Se cumplieron 45 años del golpe de Estado. Lo cierto es que ha pasado mucho tiempo y aún existen muchas preguntas y pocas respuestas. Entre ellas, la interrogante más problemática que aqueja tanto a legisladores como a organizaciones sociales es la siguiente: ¿Podría volver a ocurrir algo así? Ante esta situación, LA REPÚBLICA entrevistó a la diputada Bettiana Díaz, al senador Rubén Martínez Huelmo y a la integrante de la organización denominada “Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos”, Graciela Montes de Oca, quienes afirmaron que Uruguay tiene un “problema”: “hay mucho autoritario escondido”. Incluso la diputada Bettiana Díaz dijo que “la aparición de Julio María Sanguinetti en el ruedo político, la creación de un movimiento de militares retirados y la propuesta de Larrañaga no son casuales”: responden a una situación regional, “donde hay una vuelta de la derecha”.
“Quienes reclaman autoritarismo muchas veces no dan la cara. Lo dicen por las redes sociales y no lo discuten abiertamente. Por supuesto que también hay una intencionalidad ya que hay mucho autoritario escondido, que no sale a argumentar sobre los beneficios de la tortura o sobre el absolutismo en materia económica, social o cultural. Ese absolutismo es una tendencia en muchos grupos de la sociedad pero sería bueno que se manifestara de otro modo a los efectos de poder debatirlo”, reflexionó Martínez Huelmo.
En la misma sintonía, Montes de Oca sostuvo que Uruguay está en una situación “preocupante”. “Hay varios políticos e incluso un movimiento que pide un mayor protagonismo de los militares. Esto es alarmante porque el ejército no está preparado para cuidar a la ciudadanía, sino que haría todo lo contrario. Incluso la aparición de un movimiento político de militares retirados demuestra que sigue aún la impunidad porque muchos de ellos tal vez estén involucrados en los delitos de lesa humanidad y no han pasado por la Justicia”.
Por último, Díaz afirmó que la izquierda tiene que asumir el compromiso de cuidar las instituciones democráticas como lo ha hecho históricamente. “Tenemos que ver cómo se procesan algunos cambios. Uno puede ver la evolución de este tipo de movimientos claramente en el sistema brasilero. Por ejemplo, su bancada está conformada por retirados militares que plantean las políticas más conservadoras y el aniquilamiento de los derechos”.
Según la diputada Díaz, esta nueva conmemoración del golpe de Estado debería llamar a la reflexión a todos los ciudadanos, porque la región está pasando por un “muy mal momento”: “la democracia parecería estar en riesgo en América Latina”, ya que hay “un embate muy fuerte de la derecha sobre los movimientos sociales”. En la oportunidad puso el caso de Brasil –desde el ‘impeachment’ a Dilma Rousseff hasta el encarcelamiento de Lula da Silva- el argentino –con el procesamiento a líderes sociales como lo que le sucedió a Milagro Sala- o lo que está pasando en Ecuador con Rafael Correa, que está afrontando un proceso de juicio penal. Según Díaz, todos estos hechos suceden luego de que “el ciclo progresista en América Latina” finalizó.
“Lo que estamos viendo es que las instituciones políticas están utilizando algunos métodos que amenazan a la democracia. La verdad es que todos estos hechos nos deberían encender alarmas. Sin duda no somos un país que esté aislado, sobre todo por el tamaño que tiene Uruguay, lo que nos hace dependientes de la estabilidad política de la región. Eso nos debilita incluso en nuestro desarrollo comercial”, agregó.
“Lo que nos debería encender la alarma son algunas consignas o algunas acciones políticas que cuestionan la construcción del relato de la historia reciente. Incluso muchos actores políticos relativizan el rol que tuvo la izquierda en la defensa de la democracia”, reflexionó.
Consideró que debería llamar la atención la aparición en nuestro país del movimiento de retirados militares denominado “Unidos Podemos”. “Si bien están constitucionalmente habilitados a incluirse dentro de la vida política, es un fenómeno bastante reciente que debería llamar la atención. Por ejemplo, muchos retirados militares son suplentes de diputados o senadores en los partidos tradicionales, incluso durante la discusión al impuesto a los retirados militares, el Partido Nacional hace ingresar a un militar para que argumente contra del proyecto”.
