movilizados en el mundo estarán en aguas latinoamericanas, según un análisis de la revista especializada Stars and Stripes.

El Presidente Trump ha autorizado a la CIA a desarrollar misiones encubiertas en Venezuela y ha dicho que entrarán en una nueva fase que incluiría acciones terrestres. Según una encuesta de You.Gob, la mitad de los estadounidenses se opone a los ataques militares estadounidenses contra objetivos terrestres en Venezuela. Sólo una quinta parte los apoya.

Trump ha dicho que Maduro tiene los días contados al frente de Venezuela, pero se contradice cuando al mismo tiempo admite que duda y que no cree que vaya a haber una guerra entre ambos países. Lamentablemente, el jueves 6 el Senado rechazó (51 a 49 votos) una propuesta bipartidista para bloquear cualquier acción militar estadounidense contra Venezuela que no haya sido aprobada por el Congreso.

Trump aún debe tomar una decisión sobre cómo proceder en Venezuela. Las declaraciones de apoyo a Venezuela por parte de los Presidentes de Rusia y China deben pesar en su decisión. Durante el Foro Empresarial Estadounidense, en Miami, en el que también participó el Presidente Milei, la líder de la oposición y premio Nobel de la Paz 2025, María Corina Machado, apoyó incondicionalmente los bombardeos a las lanchas y dijo que Maduro es “el cabecilla de esta estructura narcoterrorista que ha declarado la guerra contra el pueblo venezolano y contra las naciones democráticas en la región, donde las redes criminales sustentan al régimen chavista con el tráfico de drogas, oro, armas y personas”. “Maduro empezó esta guerra, y el Presidente Trump va a terminarla”, señaló por videoconferencia.

En reiteradas oportunidades, el Presidente colombiano, Gustavo Petro, ha dicho que “Colombia no prestará su territorio para ninguna invasión de un país vecino ni ninguno de sus hombres”. El 19 de octubre, Petro dijo que funcionarios del gobierno de los Estados Unidos habían “cometido un asesinato y violado nuestra soberanía en aguas territoriales. El pescador Alejandro Carranza no tenía vínculos con el narco y su actividad diaria era pescar. La lancha colombiana estaba a la deriva y con la señal de avería”. Exigió una rendición de cuentas sobre este caso. La violenta respuesta de Trump no se hizo esperar: dijo que “la producción masiva de drogas se ha convertido, con diferencia, en el mayor negocio de Colombia, y Petro no hace nada para detenerlo”. Incluso amenazó con una intervención si Petro no “cierra de inmediato los campos de exterminio” que representan las zonas de producción de droga en su país. De lo contrario, Estados Unidos “los cerrará por él, y no será bonito”, amenazó. Seguidamente lo acusó de ser líder del narcotráfico y anunció la suspensión de toda ayuda financiera y tecnológica.

La injerencia más reciente de Estados Unidos ha tenido lugar en la Argentina, donde el gobierno intervino en el mercado cambiario a través de tres bancos privados para sostener el tipo de cambio y anunció un préstamo de 20.000 millones de dólares. Antes, Trump dijo que los argentinos estaban muertos, pero que solo apoyarían a la Argentina si votaban a Milei en las elecciones legislativas del 26 de octubre.
Todo tiempo pasado fue mejor

A diferencia de las incursiones militares en Irak, Libia, Siria, Granada, Panamá, entre otros, la amenazante presencia militar de Estados Unidos en el Mar Caribe se realiza en circunstancias en que el país del Norte se encuentra con la musculatura algo resblandecida.

Según el FMI, como consecuencia de los aranceles instrumentados por Estados Unidos a partir de abril, las previsiones de crecimiento están muy lejos de volver a los niveles de 2024. El consumo ha registrado una caída significativa, la inflación está un punto porcentual por encima de la meta, el desempleo se ha incrementado y el país se encuentra en una crisis de endeudamiento en espiral acompañada de un déficit fiscal crónico. Por otro lado, el cierre del gobierno ha tenido impacto en algunos programas de alimentación, en especial el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), que cubre a casi 42 millones de personas. Estos han quedado desfinanciados desde el sábado 1°.

En el plano político Trump fue barrido en las elecciones del martes 5. El caso más aplaudido ha sido el triunfo del alcalde de la ciudad de Nueva York, Zohran Mamdani, no solo porque no disimuló su condición de musulmán, migrante nacido en Uganda, de origen indio, defensor de la causa palestina y socialista, sino porque los electores desafiaron el chantaje de Trump, quien dijo que si Mamdani ganaba suspendería la ayuda federal a NYC.

En el plano internacional, Trump venía de una cumbre bilateral con Xi Jinping, realizada en Corea del Sur, en la que este intentó salir de su laberinto arancelario al pedirle al líder chino que le siga comprando soja –para no deteriorar su base electoral– y le vendiera tierras raras, para no perjudicar su industria. China concentra alrededor del 61% de la producción de tierras raras extraídas y controla hasta el 92% del procesamiento mundial. Ambos firmaron un precario acuerdo por un año. En la relación con nuestra región, la postergación de la Cumbre de las Américas representa una derrota diplomática para Trump, pues no ha sido capaz de presentar una agenda proactiva en lugar de imperativa. Lo único que ha hecho durante su gobierno es incrementar su injerencia, desestabilizar la región y amenazar con su presencia militar en México, Colombia y, con palabras mayúsculas, a Venezuela.

Fuente: https://www.elcohetealaluna.com/lagrimas-negras/

IDEAS PELIGROSAS



Un análisis crítico sobre cómo la inteligencia artificial se convirtió en una herramienta que moldea el trabajo, la información y la política. Desde la vida precarizada de los data workers hasta las fake news, una mirada profunda al poder real detrás de la IA.

MASACRE EN RIO DE JANEIRO




El detrás de escena de ésta acción policial, la financiación, vínculos con el poder y el reclutamiento de estos grupos. ¿Qué funciona en el combate y qué fracasa? ¿Qué enseñanzas deja este episodio para Uruguay?

Raúl Cohe conversa sobre la reciente megaoperación policial en Río y el poder de los grupos criminales con Gabriel Pereyra, uno de los periodistas que más conoce acerca del crimen organizado en América Latina.

Una charla clara y dura, pero sin duda necesaria, para intentar entender y prevenir en lo que fuera posible un fenómeno tan complejo como urgente.

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Macarena Gelman aseguró que búsqueda de la verdad "es un compromiso que no puede abandonarse"


 La defensora de los derechos humanos, integrante del nodo Uruguay de la Red por el Derecho a la Identidad y ex parlamentaria, Macarena Gelman, destacó la importancia de “sostener la búsqueda de la verdad y la defensa de los derechos humanos frente a los nuevos embates autoritarios”. Sus declaraciones se enmarcan en la presentación de la campaña conjunta entre organizaciones de DDHH de Argentina y Uruguay para encontrar en nuestro país a nietos apropiados durante las dictaduras del Cono Sur. Asimismo, Gelman está participando de distintas actividades reflexivas a 50 años del Plan Cóndor.


En entrevista con el Portal del PIT-CNT, Macarena Gelman se refirió a la presentación realizada en el Teatro Solís de Montevideo por la organización Abuelas de Plaza de Mayo junto al nodo Uruguay de la Red por el Derecho a la Identidad que impulsa un trabajo conjunto entre Argentina y Uruguay para localizar a los nietos nacidos entre 1975 y 1983, víctimas del accionar de las fuerzas represivas durante la dictadura cívico-militar.

Gelman, hija de los detenidos desaparecidos argentinos Marcelo Gelman y María Claudia García Iruretagoyena, y nieta del poeta Juan Gelman, valoró la iniciativa como un desafío que afrontan las organizaciones sociales "cada una desde su lugar y sus posibilidades, sumando para poder llevar adelante esta campaña de búsqueda. El mayor desafío es sostenerla en el tiempo”, afirmó.

