
Escucho en la radio que gracias al esfuerzo diplomático de Donald Trump se abrió una posibilidad de alto al fuego en Gaza. La gracia de Trump consistió en lograr que Netanyahu le pidiera perdón a Qatar, tras haber bombardeado la mesa de negociaciones el mes pasado, para por fin poder llegar a un acuerdo para el cese al fuego.
La esperanza se palpa con la aprobación del gobierno de Israel de la primera fase del acuerdo, que incluye el intercambio de los 48 rehenes retenidos por Hamas por 250 prisioneros palestinos que sirven cadenas perpetuas y otros mil 700 gazatíes detenidos en este asedio. En esta narrativa, las hostilidades por fin cesan y Hamas accede al desarme. Si se trata del fin de Hamas, se cumple la meta militar declarada de Israel y llega “la paz”. Pero ¿qué hay del genocidio y colonización territorial en curso?
Esperanza y celebraciones aparte, el supuesto plan o el “nuevo plan para Gaza de paz en Medio Oriente”, de 20 puntos, es engañoso. En realidad, el plan no representa ruptura con las dinámicas genocidas ni condena a Israel por sus crímenes genocidas contra los palestinos. Más bien, representa la aceptación tácita de la perpetuación de la colonización y el statu quo político israelí.
El plan implica subcontratar la ocupación consolidando las relaciones de poder existentes y evita tocar el punto de la ocupación militar israelí, la colonización ilegal en Cisjordania y Jerusalén, omitiendo y normalizando deliberadamente la anexión y la extensión desenfrenada de los asentamientos de colonos. En el plan no se menciona el derecho al retorno, el reconocimiento de los palestinos, el estatus de Jerusalén como capital compartida, soberanía territorial y reconocimiento como nación, que son los puntos que conforman las demandas políticas de los palestinos desde hace 77 años.
El plan no requiere que se retire totalmente el ejército israelí, pero sí que cesen todas las operaciones militares hasta que se libere a los rehenes. Una vez que se hayan liberado, se le dará amnistía a los miembros de Hamas, y los palestinos que opten por irse de Gaza tendrán un salvoconducto para refugiarse en países que han accedido a recibirlos.
El plan dibuja una Gaza como una “zona libre de terror desradicalizada que no representa una amenaza para sus vecinos”, y que la gobernanza de Gaza se transfiera a un cuerpo transicional bajo la forma de un “Comité Palestino tecnocrático y apolítico” que será supervisado por un “Patronato de Paz” liderado por Trump y otros como Tony Blair. Este Patronato supervisará el marco para el subsidio para la reconstrucción de Gaza.
Sin duda, este plan es una respuesta al apoyo creciente a la causa palestina y al reconocimiento masivo de la nación por 150 países en la Asamblea General de Naciones Unidas.
Sin embargo, en el momento en que Hamas deje de contar como gobernante de la Franja y representantes de los palestinos, se pone el último clavo en el féretro de los palestinos como figuras políticas buscando autonomía y el reconocimiento de su derecho a un Estado independiente. Con el plan de 20 pasos, se consolidan el genocidio y el régimen de apartheid con el que Israel lleva gobernando a los palestinos como no ciudadanos, oprimiéndolos y lentamente erradicándolos desde 1967. El proceso de paz no es más que una herramienta para gestionar el colonialismo de asentamientos de los territorios de forma durable y transformar al genocidio en una cuestión de gestión de crisis humanitaria.
Ya que el colonialismo de asentamientos representa un desgarre radical del universalismo, hoy nadie puede estar a salvo de las guerras de exterminación, que están validando la visión tecnofeudalista del orden mundial necropolítico en el cual poblaciones enteras están siendo exterminadas para que la vida privilegiada pueda ser preservada bajo el capitalismo de las plataformas.
Los defensores del territorio como Hamas, los zapatistas, los naxalitas en la India Central, el Nuevo Ejército del Pueblo en las Filipinas, líderes de movimientos medioambientalistas, periodistas, migrantes y refugiados del cambio climático son hoy invisibles como sujetos políticos y se encuentran extremadamente vulnerables bajo este sistema, asediados por la militarización creciente.
Desde incursiones de ICE deportando indocumentados, hasta los recientes ataques militares contra las bases zapatistas en Chiapas, la destrucción de sus cosechas e infraestructura comunal, se están librando guerras para desplazar forzozamente a poblaciones enteras y acelerar la acumulación de riqueza a través del extractivismo.
¿Qué formas de vida se consideran dignas de ser preservadas bajo este sistema? ¿Qué discursos se usan para preservarlas y justificar la violencia, íntimamente ligada a eventos de cambio climático y formas depredadoras para sostener la vida en el planeta?
Irmgard Emmelhain es autora del libro El cielo está incompleto: Cuadernos de viaje en Palestina.
Fuente: https://www.jornada.com.mx/tag/irmgard%20emmelhainz
Fuentes: IRGAC
Rita Segato establece conexiones entre el genocidio en Gaza y los feminicidios en Ciudad Juárez, entendiendo ambos como espectáculos de violencia, entrelazados con el poder patriarcal. Reflexiona sobre el pandillismo y el actual giro fascista en el marco del colonialismo y el racismo.
La antropóloga feminista argentina Rita Segato (Buenos Aires, 1951) es conocida por su innovador trabajo sobre la violencia contra las mujeres (La guerra contra las mujeres, 2016), como pensadora crítica de la relación entre género, racismo y colonialidad (La crítica de la colonialidad en ocho ensayos, 2021), y como una de las voces feministas más lúcidas de América Latina.
En esta entrevista, establece conexiones entre el genocidio en Gaza y los feminicidios que estudió en Ciudad Juárez, entendiendo ambos como espectáculos de violencia, entrelazados con el poder patriarcal. Segato reflexiona sobre el pandillismo y el actual giro fascista, y cómo algunas de sus ideas claves sobre la colonialidad, la raza y la violencia nos ayudan a descifrarlos. Y analiza lo que esto significa para lo que ella denomina una política de cuño femenino: “Hay un fin, un vaciamiento de las consignas y de todas las formas en que pensamos la historia. Es necesario generar nuevas retóricas para las aspiraciones de la gente”. Debemos desminorizar las aspiraciones de las mujeres, argumenta: “Son aspiraciones para la historia colectiva. No son para la historia de las mujeres, sino para la historia de toda la humanidad”.
Gaza como espectáculo de la violencia
Recientemente, mencionó en una entrevista que cada vez le resulta más difícil ser feliz. Y, en una conferencia reciente, se declaró “exhumana” y dijo que no quiere pertenecer a “esta siniestra especie humana”. ¿Qué le causa tanta desesperación?
