La primera ejecución del Escuadrón de la Muerte fue la de Abel Ayala. Desapareció el sábado17 de julio de 1971. Antes del golpe de Estado del 27 de junio de 1973. En “democracia”. La Justicia nunca aclaró este caso.

Miguel Sofía
Abel Ayala era estudiante de Medicina. Trabajó como profesor de Biología y Física en el liceo de Rivera y en Montevideo era funcionario en Sanidad Policial, encargado de relaciones y asesor con el grado de agente de segunda. El fiscal Dr. Ricado Perciballe solicitó que se continúe la instrucción de su caso. Fueron citados a declarar sus amigos Rafael Darío Palacios y Mario Píriz Budes. Según el exabogado del ahora detenido Miguel Sofía, integrante del Escuadrón de la Muerte, Dr. Miguel Langón Cuñarro, ese aparato parapolicial no existió. Langón cuestionó el dictamen fiscal sobre el caso y afirmó que el Escuadrón de la Muerte “fue un éxito propagandístico” y una “realidad virtual”.

El viernes 16 de julio de 1971, tres hombres llegaron a la casa de Susana, compañera de estudios y de trabajo de Ayala. Un individuo de complexión gruesa, 1,80 m de estatura, que conducía un automóvil color rojo marca Opel y que dijo pertenecer a Sanidad Policial, se presentó y preguntó por Ayala. En ese trayecto es detenido en la vía pública. Sus captores lo trasladaron al Departamento 6 de Información e Inteligencia de la Jefatura de Policía de Montevideo, al mando del comisario Pedro Macchi.

Seguramente torturado durante más de 24 horas, su cuerpo no soportó más. En agosto de 1971 los órganos de difusión capitalinos informaron de la existencia de negociaciones entre las empresas del complejo Berenbau y el MLN para liberar al conocido industrial que había sido secuestrado por la guerrilla. El Dr. Maeso, asesor y abogado de Berenbau es secuestrado por un comando del Escuadrón de la Muerte y retenido durante 43 horas; por su liberación se pidió un rescate de 25 millones de pesos. Según el fiscal Perciballe, el secuestro del Dr. Maeso fue preparado y realizado por un grupo de funcionarios policiales y algunos civiles, según un comunicado de la DNII del sábado 21/8/1971.

Amigo de Mitrione

Uno de los civiles, Enrique Fernández Albano, era amigo personal de Dan Mitrione y dueño de una boite que pudo traer su equipo estereofónico directamente de Estados Unidos por medio de la valija diplomática de la embajada. La compañera de estudios del desaparecido Abel Ayala dijo que podría reconocer, en un careo, a los tres hombres que preguntaron por él en su casa, pero la Policía no le permitió ver a los culpables del secuestro de Maeso. El 29 de setiembre de 1971, la Embajada de Estados Unidos en Montevideo redacta un telegrama que es enviado al Departamento de Estado, relatando la conversación realizada entre el embajador Charles W. Adair y el ministro del Interior, brigadier Danilo Sena. El ministro dijo que “Uruguay está ahora en guerra con los terroristas y que en esa lucha podría ser necesario recurrir a todo tipo de acciones”.

Según un documento de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII), del 6 de junio de 1972, firmado por el coronel Néstor Bolentini, entonces subsecretario del Ministerio del Interior, se informa de documentación incautada al MLN en un procedimiento realizado en la calle Misiones 1361, apto. 2. Casi un año después que Ayala había sido asesinado por el Escuadrón de la Muerte, la DNII informa de una supuesta documentación sustraída del Servicio Policial de Asociación Médica y Social y hallada en poder del MLN. Se trataba de 1.200 fichas médicas, con datos personales y de atención médica de funcionarios policiales, provenientes del Servicio de Sanidad Policial, así como un número significativo de fotos de miembros de la Guardia Republicana extraídas de los archivos de esta.