Gelman destacó la relevancia institucional del acto, que contó con la presencia del presidente de la República, Yamandú Orsi y de la vicepresidenta Carolina Cosse. “Es un respaldo institucional importante y eso ayuda porque nos sentimos acompañados. Descontamos que la presencia y el acompañamiento en este hito se traducirá en apoyos de diversas formas. Vamos a necesitar información, la posibilidad de compartir y difundir lo más posible para que el mensaje llegue a todos y todas, no sólo en Montevideo, sino también en el interior del país. Es un desafío lindo y grande, y confiamos en que tendremos ese acompañamiento”, señaló.    


Memoria frente a los retrocesos

Consultada sobre los 50 años del Plan Cóndor y el embate de las derechas a nivel mundial contra las organizaciones sociales, de derechos humanos y colectivos feministas, Gelman sostuvo que supone nuevos desafíos.“Por un lado, la sociedad civil organizada ha enfrentado dificultades incluso mayores que esta coyuntura. Estar a 50 años del Plan Cóndor nos recuerda justamente eso. Por tanto, creo que es importante recordar que en la historia ya hemos atravesado momentos incluso más complejos. Lo que tratamos de hacer hoy es coordinar esfuerzos para reparar, en la medida de lo posible, el daño causado por aquella época tan oscura de nuestra historia, no sólo del Uruguay sino de todo el Cono Sur”.

Gelman remarcó en que la sociedad civil organizada "conoce de peores momentos", que los actuales, lo que no significa "subestimar" los embates de las derechas, porque las amenazas actuales adoptan nuevas formas, en especial en el terreno comunicacional. “Hay una necesidad imperiosa de tener acceso a información de calidad, verificada, no a la difusión de campañas de odio que lastiman el tejido social e impiden la convivencia democrática. Estamos en un camino de retroceso, y es fundamental entenderlo. Cada uno desde su lugar puede colaborar para que eso no ocurra. El desafío es organizarse, resistir, ser conscientes de que las condiciones cambiaron y de que esos ataques toman otras formas”.
“Los hijos de la memoria”

Este jueves 6 de noviembre, a las 19 horas, en el Teatro Politeama de la ciudad de Canelones, se realizará el conversatorio “Los hijos de la memoria”, que reunirá testimonios de hijas e hijos cuyas infancias fueron atravesadas por el terrorismo de Estado, para reflexionar sobre las huellas de la represión y las luchas por memoria, verdad y justicia.

Además de Macarena Gelman, participarán Gabriela Schroeder, Camilo Casariego, Francesca Casariego, Anatole Julien y Mariana Zaffaroni. La actividad es organizada por la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente de Presidencia de la República, con apoyo de la Secretaría de Derechos Humanos de Canelones.

“Este encuentro va a ser un intercambio intergeneracional, donde podamos conversar y compartir nuestras experiencias, pero también nuestra mirada hoy, a 50 años del Plan Cóndor, y hacia el futuro. Esperamos poder reflexionar juntos. La participación de las nuevas generaciones es algo a lo que debemos apuntar todo el tiempo, compartir lo vivido para que puedan tomar nuestra experiencia y hacer su propio camino, sabiendo que conocer la historia puede evitar que se repitan los males del pasado”, remarcó.

Finalmente Gelman advirtió sobre el riesgo del resurgimiento de las ultraderechas. “La experiencia indica que nos cuesta aprender de lo que ya vivimos, y muchas veces nos cuesta recordar. Hay cuestiones que hoy se ven prácticamente como en aquella época, aunque con nuevas formas y medios. El temor siempre (al resurgir de los fascismos) está, por nuestra propia experiencia, pero no queda otra que enfrentarlo. Por ello tenemos la necesidad de estar alerta para que estas cosas no nos sorprendan y para que las generaciones futuras no tengan que pasar por lo mismo”.   

 FUENTE PIT CNT.      A 50 años del Plan Cóndor

Hasta encontrarlos a todos


 En un encuentro desarrollado en el Teatro Solís de Montevideo, la organización Abuelas de Plaza de Mayo anunció ayer la iniciativa para impulsar el trabajo conjunto entre Argentina y Uruguay para encontrar nietos nacidos entre 1975 y 1983, víctimas del accionar de las fuerzas represivas durante la dictadura cívico-militar.


Con la presencia del presidente de la República, Yamandú Orsi, la vicepresidenta, Carolina Cosse, ministros de Estado, la


directora de la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente, Alejandra Casablanca y autoridades nacionales, se presentó el Nodo Uruguay, una iniciativa conjunta de Abuelas de Plaza de Mayo y la Comisión por el Derecho a la Identidad.

La Red por el Derecho a la Identidad fue creada por la asociación Abuelas de Plaza de Mayo, la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad de Argentina y la sociedad civil, con la finalidad de promover la búsqueda de los nietos y el derecho a la identidad en todo el territorio argentino. Funciona como una red de contención y ofrece información y acompañamiento en el lugar donde se encuentre la persona que tiene dudas de su identidad.     SEGUIR LEYENDO ACÁ

Comenzó juicio a militares por torturas a Roslik

 



comenzó el juicio a nueve militares por la detención y tortura de Vladimir Roslik y otros vecinos de la localidad de San Javier, en Fray Bentos, en el tramo final de la última dictadura uruguaya (1973-1985). “Se los sometió a los tratos crueles e inhumanos más degradantes (…) para que admitieran algo” que “era mentira”, indicó en su exposición inicial el fiscal de Crímenes Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, según publicó Telemundo.

Los acusados tienen tipificados los delitos de privación de libertad, abuso de autoridad y lesiones graves. Roslik, médico de San Javier, fue torturado hasta la muerte el 16 de abril de 1984; sin embargo, su asesinato no forma parte de este caso: «No imputamos aquí la muerte de Roslik porque la Suprema Corte de Justicia, a través de la sentencia 608/2021, nos imposibilitó eso», dijo el fiscal.

Es que en 2021 la SCJ definió el archivo de la investigación sobre la muerte del médico.

En concreto, se los acusa de torturas a varias personas de la colonia rusa de San Javier en el Regimiento de Infantería Nº 9 de Fray Bentos. En octubre del año pasado, la jueza Selva Siri Thove no hizo lugar al pedido de Fiscalía para que fueran a prisión preventiva, pero determinó medidas cautelares como cierre de frontera y uso de tobillera electrónica.  SEGUIR LEYENDO ACÁ

Uno de cada diez hogares del Municipio A sufre hambre, la inseguridad alimentaria quintuplica la media


 El segundo estudio sobre inseguridad alimentaria en el Municipio A reveló que uno de cada diez hogares se encuentra en situación grave, con integrantes que “pasaron hambre durante el último año”. La cifra de 10,5% es cinco veces superior a la media nacional (1,9%) y una vez y media mayor que la de los hogares más pobres del país. Aunque los indicadores mejoraron respecto a 2023, cuando la inseguridad grave alcanzaba el 20%, el informe advierte que “más de una cuarta parte de las familias del Municipio A (27,1%) sigue enfrentando dificultades para acceder a una alimentación suficiente y variada”.


Este jueves 30 de octubre se dieron a conocer los resultados de la segunda investigación realizada en el Municipio A en el marco de un trabajo conjunto entre la Escuela de Nutrición y el Programa Apex sobre la inseguridad alimentaria.