Vivimos una situación de dolor insoportable. A mí, lo de Gaza, lo de Argentina, el mundo en general, me causan un sentimiento de desesperación y desesperanza muy grande. Yo veo la situación del mundo en una absoluta calamidad. Y eso no empezó el 7 de octubre, sino mucho antes. Lo argumento ya en un texto mío sobre Palestina de hace años, que se llama “El grito inaudible”. ¿Y por qué ese grito es inaudible? Porque no hay más gramática jurídica, porque no hay más, una gramática que organice las relaciones interpersonales, sociales. Por supuesto, el derecho, incluyendo los derechos humanos, siempre fue una ficción. Pero era una ficción en la que creíamos, era una ficción sagrada, como dice el filósofo Giorgio Agamben. Esa ficción jurídica ahora cayó. Hoy, el derecho es la ley del poder de muerte.
Es, quizás, una síntesis de lo que estoy diciendo siempre, porque es mi conclusión sobre el presente: una diferencia entre el Holocausto y Gaza, una diferencia muy grande para mí, es que, si bien había algunas noticias, cuando se entra en los Lager [campos de concentración], hay sorpresa. Hoy no. Hoy, lo que pasa en lo que va a ser, a partir de ahora, el gueto de Gaza, está exhibido al mundo. Se nos está diciendo: miren, esto se puede hacer, porque la ley no existe más, no hay un derecho. Ahora, la ley es el poder de muerte, y quien lo tiene es la ley.
Por eso digo que Palestina somos todos. Para cualquier persona que todavía conserve una sensibilidad frente al sufrimiento de los otros, Palestina es una tortura diaria. Están matando nuestra esperanza de vivir, una esperanza de un mundo aceptable.
Una parte muy importante de su trabajo se desarrolla alrededor de la violencia, en específico, la violencia patriarcal, los feminicidios, la impunidad. ¿Piensa que son categorías que nos sirven para comprender la lógica del genocidio en Gaza?
Pienso que lo que estamos viendo en Gaza tiene que ver con mi modelo de comprensión de la violencia patriarcal. Y esa violencia patriarcal tiene que ver con lo que llamo la violencia expresiva: la violencia machista la considero no una violencia instrumental, sino una violencia de espectáculo. El hombre necesita exhibir su capacidad de dominación para ser hombre.
Esa idea la comencé a desarrollar en 1993, cuando mi universidad me pidió una investigación sobre las violaciones en las calles de Brasil. Nunca había estudiado violencia. Fui con mis estudiantes a entrevistar a los hombres condenados por violación, y allí empecé a entender que lo que habían hecho era una exhibición de su capacidad de dominación a través de la violación. No tiene que ver con el deseo, con la sexualidad. Lo que está de fondo es un deseo narcísico, autorreferido, que tiene que ver con su presentación ante los otros ojos, sobre todo los otros hombres.
Yo creo que hay un elemento patriarcal muy fuerte en la historia del presente, que tiene que ver con la exhibición del poder, como estrategia poderosísima de dominación. Y que tiene que ver con esa exhibición del poder que es basal en la vida de los hombres desde chiquitos, en la manera en que está formateada la masculinidad. Me parece que el caso de Trump es un caso típico del exhibicionismo del poder como estrategia. Es la última gran encarnación de un poder patriarcal.
Hacia un totalitarismo capitalista
Estoy de acuerdo, en Gaza presenciamos un espectáculo de la violencia y del poder. Pero quizás veo una diferencia con sus escritos sobre, por ejemplo, los feminicidios en Ciudad Juárez. Y es que hoy, una parte importante de las sociedades lo aplaude y apoya abiertamente. ¿Cómo entiende ese festejo –yo diría fascista– del poder ilimitado y de la crueldad?
Yo refiero a Hannah Arendt y su estudio sobre Los orígenes del totalitarismo [1952] para explicar esto. Arendt argumenta que, cuando surge el nazismo, hay un momento en que se separan las leyes del comportamiento individual de las personas y la ley de la historia. O sea, la historia misma pasa a tener un derecho, y el objetivo y el derecho de la historia es producir el hombre perfecto, la raza aria, la imposición de un pueblo sobre los demás. Y todo lo que es disfuncional a ese objetivo y derecho de la historia, que es separado del derecho de las personas, debe ser eliminado.
En el caso del estalinismo, la estructura es la misma, pero en torno a algo que yo venía criticando de nuestra militancia de los años 70 en América Latina, que es la idea de una utopía como un futuro obligatorio. La idea de que podemos saber cómo debe ser el futuro es una estupidez suprema e
inevitablemente lleva a formas de autoritarismo insoportables. Entonces, en el estalinismo, la historia y los derechos de las personas pasan a no tener la menor importancia. Lo que pasa a tener importancia es el derecho de la historia de dirigirse a una utopía, a un cuadrito del futuro de igualdad.
Hoy, estamos en una situación y una estructura de conciencia igual. En el caso de hoy, la historia se dirige a la acumulación y concentración, y es para aquellos funcionales a ella. Hoy, la historia “legítima”, la que se debe defender, es la que apunta en la dirección del capital: de lo competitivo, de lo productivo, de la generación de lucro, de la acumulación y la concentración. Y todo lo que es disfuncional a eso no duele que desaparezca. Es la misma estructura de un camino obligatorio, donde la historia tiene sus valores y derechos, y las personas no.
¿Diría que esta lógica está impuesta por el capital o la imponen las propias personas, aquellas que, en última instancia, dejarán de tener valor?
Tengo dos ejemplos etnográficos que serían cómicos si no fueran tan trágicos. Hace poco, estaba en el aeropuerto de Madrid, y al lado había una señora burguesa de unos 80 años con su hijo, de unos 50 años, también muy bien vestido. Pasó un mendigo pidiendo una limosna para comprarse un sándwich, y escuché que el hombre daba un grito a su madre: “¡Eres débil!, ¡eres débil!”, porque su mamá estaba buscando en su cartera unas monedas para darle al mendigo. Entonces le digo al hombre: “No, escúcheme, su madre no es débil, es buena”. Me miró con tanto odio que salí corriendo.
Entonces, le cuento eso a un amigo, y me dijo que le pasó lo mismo. Estaba en una reunión de condominio de su edificio, que convocaron porque querían despedir a la portera, que trabajó y vivió en su edificio durante 20 años. La querían despedir un año antes de que se jubilara para evitarse los gastos de la jubilación. Entonces, mi amigo protestó y dijo que eso estaba mal. Pero los condóminos lo reprocharon, diciéndole que “eso es buenismo”. ¿Qué decís a esto? Otros valores están ahí, otra moral. Como en el nazismo, llegó otra moral. Como en el estalinismo, llegó otra moral. Y entre nosotros ha llegado otra moral. Y las personas piensan que lo inútil debe desaparecer, debe ser exterminado.
¿Por qué esa gente común adhiere, tan pública y expresivamente, a esa crueldad capitalista?
Creo que las personas están respondiendo, poniéndose un uniforme. Se están uniformando de esta ideología y de este camino ético y moral también. Por eso lo expresan, por eso afirman su simpatía. Se están poniendo el uniforme: o nazi, o estalinista, o capitalista, y así están mostrando que pertenecen a esa historia. Entonces, lo que quiero es enfatizar la importancia de esta expresividad, pero sin negar que se dirige a un fin. En el caso de la violación común de calle, el fin es la reproducción de la posición patriarcal de ser hombre. Y, para los ejemplos que di, el fin es el título de pertenecer, de adherirse a esa historia, de vestir el uniforme de esa historia. Una historia en la cual muchos de esos uniformados van a salir sacrificados, también. Pero no lo perciben.