En agosto de 1970, Abel Ayala había sido detenido por dos días e interrogado sobre la desaparición de ficheros de Sanidad Policial con nombre de funcionarios que supuestamente aparecieron dos años después en un apartamento, tras un operativo contra el MLN.

Gestiones

Visita el penal, pero el resultado es negativo. “El 7 de marzo de 1972 la Cámara de Senadores aprueba la constitución de una “Comisión investigadora sobre la presencia y actividades de un Escuadrón de la Muerte”. El padre de Abel y Ariel Ayala, Romeo Ayala Sánchez, continuó insistiendo en 1986, tramitando averiguaciones sobre su hijo desaparecido. El diputado Guillermo Chifflet hizo dos pedidos de informes al Ministerio del Interior sobre antecedentes e investigación de la desaparición de Abel Ayala, el 22 de abril y el 2 de noviembre de 1997.

La Comisión para la paz considera confirmada la denuncia sobre la desaparición forzada del ciudadano uruguayo Abel Adán Ayala Álvez porque ha recogido elementos de convicción coincidentes y relevantes. Según el informe final, su cuerpo habría sido arrojado al mar en una zona cercana al Cerro de Montevideo. Las averiguaciones fueron practicadas en 1973, en torno a su desaparición.



Amodio, relato 28 (21 de agosto de 2018)

Entre los relatos que escribe Héctor Amodio Pérez en su página de Facebook, en uno se refiere a Abel Ayala.

Ante la ineficacia mostrada por los cuerpos de Inteligencia, se hizo cargo de algunos procedimientos una brigada especial dirigida por el comisario Morán Charquero, secundado por los subcomisarios Villar y Besson. Uno de los argumentos esgrimidos para tomar esta medida fue que los tupamaros no eran delincuentes políticos, como eran llamados por algunos sectores, sino vulgares delincuentes y que debían ser tratados como tal. Lo que había detrás de esa argumentación era una velada crítica hacia el Departamento de Inteligencia y Enlace por su política de no practicar la tortura. Las dos primeras víctimas de esa brigada fueron dos militantes tupamaros, quienes denunciaron en el juzgado las torturas sufridas, algunas de las cuales quedaron en evidencia por las secuelas físicas.

El MLN, en cuya documentación interna se reconocía a la tortura como una de las posibles causas de bajas a sufrir, decidió ejecutar a Morán Charquero y a los subcomisarios ayudantes. Se resolvió entonces dedicar todos los esfuerzos sobre Morán Charquero mediante un sistema de guardias permanentes en Jefatura, sin lograr su ubicación. Uno de los lugares que frecuentaba era la ACJ de la calle Colonia, lugar que no se consideró adecuado y que sólo sirvió para ubicar los autos en los que se movilizaba hasta Jefatura, pero que no eran los que lo llevaban hasta su casa, por lo que era imposible montar su seguimiento. Abel Ayala permanece como desaparecido desde 1971, sin que el MLN ni ninguna otra organización lo haya incluido en las listas de ejecutados o desaparecidos por el Comando Cazatupamaros, más conocido como Escuadrón de la Muerte.



Julio de 1971. El asesinato de Manuel Ramos Filippini

Dos semanas después la desaparición de Abel Ayala, aparece ejecutado en la playa Pocitos Manuel Ramos Filippini. El dictamen del fiscal Ricardo Perciballe dice que se encuentra acreditado que “el Escuadrón de la Muerte planificó y llevó a cabo la ejecución del joven Manuel Antonio Ramos Filippini”.

El sábado 31 de julio de 1971, entre las 2.00 y las 3.00 de la madrugada, personal de la DNII, a cargo de Óscar Delega y Washington Grignoli, vestidos de particular y que se movilizaban en dos vehículos, un automóvil Volkswagen y una Combi con chapas falsas, llegaron al domicilio de María Zulma Filippini. En la calle Talcahuano 3134 bis, entre Ricaldoni y Alfredo Navarra, a media cuadra del Estadio Centenario, atrás de la tribuna Ámsterdam, vivía con su madre Manuel Antonio Ramos Filippini. Los hombres mostraron documentos que los identificaban como policías. En la puerta se presentó el comisario Óscar Delega, quien le expresa a la madre que venían a buscar a su hijo por una cuestión de rutina. Delega le dijo que se quedara tranquila que en un rato más iba a estar por allí. Conminado a concurrir a Jefatura, Manuel Ramos Filippini le pidió un pulóver a su madre y la tranquilizó, asegurándole que regresaría pronto.