El estudio, que contó con financiamiento parcial de la Federación Uruguaya de Magisterio - Trabajadores de Educación Primaria (FUM-TEP) y con la participación y asesoramiento técnico del Observatorio del Derecho a la Alimentación de la Escuela de Nutrición, se desarrolló durante 2024-2005 con el objetivo de conocer la situación en materia de seguridad alimentaria de niñas y niños menores de 12 años residentes en los territorios comprendidos por el Municipio A. El primer relevamiento se había realizado en 2022.      SEGUIR LEYENDO ACÁ

«La guerra contra las drogas se utiliza para aumentar la presencia militar de EE.UU. en América Latina»


 Crece la tensión ante las amenazas de EE.UU. contra Venezuela y Colombia


En las últimas semanas, Estados Unidos llevó a cabo varios ataques aéreos letales en el mar Caribe contra barcos que el Gobierno de Trump afirmó, sin proporcionar pruebas, que se estaban utilizando para traficar drogas. Según un grupo de expertos de la ONU, los ataques estadounidenses contra embarcaciones en el Caribe frente a las costas de Venezuela equivalen a “ejecuciones extrajudiciales”.

“Esto parece vincularse a una situación política mucho más amplia que la persecución de narcotraficantes, lo cual no parece ser […] para nada el principal objetivo del Gobierno estadounidense”, plantea Guillaume Long, investigador destacado del Centro de Investigación en Economía y Política y exministro de Relaciones Exteriores de Ecuador. Long dice que el deseo de provocar un “cambio de régimen en Venezuela” y la ira frente a la política a favor de Palestina del presidente colombiano Gustavo Petro son también factores que impulsan la ofensiva de Estados Unidos. Por su parte, el médico y activista colombiano Manuel Rozental señala que la guerra contra las drogas es realmente una forma de control económico.
ranscripción

Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now! Democracynow.org, el informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman, con Juan González.

Un grupo de expertos de las Naciones Unidas ha dicho que los ataques estadounidenses contra embarcaciones en el Caribe frente a las costas de Venezuela equivalen a “ejecuciones extrajudiciales”. En las últimas semanas, Estados Unidos ha bombardeado siete embarcaciones al tiempo que asegura, sin pruebas, que los barcos atacados transportaban drogas.

En un comunicado, los expertos de la ONU afirmaron que “Estas medidas son una escalada extremadamente peligrosa con graves implicaciones para la paz y la seguridad en la región del Caribe”. Esto se produce al tiempo que el presidente Trump ha autorizado a la CIA a llevar a cabo operaciones encubiertas letales dentro de Venezuela. La CIA también habría desempeñado un papel central en los ataques a las embarcaciones. Asimismo, aumentan las tensiones entre Estados Unidos y Colombia, luego de que el presidente Gustavo Petro acusara a Estados Unidos de cometer un asesinato al matar a un pescador colombiano en un ataque a mediados de septiembre.

El presidente Trump respondió a Petro calificándolo de “lunático” y “líder del narcotráfico”. Trump también amenazó con suspender la ayuda internacional a Colombia y aumentar los aranceles a los productos colombianos. En respuesta, Petro escribió: “Tratar de impulsar la paz de Colombia no es ser narcotraficante”. Este es Petro, hablando el martes.


PRESIDENTE GUSTAVO PETRO: Yo no me estoy equivocando con hablar con el mundo desde Colombia, porque lo que estoy demostrando es que Colombia es corazón del mundo. Y la agresión sobre Colombia es una agresión sobre el corazón del mundo. Y convoco al mundo a ayudarnos. Antes convocaba al mundo a ayudar a Palestina, ahora a nosotros porque nos quieren atacar. Y son mafiosos y Trump les está creyendo.

Hoy tenemos a dos invitados: Guillaume Long, exministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, y Manuel Rozental, médico y activista colombiano que nos acompaña desde el Cauca, Colombia.

Dr. Rozental, usted ha pasado 40 años trabajando con grupos indígenas, organizaciones políticas de base que trabajan con jóvenes, y movimientos sociales urbanos y rurales. Usted ha tenido que exiliarse en varias ocasiones por sus actividades políticas y es integrante de la organización Pueblos en Camino. Para comenzar, hable sobre estos bombardeos estadounidenses contra embarcaciones venezolanas y también colombianas con la ayuda de la CIA, como lo ha dicho el propio presidente Trump, y lo que esto significa. ¿Por qué cree que Estados Unidos está involucrado en estas actividades extrajudiciales que muchas personas, incluidos senadores republicanos como Rand Paul, de Kentucky, han llamado “asesinatos extrajudiciales”, que han dejado decenas de personas muertas?

MANUEL ROZENTAL: Sí. En primer lugar, gracias por presentar el tema y por discutirlo y que se entienda. En primer lugar, sí es un hecho que se trata de asesinatos, sin investigación, sin capturas. Supongamos que fuera gente que estuviera transportando drogas hacia el norte, no narcotraficantes, eso no le permite a un jefe de Estado, a un Gobierno y a la potencia militar más poderosa del planeta asesinar con absoluta impunidad.

No solo está juzgando, está sentenciando, está condenando y está asesinando. Llama mucho la atención que eso que se da… hace una semana el comandante del Comando Sur de los Estados Unidos, con una carrera militar de 37 años renuncia antes del primer año —normalmente son tres— a su cargo cuando esto se inicia o está en curso, lo cual debe investigarse porque seguramente tiene que ver con estas órdenes de masacrar impunemente que están sucediendo en otros lugares del mundo, no sobra decir Gaza, que es un modelo que está surgiendo ahí.

Pero esto qué significa y cómo lo vemos nosotras y nosotros acá. El señalamiento al presidente Gustavo Petro directamente como narcotraficante e impopular en Colombia no solo es falso, sino que además es una acusación temeraria y peligrosa de alguien que cambió el abordaje o está intentando cambiar el abordaje de la guerra frente a las drogas.

¿Qué implica esto? Implica un renacer, recrudecer del viejo imperialismo norteamericano y estadounidense que no se ha detenido con el pretexto de la guerra contra las drogas, que nunca ha sido una guerra para acabar con las drogas, sino que siempre se trata de un instrumento para los Estados Unidos, de una parte, acumular ganancias con el tráfico de drogas y de otra parte, con el pretexto de la guerra contra las drogas, reprimir movimientos sociales, controlar la política de países y entrar por recursos que necesita.

Ahora es absolutamente claro que de eso se trata, complementándolo con el hecho de que la imposición de aranceles a productos agrícolas y a productos de nuestros países lo que hace es empobrecer aún más al campesinado, donde se producen las plantas que se convierten en ilícitas. Esos aranceles e impuestos obligan a la gente a encadenarse en el proceso del narcotráfico que enriquece mafias, instituciones financieras y gente sobre todo de las élites de nuestros países y del primer mundo. Esto está poniéndose sobre la mesa claramente.

JUAN GONZÁLEZ: Y doctor Manuel Rozental, quisiera preguntar, Colombia ha pasado por décadas de guerra  


 

Si no me obedeces eres terrorista o narcotraficante

La obsesión del convicto presidente Donald Trump por volver a imponer la Doctrina Monroe en la América Latina ha llegado al extremo de declarar que si un gobierno legítimamente elegido se opone a sus intereses, se le declarará terrorista o narcotraficante.

La última confrontación de Trump con una nación democrática ocurrió recientemente, después que el presidente colombiano Gustavo Petro ofreció ante la Asamblea General de Naciones Unidas uno de los discursos más valientes al denunciar las arbitrarias y agresivas acciones que cometen Estados Unidos, y su actual presidente, contra numerosos países del mundo.

Petro, entre las falacias que refutó, se refirió a las infundadas acusaciones a Venezuela como un país traficante de drogas y las amenazas militares de Estados Unidos en el Caribe y en específico contra la Revolución Bolivariana.

Y reafirmó «los narcotraficantes viven en Miami, Nueva York, París, Madrid, Dubai. Muchos tienen ojos azules y pelo rubio y no viven en lanchas donde caen los misiles. Los narcotraficantes viven al lado de la casa de Trump en Miami».

Trump primero le retiró la visa al presidente colombiano y ahora canceló la ayuda financiera a Colombia alegando inacción del gobierno en la lucha contra el narcotráfico. Asimismo, con su usual prepotencia, calificó sin pruebas a Petro de «líder del narcotráfico» y dijo que si no cierra los campos de exterminio (drogas), Washington lo hará.