“La raza es ser una partícula de un continente racializado”
Quisiera discutir algunas categorías y perspectivas que propone, porque me parece que nos ayudan a comprender nuestro presente violento y sus interconexiones globales. En el fondo, está quizás la pregunta: ¿qué líneas podemos trazar entre las violencias pandilleras en América Latina, la guerra contra les migrantes en Estados Unidos y Europa, y lo que pasa en Gaza? Cuando miro estos –y otros– ejemplos, veo sobre todo tres ideas suyas que permiten hacer esa conexión: primero, la cuestión de la dimensión instrumental y la dimensión expresiva de la violencia; segundo, el tema de la colonialidad y la producción de la “raza” para organizar las violencias; y tercero, lo que llamas la “conquista permanente”, o sea, los procesos de desposesión y acumulación.
Lo que veo en Gaza es la absoluta ausencia de pudor frente al uso de la crueldad y la defensa descarada de la acumulación y concentración como una virtud histórica. Yo enfatizo el aspecto del espectáculo, porque creo que está presente, pero no porque crea que detrás de esto no hay una finalidad. Hay una finalidad, y esa finalidad es el poder.
Quiero enfatizar la expresividad en eso, porque es una diferencia que tiene con la Conquista. La Conquista no se hizo de acuerdo con la Ley de Indias, con tribunales y las grandes guerras de los ejércitos españoles contra Moctezuma y Atahualpa, como nos enseñaron. Nuestro continente se fundó por pandillas. Fueron grupos de hombres que salieron al campo a matar, todo lo que encontraban en su camino. Entonces, el pandillismo que nos aflige ahora en América Latina no lo entiendo solo a través de la cuestión económica, del lucro del tráfico de drogas, sino como un golpe político. El pandillismo es un golpe a la posibilidad de una gestión democrática. Se trata de una nueva forma de golpe de Estado. En México lo vemos claramente, y de allí se está extendiendo hacia el sur, alcanzando a Ecuador y a Perú. Esa mafialización del continente no es solamente económica, está alimentada políticamente. Es una forma de dominación y de imposibilitar la gestión democrática.
En todo eso, son cuerpos específicos, racializados, los que son el blanco primario de esas violencias. ¿Cómo piensa la relación entre la Conquista y la raza?
La Conquista inventa y racializa los pueblos y los paisajes, los cuerpos que vienen. ¿Qué es la raza? La raza no está en el cuerpo, es una relación leída en un cuerpo por un ojo que conoce la historia de ese cuerpo, de cómo se mueve, de cómo se expresa. La racialización es una de paisajes, de espacios, de arraigo de los cuerpos.
Yo, por ejemplo, tengo cuatro abuelos europeos, pero yo no soy blanca; soy una partícula, una emanación de un paisaje colonial. Soy un Fanon. Todos somos [Frantz] Fanon cuando llegamos a París [expresión usada por Segato como modelo ideal de blanquitud]. Hay diferencias de fenotipos, pero el continente del cual somos una emanación está marcado en nuestra conducta. ¿Viste las imágenes de los palestinos? Muchísimos son rubios. El niño sirio que murió en el mar, que causó tanto dolor, era rubio. ¿Qué es la raza? La raza es ser una partícula de un continente racializado, colonizado. Los franceses lo definieron perfectamente bien cuando hablaron de los pieds-noirs: aunque hubiera nacido en el centro de Francia, quien fuera a administrar Argelia no era más francés cuando volvió, era pied-noir. Porque le había pegado a la planta del pie, el suelo, la tierra africana lo había ennegrecido.
La racialización es una forma de producir cuerpos de los cuales se puede extraer una plusvalía mucho más perenne que de la clase
La raza es un instrumento; la racialización es una forma de poder, de producir cuerpos de los cuales se puede extraer una plusvalía mucho más perenne que de la clase. Porque no hay ascensión social, es mucho más difícil que el cuerpo marcado por algunos trazos que llamamos raciales ascienda. Y en esa relación, la conquistualidad es permanente. Todo eso se enreda hoy en una estructura de un mundo cuyo valor se dirige a la acumulación y concentración, y todo lo que molesta a esa finalidad histórica, no llega a destino.
Renovar las retóricas políticas: la politicidad de cuño femenino
Junto con la “raza” y sus derivados más contemporáneos, lo que está hoy por hoy en el centro de los discursos de la derecha autoritaria es el cuerpo de las mujeres, y en general las cuestiones de género. Al mismo tiempo, en todo el mundo, los movimientos feministas son muchas veces los grupos más movilizados y capaces para responder a la política de muerte. En ese panorama que nos pinta, ¿por qué la centralidad de la cuestión de género en las luchas?
El esfuerzo que ponen todas las facciones políticas que convergen en la defensa de la acumulación y concentración para derrumbar las reivindicaciones de las mujeres demuestra cuánto los amenazamos. Para mí es una razón de júbilo.
Pero la pregunta es: ¿en qué le molesta a un poderoso dueño de corporación, a un Elon Musk, que una mujer haga un aborto? La respuesta que me dan es: “Porque quieren que haya sobrante en el mercado laboral para que el trabajo sea barato”. Pero no, ¡el problema en este momento es que hay un sobrante de humanidad! No se necesita mano de obra, al contrario. ¿Para qué, entonces? No es fácil responder a esa pregunta.
Pues la amenaza es la soberanía sobre el propio cuerpo, la desobediencia de las mujeres al ejercer soberanía sobre su propio cuerpo. La autonomía, esa es la amenaza; es una amenaza que muestra que es posible conducir la historia en otra dirección. Ellos muestran su miedo frente a lo que podría emerger en el mundo como una conducción femenina de la historia –lo que yo llamo una politicidad de cuño femenino–, que viene de una acumulación de experiencias de gestión que vienen de lo doméstico, pero que están pasando a lo público. Viene de una gestión de la vida que tiene otras reglas, otros propósitos, otros valores y otras estrategias de gestión, y viene de otra historia, que es la historia de las mujeres.
En los últimos años, hemos visto una enorme acumulación de fuerzas de los movimientos feministas a nivel global, una expansión impresionante con marchas millonarias, la huelga feminista, etc. Pero, en América Latina, igual que en Europa, el movimiento parece haber llegado a otro momento de su historia. ¿En qué momento ve el feminismo actualmente?
Siempre el feminismo tuvo momentos de flujo y reflujo en la calle. La salida al espacio público, las marchas, fueron momentos. Y después hay una recogida. Pero el pensamiento, de una perspectiva de mundo y de política, a partir de la experiencia de las mujeres, eso no se detuvo jamás. Son dos cosas diferentes y no se puede juzgar el tránsito del feminismo solo por los momentos de las salidas a la calle. El pensamiento feminista no se repliega; sigue con mucha fuerza.