“La aparición de Julio María Sanguinetti en el ruedo político, la creación de un movimiento de militares retirados y la propuesta de Larrañaga no son casuales porque responden al marco político regional, donde hay una vuelta de las derechas. Nosotros vamos a tener que asumir el compromiso de ser responsables en el cuidado de nuestras instituciones democráticas como lo ha hecho históricamente la izquierda. Tenemos que ver cómo se procesan algunos cambios. Uno puede ver la evolución de este tipo de movimientos claramente en el sistema brasilero. Por ejemplo, su bancada está conformada por retirados militares que plantean las políticas más conservadoras y el aniquilamiento de los derechos” agregó.
Por último sostuvo que a pesar de esta situación, Uruguay tiene una “calidad democrática ejemplo” en América Latina, y que se da gracias a que existe una muy buena articulación entre las instituciones y el movimiento social. “Uruguay es un ejemplo en lo que ha sido la defensa de la democracia. Creo que el movimiento social desde la dictadura hasta estos tiempos ha sido el que la ha sostenido. Sin embargo, a pesar de esta situación estamos ante un contexto que nos debería alertar”.
“Los pueblos están convencidos de la ventaja de la democracia”
Martínez Huelmo sostuvo que luego de aquellos años oscuros, el país ha reafirmado el paradigma de la democracia representativa republicana como sistema de gobierno. “No hay posibilidad alguna de que el absolutismo vuelva a gobernar. Debe imperar la Ley y las constituciones que son los elementos con los cuales los pueblos se pueden gobernar en un ámbito de libertad y respeto por los derechos establecidos a lo largo de la historia. No importa si el absolutismo es monárquico, militar o religioso. Es la negación del pensamiento, de la libertad de conciencia y no es avalado en ningún lugar del mundo y mucho menos en nuestro país”.
Señaló que a pesar de que existen algunas expresiones electorales y políticas preocupantes, no se ha desarrollado el autoritarismo que sucedió en la década del 70, que tomó la doctrina importada de EEUU. “Aquel esquema ha sido totalmente derrocado y no estamos en condiciones de que alguien pretenda sostenerlo. Los pueblos están convencidos de la ventaja de la democracia”.
Asimismo, dijo que el pensamiento autoritario es “hijo directo” del pensamiento absoluto, es decir de la idea de que tiene que haber un monarca. “Los mandos militares de la época actuaron con una idea totalmente absolutista sin pedirle permiso a la República, a la soberanía ni a la Constitución. Puede que haya algún grupo o persona con reminiscencia de aquel tiempo, pero no creo que en nuestro país se pueda dar. Ni los propios militares hoy podrían soñar con volver a esa época. La experiencia para Uruguay fue muy nefasta y lo reconoce todo el mundo”.
Sin embargo, admitió que hay muchos que sí reclaman un mayor protagonismo de los militares y una vuelta de la dictadura. “Quienes reclaman autoritarismo muchas veces no dan la cara. Lo dicen por las redes sociales y no lo discuten abiertamente. Por supuesto que también hay una intencionalidad ya que hay mucho autoritario escondido, que no sale a argumentar sobre los beneficios de la tortura, o sobre el absolutismo en materia económica, social o cultural. Ese absolutismo es una tendencia en muchos grupos de la sociedad pero sería bueno que se manifestara de otro modo a los efectos de poder debatirlo”.
“Uruguay vive en un estado de impunidad”
“Cuando era niña me crié en un hogar de trabajadores en la Teja. Por tanto, viví muy de cerca lo que fue todo el tema de la huelga general y los desalojos de las fábricas durante la dictadura. En ese momento realmente sentí inseguridad. Luego, cuando se llevaron a mi padre, vi que la gente ni siquiera se animaba a saludarse. La verdad que no me gustaría que se volviera a repetir. No encuentro razón y me es inexplicable de que haya personas que inciten a que vuelvan los militares. Ellos no generan seguridad, sino que todo lo contrario”, así comenzó su relato la integrante de “Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos”, Graciela Montes de Oca.
Según sus palabras, “Uruguay vive en un estado de impunidad”. Sostuvo que el país está en una situación “preocupante”. “Hay varios políticos e incluso un movimiento que pide un mayor protagonismo de los militares. Esto es alarmante porque el ejército no está preparado para cuidar a la ciudadanía. Incluso la aparición de un movimiento político de militares retirados demuestra que sigue aún la impunidad porque muchos de ellos tal vez estén involucrados en los delitos de lesa humanidad y no han pasado por la Justicia”.
Con respecto a las causas judiciales que aún no han sido resueltas –que son la enorme mayoría- dijo que en la mayoría de los casos lo militares no van a declarar y cuando lo hacen dicen que no saben nada o que no se acuerdan. “Además, con el paso del tiempo, los testigos terminan falleciendo. Esto hace que haya una reproducción absoluta de la impunidad”.
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