Contra Venezuela, en el afán de apoderarse de sus riquezas naturales como petróleo, gas, oro, coltán y reservas de agua potable, Washington ofreció 50 millones de dólares por la captura del legítimo presidente Nicolás Maduro, quien como su predecesor Hugo Chávez Frías, no ha permitido que la Casa Blanca vuelva a colonizar Caracas como ocurrió en décadas anteriores.

En un movimiento militar sin precedentes, Estados Unidos ha desplegado una fuerza militar en el Caribe con 10 buques de guerra, un submarino nuclear, decenas de aviones, miles de marines y 1.200 misiles para operar cerca de las costas de Venezuela con la vieja excusa de «luchar contra el narcotráfico» y la supuesta droga que entra en Estados Unidos desde esa nación latinoamericana.

De agosto a la fecha, Estados Unidos ha bombardeado siete supuestas embarcaciones de narcotraficantes en el Caribe.

En ninguno de los casos ha presentado pruebas de que las embarcaciones atacadas transportaran drogas ni de que sus tripulantes estuvieran vinculados al narcotráfico pese a que ya ha asesinado a unas 32 personas.

Para Petro, la estrategia de Estados Unidos de juntar «la mal llamada guerra contra las drogas» con «la búsqueda real del petróleo», mediante ataques contra Venezuela, «es un doble fracaso».

Otro de los casos más arbitrarios y extensos por el tiempo es el de Cuba. Washington ha mantenido a la Isla del Caribe bajo un férreo bloqueo económico, comercial y financiero por más de 60 años y además puso al país como patrocinador del terrorismo sin ninguna prueba.

Por el contrario, Cuba ha llevado a más de un centenar de países ayuda solidaria cuando han ocurrido desastres naturales (como ciclones, inundaciones, terremotos) además de enviar a personal de salud experimentado a combatir epidemias como malaria y ébola a diferentes naciones.

Washington no ha podido doblegar al gobierno y pueblo cubanos pese haber lanzado contra la Isla, agresiones, invasiones, atentados y bloqueos. Cuba ha mantenido con estoicidad y sacrificio, desde 1959, su soberanía e independencia y eso les duele a los propulsores de la Doctrina Monroe que intenta imponer nuevamente el derrotero de América para los americanos, o mejor dicho para Estados Unidos.

Son tiempos de unidad en América Latina para luchar contra un régimen antidemocrático establecido en Estados Unidos que intenta nuevamente convertir en neocolonia a toda la región del hemisferio occidental.

Y hay que estar alerta porque un imperio en decadencia es muy peligroso y hará cualquier locura por tratar de preservar un mundo unipolar cada vez más debilitado.

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano, especialista en política internacional.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Charlamos con Richard Read

 


Sin utopías no cambiaremos el mundo

Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. –Karl Marx (Tesis sobre Feuerbach, 1845)

El capitalismo, en tanto civilización dominante, vive una crisis generalizada, multifacética e interrelacionada, a más de sistémica. Nunca afloraron a nivel global tantos problemas simultáneamente, que rebasan lo económico, mostrando efectos en lo político, energético, alimentario, sanitario y, por supuesto, cultural. La ética de la existencia misma está asediada por una codicia desenfrenada y un egoísmo cada vez más brutal. Esos graves problemas no se quedan en lo que consideramos comúnmente como la dimensión social, pues también hay efectos ambientales inocultables. La vida está en riesgo por una multiplicidad de ecocidios y genocidios, como sucede en la Amazonía y Palestina, para mencionar dos casos de brutal actualidad.

Las manifestaciones de esta crisis civilizatoria, desatadas e influenciadas por una suerte de “virus mutante”, llegan incluso a expresarse como una crisis de sentido histórico en término de una aparente desaparición de las soluciones y alternativas estructurales, de horizontes esperanzadores. Así, constatamos como se pinta de colores a la economía para que no se afecte la lógica de acumulación del capital; como se impulsan transiciones energéticas corporativas para seguir marchando en el propio terreno. Y todo en medio de inocultables tendencias neocoloniales, que condenan más y más al Sur global a seguir sosteniendo el bienestar de las naciones históricamente enriquecidas, a costa de otras sociedades y de la misma Naturaleza.

Para poder dar pasos orientados por otros horizontes alentadores precisamos tener claro el devenir histórico de la Humanidad, como premisa básica que nos permita comprender la compleja realidad actual. A la par, habrá que considerar que el futuro de la Humanidad está amenazado por varias fuerzas destructivas, derivadas de la acumulación del capital, que se sostiene en estados autoritarios y en su poder ideológico, que han llevado a las sociedades y a los ecosistemas al borde del colapso. En este escenario se avizora “el fin de la megamáquina”, como considera Fabian Scheidler. Aceptando esa previsión, no es posible, menos aún deseable, esperar a que esa maquinaria colapse, pues en su camino de muerte sigue arrastrando al precipicio a millones de seres humanos y no humanos. Reconociendo la complejidad de las tareas que nos toca asumir, precisamos impulsar transformaciones estructurales.

Entonces, si hablamos de transformaciones profundas y sistémicas hablamos de política. El tema es y siempre será político. No podemos aspirar solo a soluciones “técnicas”. Nuestro mundo necesita ser pensado en términos políticos como fundamento para recrearlo desde las bases. Por lo tanto, debemos impulsar transiciones movidas por nuevas utopías e incluso recuperando utopías realizadas, pero siempre enfrentando las limitaciones que impone la actual distribución del poder. Sí, otros mundos serán posibles si se los piensa y organiza comunitariamente desde los derechos humanos —políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales de los individuos, de las comunidades y de los pueblos—, así como desde los derechos de la Naturaleza, sin que a esos derechos se los lea y aplique como un mero ejercicio de institucionalidad jurídica.

Definitivamente es el momento de entender que la Naturaleza es la condición básica de nuestra existencia y, por tanto, que es también la base de los derechos colectivos e individuales, inclusive de los derechos de libertad. Así como la libertad individual solo puede ejercerse dentro del marco de los derechos de los otros humanos, la libertad individual y colectiva -particularmente de las futuras generaciones- solo puede ejercerse si aceptamos que la Naturaleza es el origen de todos los derechos posibles, en tanto ella nos da el derecho a existir a los seres humanos.

Esas posibilidades para impulsar un gran giro civilizatorio, una suerte de giro copernicano, dependen de cuán bien podamos entender y enfrentar los intereses que buscan mantener el statu quo con el fin de conservar su poder, intereses opuestos precisamente a los cambios que proponemos. Así, es evidente que no se trata de hacer mejor lo realizado hasta ahora y esperar a que las cosas cambien, además, para bien. Lo que se busca es construir colectivamente acuerdos de convivencia socio-ecológica -entendiendo siempre que justicia social y justicia ecológica van de la mano-, lo que exige “crear una libertad más abundante para todos”, como reclamaba Karl Polanyi, y romper todos los cercos que impiden su vigencia. Tal proceso sin duda implica confrontar un sinfín de intereses actualmente dominantes y superar todo tipo de lecturas dogmáticas.

Nos encontramos en un complejo entramado. Una oligarquía transnacional subordina más y más a los Estados nacionales. Esas oligarquías e incluso las clases dominantes en cada país, cuentan con el apoyo enceguecedor de los medios de comunicación comerciales e inclusive gubernamentales. La creciente militarización de muchas sociedades y de las relaciones internacionales se expresa con fuerza en diversos territorios y espacios de acción. Esas clases dominantes conocen las reglas del juego y las acomodan a su antojo. Cuentan inclusive con una masa asalariada de profesionales, expertos e ideólogos. Y, más aún, aunque suene perverso, su poder se sostiene con el respaldo de muchísimas de las víctimas del sistema: el oprimido, muchas veces, termina identificándose con el opresor…

En este enrevesado escenario, como es obvio, aflora una multiplicidad de conflictos. Las violencias aparecen como principios organizadores de muchas sociedades. El miedo frena y construye subjetividades sumisas y conservadoras. El crimen organizado copa cada vez más las relaciones internacionales y desarticula las frágiles institucionalidades democráticas. Y, así, la seguridad deviene en la gran palanca que articula todo, sacrificando libertades y justicias, consolidando perversamente las inseguridades e incertidumbres.