Lo que hay que pensar es el tema de la relación entre el pensamiento feminista y la política en general, lo que llamo: lo político. Porque la propuesta de las mujeres se dirige a hacer un impacto universal, a todas las personas, cambiar el mundo. Es un movimiento para un cambio de rumbo histórico. Y, por eso, hay que hacer un esfuerzo muy grande de renovar las retóricas políticas.
Pienso que hay un fin, un momento de caída, un vaciamiento de las consignas y de todas las formas en que pensamos la historia. Yo realmente creo que lo de Gaza es una parteaguas de la historia, un cambio de era. Entonces, creo que lo que llamamos las izquierdas van hacia atrás. ¿Por qué la gente en mi país, en Argentina, no se está levantando contra Milei como se levantó en el 2001? Porque la gente no quiere una vuelta atrás. Quiere que, cuando haya una salida, vaya hacia adelante. ¿Qué quiere decir? Nuevas consignas, nuevas ideas, nuevas palabras. Es necesario formular nuevos nombres para la política, nuevas metas, nuevas concepciones. Es un esfuerzo enorme de imaginación, intelectual, colectivo. Porque todo lo que hemos usado hasta el momento llegó a su punto final, caducó. No es que haya que olvidar los autores, no hablo de eso, pero es necesario tener claro que la historia de acá para frente hay que inventarla, hay que crearla.
Por eso, es necesario generar nuevas retóricas para las aspiraciones de la gente. Y las aspiraciones de las mujeres son un camino importante para la historia colectiva. Hay que desminorizarlas: son aspiraciones para la historia colectiva. Eso lo resume de la forma más perfecta. No son para la historia de las mujeres, sino para la historia de toda la humanidad.
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Esta entrevista se publicó originalmente en inglés en IRGAC .
Fuente de la traducción: https://ctxt.es/es/20250901/Politica/50318/rita-segato-gaza-violencia-patriarcal-raza-feminismo.htm
El problema tiene dos caras, los consumidores y las grandes empresas: ¿qué dice la primera ley que regula la compra, la venta y la publicidad de la moda ultrarrápida?
Son las 10 de la noche. La cena ya está cenada y queda un rato para el ocio. Es poco tiempo para poner una película o una serie y el teléfono está ahí a la mano, como siempre. ¿Seguirá en venta ese saco tejido parecido al que Katie Holmes tenía puesto en esa foto que se hizo viral? Buscar solo llevará un par de minutos si se ponen los filtros adecuados. Después de un breve escroleo, no está, pero la tienda nos muestra otros similares. Justo hay una sale flash que termina en seis horas. Hay que comprarlo ahora. Ya mismo. Listo. SEGUIR LEYENDO ACÁ
Finalmente la jueza penal de Montevideo Isaura Tórtora accedió al pedido formulado por el Fiscal Especializado en Crímenes de Lesa Humanidad. Procesó al coronel en situación de reforma Jorge Pajarito Silveira por el asesinato de Pedro Lerena Martínez, de 33 años de edad, padre de dos hijas, en 1975, luego de cuatro meses de incomunicación y torturas. SEGUIR LEYENDO ACÁ
Mientras las ciudades unconcentran los relatos y las estadísticas, en los pequeños pueblos rurales las infancias crecen entre distancias: de los centros de salud, de las escuelas, de una alimentación variada. Lejos de lo urbano, transitan entornos en los que el cuidado, la crianza y la violencia adquieren formas particulares. Estudios recientes revelan estas complejidades y advierten la necesidad de miradas capaces de leer lo que no siempre se dice. SEGUIR LEYENDO ACÁ

Las palabras negacionistas de Donald Trump y el retraso en los planes de la UE lastran la cumbre especial de la ONU prevista para impulsar la acción contra el calentamiento global
Preámbulo de una cumbre especial convocada por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para “acelerar” la lucha contra el cambio climático: la Unión Europea ha pasado de protagonizar un motín diplomático en la Cumbre del Clima de Egipto en 2022 para forzar más ambición a tener que emitir una inédita declaración de intenciones porque no ha podido acordar el nuevo plan climático que debe presentar ante la ONU.
Este jueves el mundo debería saber cuánto está dispuesto a comprometerse para esquivar los peores impactos del cambio climático. ¿La herramienta? Los compromisos nacionales de reducción de emisiones (NDC). Esos planes debieron ser entregados para su análisis en febrero, se amplió el plazo a junio y, otra vez más, a finales de septiembre. Antes del encuentro de líderes en la sede de la ONU solo 50 de los 150 firmantes del Acuerdo de París lo habían depositado, según el recuentro de Climate Watch.
La ONU empuja, pero las resistencias crecen. “Se suponía que este encuentro en Nueva York debería ser un paso clave para avanzar en las negociaciones”, explica el coordinador del área de cambio climático de Ecologistas en Acción, Javier Andaluz. “En teoría los países deberían haber puesto encima de la mesa sus compromisos en febrero para haber podido analizarlos y llegar ahora preparados para iniciar un diálogo que se cristalizara en la COP de Brasil”, añade. De esta manera –prosigue el ecologista– “harían de pistoletazo de salida para esa nueva revisión al alza de los compromisos nacionales y conocer adónde nos llevan esos planes”.
En este contexto, el optimismo lo pone, por ejemplo, el secretario ejecutivo de la Convención de Naciones Unidas para el Cambio Climático, Simon Stiell, quien insiste: “En la década transcurrida desde el Acuerdo de París hemos sido testigos de cambio increíbles”. Hasta el 40% de la electricidad generada mundialmente se hace mediante fuentes renovables.
Se suponía que este encuentro en Nueva York debería ser un paso clave para avanzar en las negociaciones, pero los países han vuelto a fallar. El viraje negacionista hacia la derecha en el Parlamento Europeo pone aún más en riesgo un futuro digno (Javier Andaluz — Coordinador del área de cambio climático en Ecologistas en Acción)
También la CEO de la European Climate Foundation –y arquitecta del Acuerdo de París– Laurence Tubiana aporta que “la trayectoria mundial ha cambiado: sin el acuerdo caminaríamos hacia un aumento del calentamiento global de 5ºC”, aunque admite que “vemos los costes de la inacción: los efectos del cambio climático nos están afectando duramente. El reto es político”, subraya.
A modo de respuesta política, el presidente de EEUU, Donald Trump, desplegó este martes en la Asamblea General de la ONU una batería acientífica y negacionista completa: llamó al cambio climático “el mayor fraude perpetrado en el mundo” y dijo que “todas esas previsiones, hechas por gente estúpida, fueron erróneas y les han costado fortunas a esos países y les ha dejado sin oportunidades para triunfar. Si no os alejáis de esta estafa verde vais a caer”.