El dictamen del fiscal Ricardo Perciballe dice que se encuentra acreditado que “el Escuadrón de la Muerte planificó y llevó a cabo la ejecución del joven Manuel Antonio Ramos Filippini”. En la puerta se presentó el comisario Delega, quien le expresa a la madre que venían a buscar a su hijo por una cuestión de rutina. Según el dictamen fiscal, “tras ello, Ramos Filippini fue ultimado en lugar desconocido mediante 12 balazos en su cuerpo”. El documento de la Justicia agrega que “muy poco tiempo después el cadáver fue dejado en la zona rocosa de playa Pocitos a la altura de la calle Pereira de la Luz detrás del parador Kibón”.

Los brazos de Manuel Ramos estaban fracturados, caían inertes por los golpes, presentaba la tumefacción de múltiples puñetazos en el rostro y su cuerpo estaba acribillado por 12 balazos, calibres 38 y 32, en la cabeza y en el cuerpo. El cadáver fue encontrado por serenos de algunos edificios de la zona de Pocitos, la rambla y Pereira de la Luz, en la misma madrugada en que fue detenido. María Zulma Filippini, la madre de Manuel, logró identificar no sólo al comisario Delega, sino también a
Miguel Sofía y a Óscar Rodao, un policía de Durazno, departamento de donde también era originaria la familia Ramos Filippini. En sus confesiones al MLN, el fotógrafo policial e integrante del Escuadrón de la Muerte, Nelson Bardesio, identificó a Rodao como uno de los policías reclutados por orden del entonces subsecretario del Interior, Carlos Pirán, para integrar un “grupo de inteligencia” compartimentado y entrenado para la vigilancia y seguimiento de personas en Argentina.

Después comenzaron su accionar poniendo bombas de gelinita, secuestrando y asesinando jóvenes. Se lo había presentado Mario Benítez Saldivia, otro de los reclutados para aquel grupo, pero que, sin embargo, realizó una declaración ante escribano público. Su testimonio fue realizado antes de que se conocieran las confesiones de Bardesio y coincidían exactamente en varios aspectos. Benítez Saldivia ha reafirmado recientemente que está dispuesto a ratificar su testimonio ante la Justicia.

Reclutado por Bardesio a mediados de 1970, a instancias de Carlos Pirán, Benítez Saldivia recordó que “había quienes comenzaban a hablar de la necesidad de eliminar a los cabecillas tupamaros. Yo planteé que en ese caso pedía la baja y Bardesio me dijo que las puertas estaban abiertas para que me fuera cuando quisiera”.

Al desvincularse del escuadrón, Benítez Saldivia fue trasladado como custodia del embajador paraguayo Atilio Fernández y después fue mantenido sin destino. A los pocos días, un grupo comandado por el capitán de la Armada Ernesto Motto, también sindicado como miembro del escuadrón, llevó a Benítez Saldivia a un calabozo del cuarto piso de Jefatura, donde fue desnudado, golpeado y amenazado. El interrogatorio, dirigido por otro marino, el capitán de navío Jorge Nader Curbelo, apuntaba a saber dónde estaba secuestrado Bardesio y a quién, Benítez Saldivia, le había pasado los datos.

Fue enviado a Santiago de Chile donde permaneció un año y medio. En 1977 fue nuevamente detenido y trasladado al local de la DNII , interrogado sobre el testimonio sobre el escuadrón y luego liberado. El expolicía Óscar Rodao también fue designado como custodio del embajador paraguayo, Atilio Fernández, en cuyo apartamento del edifico Panamericano los integrantes del escuadrón realizaron varias reuniones. El 15 de abril de 1972, Rodao fue trasladado al Departamento de Investigaciones de la Jefatura de Durazno y posteriormente viajó a Asunción del Paraguay en el auto del embajador Atilio Fernández, según él mismo reconoció.