Para empezar a superar este atolladero debemos potenciar horizontes esperanzadores. Precisamos conocer y reconocer las utopías realizadas y por realizar en diversas partes del planeta, así como, de ser preciso, construir nuevas utopías movilizadoras, aproximándonos con un prisma en clave de pluriverso: en distintas esquinas del mundo existen vigorosos proyectos políticos y prácticas sociales y culturales, inclusive económicas, con potenciales transformadores. Estas aproximaciones no pueden ser excluyentes. A través de diálogos de saberes y sabidurías podemos recuperar esos múltiples aportes, aceptando y respetando las características culturales de estos grupos, muchas veces periféricos y marginados de la Modernidad.

En este empeño hay que evitar a toda costa lecturas y propuestas impulsadas desde visiones “teóricas” inspiradas en ilusiones o utopías personales, que podrían por igual terminar reproduciendo delirios civilizatorios e incluso colonizadores. De todas formas, nos guste o no, incluso las utopías que podamos construir arrastrarán taras de la sociedad en la que hoy vivimos, como comprendió oportunamente Karl Marx.

En términos muy amplios, la respuesta está en la sociedad organizada —sobre todo comunitariamente—, consciente de sus problemas y capacidades, con vocación de construir utopías movilizadoras hacia las ansiadas transformaciones. En primera línea de estos empeños aparecen los movimientos sociales, conminados a conjugar simultáneamente respuestas feministas, ecologistas, decoloniales… siempre inspiradas en una profunda justicia social y en una permanente radicalización de la democracia. Nos toca, definitivamente, (re)construir nuestro futuro desde principios básicos orientados por la dignidad: el cuidado de la vida, la redistribución de la riqueza e inclusive del tiempo de trabajo, la suficiencia y la reciprocidad, desde bases comunitarias y autonómicas antes que solo estatales. Un logro que será posible sin ataduras mercantiles, propiciando vidas mancomunadas, en espacios comunes: plurales y diversos, con igualdad y justicia, con horizontes construidos colectivamente, para resistir el creciente autoritarismo y construir simultáneamente todas las alternativas posibles.

Estas son palabras que huelen a utopía. De eso mismo se trata. Hay que escribir todos los borradores posibles de una utopía o más utopías. Utopías que implican criticar la intolerable realidad en la que vivimos. Utopías movilizadoras que, al ser proyectos de vida solidarios y sustentables, nos hablen de lo que debe ser: alternativas imaginadas en colectivo, políticamente conquistadas y construidas, a ser ejecutadas democráticamente, en todo momento y circunstancia. En la mira está superar la miseria de la Modernidad, que no implica para nada modernizarla.

En suma, como afirmaba Eduardo Galeano, brillante pensador uruguayo, “la utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja… Para eso, sirve, para caminar”.

20 de agosto del 2025

Alberto Acosta: Economista ecuatoriano. Presidente de la Asamblea Constituyente del Ecuador (2007-2008).

Nota: este texto, en alemán, fue publicado en la revista AMOS 3-2025, año 52, Ruhrgebiet.

La CIA y su patrón de golpes de Estado en América Latina


 "¿Por qué nunca habrá un golpe de Estado en EE.UU.? Porque en Washington no hay ninguna embajada de EE.UU.", es un viejo chiste que en América Latina es más bien un recuerdo amargo de las intervenciones planificadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) para sacar del juego a los gobiernos de la izquierda.

Y es que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha traído el tema al centro del debate al afirmar que la autorización de su par estadounidense, Donald Trump, para que esa agencia haga "operaciones encubiertas" en el país suramericano no es más que una estrategia para conseguir un "cambio de régimen".

"No a los golpes de Estado dados por la CIA que nos recuerdan tanto a los 30.000 desaparecidos en Argentina, al golpe de Estado de Pinochet y los 5.000 jóvenes asesinados y desaparecidos. ¡Hasta cuándo golpes de Estado de la CIA! América Latina no los quiere, no los necesita y los repudia", dijo el mandatario venezolano.    SEGUIR LEYENDO ACÁ

Marruecos, el reino en zozobra


Sería prácticamente imposible hacer un ranking sobre cuál de las ocho monarquías árabes existentes en la actualidad es la más corrupta, ya que todas, Arabia Saudita, Jordania, Marruecos, Bahréin, Kuwait, Omán, Catar o Emiratos Árabes Unidos (EAU), tienen sobrados méritos para estar en el primer lugar.


Utilizan su poder omnímodo, basado principalmente en la explotación de sus recursos naturales, solo para beneficiar a sus élites, mientras que a sus pueblos ese beneficio les es compartido según el “termómetro social”.

Al mismo tiempo, se congracian con las naciones occidentales preponderantes, en particular con los Estados Unidos, beneficiándolos con los lucrativos negocios del gas y petróleo, al tiempo que en muchos casos les salvan sus industrias, que los proveen desde el agua mineral a trenes de alta velocidad. Sin contar la adquisición constante de armamento de última generación, utilizado fundamentalmente para reprimir a sus pueblos.

Su posicionamiento político también ha marchado desde finales de la Segunda Guerra Mundial en esa misma dirección. Quizás el mejor ejemplo sea su atronador silencio y sus posturas dóciles frente a la causa palestina. Mucho más en estos dos últimos años que tras la farsa de la Operación Inundación de al Aqsa, le ha dado carta blanca al régimen sionista para ejecutar la solución final en Gaza y Cisjordania.

No es casual que por estos regímenes represores la mediática Primavera Árabe apenas se haya hecho notar y sí haya golpeado de pleno contra las únicas dos naciones enfrentadas a Occidente, Libia y Siria. Además de que, como un daño colateral, hayan caído los gobiernos prooccidentales de Hosni Mubarak en Egipto y el de Alí Abdala Saleh de Yemen, casualmente la única “república” de la península arábiga.

Aunque la suerte de esos últimos cambios ya es bien conocida. Después de varios alambicados enroques, el Gobierno del presidente Abdel Fattah al-Sisi ha alineado nuevamente a Egipto con Washington. Mientras que desde la misma caída del sucesor de Saleh, Abd Rabbuh Mansur, su vicepresidente, el país se ha sumergido en guerras civiles, que provocó la invasión de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (2015-2020), lo que generó una guerra que, si bien formalmente no ha terminado, tanto para Riad como para Abu Dabi, la resistencia hutí se convirtió en una pesadilla que amenazó su propia existencia, por lo que debieron replegarse en un oprobioso silencio.

Mientras el mundo, incluido el árabe a excepción de Yemen, observa impasible cómo continúa el genocidio palestino, especulando recién ahora con alguna medida tardía, a esta altura hasta obscenamente hipócrita.

En este contexto no sorprende que ninguna nación firmante de los Acuerdos de Abraham del 2020 haya normalizado sus relaciones diplomáticas con Israel bajo la presión de Donald Trump. Los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin y Marruecos accedieron a esto. Sudán también lo hizo en su momento, pero tras la caída de Omar al-Bashir, que finalmente provocó la guerra civil en 2023, la firma de aquel Acuerdo ha quedado prácticamente en nada.

Quizás el único país verdaderamente beneficiado por someterse a la voluntad de Trump en diciembre de 2020, a semanas de que terminara su primer mandato, ha sido el reino de Marruecos. Esto fue a cambio del reconocimiento de su soberanía sobre los territorios en disputa desde 1975, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

Con este cheque en blanco, sumado a que Rabat es el mayor comprador de armamento norteamericano del continente, la monarquía alauita de Mohamed VI ha podido descansar en paz, más allá de la resistencia del brazo armado de la RASD, el Frente Polisario (Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro) y la siempre turbulenta frontera argelina.