La corriente adversa
La corriente no es favorable. “Recientemente hemos presenciado grietas en el apoyo popular y político a la transición climática”, afirma una reciente revisión de la literatura científica llevada a cabo por la Universidad Bocconi de Milán. Una desafección creciente relativa a “la distribución de las consecuencias de las políticas climáticas” por un lado y por otro un factor cultural “que conecta con el escepticismo hacia las elites políticas y científicas”. Lo que la nueva derecha estadounidense ha etiquetado y expandido como woke.
Una de las autoras de este trabajo, Valentina Bosetti, insiste en que en la base de este fenómeno está el desconocimiento: “Los datos nos dicen que los ciudadanos no tienen ni idea de qué políticas climáticas están desarrollándose, qué implican y en qué punto de la transición energética estamos. Se creen las historias que les cuentan. El relato cuenta más que los hechos”.
Los datos nos dicen que los ciudadanos no tienen ni idea de qué políticas climáticas están desarrollándose, qué implican y en qué punto de la transición energética estamos. Se creen las historias que les cuentan. El relato cuenta más que los hechos (Valentina Bosetti — Investigadora de la Universidad Bocconi de Milán)
Estos investigadores han concluido que la reacción antiecológica entre los ciudadanos que se ven afectados por políticas climáticas –como eliminar los privilegios fiscales del gasoil– o los que tienen miedo a serlo en el futuro “ha beneficiado a los partidos populistas de extrema derecha”, que, además, han podido utilizar este asunto –añaden– en su “estrategia para politizar mediante temas divisivos que rompan consensos sociales donde la política climática engarza con otros asuntos utilizados de esta manera como la inmigración”.
Por esas grietas se han colado –y las han agrandado– políticas como sacar a EEUU del Acuerdo de París o redoblar la extracción, venta y uso de combustibles fósiles. Una tendencia en la que están los 20 mayores productores de carbón, petróleo y gas mundiales como el mismo EEUU, Rusia, Brasil o Arabia Saudí.
En Europa, según han recopilado los investigadores de la Bocconi, se ha constado el “impacto adverso que el ascenso de la extrema derecha ha tenido en la acción para mitigar el cambio climático”. Ha “debilitado las medidas para reducir emisiones de gases de efecto invernadero, incorporación de las fuentes renovables y el abandono de los combustibles fósiles”.
Y ese ambiente arrastra, por ejemplo, al mundo empresarial al que parece habérsele pasado las ganas de caminar hacia un modelo más verde y ha abandonado compromisos climáticos.
“Los países han vuelto a fallar”, reflexiona Javier Andaluz, quien analiza que “es especialmente preocupante la postura de la Unión Europea con ese viraje negacionista hacia la derecha que hay en el Parlamento Europeo y que pone aún más en riesgo un futuro digno. El retraso de la UE en presentar su plan climático manda una malísima señal por la que Europa pierde liderazgo y se suma al ala retardista”.
Cuando los jefes de estado y gobierno se despidan este jueves, quedarán 15 días para comenzar la Cumbre del Clima en Belém do Pará (Brasil). Y así está el terreno de juego.
Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/reaccion-antiecologica-infecta-vez-esfuerzo-mundial-atajar-crisis-climatica_1_12627848.html
Un equipo de investigadores documenta por primera vez con detalle el patrón y la gravedad de las heridas infligidas a la población civil por el ejército israelí. Los datos “muestran un escenario inédito”.
El alcance de los ataques sobre la población civil perpetrados por Israel en Gaza tardará tiempo en conocerse con exactitud, pero, mientras tanto, la comunidad científica y sanitaria está tratando de documentarlo. Más allá de la cifra provisional de más 60.000 palestinos muertos y 143.000 heridos, un equipo de investigadores ha tratado de describir cuál es el panorama al que se enfrentan los sanitarios en los hospitales, bajo el acoso de las bombas y en medio de un genocidio.
El resultado se publica este viernes en la revista The BMJ y se basa en el testimonio de 78 médicos y enfermeras internacionales que estuvieron en Gaza entre agosto de 2024 y febrero de 2025. Los científicos les pasaron una encuesta para que describieran la naturaleza y el patrón de las lesiones y condiciones médicas a las que se enfrentaron. El panorama que reflejan, dominado por las lesiones por explosivos y armas de fuego, no tiene precedentes en conflictos anteriores, según los autores.
En las respuestas de texto libre, los sanitarios describieron con frecuencia lesiones inusualmente graves, incluyendo traumatismos multiextremidades, fracturas craneales expuestas y lesiones extensas en órganos internos. También se hizo hincapié en las quemaduras graves, sobre todo en niños. Los encuestados con experiencia previa de despliegue en otras zonas de conflicto comentaron que la gravedad y el patrón de las lesiones encontradas en Gaza fueron mayores que las que habían manejado anteriormente.
Los números de la masacre
El informe reporta 23.726 lesiones relacionadas con traumas y 6.960 lesiones relacionadas con armas. Los traumas más comunes fueron quemaduras (4.348, 18%), lesiones en piernas (4.258, 18%) y lesiones en brazos (3.534, 15%). Alrededor del 70% de los sanitarios dijeron haber atendido lesiones en dos o más regiones anatómicas y fueron generalizadas las experiencias de víctimas en masa: el 77% informó haber estado expuesto a entre 5 y 10 eventos y el 18% haber manejado más de 10 escenarios de ese tipo.
Las lesiones por explosiones representaron la mayoría de los traumatismos relacionados con armas (4.635, 67%), que afectaron predominantemente a la cabeza (1.289, 28%), mientras que las lesiones por armas de fuego afectaron principalmente a las piernas (526, 23%).
Las afecciones médicas generales más comunes reportadas fueron desnutrición y deshidratación, seguidas de sepsis y gastroenteritis. También se reportaron 742 casos obstétricos, de los cuales más de un tercio (36%) implicaron la muerte del feto, la madre o ambos. El informe recoge 4.188 casos de personas con enfermedades crónicas que requerían tratamiento a largo plazo y traumas psicológicos, con la depresión, las reacciones de estrés agudo y la ideación suicida como los más comunes.
“Las fuerzas israelíes han utilizado repetidamente armas explosivas en zonas densamente pobladas, incluidos campos de refugiados, lo que suscita serias preocupaciones bajo el Convenio de Ginebra y el derecho internacional humanitario, incluido el principio de distinción y la obligación para proteger a los civiles”, escriben los autores. “Las imágenes desde el satélite indican que dos tercios de las estructuras de Gaza están dañadas o destruidas; en este contexto, la concentración de municiones pesadas explosivas e incendiarias en los estrechos corredores urbanos han impulsado patrones de lesiones rara vez observados en la historia reciente”.
Para los autores, estos resultados brindan información crítica para adaptar la respuesta humanitaria si en algún momento se levanta el bloqueo de Israel. “Estos hallazgos resaltan la necesidad urgente de contar con sistemas de vigilancia resilientes y específicos para cada contexto, diseñados para funcionar en medio de hostilidades sostenidas, escasez de recursos y telecomunicaciones intermitentes, para fundamentar intervenciones quirúrgicas, médicas, psicológicas y de rehabilitación personalizadas”, recalcan.