Su salida del país fue parte de lo que el expresidente Julio María Sanguinetti calificó como una “dispersión” de los miembros del escuadrón luego de que el MLN atacara su núcleo duro el 14 de abril de 1972. Rodao también ha reconocido haber recibido entrenamiento en vigilancia y seguimiento junto a otros cuatro policías, en Buenos Aires, durante tres meses, por la Secretaría de Inteligencia del Estado.

Ejecutado por “confusión”

“De igual forma no se puede soslayar que Mitrione concurría con cierta frecuencia a Jefatura y fue partícipe preponderante en la consolidación de la DNII, y en especial de la formación de su personal en material de interrogatorios. Por tanto no parece haber sido una mera coincidencia la muerte del joven militante, habida cuenta que según el informe de los Consejeros de Seguridad pública que operaban en la fecha en Uruguay, Ramos Filippini sería uno de los sospechosos de haber participado en el comando que secuestrara a Mitrione”. Cinco días después, la Cámara de Diputados decide el juicio político al presidente Pacheco Areco, el cual debería ser llevado a cabo por la Cámara Alta. Se conjeturó que el Escuadrón de la Muerte salió indiscriminadamente a buscar una víctima, a modo de respuesta por la fuga.

Sin embargo, un documento desclasificado, fechado en Montevideo el 17 de febrero de 1972 y referido al secuestro de Dan Anthony Mitrione, el agente de la CIA destinado en el Ministerio del Interior como instructor de policías en técnicas de interrogatorios y clases prácticas de torturas brinda otra explicación. El secuestro de Mitrione ocurrió un año antes, en la mañana del 31 de julio de 1970 y su chofer, el sargento Emilio González, identificó las fotos de Emidgio da Rosa, Raúl Bidegain y Manuel Ramos Filippini como tres de los integrantes del comando que había secuestrado al agente de la CIA. Ramos Filippini fue nuevamente liberado, pero su nombre quedó asociado al secuestro de Mitrione en los registros policiales, y así fue consignado en los despachos de los funcionarios diplomáticos estadounidenses. Un año después, Ramos Filippini era secuestrado y asesinado por la gente de Campos Hermida y Delega, según Bardesio, y nadie relacionó el episodio con el primer aniversario del secuestro de Dan Mitrione.

El Loco Antonio

Un hombre muy austero y sumamente honesto tenía militancia política desde hacía tiempo alineado a los sectores herreristas por aquel entonces. Falleció en 1969, cuando Manuel Ramos Filippini estaba detenido en la cárcel de Punta Carretas donde compartió la celda con Íbero Gutiérrez, otra víctima posterior del Escuadrón. Con extremas medidas de seguridad, Manuel Ramos Filippini fue conducido para ver el féretro de su padre fallecido. Le habían encontrado en su poder unos volantes firmados por el MLN Tupamaros, aunque él siempre negó su pertenencia a la organización.



Agosto de 1971. Castagnetto fue la tercera ejecución

Documentos desclasificados vincularon a Ramos Filippini y al primo de Castagnetto como secuestradores de Mitrione. Entonces, de acuerdo con lo trascendido, habría manifestado que tenía información de que era el “número tres” en la lista del Escuadrón de la Muerte. Cuando Héctor habló con Ana sobre el seguimiento del que era objeto, ya se había retirado del MLN-T. En la mañana del martes 17 de agosto de 1971, Héctor dejó la mesa de trabajo lista para seguir repujando un cinto.