Más allá de esto, Marruecos se convirtió en el buen árabe, a donde los turistas occidentales, a un módico precio, pueden dormir en el desierto, montar en camello y sentirse inmersos, por un rato, en un cuento de Sherezade.

Sin hospitales pero con estadios

Desde hace prácticamente una semana en todas las ciudades de Marruecos, entre las que se incluye la próspera Casablanca, la capital económica del reino, hasta las aldeas más remotas del sur, la mayor ola de protestas en años ha estallado contra el régimen del autócrata Mohamed VI.

Movimientos que, al menos en su superficie, recuerdan las recientes manifestaciones de Nepal, Madagascar, Kenia, incluso la ola que terminó con el Gobierno de la primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, en agosto del año pasado, ya que han sido los sectores juveniles quienes se han puesto a la cabeza del descontento social. Según recientes estudios, señalan que más de la mitad de los jóvenes entre dieciocho y veintinueve años están pensando en emigrar por razones vinculadas a factores económicos y políticos y la falta de oportunidades.

Por lo que los reclamos se han centrado en el desfinanciamiento de la educación. Lo que ha provocado que las escuelas públicas se encuentren saturadas, a pesar de los pocos recursos y programas obsoletos, que no están en concordancia con la exigencia del mercado laboral. Lo que ha dado oportunidad al surgimiento de escuelas privadas que, a pesar de estar poco calificadas, proliferan en las grandes ciudades para cubrir las necesidades de la clase media alta.

La salud pública también es otro de los ejes de los reclamos, ya que los hospitales sufren un abandono crónico por la escasez de medicamentos, a lo que se suma la falta de personal médico, de enfermería y administración, lo que obliga a los sectores populares a buscar ayuda en curanderos, brujos y adivinos o recurrir a la atención privada con precios prohibitivos para las mayorías.

Los muros de las distintas ciudades han aparecido cubiertos de reclamos, al tiempo que se multiplicaron los saqueos a comercios y los ataques a patrullas policiales. Lo que tanto el Gobierno como sus medios cómplices han definido como “vandalismo”.

Las protestas, que ya han dejado al menos siete muertos, al menos tres por balas policiales, más de trescientos heridos y cerca de quinientos detenidos, están dirigidas por un grupo conocido como GenZ 212, que desde las redes sociales convoca a acompañarlos en sus protestas para revertir la realidad de los sectores más postergados de la sociedad, especialmente de las áreas rurales y en los suburbios de las grandes ciudades. Mientras que los fondos faltantes para estas necesidades están siendo utilizados para la construcción de un estadio para el Mundial de futbol del 2030.

La indignación alcanzó su cota máxima a principios del año pasado, después de que se conociera un video tomado en el Centro Hospitalario Regional de Souss-Massa (CHR) de la ciudad costera de Agadir, a quinientos cincuenta kilómetros al sur de Rabat, donde se veía el cuerpo de un paciente fallecido unas horas antes abandonado sobre una camilla en un pasillo desierto, todavía conectado al suero y rodeado de basura.

Más allá de algunas medidas circunstanciales tomadas por el Ministerio de Salud, en que se sancionaron a algunos de los responsables, en diversos hospitales de la ciudad de Agadir se registró por negligencia la muerte de una veintena de pacientes, entre ellos la de siete recién nacidos que murieron asfixiados debido a una falla técnica en la distribución de oxígeno para las incubadoras.

En este grave contexto, una vez más se pone en consideración la endeble salud del Mohamed VI, tratada como un secreto de Estado. De sesenta y dos años y que acaba de cumplir veinticinco en el trono, su muerte podría precipitar al reino hacia territorios desconocidos. Ya que en su corte han comenzado los reacomodamientos apuntando a que sea su hijo Moulay Rachid, de veintidós años, que, a pesar de haber sido entrenado desde siempre para ocupar el cargo, las tensiones en el reino lo superen y deba dejar gobernar a las segundas líneas de su padre.

Formalmente, Marruecos es regido por una “monarquía constitucional”, aunque se conoce que esta arquitectura institucional es digitada por el Ministerio del Interior, que organiza el Parlamento a partir de la compra de votos, la colocación en puestos claves de la “oposición” a personeros del régimen, por lo que el régimen hasta ahora ha vivido, aunque todo está listo para zozobrar.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Tierras raras: nuevos elementos en el tablero extractivo global


 El gobierno de Javier Milei avanza en un «salvataje» inédito con Estados Unidos, sin explicitar las condiciones. Las denominadas “tierras raras”, elementos clave para la industria de la “transición energética”, son un posible objetivo geopolítico. Argentina tiene reservas en varias provincias, una breve experiencia de explotación y una causa judicial por contrabando contra Minera Alumbrera. La actividad en otros países muestra los impactos socioambientales negativos.


Como si se tratara de un regalo, funcionarios nacionales se deshicieron en agradecimientos y elogios hacia el gobierno de Estados Unidos y al presidente Donald Trump, tras los anuncios de un salvataje financiero para aplacar la crisis cambiaria argentina de cara a las elecciones legislativas. Más allá de la cercanía ideológica del presidente Javier Milei con su par norteamericano, el rescate prometido no será gratis. Aunque no hay información oficial, la sospecha es que una de las condiciones sería el control de los yacimientos de tierras raras en Argentina. Este grupo de minerales son considerados críticos por su rol en la llamada transición energética, las tecnologías digitales y la industria militar.

La sospecha no es descabellada. Hasta el momento, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, habló de un swap —un intercambio de monedas— por 20.000 millones de dólares para fortalecer las reservas del Banco Central. Las negociaciones continuaron con una visita del ministro de Economía, Luis Caputo, a la Casa Blanca y seguirán con la visita del presidente Milei, que será recibido por Trump en el Salón Oval. Todos esas señales norteamericanas se dan en el marco de una pulseada entre Estados Unidos y China por el dominio de minerales críticos, y en un escenario en que el país asiático tiene una avasallante predominancia en la explotación, procesamiento y mercado de tierras raras.

En medio del torbellino informativo sobre las finanzas y la nueva deuda —oculta bajo el eufemismo del “rescate”—, vale preguntarse: ¿Qué son las tierras raras? ¿Cómo se extraen? ¿Con cuáles consecuencias? Y, fundamentalmente, ¿con qué costos para los territorios y quienes los habitan?

Tierras raras: el nuevo botín de una guerra fría extractivista

Las llamadas tierras raras son un conjunto de 17 minerales que poseen propiedades físicas similares: eléctricas, magnéticas, espectroscópicas y térmicas. Quince de esos minerales pertenecen al grupo de los lantánidos (una de las clasificaciones de la tabla periódica), con denominaciones que no han tenido demasiada prensa: lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio. Los otros dos minerales, itrio y escandio, se incluyen en el grupo de “metales transicionales”, caracterizados por sus propiedades como conductores de la electricidad y el calor.

Aunque la etiqueta de “raras” connota escasez, lo cierto es que algunos de estos minerales superan en cantidad o se igualan con otros más conocidos. Por ejemplo, de los Elementos de Tierras Raras (ETR), el cerio es proporcionalmente el más abundante en la corteza terrestre. Se halla en una proporción de 43 partes por millón. Lo siguen el lantano y el neodimio, en proporciones de 27 y 20 partes por millón, respectivamente. Minerales más conocidos como el cobre y el litio se encuentran en 27 y 17 partes por millón cada uno.

En todo caso, la “rareza” estaría asociada con la dificultad de hallar estos minerales en concentraciones suficientemente altas, de modo que su extracción sea rentable para las empresas. Otro problema a nivel económico y técnico es que estos minerales suelen hallarse juntos en las rocas y es difícil separarlos. De allí que la búsqueda de yacimientos donde estos minerales se encuentren en abundancia y concentración se ha convertido en la nueva carrera de una guerra fría, que sólo tuvo fin en los libros de historia.