Munición letal contra civiles
Salvador Peiró, epidemiólogo e investigador de FISABIO, cree que el estudio tiene un valor excepcional, aunque le parece que el método de encuestas empleado probablemente infraestima el número de casos. Sin embargo, los datos “muestran un escenario inédito en el que se ha usado munición de alta energía y con efecto de área (bombas termobáricas, incendiarias, proyectiles de dispersión) en entornos urbanos densamente poblados”, declara al SMC. “Decenas de miles de personas con traumatismos y heridas, quemaduras que atraviesan hueso y músculo, niños con fracturas abiertas de cráneo o con las extremidades destrozadas, etc. No son los datos esperables de un conflicto ‘convencional’ y, ni siquiera, en conflictos recientes (Irak, Afganistán, Siria) que parecían especialmente crueles”, asegura.
Rafael Castro-Delgado, profesor asociado de Medicina de Urgencias de la Universidad de Oviedo, subraya que el estudio describe patrones de lesión severos, con una comparación directa por parte de profesionales experimentados en otros conflictos. “Por ello, aporta evidencia para planificar la respuesta humanitaria y sanitaria, incluyendo cirugía, cuidados intensivos, salud mental y rehabilitación”, asegura. “Y es de destacar que documenta otros problemas de salud más allá de las heridas de guerra, como malnutrición, sepsis, enfermedades crónicas y trauma psicológico, ofreciendo una visión integral de la crisis sanitaria”.
Isabel Portillo, secretaria de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Epidemiología, recalca que es un estudio de calidad, hecho con mucho rigor científico y metodología. “Además, no es una guerra convencional ya que tanto las heridas como sus características afectan fundamentalmente a civiles, lo que es muy diferente a lo encontrado en otros conflictos”, explica al SMC. Por otro lado, cree que es importante señalar que el informe se refiere fundamentalmente a heridas de supervivientes. “Falta detallar las consecuencias de las infecciones, malnutrición, enfermos con enfermedades crónicas y vulnerables”, apunta. “Ya se calcula que pueden llegar a sumar más de 680.000 muertes, como ha anunciado la relatora de la ONU sobre los territorios palestinos, Francesca Albanese”.
Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/primer-estudio-cientifico-gaza-radiografia-masacre-indiscriminada-vemos-lesiones-rara-vez-observadas-historia-reciente_1_12632679.html

Compañeras y compañeros murguistas:
El Carnaval pasado, La Gran Muñeca fue castigada por el lobby sionista por introducir en un cuplé una mínima mención a la invasión militar y el genocidio en Gaza que, aunque no es algo nuevo, desde octubre del 2023 ha ido avanzando hasta cobrar proporciones que nos rompen como humanidad. En estos meses sabemos que muchas personas de buen corazón, solidarias y creativas se afanan preparando repertorios, escribiendo letras y diseñando cada detalle de cara al próximo Carnaval. Nuestras murgas, expresión del sentir popular, siempre han sabido denunciar, con humor, sensibilidad y sin pelos en la lengua, los desmanes de los poderosos y cantar por la dignidad de los de abajo.
Es por esta razón que decidimos escribirles esta carta, para pedirles que no se olviden del pueblo palestino y que consideren incluir en sus espectáculos contenidos que expresen solidaridad con él y rechazo al genocidio y el apartheid. Da igual si el gesto es mayor o menor –cada quien sabe cuándo puede y quiere jugársela–. Lo que ocurre en Palestina está más allá de lo que las simples palabras pueden expresar, pero si algo puede el arte, y aún más el arte popular, es dar materialidad sensible a lo que silencia la violencia, el miedo o la indiferencia. Quienes firmamos esta carta hemos visitado Palestina como observadores del Programa Ecuménico de Acompañamiento en Palestina e Israel (PEAPI). Varias de nosotras somos comunicadoras y artistas y sabemos que la cultura llega a donde a veces no llega la política. El PEAPI es un programa internacional que envía acompañantes a los territorios palestinos ocupados por Israel para ofrecer protección y solidaridad a las comunidades que luchan por el fin de la ocupación y el apartheid. Parte de la tarea del programa es monitorear y reportar violaciones a los derechos humanos ocurridas dentro de las comunidades que visitamos. SEGUIR LEYENDO ACÁ
Por Gabriela Cultelli
Muchas noticias suelen llamarnos la atención en estos días. Por ejemplo, hablar de solidaridad ante un buen hecho asistencial que sustituye alguna acción obligada del estado, y no decir nada o poco en relación a un genocidio, o abrazar a un pueblo que tanto nos diera en momentos buenos de la Patria Grande, y que hoy está amenazado directamente por embarcaciones de guerra del imperialismo en aguas del Caribe. Amenaza que llega a nuestras costas, no solo porque si tocan a una/o tocan a toda/os en esta Abya Yala artiguista, si no porque aún en una amenaza de guerra convencional se afectaría el mundo entero y en primer lugar los sudamericanos, por la amenaza nuclear que nos recuerda a octubre de 1962 y la crisis de los misiles, con mucha mayor carga nuclear hoy que la que se tenía en aquellos tiempos. Sin embargo, nos referiremos a otros hechos más pequeños pero que suman a la gravedad del asunto, y que sucedieron aquí mismo en Montevideo, la semana pasada, según informa el semanario Brecha del 12/9/2025 (“La calle es libre si queremos pasarla” de Mariana Contreras). SEGUIR LEYENDO ACÁ
De la retórica aislacionista a la práctica intervencionista, la doctrina Monroe para el siglo XXI (El Tábano Economista) Una de las paradojas más significativas, y potencialmente más trascendentales, de la política exterior estadounidense contemporánea se está gestando en los círculos de poder de Washington. Mientras la administración Trump-Hegseth proyecta al mundo una imagen de retirada “estratégica” de los compromisos globales —evidenciada en su escepticismo hacia la OTAN, su desdén por los “ballets diplomáticos” multilaterales y su consigna de “America First”—, una facción intelectual y operativa dentro de su propio aparato de seguridad nacional teje meticulosamente lo que podría constituir la política exterior más abiertamente intervencionista en el hemisferio occidental en décadas.
En este gran tablero de ajedrez geoeconómico, la República Argentina, al borde del abismo económico y político, se perfila no meramente como un actor pasivo, sino como el campo de batalla primordial, el conejillo de indias donde se decidirá si América Latina está destinada a convertirse en un patio trasero readecuado y disciplinado o en un continente en abierta rebelión contra un orden unipolar en decadencia.
Las instrucciones en el borrador de Colby para la nueva teoría Monroe son claras: desacelerar la globalización en su forma actual, retirar progresivamente las guarniciones desplegadas en Europa y Asia, y reagrupar capacidades en el hogar continental. La consigna, una adaptación mercantilista del “America First”, es “primero la casa, luego el barrio”. Sin embargo, la pregunta crítica que surge de inmediato es: si el imperio retira sus legiones para fortificar su ciudadela, ¿qué mecanismos empleará para mantener el control sobre su periferia inmediata, sobre ese “barrio” que ahora declara prioritario? La respuesta ya no se busca en los arsenales del Pentágono, sino en una oficina ubicada en la calle 19 NW de Washington D.C.: la sede del FMI.