En las inmediaciones de Avenida Italia y Propios fue detenido por el subcomisario Delega del Departamento 5 de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia y otros funcionarios del Departamento 4, los que viajaban en el automóvil de su jefe, Pablo Fontana. Inmediatamente, ambos grupos se dirigieron hacia un rancho ubicado en el balneario de El Pinar, que se encontraba abandonado y que años antes había pertenecido al MLN. Allí permanecieron toda la noche junto a Freitas, Delega y Bardesio. A la mañana siguiente al lugar llegaron Miguel Sofía y los policías del Departamento 4 de la DNII, por lo que se marcharon Bardesio y Delega, en tanto aquellos continuaron con los interrogatorios y tortura de Castagnetto.

Tras ese contacto Castagnetto fue sacado de la casa de Araucana y subido al vehículo de Closas, donde también se ubicaron Miguel Sofía y los funcionarios del Departamento 4. En el lugar también se hallaba Bardesio, que se encontraba en su automóvil VW junto a Delega. “Producido el encuentro, los tres vehículos se dirigieron al Puerto de Montevideo, donde, luego de ingresar en el auto de Nader con Castagnetto, este fue arrojado al mar sin saberse hasta el momento si lo hicieron estando vivo o muerto”, dice la Justicia.



Su primo, su hermana y Mitrione

El primo de Héctor Castagnetto, Sergio Emidgio da Rosa, también había sido señalado como otro de los secuestradores de Mitrione. El secuestro de Mitrione ocurrió en la mañana del 31 de julio de 1970 y su chofer, el sargento Emilio González, identificó las fotos de Emidgio da Rosa, Raúl Bidegain y Manuel Ramos Filippini como tres de los integrantes del comando del MLN. “El dictamen del fiscal Perciballe dice que “dable es resaltar que la muerte de Ramos Filippini, a los 27 años de edad, coincidió con el primer aniversario del secuestro, a manos de la organización guerrillera MLN-Tupamaros, del exjefe
del equipo de instructores del programa de seguridad pública dependiente de la Agencia Internacional para el Desarrollo, Daniel Anthony Mitrione, a la sazón muerto por dicho grupo. De igual forma no se puede soslayar que Mitrione concurría con cierta frecuencia a Jefatura y fue partícipe preponderante en la consolidación de la DNII, y en especial de la formación de su personal en material de interrogatorios.

Por tanto no parece haber sido una mera coincidencia la muerte del joven militante, habida cuenta que, según el informe de los consejeros de seguridad pública que operaban en la fecha en Uruguay, Ramos Filippini sería uno de los sospechosos de haber participado en el comando que secuestrara a Mitrione.



Del norte hacia el sur

Le gustaban Los Beatles, trabajar el cuero y dibujar. “Creció y vivió feliz, contento como todos los niños que están protegidos por el amor materno, que es inconmensurable, no mide esfuerzos ni diferencia, y tiene la fuerza de una invencible tormenta”, escribía Blanca Da Rosa, su madre. Un grupo de artesanos lo había invitado para hacer un viaje por toda Sudamérica, por lo cual estaba muy contento.
Febrero de 1972. El asesinato de Íbero Gutiérrez González

La ejecución del joven poeta y estudiante Íbero Gutiérrez pareció ser un acto planificado por el Escuadrón de la Muerte en respuesta al secuestro por el MLN, de uno de sus integrantes, el policía y fotógrafo Nelson Bardesio, ocurrido tres días antes. Se fabricó una falsa imagen de “jefe tupamaro” por haber viajado a Cuba a los 18 años.

En la calle Hernani Nº 1541, en Punta Gorda, vivían los padres de Íbero Gutiérrez. En ese barrio se había criado. “El domingo 27 almorzó en mi casa, con la familia. Luego Olga, su esposa, fue a casa de una compañera a estudiar. En mi auto yo llevé a Íbero hasta su departamento. Eran las 3 de la tarde, aproximadamente. Lo dejé en la esquina, a poca distancia de su casa, con el brazo levantado, saludándome. Esa es la última imagen que tengo de él”, cuenta el padre de Íbero.