La función más promocionada de las tierras raras está vinculada con las energías renovables. Se utilizan, por ejemplo, para la fabricación de imanes permanentes, que transforman la energía mecánica en energía eléctrica y funcionan como generadores de turbinas eólicas y motores de vehículos eléctricos. También se emplean en pantallas LED y LCD, discos duros, cables de fibra óptica, satélites y sistemas de comunicación digitales. Menos conocida es la necesidad de tierras raras para la fabricación de aviones y misiles.

El tablero global de tierras raras

La creciente demanda de tierras raras ha convertido estos minerales en un botín de guerra. “La oleada que se vive de proyectos mineros en el Sur Global se inserta en una disputa económica de las potencias del Norte Global, principalmente bajo las tensiones geopolíticas entre el bloque Estados Unidos-Unión Europea y China”, opina Javier Arroyo Olea, integrante del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), con base en Chile, y co-autor del libro Una defensa de cerro a mar. La lucha de Penco contra la minería de tierras raras: la otra cara de la transición energética.

El país norteamericano fue el primer proveedor mundial de tierras raras, a partir de la década de 1950, con la explotación del yacimiento Mountain Pass, en California. Esta es la única mina operativa de tierras raras con la que cuenta Estados Unidos. En la década siguiente, China comenzó la explotación del mayor yacimiento de tierras raras del mundo: Bayan Obo, en la región de Baotou, en Mongolia. En 2019, sólo las extracciones de este depósito representaron el 45 por ciento del total de tierras raras a nivel global.

Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), China lidera el ranking de principales proveedores de esta materia prima. En 2022, extrajo el 70 por ciento del total mundial. Lejos en el podio, lo siguieron Estados Unidos con el 14,3 por ciento y Australia, con el seis por ciento. También China es el país que acapara el procesamiento de tierras raras, con un 87 por ciento.

En el mapa mundial, la USGS calcula que las reservas de tierras raras ascienden a 120 millones de toneladas métricas. De este total, China posee la mayor parte: 44 millones de toneladas métricas. Le siguen Vietnam, Rusia y Brasil, con cantidades que rondan las 20.000 toneladas métricas.

La fiebre por las tierras raras parece no tener tope. Entre 2000 y 2020 la extracción de estos minerales aumentó un 300 por ciento y la Agencia Internacional de Energía (IEA) calcula que aún debería multiplicarse por diez para 2030, a fin de cumplir con los objetivos de neutralidad climática.

En este escenario marcado por el liderazgo chino, Estados Unidos no ha ocultado su intención de ganar terreno para reducir la brecha. Aquí se inscribe, por ejemplo, el apoyo norteamericano a Ucrania en la contienda bélica con Rusia. A cambio, el gobierno de Trump se aseguró la explotación conjunta de minerales en territorio ucraniano. El dato no es menor: Ucrania posee cerca de 10.000 yacimientos con 95 minerales con valor en el mercado.

También Argentina está en la mira de Estados Unidos. En enero de 2023, Laura Richardson, la entonces jefa del Comando Sur del país norteamericano, reconoció sus intereses en los recursos de esta región y lo ratificó en una visita a la Argentina en abril de 2024, cuando valoró “todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras”. En la misma alocución había atacado el interés de China en nuestro territorio. En agosto de ese mismo año, el gobierno argentino y el estadounidense firmaron un Memorándum de Entendimiento sobre Cooperación en Minerales Críticos, con el objetivo de “fortalecer la cooperación entre los participantes en materia de cadenas de suministro de recursos minerales críticos”.
      

 

Tierras raras en Argentina

Un informe del Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar) localiza yacimientos de tierras raras en las provincias de Jujuy, Salta, San Luis y Santiago del Estero. También señala la presencia de rocas magmáticas en Valle Fértil, San Juan, que aún no fueron evaluadas. Córdoba y Buenos Aires también aparecen en el mapa de tierras raras. La Plataforma Continental Argentina no escapa a este sondeo, donde se han identificado concentraciones de estos minerales. En varios de los yacimientos consignados las tierras raras están asociadas con torio y uranio, ambos radioactivos.

El mismo documento expone que la única “producción reportada” de tierras raras se dio en Valle Fértil, entre 1954 y 1956. El informe no hace mención a la extracción y exportación no declarada que le valió a Minera Alumbrera (de las multinacionales Glencore, Goldcorp y Yamana Gold) el inicio de una causa judicial por contrabando de 19 minerales, de los cuales siete pertenecen al grupo de las tierras raras (cerio, lantano, lutecio, escandio, terbio, itrio e iterbio). Los minerales restantes que la empresa exportaba por debajo de la mesa fueron cromo, titanio, circonio, cobalto, cesio, hafnio, columbio, níquel, tantalio, torio, uranio y tungsteno, también considerados críticos o estratégicos.

La causa contra Minera Alumbrera fue iniciada, en 2010, por los geólogos Miguel Gianfrancisco y Guillermo Amílcar Vergara, de la Universidad Nacional de Tucumán, a raíz de un estudio en la zona del oeste catamarqueño donde, por entonces, se desarrollaba el primer proyecto de minería a cielo abierto del país. La denuncia no levantó demasiado revuelo hasta que, en 2021, la investigadora y ex diputada Alcira Argumedo calculó que la empresa evadía el pago de más de ocho mil millones de dólares por año. Mientras el Poder Judicial se toma su tiempo para investigar la denuncia, la corporación trasnacional —que declaró el fin de sus operaciones en 2022— se prepara para explotar oro, cobre y molibdeno con el proyecto MARA (Minera Agua Rica-Alumbrera) en la misma zona minera.

Fachada verde para sostener la vieja fórmula de la megaminería

Al suscribir el Acuerdo de París, 194 países se comprometieron a aunar esfuerzos para contrarrestar los efectos del cambio climático y reducir el calentamiento global. En este contexto, cobró fuerza el concepto de “transición energética”, que plantea la sustitución de energías fósiles por las llamadas energías “verdes”, como la eólica y la solar, y el reemplazo del parque automotor a base de combustibles fósiles por vehículos eléctricos.

Sin embargo, los discursos sobre transición energética, plagados de palabras como “descarbonización”, “energías verdes” y “energías limpias”, esconden la necesidad imperiosa de minerales que implican su explotación y procesamiento a gran escala y, con ello, el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, esas propuestas no discuten el modelo de consumo, la responsabilidad de los países (y personas) más ricos del planeta y su sostenibilidad.

Arroyo Olea, en diálogo con Tierra Viva, opina que detrás del interés por las tierras raras anida el objetivo de «darle proyección a una transición energética de carácter corporativa» y señala que su objetivo es «mercantilizar la crisis climática, con tal de sostener un modelo de explotación y consumo, actualmente desatado, al alero del extractivismo».

Para el biólogo, filósofo e investigador Guillermo Folguera, se trata de «un gran negocio» y, como tal, «tiene que asumir algún tipo de retórica o discurso que lo apoye y lo fundamente». Para Folguera el mercado se apropió de la necesidad de «pensar alternativas al escenario actual y el mote que le dieron es el de la ‘transición energética'». Las propias corporaciones mineras utilizan eslóganes para posicionarse en el imaginario colectivo como «sustentables» o «amigables con el ambiente», a la vez que explotan territorios y calculan ganancias.

La minería a cielo abierto es el método privilegiado para la extracción de tierras raras en depósitos minerales que no superen los 150 metros de profundidad. El método es el mismo que aplicó Minera Alumbrera en Catamarca y que se aplica en Veladero (San Juan): voladuras con explosivos, remoción y transporte para su procesamiento. La minería subterránea, que combina perforaciones y voladuras para la apertura de túneles, es otro método empleado para la extracción de tierras raras.