Ningún país encarna mejor las condiciones de laboratorio para esta nueva doctrina de Defensa Nacional 2025 que la República Argentina. No es una víctima accidental de las tormentas financieras globales, sino el candidato perfecto, el paciente cero de la Doctrina Colby, seleccionado por una confluencia de factores que lo vuelven exquisitamente vulnerable:
1. Extrema vulnerabilidad financiera: La necesidad desesperada y crónica de dólares por parte de Argentina confiere a Estados Unidos y al FMI un poder de negociación abrumador, casi absoluto. Un país al borde del default perpetuo, con reservas netas negativas carece de cualquier margen de maniobra.
2. Debilidad política sistémica: Un Gobierno democráticamente electo, pero al borde de la ingobernabilidad, con una base parlamentaria frágil y una legitimidad social erosionada por las medidas de ajuste, carece de la fortaleza política necesaria para negociar condiciones o rechazar imposiciones geopolíticas onerosas. Su propia supervivencia política depende del próximo desembolso del Tesoro, un hecho que lo transforma en un actor maleable, dispuesto a aceptar cláusulas que un gobierno más estable rechazaría de plano.
3. Presencia China significativa y simbólica: Argentina ha cultivado compromisos económicos profundos con China, que incluyen swaps cambiarios, proyectos de infraestructura crítica en energía y acuerdos comerciales de envergadura. Por ello, convertir a Argentina en un «éxito» de contención de China tendría un valor simbólico y práctico enorme. Demostraría que es posible desenganchar a una economía medianamente importante de la influencia china, enviando un mensaje disuasorio a otros países de la región, como Brasil, que contemplan una diversificación similar.
El escenario actual es, por tanto, un calco casi perfecto del manual de coerción. ¿Qué puede llevar a la mesa de negociaciones un país en estas condiciones? Su poder de negociación es nulo. Su principal estrategia, como se ha evidenciado, parece ser una esperanza cuasi religiosa en que el próximo desembolso del Tesoro llegue antes de que estalle el mercado de bonos y se desate el caos social.
La instrumentalización requiere un mecanismo concreto, ágil y que evite los lentos y públicos debates del Congreso. Ese mecanismo existe y tiene un precedente histórico revelador: el uso del Fondo de Estabilización de Divisas (Exchange Stabilization Fund, ESF) del Tesoro de los Estados Unidos. Su potencial como herramienta de política exterior fue descubierto de manera dramática en 1995, durante la crisis del “Efecto tequila” en México.
Este mecanismo fue crucial, pero las consecuencias del rescate mexicano, son una advertencia ominosa para Argentina. El paquete de ayuda no evitó una profundísima crisis social y económica:
– Devaluación del peso: La medida inicial del Gobierno, antes del rescate, fue dejar flotar el peso, lo que provocó una devaluación abrupta y masiva. En cuestión de días, el peso perdió más del 100% de su valor frente al dólar, pasando de 3.4 a más de 7 pesos por dólar. Esto encareció de manera brutal las importaciones y las deudas en moneda extranjera.
– Hiperinflación y tasas de interés exorbitantes: La inflación se disparó al 52% en 1995, y el banco central elevó las tasas de interés a niveles insostenibles (hasta el 80%) para contener la fuga de capitales, asfixiando al sector productivo.
– Quiebra generalizada y socialización de pérdidas: Miles de empresas quebraron y el sistema bancario colapsó, lo que llevó a la creación del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA) un mecanismo que transfirió las deudas privadas de la banca a la deuda pública, socializando las pérdidas y generando un resentimiento social que perdura hasta hoy.
– Recesión y endeudamiento crónico: El PIB se contrajo un 6.2% en 1995, y el costo del rescate disparó la deuda pública a niveles récord, hipotecando el futuro del país durante años.
El aspecto más relevante para el caso argentino es que la garantía exigida para el repago de México fueron los ingresos futuros por la venta de petróleo de PEMEX, la empresa estatal mexicana. Este antecedente sienta un paralelismo aterrador. Ante una incapacidad absoluta de pago por parte de Argentina, ¿sería descabellado que el Tesoro estadounidense, a través de las condicionalidades del FMI, exigiera acciones de garantía sobre activos estratégicos equivalentes? Empresas como YPF (energía) o incluso concesiones en la Vaca Muerta podrían convertirse en la contrapartida implícita de un rescate basado en el ESF, transformando la deuda financiera en una pérdida de soberanía sobre recursos naturales estratégicos.
Este proceso de coerción financiera requiere, para su éxito, de una contraparte doméstica complaciente o, al menos, impotente. Aquí es donde la crisis argentina trasciende lo económico y se adentra en una profunda descomposición del orden republicano. La decisión del equipo del presidente Milei de promulgar en el Boletín Oficial la Ley de Emergencia en Discapacidad y, de manera simultánea, publicar un decreto que suspendía su ejecución. Este acto viola el principio básico de la supremacía constitucional y la división de poderes. La reacción parlamentaria fue débil—una moción de censura contra el jefe de Gabinete, Guillermo Francos—. La amenaza de un juicio político contra el presidente se esfumó en la retórica, evidenciando la parálisis legislativa.
Esta parálisis no es casual. Surge de una perversa convergencia de intereses: la mayoría del arco político, en mayor o menor medida, suscribe el mismo programa económico dictado desde Washington a través del FMI. El Congreso, dividido y cómplice, tendrá que detener las consecuencias de esta reunión de salvataje Trump-Milei, pero carece de la voluntad o el poder para alterar su curso.
Suponer que la República Popular China observará pasivamente este cerco geoeconómico alrededor de uno de sus socios estratégicos en América del Sur sería un error de cálculo monumental. Aquí, el papel de Brasil se vuelve crucial. China no actuará sola; utilizará a Brasil como su principal interlocutor regional dentro del bloque, presentando al Nuevo Banco de Desarrollo (NDB, el “banco de los BRICS”) como una alternativa creíble y menos onerosa al FMI y al Banco Mundial. El NDB puede ofrecer líneas de crédito en yuanes o en monedas locales, liberando a los países de la “trampa del dólar” y de las condicionalidades políticas asociadas a los rescates occidentales.
La historia argentina, con su proverbial tendencia a repetir tragedias como farsa, ofrece un paralelismo aleccionador. A principios del siglo XX, las elites gobernantes optaron por una alianza privilegiada con el poder hegemónico de la época, el Imperio Británico, cristalizada en el Pacto Roca-Runciman de 1933. Este pacto, que canjeaba acceso al mercado británico por el control de los ferrocarriles y la política económica argentina, dejó al país del lado de los perdedores tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el centro de gravedad global se desplazó definitivamente a Washington.
Hoy, Argentina parece empeñada en repetir el mismo error histórico. En vez de posicionarse estratégicamente en el bloque euroasiático en ascenso, con el cual es complementario en términos de recursos naturales y necesidades de inversión, parece destinada a alinearse, de manera casi gratuita y por la miopía de sus elites, con un poder hegemónico en relativo declive.