Su compañera Olga relata los últimos trágicos momentos: “Quedamos en encontrarnos a las diez y media u once de la noche. Él iba a pasar a buscarme por la casa de una compañera, donde yo estaba estudiando. No vino y eso nos sorprendió, porque Íbero era puntual. Así que cerca de medianoche estábamos muy nerviosas, porque no aparecía. Con unos familiares fui hasta nuestro apartamento y allí todo estaba en orden. Íbero no estaba. El lunes en la mañana, temprano, fui con el padre de Íbero a la Jefatura. Allí dijeron que no sabían nada de él. Seguimos investigando hasta cerca de las 7 de la tarde, sin resultado. Fue cuando nos informaron que había aparecido su cadáver.

El lunes 28 de febrero, la Oficina de Prensa de las Fuerzas Conjuntas emitió su comunicado No. 43, a la hora 22”.

Según todos los indicios no fue asesinado en el lugar que apareció el cadáver, sino que fue llevado allí ya muerto. Pasaron 21 horas entre la última vez que Íbero fue visto vivo y el hallazgo de su cuerpo torturado y acribillado. Otras heridas de bala en el brazo izquierdo, la región occipito-parietal derecha del cerebro, dos heridas de bala, preauriculares, derechas, una herida de bala en región carotidea izquierda que le fracturó el maxilar inferior, otra herida de bala supraclavicular izquierda, dos heridas de bala en la cara posterior del tórax, una derecha y otra izquierda y dos heridas en cara anterior de tórax. Agrega el documento judicial que: “No contentos con ello, sus ejecutores quisieron dar un claro mensaje a los jóvenes de su edad, vinculados de forma directa o indirecta con la organización guerrillera”.

El Escuadrón dejó un cartel en el cuello de Íbero que decía: “Vos también pediste perdón”. Íbero yacía debajo de un árbol, a unos 15 metros de la intersección de Camino de las Tropas y Camino Melilla. Un examen balístico podría haber ayudado a conocer más detalles sobre las armas usadas. El ángulo desde el que fueron disparados los balazos sobre un Íbero aparentemente atado a una silla podría proporcionar datos sobre la altura y otras características físicas de los probables asesinos.

Un estudio dactiloscópico a fondo del cartel que colgaba del cuello de Íbero podría ayudar también en la investigación.



Seregni: “Íbero simboliza lo mejor de la juventud uruguaya”
En diciembre de 1969, el nombre de Íbero Gutiérrez apareció vinculado a una importante acción de la guerrilla, de la que estaba absolutamente desligado. Luego de muchas dudas decidió presentarse a la Policía, y a pesar de su inocencia resulta procesado y es remitido a la cárcel. Liberado en marzo de 1970, fue nuevamente encarcelado en dos oportunidades, en razón de las Medidas Prontas de Seguridad dictadas por el gobierno de Pacheco Areco. Así estuvo detenido entre el 13 de agosto al 13 de setiembre de 1970, y del 13 al 26 de marzo de 1971.

Íbero fue portador de un saludo de los presos políticos enviado desde las cárceles, que fue leído esa noche. Cuando Íbero Gutiérrez González regresó de Europa, luego de dos meses de permanencia en Francia y España, en 1968, envió a un sacerdote amigo de su padre, en cuyo domicilio madrileño se había hospedado, una carta en la cual le solicitaba le enviara unos libros que había dejado allá. El 7 de setiembre de 1971 su nombre apareció en una lista publicada por El País, donde se le sindicó, también, como sedicioso. Se le acusaba de un atentado contra la quinta presidencial el 21 de junio de 1969. Eso fue probado a través de testigos calificados.



El poeta asesinado
De niño data también su afición por la pintura y el dibujo, a la vez que dedicaba largas horas a la lectura. Ganó un concurso organizado por Radio Habana que le permitió viajar a Cuba, para los Festejos del X Aniversario de la Revolución, en diciembre de 1968. Sus padres se lo permitieron a condición de que conociera Europa, en aquel tiempo pasaje obligado en el itinerario a Cuba.

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Por Víctor Carrato

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