También el procesamiento de estos minerales responde a métodos que ya tienen historia en nuestro país: trituración, molienda y lixiviación (un proceso de separación de los minerales mediante el uso de químicos y tóxicos). A través de este método, los Elementos de Tierras Raras (ETR) se transforman en Óxidos de Tierras Raras (OTR), que es la forma en que se utilizan en la industria. El empleo de grandes cantidades de agua y el alto consumo de energía eléctrica están presentes en la extracción y procesamiento de estos minerales.

Así como la minería a gran escala no es nueva en Argentina, tampoco lo son las consecuencias ambientales, sociales y económicas que acarrea. Andalgalá, en Catamarca, y Jáchal, en San Juan, pueden dar cuenta de eso. No muy distintos son los impactos de la minería de tierras raras.

Investigaciones sobre extracción de tierras raras señalan contaminación química, alteración y acidificación de los suelos, emisiones de gases y contaminación del agua entre los principales impactos en el ambiente. Como ejemplo, en una mina china, la producción de cada tonelada de óxidos de tierras raras generó 60.000 metros cúbicos de gases residuales, 200 metros cúbicos de agua acidificada y 1,4 tonelada de desechos radiactivos.

A nivel sanitario, en Bayan Obo, China, se reportaron enfermedades como la fluorosis (deformación de las articulaciones, huesos y columna vertebral) y la “enfermedad de la serpiente”, una decoloración de manos, pies, rostro y genitales por intoxicación severa con arsénico.

Más extractivismo, más resistencia

Aunque con otro nombre, la explotación y procesamiento de tierras raras supone un capítulo más del extractivismo que ya impera en buena parte del globo, arrastrando como consecuencias “una enorme depredación social, ocupación territorial, sobreconsumo de bienes comunes, pérdida de la matriz productiva, aumento en la dependencia y, obviamente, contaminación química”, enumera Folguera. En un contexto en que los partidos políticos dominantes sostienen el modelo extractivista, reflexiona, las alternativas deben surgir de las propias comunidades.

En la región chilena del Biobío, los habitantes de Penco resisten hace una década. La ciudad chilena se ha convertido en el centro de “intereses empresariales y estatales en beneficio de la minería de tierras raras”, describe Arroyo Olea. Allí se han tramitado cinco permisos ambientales para la explotación de estos minerales y todos han sido frustrados “por la resistencia de comunidades y organizaciones”. Actualmente, es la empresa minera Aclara, de origen canadiense, quien se encuentra a la caza del permiso para explotar tierras raras en Penco y también en Brasil.

En medio de la carrera por el control de las tierras raras y otros minerales estratégicos, se vuelve urgente habilitar la discusión sobre para qué y para quién es la transición energética que se postula, al menos en los papeles, como nueva meta. Un punto de partida, propone Folguera, es plantearnos “la pregunta política por excelencia: cómo queremos vivir”.

Fuente: https://agenciatierraviva.com.ar/tierras-raras-nuevos-elementos-en-el-tablero-extractivo-global/

No hay paz posible bajo la luz de un genocidio


 Escucho en la radio que gracias al esfuerzo diplomático de Donald Trump se abrió una posibilidad de alto al fuego en Gaza. La gracia de Trump consistió en lograr que Netanyahu le pidiera perdón a Qatar, tras haber bombardeado la mesa de negociaciones el mes pasado, para por fin poder llegar a un acuerdo para el cese al fuego.

La esperanza se palpa con la aprobación del gobierno de Israel de la primera fase del acuerdo, que incluye el intercambio de los 48 rehenes retenidos por Hamas por 250 prisioneros palestinos que sirven cadenas perpetuas y otros mil 700 gazatíes detenidos en este asedio. En esta narrativa, las hostilidades por fin cesan y Hamas accede al desarme. Si se trata del fin de Hamas, se cumple la meta militar declarada de Israel y llega “la paz”. Pero ¿qué hay del genocidio y colonización territorial en curso?

Esperanza y celebraciones aparte, el supuesto plan o el “nuevo plan para Gaza de paz en Medio Oriente”, de 20 puntos, es engañoso. En realidad, el plan no representa ruptura con las dinámicas genocidas ni condena a Israel por sus crímenes genocidas contra los palestinos. Más bien, representa la aceptación tácita de la perpetuación de la colonización y el statu quo político israelí.

El plan implica subcontratar la ocupación consolidando las relaciones de poder existentes y evita tocar el punto de la ocupación militar israelí, la colonización ilegal en Cisjordania y Jerusalén, omitiendo y normalizando deliberadamente la anexión y la extensión desenfrenada de los asentamientos de colonos. En el plan no se menciona el derecho al retorno, el reconocimiento de los palestinos, el estatus de Jerusalén como capital compartida, soberanía territorial y reconocimiento como nación, que son los puntos que conforman las demandas políticas de los palestinos desde hace 77 años.

El plan no requiere que se retire totalmente el ejército israelí, pero sí que cesen todas las operaciones militares hasta que se libere a los rehenes. Una vez que se hayan liberado, se le dará amnistía a los miembros de Hamas, y los palestinos que opten por irse de Gaza tendrán un salvoconducto para refugiarse en países que han accedido a recibirlos.

El plan dibuja una Gaza como una “zona libre de terror desradicalizada que no representa una amenaza para sus vecinos”, y que la gobernanza de Gaza se transfiera a un cuerpo transicional bajo la forma de un “Comité Palestino tecnocrático y apolítico” que será supervisado por un “Patronato de Paz” liderado por Trump y otros como Tony Blair. Este Patronato supervisará el marco para el subsidio para la reconstrucción de Gaza.

Sin duda, este plan es una respuesta al apoyo creciente a la causa palestina y al reconocimiento masivo de la nación por 150 países en la Asamblea General de Naciones Unidas.

Sin embargo, en el momento en que Hamas deje de contar como gobernante de la Franja y representantes de los palestinos, se pone el último clavo en el féretro de los palestinos como figuras políticas buscando autonomía y el reconocimiento de su derecho a un Estado independiente. Con el plan de 20 pasos, se consolidan el genocidio y el régimen de apartheid con el que Israel lleva gobernando a los palestinos como no ciudadanos, oprimiéndolos y lentamente erradicándolos desde 1967. El proceso de paz no es más que una herramienta para gestionar el colonialismo de asentamientos de los territorios de forma durable y transformar al genocidio en una cuestión de gestión de crisis humanitaria.

Ya que el colonialismo de asentamientos representa un desgarre radical del universalismo, hoy nadie puede estar a salvo de las guerras de exterminación, que están validando la visión tecnofeudalista del orden mundial necropolítico en el cual poblaciones enteras están siendo exterminadas para que la vida privilegiada pueda ser preservada bajo el capitalismo de las plataformas.

Los defensores del territorio como Hamas, los zapatistas, los naxalitas en la India Central, el Nuevo Ejército del Pueblo en las Filipinas, líderes de movimientos medioambientalistas, periodistas, migrantes y refugiados del cambio climático son hoy invisibles como sujetos políticos y se encuentran extremadamente vulnerables bajo este sistema, asediados por la militarización creciente.

Desde incursiones de ICE deportando indocumentados, hasta los recientes ataques militares contra las bases zapatistas en Chiapas, la destrucción de sus cosechas e infraestructura comunal, se están librando guerras para desplazar forzozamente a poblaciones enteras y acelerar la acumulación de riqueza a través del extractivismo.

¿Qué formas de vida se consideran dignas de ser preservadas bajo este sistema? ¿Qué discursos se usan para preservarlas y justificar la violencia, íntimamente ligada a eventos de cambio climático y formas depredadoras para sostener la vida en el planeta?

Irmgard Emmelhain es autora del libro El cielo está incompleto: Cuadernos de viaje en Palestina.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/tag/irmgard%20emmelhainz