La Doctrina Colby y el experimento en curso con el FMI podrían lograr, en el corto plazo, disciplinar a la economía argentina. Pero a largo plazo, arriesgan condenar al país a quedar, una vez más, del lado equivocado de la historia, aislado de las corrientes más dinámicas de la economía global y atrapado en la órbita de un patio trasero cada vez más conflictivo y rebelde. El laboratorio está abierto, y el mundo observa si el paciente cero sobrevive al experimento.
Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2025/09/24/el-renacimiento-hemisferico-de-estados-unidos-y-argentina-como-laboratorio/
El pasado 17 de septiembre se realizó la reunión del Consejo de Salarios del Grupo 19, allí se logró un acuerdo histórico: la creación del Subgrupo 6.3. Este nuevo subgrupo incluye a trabajadoras y trabajadores que se dedican a la recolección, transporte, clasificación, tratamiento y valorización de residuos comerciales e industriales de todo tipo, ya sean orgánicos o inorgánicos, sólidos o líquidos, así como materiales de construcción, plásticos, vidrios, papel, metales, electrónicos y más. SEGUIR LEYENDO ACÁ

Un hito que rompe el imaginario. Entre críticas y autocríticas, el colectivo Ni Todo Está Perdido, conformado por personas en situación de calle organizadas, impulsó una cooperativa que sacó a decenas de personas de la calle a partir del trabajo de mantenimiento y limpieza de baños públicos en la ciudad. Un proyecto valioso que requiere apoyo para continuar.
Hubo un tiempo en el que los baños privados hacían de públicos. La mayoría de los bares o cafeterías no ignoraban la necesidad de un transeúnte en apuros. Hoy solo hay excepciones. En Montevideo, la mayoría de los locales subrayan en su cartelería casera: «Exclusivo para clientes». Podés aguantar hasta llegar a tu casa o trabajo, pero si vivís en la calle, no queda otra; con mucha suerte, encontrás un edificio público que te permita ingresar. En ambos casos, haciéndole frente a la ley 19.120 –más conocida como ley de faltas–, que, castigo mediante, aboga por el orden y la convivencia. Fue por estas y otras urgencias que los integrantes fundadores del colectivo Ni Todo Está Perdido (NITEP), conformado por personas en situación de calle (véase «Solos es imposible», Brecha, 2-V-25), visitaban asiduamente la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad de la República (Udelar). En eso, allá por 2018, dieron con un grupo de docentes que los acompañó durante la gestación y constitución de lo que ahora es un colectivo consolidado. Y entre asambleas y espacios de vocerías, se presentó –pulió, argumentó y ensayó– una idea: hacen falta baños públicos. Y los integrantes de NITEP quieren trabajar en su mantenimiento y limpieza. Bingo
,Con fuerte énfasis en la desprisionalización, el informe 2024 del Comisionado Parlamentario Penitenciario apunta a ampliar las medidas alternativas y retomar la suspensión de penas para reducir la población carcelaria. El trabajo recomienda el cierre de varias unidades e identifica que en el 83 por ciento se dan «tratos crueles, inhumanos o degradantes» o «insuficientes condiciones de integración». Juan Miguel Petit se despide proponiendo, entre otras medidas, la creación de una fiscalía penitenciaria.
Antes de renunciar oficialmente a su cargo como comisionado parlamentario penitenciario –luego de diez años en ese rol– y asumir como director de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo este jueves 18, Juan Miguel Petit presentó el último informe anual de esa oficina sobre el estado de situación del sistema penitenciario, correspondiente al año pasado. «Como Penélope, la esposa de Ulises en la Odisea, que descosía de noche lo que cosía de día para así nunca tener que aceptar un pretendiente, la política criminal uruguaya (un colectivo aluvional y poco planificado de leyes, presupuestos, políticas sociales y penitenciarias) también rompe con una mano lo que hizo con la otra», ilustra el excomisionado en la apertura del documento, adelantando el diagnóstico que da pie a sus recomendaciones de reformas legislativas. «Rompe los ojos el excesivo uso de la prisión como mecanismo para frenar inconductas que […] requieren una intervención más compleja y abierta que la mera privación de libertad», cuyo «aumento desmesurado» solo «frena o anula los programas de rehabilitación y no hace más que agravar el problema, porque genera más reincidencia», escribió Petit.
Las cifras que presenta el informe van en línea con lo antes plasmado. Basta con observar la tendencia de crecimiento sostenido de la población penitenciaria, que en 2024 alcanzó una tasa de 456 personas por cada 100 mil habitantes y asciende, este año, a 477. Esto deja a Uruguay entre los primeros 15 lugares del mundo con mayor prisionalización por cantidad de habitantes, y primero en América del Sur. En el último lustro, el volumen de la población penitenciaria creció, en promedio, casi 1.000 personas por año. A mediados de 2025 eran 16.624 personas. Al observar los datos por sexo, se constata que el crecimiento es mucho mayor para las mujeres: el 18,5 por ciento frente al 6,3 por ciento del incremento total del sistema. Actualmente las mujeres representan más del 8 por ciento de la población carcelaria.
INHUMANO Y DEGRADANTE

En Uruguay, a los 30 años se puede ser gerente, médico, artista destacado, conductor de radio o TV, futbolista de renombre ya en la curva de regreso o muchas otras cosas de relieve y consideración social. Pero para aspirar a una jefatura de gobierno parece necesitar unos cuantos años más. Sin ir más lejos, el flamante presidente pasa hace rato los 70 y el saliente pisa los 80. Hubo un candidato de poco más de 40, pero el soberano le dijo que se siente y espere.
Con 30 años, la edad mínima que la Constitución exige para aspirar a ser intendente departamental, Virginia Cardozo compite por el sillón comunal en Montevideo. Claro que se puede ver detrás de su postulación una movida política que trasciende la posibilidad de alcanzar ese objetivo y va más bien dirigida a posicionar ciertas ideas y postulados en el debate. Aunque falta prácticamente toda una campaña, sabemos que Cardozo no va a ser electa intendenta el 10 de mayo, salvo que se produjera algún evento cósmico que ni las encuestas ni el más elemental sentido común están en condiciones de pronosticar hoy.
Pero con sus jóvenes 30 años, un título de doctora en Medicina, una experiencia de trabajo en medicina comunitaria, un protagonismo marcado en la campaña por el "No a la baja" y un lugar en la dirección del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), Virginia asume una candidatura que da vigor a la intención de su partido -y aliados- de ganar un lugar de más relieve en la agenda política, posiciones de mayor peso en la interna frentista y una visibilidad nada despreciable para sus propuestas.
El propósito de esta entrevista es conocerla un poco más. No solo a la candidata a intendenta, sino a la profesional, a la mujer política, a la militante social. A la joven que irrumpe casi en puntas de pie en un escenario donde el futuro son los cincuentones. SEGUIR LEYENDO ACÁ